Capítulo 41
1239palabras
2023-02-17 11:00
"Gafas Negras, ¿hiciste algo que cruzó los límites y por eso se enojó mi padre?", preguntó el niño, justo cuando Hannah empezaba a sentirse incómoda.
"Yo..., no...", la chica se quedó atónita y lanzó una risa amarga antes de explicar: "¡Yo no le hice nada! Me llevó a mi casa, pero dormí durante todo el camino. Y me bajé tan pronto como llegamos".
"¿En serio? ¿Y ni siquiera lo miraste con admiración?", la cuestionó Tommy, sonando como si fuera un padre severo.
Al escuchar su pregunta, ella se quedó muda pensando que probablemente debería haberlo hecho. Luego continuó: "Realmente no sé por qué el señor presidente se siente molesto. ¿Será que tiene problemas de trabajo?".
"Eso es imposible. En este mundo, no hay problema que mi papá no pueda resolver". Tommy frunció los labios. Aunque a veces desdeñaba a William, él era su ídolo.
Hannah volvió a guardar silencio, tratando de pensar en otra opción.
"¡Ah, espera! Creo que lo tengo", exclamó el niño de repente.
"¿Ya lo sabes?", replicó la chica.
"¡Pobre papá!". Desde el otro extremo de la línea, se escuchó un largo suspiro. Luego, Tommy habló con tristeza. "Yo creo que él está así porque no puede ayudar a mi mamá para que se recupere del coma. No nos queda más remedio que esperar pacientemente; pero nadie sabe cuánto tiempo será".
Ella frunció las cejas. "Qué pasó con...".
"Mi mamá cayó en coma antes de que yo naciera", dijo él, sin esperar a que ella terminara de formular su pregunta. El tono de Tommy era seco, pero no había pena en su tierna voz. En realidad, sonaba como si estuviera contando una historia que había repetido millones de veces.
Aunque estaba apoyada contra la pared del baño, a Hannah no le molestaba la frialdad de la pared. Con el ceño totalmente arrugado, ella se mordió los labios suavemente y continuó: "Probablemente, tu padre ama mucho a tu mamá, ¿no crees?".
"Bueno, seguramente. Porque una vez me dijo que se volvería a casar, solo si mi mamá despertaba. Quizás él seguirá soltero cuando yo me case".
Ella lo escuchaba atentamente sin decir palabra, pero la sorprendía la lógica del pequeño.
"Gafas Negras, creo que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. ¿Puedo ir a buscarte mañana?", preguntó el niño aprovechando que ella estaba en silencio.
"Probablemente estaré muy ocupada". Sabía que tendría que quedarse al lado de William durante todo el día y no tendría tiempo libre para atender a Tommy.
"¿Y pasado mañana?".
"Yo creo que tampoco podré atenderte".
"¿Y el día siguiente de ese?", insistió el niño, quien estaba empezando a ponerse ansioso.
Hannah finalmente asintió con una sonrisa y respondió: "Sí, estaría muy bien, creo que estaré libre".
Ella sabía que el presidente de Fliysau partiría hacia su próximo destino en tres días.
"Entonces iré a buscarte, en tres días. ¡No lo olvides! ¿De acuerdo?". Ahora que él había agendado una cita con la chica, podía sentirse tranquilo y sonrió de felicidad.
"Sí, lo tendré en cuenta", prometió ella, sonriendo.
"¡Alguien viene, Gafas Negras!. Tengo que colgar. ¡Nos vemos pronto!".
"¡Adiós!", replicó ella, apresuradamente.
Después de colgar, Hannah sostuvo su teléfono sobre su pecho, apoyándose en la pared, mientras reflexionaba en la conversación que acababa de sostener. Por alguna razón, en sus oídos resonaron las palabras de Tommy.
"Mi papá me dijo que solo se casaría después de que mi mamá despertara".
A pesar de que Willliam tenía una serie de cosas maravillosas, el cielo le estaba negando algo muy importante.
Él era asquerosamente rico, tenía un poder supremo, un rostro encantador y una figura sensacional. Por otro lado, gozaba de una gran sabiduría y había engendrado a un niño muy inteligente. Sin embargo, su amada mujer estaba en coma debido a su único error y no tenía idea de cuándo se despertaría.
¿Sería que hasta los ángeles estaban celosos y por eso dejaron dormida a su amada?
Tal vez esa era la razón, pero... ¿Qué tenía que ver todo eso con ella?
.....
Al día siguiente, muy temprano por la mañana, el presidente de Fliysau y William estuvieron en una reunión que duró cuatro horas. Durante todo ese tiempo, ellos planearon la futura cooperación de sus naciones. Después del almuerzo, tuvieron una rueda de prensa con reporteros de todos los países del mundo.
Hannah estuvo al lado de William durante todo el día, excepto en los momentos en que tuvo que ir al baño o cuando tuvo su descanso para almorzar. No sabía si lo estaba imaginando, pero se dio cuenta de que frente a los reporteros y al presidente de Fliysau, su jefe parecía estar de buen humor y su sonrisa era tan amable como el día anterior. Sin embargo, cuando la miraba de vez en cuando, su expresión se oscurecía de inmediato, e incluso parecía frío. Cada vez que se encontraba con sus ojos, ella bajaba la cabeza rápidamente y actuaba como si él no existiera.
A las seis de la tarde terminó la sesión de entrevistas y los reporteros se fueron. Luego, William y el presidente de Fliysau tuvieron una breve charla. Posteriormente, llevaron al mandatario extranjero de regreso a su hotel. En ese momento, Hannah se sintió aliviada, ya que, finalmente podría descansar un poco.
Se sentó a relajarse en un rincón del pasillo y se apoyó en el respaldo de la silla. Se sentía excepcionalmente agotada, pero no era algo físico, sino una inexplicable y pesada responsabilidad psicológica.
No obstante, si comparaba el estrés que había tenido en el pasado, no había nada que no pudiera manejar.
Levantó su mano izquierda y se dio cuenta de lo incómodo que era llevarla vendada. Pero todavía no estaba del todo bien. De hecho, se suponía que el área escaldada debía estar expuesta al aire para acelerar el proceso de curación. Si no fuera por su trabajo, no la habría tapado con esas gruesas capas de gasa. Sin embargo, no tenía idea de cuánto tiempo pasaría antes de que sanara.
Miró alrededor del pasillo y descubrió que estaba completamente sola. Realmente quería descubrirse la mano, ya que se sentía muy incómoda en ese momento.
Con eso en mente, empezó a quitarse las vendas.
Quizás fue la mala ventilación, pero descubrió que le habían aparecido algunas ampollas en el área escaldada e incluso algunas de ellas ya se habían reventado. Arrugó la nariz con un poco de asco cuando descubrió que tenía embarrada la venda con un poco de pus de color amarillento.
¿Acaso estaba empeorando?
Sus cejas se fruncieron con fuerza mientras usaba la punta de su dedo para tocar suavemente la piel que estaba cubierta de ampollas. Casi instantáneamente, el dolor fue tan intenso que jadeó en estado de shock.
"Hannah, el señor presidente quiere verla". Debido al piso alfombrado, ella no escuchó el sonido de los pasos de Fletcher. No era de extrañar, ya que los soldados entrenados de manera profesional lograban que sus movimientos fueran totalmente imperceptibles. El guardaespaldas de William se paró frente a ella, tomándola por sorpresa.
La chica inmediatamente levantó la vista y se asomó hacia un lado para poder ver a William, quien estaba atrás de él, aproximadamente a seis metros de distancia.
En ese momento, el presidente estaba parado en una escalinata, con una mano descansando casualmente sobre la barandilla de mármol blanco y la otra en el bolsillo de su pantalón, mirándola con sus ojos profundos y fríos.