Andrew tenía razón.
Puede que Giselle no sea una profesional, pero su habilidad fotográfica era mucho mejor que la media.
Muchos buscaban programar una sesión de fotos con ella, la aceptación o la denegación de lo cual estaba sujeto a su estado de ánimo.

La razón de su presencia ese día en el bar de Andrew fue la más que generosa oferta que le dio.
"Si no tienes otros requisitos, daré el trabajo de hoy por terminado." Giselle bajó la cabeza para apagar la cámara. "No olvide liquidar el pago final y transferirlo directamente a mi cuenta bancaria." 
"¡Ey!", Andrew se levantó de un salto y la agarró por el brazo. "¿Por qué tanta prisa? Somos viejos amigos. ¿Qué tal si tomamos unas copas y nos ponemos al día?"
Ella no pudo evitar estallar en carcajadas.
¿Viejos amigos?
La verdad es que no podía negarlo. Andrew solía ser el perrito faldero de Gloria.

A pesar de eso, le dio curiosidad sobre qué podría él querer hablar con ella.
Giselle apartó su mano y se sentó en el maletero: "Vamos directo al grano, Andrew. ¿Qué es lo que quieres decir?"
El hombre fue tomado por sorpresa. No esperaba este tipo de reacción de parte de la mujer.
Había asumido que ella le hablaría con una voz suave y dulce como lo hacía con su primo, y luego se metería a su cama sin esfuerzo.

Andrew se rio levemente y sin ningún rodeo dijo: "La verdad es que me interesas." 
Giselle arqueó una ceja y se cruzó de brazos, luego preguntó con indiferencia: "Ah, ¿entonces descubriste tus sentimientos mientras me espiabas en la sala de estudio aquella vez? ¿Y ahora pretendes robarle la mujer a tu primo?"
Levantando su copa y con una sonrisa sugestiva Andrew respondió: "No haría esto si él no lo hubiera aprobado, ¿no?".
La leve sonrisa de Giselle se desvaneció en un instante.
Andrew continuó: "En cuanto a tu relación con mi primo, no podría importarme menos." 
"¡Pero a mí me importa!", gritó Giselle con una mirada llena de furia.
Sin inmutarse, Andrew continuó hablando. "¿Por qué te alteras tanto? ¿Estás enamorada de mi primo, o es por que solía perseguir a tu hermana?"
Giselle fue pillada con la guardia baja, pero logró recomponerse: "¡Ambas cosas!"
Una sensación de frustración abrumó a Andrew: "¿Por qué te atormentas de esta manera?"
Se levantó de su asiento, se apoyó contra la mesa y se inclinó para levantar la barbilla de Giselle. "Ahora mismo tú y yo somos tal para cual." 
"¡No bromees conmigo!", Giselle explotó y comenzó a caminar hacia la puerta.
"Giselle", dijo Andrew despreocupado sin mirar atrás, "No tienes por qué serle tan fiel a mi primo. Él ya voló para encontrarse con Gloria. No vale la pena."
Esta declaración dejaba en claro cómo se sentía Maverick sobre ella.
Giselle entrecerró los ojos y respondió: "No es asunto tuyo." 
Mientras se dirigía hacia la puerta, recordó algo de repente. "Liquida el saldo restante y ni siquiera pienses en saltarte la factura." 
Mientras se alejaba, los ojos de Andrew permanecieron fijos en ella mientras la sonrisa en sus labios se iba desvaneciendo gradualmente.
Se hundió en su asiento, agarró el vaso medio vacío de alcohol que tenía y tomó un largo sorbo antes de mirar a lo lejos.
Pareció como si se le hubiera ocurrido algo de golpe. Entonces, una sonrisa irónica se deslizó por su rostro.
......
Giselle salió del bar y subió a su auto. Pero en lugar de conducir directamente a casa, se quedó un rato sentada.
Las palabras de Andrew resonaban incesantemente en su mente, como si se negaran a desvanecerse.
Intentó resistir la tentación pero terminó cediendo al persistente impulso de llamar a Maverick.
Calculó la diferencia horaria y concluyó que él acababa de despertarse.
La llamada fue respondida de inmediato, lo que la sorprendió. Antes de que pudiera ordenar sus pensamientos se escuchó desde el otro lado: "¿Qué quieres?"
La voz del hombre sonaba como si acabara de despertarse.
Giselle sostuvo el teléfono y suavizó la voz para sonar coqueta. "Hace dos días que no nos vemos. Te extraño..."
La voz magnética y sexy de Maverick respondió desde el otro lado del teléfono, "¿No te dejé lo suficientemente satisfecha la última vez?"