Capítulo 59
1955palabras
2023-07-02 16:51
Un mensaje de texto me hizo llegar a la plaza veinticuatro un sábado en la tarde, solo tenía curiosidad por saber lo que me diría, el escrito en mi celular decía que era para algo bueno, así que debía confiar, total, la última vez recibí tantos insultos que creí que ya no podría haber más.
Y ahí estaba, el personaje que me citó, sentado en un banco esperándome. Me acerqué.
-Hola Darwin. Estamos fuera de la escuela así que no es necesario que te diga profesor. ¿Cierto? –Le dije con un poco de nervios.
-¿Cómo estás Nathalia? -dijo sonriendo, como si estuviera contento de verme o le había causado gracia mi comentario-. Puedes llamarme como quieras.
‘‘Quien lo entiende. Cuando está molesto me exige que lo llame profesor o señor como sus empleados, y cuando está contento me dice que lo llame como guste’’-dije extrañada en mis pensamientos.
-¿Necesitas algo? –Pregunté. Quería salir corriendo, él mismo me había dejado claro que nuestra amistad se había acabado.
-Siéntate. Extrañaba conversar contigo –Me hizo señas para que me sentara a su lado.
Yo no podía aceptar su amabilidad. Había sufrido por él, me había caído mal sus insultos y quizá la conversación que Valeria tuvo con él había funcionado y entró en razón que no debió de haberme tratado así, pero aún estaba al tanto de lo que me había dejado claro; de que no quería una amistad conmigo, que lo tratara solo como un profesor, que jamás dejaría a su mujer por mí y que jamás se enamoraría de una adolecente tonta como yo.
-¿Que necesitas profesor? –Me quedé parada cruzando los brazos-. Tengo cosas que hacer.
-Vamos, saca un tiempo para hablar conmigo ¿quieres que te brinde algo? –expresó volteando a ver los negocios de comida rápida y dulces que estaban frente a la plaza.
-Los profesores no le brindan cosas a sus alumnas, no las cita fuera de la escuela. Dijiste que no querías una amistad conmigo y que solo nos tratáramos como alumna y profesor.
-Me equivoqué Nathalia y espero que me perdones – Darwin se levantó del banco y me miró a los ojos- ¿Me perdonas?
-¡Nooo! –Dije enojada- ¿¡Me dijiste un poco de cosas horribles y ahora pretendes tratarme como si nada!?
-Los siento, no debi…
-¿Cuáles son tus intenciones conmigo Darwin? ¿Qué quieres de mí? –Lo interrumpí para interrogarlo.
-Que borres todo lo que te dije aquel día, y sigamos conociéndonos.
-Es fácil decirlo para ti… ‘‘Olvídalo y ya’’. Pues me sentí muy mal por tu maltrato Darwin y si tú pensaste que estaba jugando contigo, yo soy la que ahora piensa que son un juguete para ti.
-No es cierto.
-¿Dónde está tu mujer? ¿Se volvió a ir de viaje y ahora te sientes solo? –Pregunté con enojo.
-Terminamos, ella tiene a otro, sus otros planes y va a tener otra vida por otro país.
-Ay lo lamento pero no vas a calmar tus despechos conmigo. Dijiste que jamás te enamorarías de una adolescente tonta como yo.
-No me puedo des enamorar. Estoy enamorado de ti Nathalia.
Sus pupilas se clavaron en mis ojos con esa confesión, intuía que lo que me estaba diciendo era cierto.
-Pensé que quizás te gustaba, pero hablar de enamoramiento es algo más profundo y con eso no se juega.
-Es cierto Nathalia. Te amo.
No sabía por qué mi corazón latía rápidamente al escuchar esa palabra. Mi cuerpo se acordó de que lo deseaba e instintivamente mis labios se acercaron a su boca.
Empezamos a besarnos en medio de la plaza por algunos minutos, cuando su mano bajó por mi cintura me alejé un poco de él.
-¿Que sientes por mí? ¿Me quieres? –Preguntó con una sonrisa y sus ojos brillando divisando a los míos fijamente.
Analicé por un momento su pregunta y mi respuesta antes de contestar. En realidad mi cuerpo lo deseaba y mi corazón latía por Darwin. Puede que lo que yo también sentía era amor, días atrás sufría a causa de su ausencia, él gravitaba en mis pensamientos, y los momentos más felices de mi vida era estar con su presencia.
Unas ganas de llevarme la maleta para su casa y casarme de una vez con él, es lo que yo anhelaba nuestra vida juntos opacaría la soledad que frecuentaba y le diera color a mis días…
-‘‘Pero, ¿qué sucederá cuando obtenga el resultado positivo de la prueba de ADN de la niña? ¿Viviré con él siendo madre de la niña negándole la verdad? ¿Y si él fue el secuestrador de la niña y el plan malvado que me contaron era cierto y a causa de él me hizo sufrir por varios meses? ¿Si yo soy la madre como llegó él a engendrarla sin yo acordarme?’’ –A todas las interrogantes no le tenía la respuesta. Pero lo lógico era que mis intenciones no eran hacerle daño, y por eso debía alejarme de él urgentemente, hasta quedar como una traicionera para siempre.
Y a mí mente llegó la pregunta que él me acababa de hacer… ‘‘¿me quieres?’’.
-Un poco –coloqué una cara seria golpeando las palabras- Me gustas, pero no te amo. No puedo aceptar tu amor, dijiste que yo era una mujer de la calle que consumía y…
-Me arrepiento de haberte dicho esas cosas, estaba equivocado, lo que veo de ti es lo que me interesa, no tu pasado. Sé que lo pasado solo sirve de aprendizaje, pero desde que te he conocido he visto en ti una muchacha sana, estudiosa, inteligente y graciosa.
-Para –levanté mi mano derecha- conoces poco de mí.
-Solo quiero que aceptes mi amistad para conocernos mejor.
-No puedo Darwin, eres buen hombre y muy apuesto, pero no estoy preparada para las relaciones. Mis padres no quieren que esté con alguien sino hasta los dieciocho. Y yo los complaceré, me dedicaré a estudiar.
-Esperaré por ti, aunque sea déjame ser tu amigo –Insistió.
-No quiero que volvamos a tocar el tema, y no me vuelvas a citar para hablar fuera de la escuela porque no voy a volver a venir. Prefiero que nos tratemos de alumna y profesor.
-¿¡Por qué eres así Nathalia!? ¿Aún no me perdonas por lo que le dije la otra vez? –Me apretó la muñeca con su mano derecha y me miró a los ojos.
-Te perdono, pero dejemos las cosas así, conservemos la distancia –Volteé la mirada para que no me contagiara con sus lágrimas y jalé mi brazo para que me soltara. Le di la espalda y caminé hacia la orilla de la acera para tomar un taxi. Me sentía devastada y melancólica, no aguantaba el dolor que por dentro sentía, debía llegar a mi casa lo más pronto posible para en la soledad de mi cuarto poder desahogar el llanto contenido en mi garganta.
****
*Narración por Darwin.
No me esperaba eso, esa Nathalia me había rechazado, realmente estaba arrepentido por haberle dicho todas esas cosas la vez pasada, ahora no me importaba lo que hizo anteriormente. Lo que yo veía en ella era una niña dulce, estudiosa y con un carisma. A pesar de que cuando se enoja como todos mostraba un carácter fuerte la quería. Me disculpé con ella y casi me arrodillo para que me perdonara pero me rechazó, no confía en mí y ya no deseaba mi amistad.
Había sido muy cruel la vez que me dirigí a ella diciéndole que era una mujer de la calle y que todo lo que me había dicho era mentira, si yo hubiese sabido que había pasado por un proceso de estar internada en un centro de rehabilitación en contra de su voluntad, y que había pasado por la muerte de un hijo la hubiera comprendido como lo hice pero muy tarde, porque al parecer no quiere saber nada de mí.
Llegué a casa y abrí la nevera, saqué una jarra de agua y mientras la bebía enfriaba la calentura de mi dolor, de la angustia que sentía por el rechazo. A Yoskarly no la amaba, estaba acostumbrado a vivir sin ella, ya que frecuentaba en otro país. Pero Nathalia ha estado gravitando en mis pensamientos desde que la conocí, desde que tuve una noche muy especial con ella en el hotel, creí que no la volvería a ver y ese era mi objetivo porque deseaba reconciliarme con mi mujer. Me enojó que fuera mi alumna cuando me hizo reconocerla en la escuela. Pero al tratarla sentí que su aroma me atraía locamente y deseaba vivir con ella. Lástima que por tonto haya preferido alejarse de mí. -‘‘¿Pero me querrá?’’- Me pregunté pasándome la lengua por mis labios. Se acercó para besarme, quizá me desea pero puede pensar que nuestro amor no es posible.
Abrazando a mi único consuelo, Ashley le hice una video llamada a un personaje muy querido por mí.
-¡Hola Darwin! ¡¿Cómo estás?! –Me dijo aquel joven con alegría.
-¡Hermano! Contento de verte a través del teléfono –dije con una sonrisa- ¿Cómo te va por allá?
Era mi hermano menor, vivía en otro país, a veces nos masajeábamos, aunque la mayor del tiempo estábamos ocupados en nuestros negocios.
-Bien, aquí entrando al segundo año de la universidad. Con poca motivación, tú sabes que es mi papá el que quiere que estudie.
-De igual modo tú debes poner de tu parte –aconsejé- aunque tengas como mantenerte en la vida una profesión siempre es buena.
-Claro profesor ¡jejeje! –dijo entre risas. ¿Y a ti como te ha ido? –Me preguntó mi hermano.
-Bueno más o menos, estoy solo con la niña. Me separé de Yoskarly.
-¿Y eso por qué? Pensé que ustedes eran una familia feliz.
-Tú sabes que ella viajaba mucho para allá, para Estados Unidos, tenía a otro y vivía siéndome infiel.
-Esa mujer si es una perra –expresó mi hermano-. Pero menos mal que se separaron, como ibas a seguir viviendo con esos cuernos que te ponía.
-Me pegó la traición, sabes que ella era la que me manejaba los negocios, y lo que hacía era quedarse con las ganancias, tenía años robándome.
-¡Ay loco! Por eso es tienes que manejar tú mismo las cuentas, y me imagino que contratarás a alguien para ese puesto.
-Sí, ando en busca de una administradora graduada, yo mismo no puedo con tanto cargo, paso la mitad de mi día en la escuela.
-¡Salte de esa escuela hermano! Hay que buscar son los riales -Expresó aquel entre risas a través de la línea telefónica.
-Saldré cuando me jubile –Sonreí.
-Tienes que hacer dinero para que consientas a la ‘‘beibi’’ -Aconsejó mi hermano- ¿dónde está?
-Está durmiendo en la cuna –dije.
-Le mandas saludo de su tío favorito. Mándame fotos, ya debe estar grande.
-Sí, voy a ubicar algunas para enviártela. Ashley está grande ya tiene un año –le dije con alegría.
-¿Un año? ¡Qué rápido pasa el tiempo!
-Cuando me vas a mandar los documentos que te pedí, los necesito.
-Claro, estoy pensando en viajar para allá un día de estos, estoy por llevártelos.
-De acuerdo gracias –le dije.
-Nos vemos –Mi hermano se despidió de mí y colgó la llamada.
Me sentí bien al tener esa conversación con mi hermano, al que no veía desde un año atrás. Despejé mi mente por un rato de esos pensamientos sobre Nathalia. Y es algo que se lo oculté, no le comenté que estaba detrás de una mujer que me acababa de rechazar, ¿qué podría decir si se enterase que es una alumna del colegio?... Que andaba ‘‘saltando cunas’’ como dicen en mi barrio cuando un hombre se empata con una menor.
Quizá si me quiera, pero se siente confundida, probablemente solo deba esperar a que reflexione y quiera estar conmigo o al menos aceptar mi amistad.