Capítulo 51
1049palabras
2023-06-07 17:53
Casi al terminar, Giselle alejó sus piernas para retirarse del lugar e ir al baño. Al llegar, se apoyó contra la puerta, esperando.
Después de un rato, Maverick apareció. Giselle curvó sus labios rojos y agarró con firmeza su cuello, empujándolo hacia adentro. Con un movimiento rápido, cerró la puerta detrás de ellos y parada de puntillas, lo miró a los ojos.
Maverick envolvió su brazo alrededor de su cintura, mientras que ella abrazaba su cuello. Estaban demasiado cerca el uno del otro. "¿Por qué me seguiste hasta aquí?" preguntó deliberadamente.

Maverick la miró y levantó las cejas. "¿No me has empujado tú aquí?"
"No digas tonterías." Giselle entrecerró los ojos y sonrió. "Este no es el baño de hombres."
"¿En serio?" dijo Maverick. "Lo siento, entonces debo haberme equivocado."
¡Mentiroso!
Giselle sonrió. Sus labios estaban muy cerca de los de Maverick, y el sutil aroma de su perfume llenaba el ambiente. Sin embargo, su fragancia era diferente al que solía usar.
"Oye, ¿has cambiado de perfume?"

Giselle asintió y se acercó aún más. "Sí... ¿Huele bien?" Ella arqueó una ceja.
Su sonrisa radiante y cautivadora era asombrosamente abrumadora.
No era de extrañar que alguien tuviera las agallas de invitarla a cenar.
Maverick sujetó con más fuerza su cintura, y bajando la voz dijo: "¿Vas a invitar a alguien a comer?"

Giselle preguntó: "¿Nos oíste hablar?"
"Bueno, preferiría no haberlo oído," respondió Maverick.
Sin embargo, fue ella quien lo había dicho en voz alta con la intención de que él lo escuchara. Giselle se rio y le susurró al oído: "Solo le estaba devolviendo un favor..."
No era justo que ella no tuviera permitido salir con otras personas mientras Maverick sí podía salir con Gloria.
Él le pellizcó la barbilla y entrecerró los ojos. "Eres bastante astuta."
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Cuando Giselle regresó a la habitación privada, el rouge de su boca había desaparecido. Aunque, al principio se había aplicado un tono intenso, ahora parecía más natural.
La diferencia era bastante notable, casi demasiado marcada como para ignorarla.
Obviamente, Gloria se dio cuenta. Giselle y Maverick eran las únicas personas en la habitación que habían ido al baño, y al notarlo, ella apretó los puños con ira mientras entrecerraba los ojos.
Era evidente que Giselle estaba tratando de provocarla desde que intentó apostar con Maverick horas antes.
Él aún no regresaba.
Gloria tomó el jugo de durazno que estaba sobre la mesa y le dio un sorbo. Después le preguntó: "Giselle, ¿cómo va tu relación con Andrew últimamente?" Su pregunta llegó abrupta.
Giselle la miró. Sabía que Gloria se estaba pudriendo por dentro.
"La última vez en el hospital, me pediste que convenciera a papá de que no te obligara a casarte. Sabes que siempre ha sido terco, así que hablé con él y le conté sobre tu novio actual y expresó su interés en conocerlo," explicó Gloria con una paciencia fingida después de reírse entre dientes.
Giselle quiso reírse al escuchar eso. Qué sentido tenía para Gloria pretender ser una buena persona ahora, si ella había sido la que la había comprometido con Vincent.
Sin embargo, Giselle se sentía de buen humor, y decidió seguirle el juego. "Gracias por tu ayuda. En cuanto a Andrew, he terminado con él."
Gloria se sorprendió. "¿Qué? ¿Cuándo sucedió eso? ¿Por qué no lo sabía?"
Antes de que Giselle pudiera responder, Maverick abrió la puerta y entró.
Luego de verlo, ella se recostó en una silla y dijo con un tono casual: "En cuanto a mi nuevo novio... me temo que podría estar ocupado recientemente."
Al escuchar esas palabras, Maverick siguió actuando con naturalidad, pero se volvió hacia Giselle, lanzándole una mirada penetrante en señal de una clara advertencia, por lo que, ella se enderezó rápidamente.
Gloria frunció el ceño. "¿Tan rápido encontraste a alguien más?" Giselle se rió y no respondió. Quería que Gloria lo adivinara o mejor aún, que no pudiera conciliar el sueño pensando en ello.
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Después de la cena, todos comenzaron a regresar a sus hogares, pero antes de que Giselle subiera al auto, Gloria la alcanzó y le pidió que volvieran juntas a los Hawks. Sin embargo, Giselle la ignoró y le cerró la puerta del auto en la cara.
Esa noche, Gloria no pudo conciliar el sueño, y a la mañana siguiente, le dijo a Harrison: "Papá, deberías llamar a Giselle y decirle que regrese a casa."
Pero Harrison todavía estaba enojado por la pelea que había tenido con Giselle el otro día.
Así que, al escuchar lo que Gloria le había dicho, respondió algo enojado: "A quién le importa... Si ella no quiere volver, puede quedarse fuera para siempre."
"Papá, no te pongas así," Gloria frunció el ceño.
"Vincent ya no está y su relación con mi hermana se ha terminado por completo. Todo ha quedado en el pasado. ¿Cómo puedes soportar ver a mi hermana fuera, y sola?"
En efecto, Harrison no tenía problemas con ver sufrir a Giselle, pero no podía soportar que su otra hija se preocupara por eso.
"Hija, pronto te irás al programa, no te preocupes por eso."
"Sí que me preocupo," dijo ella con firmeza. "Papá, debes traerla de vuelta."
Harrison dejó escapar un suspiro.
Incapaz de resistir la persistencia de Gloria, él le prometió a regañadientes: "Bien, ya sé qué hacer. Ahora ve a desayunar. Ya encontraré un momento para llamarla."
Sólo entonces Gloria se sintió a gusto. Ella asintió y agregó: "Papá, pase lo que pase, tienes que recuperar a Giselle esta noche."
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Cuando Giselle recibió una llamada de Harrison, se sorprendió mucho. ¿Desde cuándo se tomaba el tiempo para ponerse al día con ella? Como era de esperar, no había llamado por su propia voluntad.
"Si no fuera por Gloria, ¿crees que te habría llamado?" Harrison espetó.
Giselle se burló. "¿Crees que me alegra recibir una llamada tuya? No te preocupes por mí. Estoy bien sola."
"Más te vale que vuelvas a casa esta noche," ordenó Harrison.
Sin embargo, Giselle colgó la llamada. No quería continuar con ese debate sin sentido con él.
Ella se dio la vuelta para ver a Maverick apoyado contra la puerta del dormitorio de la suite. La estaba contemplando.
Giselle se acercó, lo abrazó por la cintura y apoyó la cabeza contra su pecho. "Ya ves... soy tan patética," dijo sollozando.