Capítulo 31
1161palabras
2023-02-21 17:46
Capítulo 31: ¿Embarazada?.
***
Sariah despertó con un terrible dolor de cabeza; sintiéndose mareada de repente. Su estómago parecía estar al revés y hacia abajo apenas se levantó de la cama.
Menos mal habría conseguido aferrarse a los bordes; sentándose nuevamente.
Mareada.
Cuerpo débil
Vómitos.
Era todo lo que percibía y más; sin embargo, permaneció en su asiento, para luego elevarse y caminar lentamente en dirección al baño.
Entonces, su frente se arrugó apenas llegó a su destino; y olió algo terrible que le revolvió las vísceras. Así pues, corrió hacia el lavabo y devolvió todo. Habían pasado dos semanas, donde su actitud había cambiado; como por ejemplo: el deseo por las comidas agrias y picantes, el mal humor (al punto en que la otra criada la evitase), etc.
Tras enjuagarse la boca, se miró al espejo; percatándose de sus mejillas sonrojadas. Estaba temblando, y se mordía el labio inferior.
"¿Estaré embarazada?", se cuestionó así misma.
Ella suspiró, y llamó a su loba, Leia.
'Oye, tengo un problema', anunció nerviosamente.
En un santiamén, escuchó a Leia hablar a través de su mente.
'Oh, Sariah, ¿cuál es el problema?', preguntó.
'Y-Yo... Creo que estoy embarazada?', afirmó y cuestionó de manera incierta a la vez.
Leia se rió entre dientes, y replicó: 'Es obvio, Sariah. Sé que estás nerviosa; no obstante, cálmate y confírmalo primero'.
La muchacha se palmeó las mejillas, e interpeló: '¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo estar segura?'.
La loba suspiró, e interrogó: '¿Tienes náuseas?'.
'Hoy las he vuelto a sentir', respondió.
'¿Te sientes mareada?', cuestionó Leia.
Sariah asintió con la cabeza, aún cuando ésta no pudiese verlo. Manifestó: 'Todas las mañanas apenas despierto'.
'Muy bien. Ahora, quiero que le solicites a alguien que te compre un test de embarazo. Eso respondería a tu duda. Pero, supongo...’, hizo una pausa al escuchar algo explotar cerca de su área. 'Supongo que estás embarazada del heredero del Alfa', sentenció.
'¿Qué fue eso, Leia?', interpeló la joven. Asustada y nerviosa, agregó: '¿Qué ha sido esa explosión? ¿Dónde estás?'.
‘S-Sariah... Creo...’, empezó; con la respiración ferviente. A continuación, con voz temblorosa y suave, dijo: 'Rebeldes y cazadores... Al parecer están tras de mí y quieren castigarme'.
'¿Por qué harían eso? ¿Estás en su territorio, Leia?', interrogó; sintiéndose mareada.
El animal suspiró. Enunció: 'Estaba vagando por ahí, Sariah; pero, accidentalmente pisé una de sus trampas, lo que les hizo gruñir y cazarme ahora'.
Sucede pues, que Leia empezó a correr tan rápido que jadeaba pesadamente. La fémina, en su lugar, advirtió su corazón desbocado. No podía establecer contacto con ésta; prevaleciendo el silencio en su mente.
Así pues, mareada y con náuseas, se encaminó apresuradamente hacia la puerta y la abrió antes de dirigirse escaleras abajo; sin saber a ciencias ciertas si estaba embarazada o no.
Entonces, pisó en falso; sin embargo, menos mal apareció alguien que le sostuvo por la cintura. Lo que agradeció.
"Oh, Dios, gracias...". Y sus palabras se cortaron cuando sus ojos se fijaron en el desconocido: era el Alfa; apretando la mandíbula, con su expresión oscura y fría de siempre.
“Qué d*monios, descarriada? Casi te tropiezas en la escalera", gruñó Archer. Enojado, tratando de ocultar la preocupación, interrogó: “¿Por qué corrías y por qué tiemblas? ¿Hay algún problema?".
Con los labios trémulos, Sariah murmuró: “M-Mi loba... Leia está en peligro...”. Tras una pausa, añadió: “Los cazadores la persiguen... y esos rebeldes... No puedo quedarme aquí por más tiempo; necesito encontrarla".
No obstante, el orgullo de Archer apretó su agarre; y observándola sombríamente, dijo: "Deja que persigan a tu loba, descarriada. Permite que esos bribones y cazadores irrumpan en mis territorios".
Saríah negó con la cabeza, preocupada. Replicó: “N-No, lo siento; pero no puedo quedarme aquí y esperar alguna conexión con ella. Es mi única familia, y no deseo perderla. Así que, por favor... Déjame ir, y la salvaré”.
Archer frunció el ceño. Expresó con firmeza: "No, te quedarás aquí. Haré que Dillon la encuentre y la ponga a salvo. Simplemente, no salgas de la casa real. Regresa a tu habitación; luces pálida. Enviaré a Lilac o a Millie para que te vigilen".
La muchacha se mordió el labio inferior, contemplando al Alfa; atisbando sus ojos fríos e inexpresivos, su mandíbula apretada al pronunciar cada palabra. Se hallaba confundida de nuevo; sin embargo, sacudió la cabeza cuando el joven la soltó lentamente.
"Te lo prometo. Tu loba te hablará en un momento", aseguró.
Sariah asintió como respuesta, y le dio la espalda con las rodillas y el sistema nervioso tembloroso. Materializando su primer paso para marcharse, casi cae nuevamente; lo que ocasionó que Archer maldijese como un crujido.
"¡Maldita sea!", dijo.
Sacudió la cabeza, y sujetó la cintura de la chica. Habló: "¿Sabes que? Seré yo quien te lleve y te acerque a tu habitación, descarriada testaruda".
A Sariah no le importó. Sus pensamientos se habían nublado producto de los brazos del joven cargándola al estilo nupcial. Podía sentirle mirarla; pero se limitó a cerrar sus ojos y apoyar la cabeza en su hombro.
“¿Q-Qué pasa si no digo que estoy embarazada y me sucede algo malo?”, preguntó ella. “¿Qué pasaría si tuviese un aborto espontáneo luchando con los rebeldes y cazadores? …Solo por querer salvar tu vida y la de tu raza?", finalizó.
Archer maldijo dentro de su cabeza repetidamente; observándola.
"Eso no sucederá, descarriada", susurró. A continuación, agregó: “No tienes que luchar contra mis enemigos... No necesito la protección de nadie. Yo seré el que proteja a mi raza".
Sariah abrió los ojos. Siendo la princesa de su manada, fue entrenada para luchar en una batalla para salvarse a sí misma. Pero, el ahora era otra historia: una descarriada que no viviría su vida como ella la habría imaginado. Moriría en las manos del Alfa en poco tiempo.
"¿Te preocuparías por mí? ¿Me vengarías si los rebeldes y cazadores me asesinasen durante la guerra?”, se mofó.
Así, Archer no habló hasta que llegaron a su habitación; y la acostó lentamente en su cama. Entretanto, la chica advertía cada una de las acciones de éste y su reacción facial.
Él se dio la vuelta.
“No solo vengaré y mataré a esos enemigos, descarriada... Probablemente les enviaría al infierno; encontrándose con mi propio demonio", dijo pensativo.
Sariah sonrió en secreto. Pensó: 'Estoy embarazada. Estoy segura, Archer'.
Se sobresaltó, cuando el susodicho volvió a hablar: “Si la luna se torna roja, estás felizmente embarazada, y esperando a mi heredero. Estoy seguro de ello".
La fémina despegó los labios, desafiándole: "¿Qué tanto le estás?".
Y en ese instante, miró a Archer apretar los puños.
“No asumiré... Exploté expertamente mis cargas dentro de tu útero, provocándote náuseas. Mantendré a tu loba a salvo, sólo no te pongas en peligro... No soportaría que sucediese", manifestó.
Así pues, Sariah se quedó sola colgada; preguntándose por qué Archer confiaba en su embarazo, aunque solo fuese una especulación. Sus labios se separaron un poco y entonces se dio cuenta de algo, mientras maldecía dentro de su cabeza.
“¡Dios santo!”.