Capítulo 15
1173palabras
2023-02-07 14:37
"¡Está bien!", sin mostrar la menor resistencia, Tommy se levantó de un brinco del sofá y se quitó la ropa.
Justo cuando Hannah le estaba cambiando la playera, un suave gruñido salió de su estómago, por lo que, riendo avergonzado, el niño se cubrió rápidamente la regordeta barriguita con ambas manos.
Ramón, quien estaba de pie a un lado de ellos dos, se sorprendió al ver la escena.
Tommy era un niño maduro e independiente, quien desde muy pequeño se lavaba el pelo, se duchaba y se cambiaba solo. Cada vez que se quitaba la ropa, ninguna mujer podía estar cerca de él; a excepción de Isabelle. Además, Ramón nunca había visto que él se comportara con timidez, a pesar de que solo tenía cinco años.
Por lo tanto, el chofer estaba muy asombrado de que Tommy no solo le permitiera a Hannah cambiarle la ropa, sino que además le sonriera tímidamente. ¡Ese era un espectáculo sin precedentes!
"¿Qué pasa? ¿Tienes hambre?", preguntó Hannah con una sonrisa.
"Un poquito", respondió el niño, mientras se le ponía rojo el rostro. "¡Me perdí el almuerzo por tu culpa!".
Al escuchar eso, Hannah se echó a reír cálidamente, llena de gratitud. "Vamos a cambiarte. Luego, hablaré con el doctor para que me den de alta e iremos a un lugar para que comas algo rico".
"¿Me juras que ya estás bien?", preguntó Tommy mirándola con sus grandes ojos llenos de preocupación.
Mientras ella asentía, siguió vistiéndolo y respondió: "Sí, te lo aseguro".
"Pero mi padre no me permite comer ningún alimento que no sea preparado en casa. Dijo que si se entera de que lo desobedecí, tendré que correr cinco kilómetros todas las noches". Tommy se había puesto eufórico al escuchar que comería algo delicioso, pero se desanimó al recordar la advertencia de William.
"Ya veo...". Al enterarse de eso, Hannah no sabía qué hacer. Después de todo, no debían tomar las palabras del presidente a la ligera.
De repente, los ojos de Tommy se iluminaron. "Gafas Negras, ¿sabes cocinar?".
Confundida, Hannah asintió lentamente.
"¿Por qué no me llevas a tu casa y me preparas algún platillo?".
Entonces, ella lo miró vacilante.
"No te preocupes, mi padre no se enterará de esto porque recientemente me estoy quedando en la casa de mis abuelos", se apresuró a decir con entusiasmo el niño, al ver la duda en los ojos de la chica.
Al mirar su rostro emocionado, Hannah no pudo decir que no. Además, a juzgar por lo que veía por la ventana, pensó que el hospital no estaba lejos de su apartamento, por lo que calculó que en tan solo diez minutos llegarían a su casa.
Lo más importante era que Ramón estaba con ellos, así que, no debería haber ningún problema.
Después de dudarlo por un momento, Hannah estuvo de acuerdo. "Está bien, entonces, date prisa y siéntate, para ponerte los calcetines".
"¡Hurra!".
...
Mientras tanto, en la mansión del presidente, William había tenido reuniones continuas durante cuatro horas, desde la una de la tarde hasta las cinco, con un descanso de menos de diez minutos entre cada sesión.
Tan pronto como él salió de la sala de conferencias, Annabel le dijo que Isabelle lo había llamado dos veces.
"¿Me dejó algún recado?", preguntó mientras caminaba hacia su oficina.
Su secretaria, quien caminaba detrás de él rápidamente, respondió: "No, la señora Scott acaba de pedir que la llame después de la reunión".
Al escuchar eso, William asintió y cuando llegó a su escritorio, tomó el teléfono para llamarla.
"Hijo, ¿has terminado con tu trabajo del día?", sonó la voz amorosa y alegre de Isabelle.
Sentado en su silla ejecutiva, William tomó un fajo de documentos y empezó a revisarlos. Al mismo tiempo, preguntó: "¿Qué pasa?".
La mujer estaba acostumbrada a la actitud indiferente de su hijo, por lo que respondió despreocupadamente: "Tommy dijo que regresaría a cenar en la noche. ¿A qué hora llegarán? Pediré que les preparen la cena".
Él siguió leyendo los documentos, pero al escuchar las palabras de Isabelle, frunció el ceño. "¿Tommy no está en tu casa?".
"No. ¿Llegó a la mansión al mediodía después de su clase de esgrima?", preguntó la mujer, confundida.
Al escuchar eso, William arrugó las cejas nuevamente, sabiendo que su madre no bromearía con él sobre la seguridad de Tommy. Sin embargo, solo respondió: "Debe haber llegado, pero he estado ocupado todo el día, así que no me di cuenta de que estaba aquí. Estaremos ahí antes de las siete de la noche".
Aunque no sabía dónde estaba su hijo en ese momento, no quería que su madre se preocupara.
"¿Cómo puedes ser tan descuidado? No solo mataste de hambre a Tommy hasta el punto de que le dio gastritis, sino que ahora lo ignoras por tu trabajo. ¿No puedes ser más amable con él? Si no lo haces, tu padre y yo cuidaremos de él a partir de ahora", lo reprendió ella inmediatamente, al comprender lo que estaba sucediendo.
William frunció el ceño y refutó: "En ese caso, no llevaré a mi hijo a tu casa esta noche".
"¡Cómo te atreves!".
"Adiós, madre, me voy, porque todavía tengo mucho trabajo".
Tan pronto como William terminó de hablar, colgó el teléfono. Luego, le pidió a la secretaria que llamara a Rya porque era quien normalmente cuidaba de Tommy cuando estaba en la mansión del presidente.
"Señor, ¿qué puedo hacer por usted?".
"¿Dónde está mi hijo?", preguntó William en voz baja sin dejar de escribir, cuando el gerente llegó a su oficina.
"¿Tommy?", replicó aparentemente confundido. "¿No está en la mansión Scott?".
De inmediato, William entendió la situación: "Llama a Tommy ahora y ve a casa de mis padres para preguntar con quién salió; por favor, hazlo con absoluta discreción, no quiero que se arme un escándalo".
Rya supo al instante que el niño no estaba en la mansión del presidente, pero tampoco en la casa de los abuelos, de todos modos, asintió rápidamente y salió a cumplir sus órdenes.
Después de que su gerente se fue, William sacó su teléfono y marcó el número de Tommy.
"Lo siento, el número que marcó no se encuentra disponible".
Cuando sonó el mensaje, William frunció las cejas con preocupación una vez más. Inmediatamente después, encendió la aplicación de rastreo de su celular, para buscar la ubicación del niño. Así fue como vio que, en ese momento, él viajaba por una calle que estaba a más de diez kilómetros de distancia de su residencia.
Al escuchar que alguien llamaba a la puerta, el presidente respondió: "Pasa".
Entonces, Rya entró apresuradamente en la oficina para informarle lo que había averiguado: "Señor, como de costumbre, fue Ramón quien llevó a Tommy a la clase de esgrima. Sin embargo, su teléfono también está apagado, por lo que nos ha sido imposible contactarlo".
Al escuchar eso, los ojos de William se volvieron más sombríos y, sin demora, le mostró la posición actual de Tommy en la pantalla de su celular. "Que la oficina de transporte localice a mi hijo de inmediato".
"¡Sí, señor!".
....