Capítulo 50
1091palabras
2023-04-15 00:02
Teresa se dejó llevar por la excitación y mordió la oreja de Howie. "Te deseo", le susurró al oído con los ojos llorosos. Howie se levantó y se alejó un momento para sacar un condón del cajón y ponérselo. Él lo hacía por el bien de su mujer, ella no podía quedar embarazada porque esa situación podría complicarle la carrera; sin embargo, saber que había condones en el dormitorio preocupó a Teresa.
Howie volvió a su lado y la miró a los ojos, se dio cuenta de que su expresión había cambiado, así que quiso evitar malentendidos. "Somos marido y mujer, dondequiera que vayamos, mis empleados me los pondrán a mano. No lo hice con otras personas, te esperé todo este tiempo", le explicó.
Era lo que Teresa necesitaba escuchar y, más aliviada, le besó el cuello. "Nunca antes lo había hecho, mi primera vez fue contigo durante nuestra noche de bodas... Lo siento", se disculpó.
"Te dolerá un poco", le advirtió Howie mientras le levantaba una de las piernas con suavidad.
Teresa no se atrevía a mirar hacia abajo, le daba vergüenza, así que solo asintió con firmeza y le recordó: "Ya lo experimenté una vez". Howie le pasó el brazo por los hombros e intentó que se sintiera lo más cómoda posible. Besó sus delicados rasgos faciales y fue adentrándose poco a poco, hasta penetrarla por completo.
Era lo más hermoso del mundo. Podían sentir cómo sus almas se fundían en una mientras se entregaban al placer. Howie estaba atento al dolor que ella pudiera experimentar, pero notó que comenzaba a disfrutarlo, así que empezó a empujar con suavidad. Quería darle la mejor vivencia y hacer que recordara ese momento por el resto de su vida; ya se pertenecían por completo el uno al otro. Del otro lado de la ventana, la única testigo era la luna en una noche apacible; dentro del dormitorio, Howie y Teresa sonrojados, agitados, habían consumado el acto sexual.
Teresa estaba exhausta, abrumada por la fuerza física de su marido; sentía dolor en cada centímetro de su cuerpo, estaba débil y aletargada. Luego sintió que él la limpiaba, le ponía un pijama, le besaba la frente con dulzura y la dejaba descansar. No se arrepintió en absoluto porque sabía que valía la pena.
"Señora Simonson, encantada de conocerla", pensó Howie, envolvió a Teresa en sus brazos y se quedaron dormidos de la mano.
A la mañana siguiente, Teresa se despertó en la misma posición, cuando vio al hombre que le pertenecía a su lado, sintió una hermosa sensación de satisfacción. Sabía que, sin importar cuán caótica fuera la industria del entretenimiento, tenía en quien confiar y en quien guardar sus esperanzas.
Sin embargo, el idilio de ese momento no duró mucho, Jayde le comunicó temprano que Mina, de la empresa Secret, había invitado a almorzar a todos los empleados de Spark, por lo tanto, Teresa tenía que estar presente.
La revista estaba en pleno apogeo, aunque Teresa prefirió mantener un perfil bajo en todo momento, ya que estaban a un día del lanzamiento.
Lo que no esperaba era que esa reunión fuera una nueva oportunidad para que el apuesto Aston y la amable y simpática Jenny se mostraran como la pareja perfecta y la humillaran.
Aprovecharon el banquete para anunciar, muy acaramelados, su compromiso en público.
Además de los empleados de Spark, también estaban presentes los altos mandos de Secret. No conocían la relación que había existido entre Teresa y Aston, por lo que se pusieron de pie y aplaudieron para felicitarlos. Solo Teresa, Jayde y Brittny permanecieron sentadas.
"¿No los vas a felicitar?", Willie hostigó a Teresa, con la intención de regocijarse con la expresión desconsolada que la mujer pudiera expresar, creía que por muy indiferente que se mostrara, era probable que, en el fondo, siguiera desconsolada. "Qué más podríamos esperar, eres tan miserable que no sabes felicitar a los demás. Ya no eres la prometida de Aston, esa relación pertenece al pasado. Estás en la industria del entretenimiento, deberías estar preparada para que te arrebaten lo que tienes, así que no seas tan mezquina".
"¿Cuándo es el compromiso?", Teresa preguntó con calma.
"Una vez que la revista Secret se publique", Willie afirmó.
Por recomendación de sus relaciones públicas, Jenny seguía aceptando ofertas en el país, a pesar de que los admiradores no estaban muy contentos que digamos. Aunque, debido a su popularidad, no se podía ocultar la noticia de que ella y Aston habían sido amantes, había marcas que le ofrecían ser su imagen y era muy probable que ganara el premio a la modelo del año. Así pues, confiaba en que la revista Secret, que ya era tendencia antes de salir al mercado, se vendería como pan caliente.
"Pues no me queda más que felicitarlos". Teresa sonrió y levantó su copa en dirección a los novios. No obstante, a oídos de Jenny, sonó a sarcasmo.
"Teresa, no finjas. Sé que no soportas verme comprometida con Aston. Me odias con toda el alma".
"¿Crees que estoy enamorada de ti?", la ridiculizó Teresa.
Mina las observó discutir con apatía, desconocía lo que sucedía entre ellas, pero pudo intuir la relación que mantenían por la conversación. Sorprendida, entendió por qué habían arremetido contra Teresa desde un principio.
Aunque en esa industria a menudo las personas se aprovechaban una de otra y se humillaban sin reparo, ¿nadie en Spark se daba cuenta de lo mala modelo que era Jenny? Mina miró a Teresa con seriedad y se retiró.
Después de la comida, los empleados y ejecutivos se marcharon, y solo quedaron unos pocos invitados. Jenny aprovechó la oportunidad para provocar a Teresa. "¿De verdad crees que puedes recuperar tu libertad con solo exigirle un acuerdo a la empresa? Sin Spark no eres nada, porque puede apoyarte, pero también puede destruirte. Te has esforzado y has trabajado mucho, pero, al final, yo soy la única beneficiada. Aston y el reconocimiento como modelo internacional son míos; a ti, lo único que te queda es la aprobación de algunos seguidores, ya no hay marcha atrás".
"En efecto, eres más importante que yo. Cuando se publique la revista, tu fama aumentará muchísimo y, en consecuencia, las ofertas que recibirás. Yo no tengo nada". Teresa intentaba engatusarla; Jenny no esperaba que admitiera la derrota tan rápido.
"En ese caso, mientras cumplas con tu deber, Aston te seguirá asignando trabajos cuando regresemos al país; pero si intentas superarme de nuevo, ¡no te tendremos piedad!".
"Es suficiente, cariño, siéntate". Aston convenció a Jenny y miró a Teresa con socarronería. "¿Te quedó claro?".