Capítulo 2
2019palabras
2023-02-02 18:06
"¡No, no es verdad! ¡No!". Apoyada contra la pared, Hannah se deslizó hacia el suelo poco a poco, mientras sentía que la desesperación la envolvía como si fuera una marea que se apoderaba de ella por completo. "¡No! No pueden hacerme esto, no pueden".
No permitiría que la intimidaran, mucho menos que le arruinaran la vida.
Al empezar a reflexionar sobre eso, sintió que ya no le preocupaba nada y bajó corriendo las escaleras. Cuando pasó por la puerta de la sala, vio a Davis Porter y a su mujer sentados en el sofá, entonces una oleada de coraje estalló dentro de su pecho. "Papá, no quiero tener un hijo. ¡No estoy dispuesta!".
Al escuchar las palabras de su hija, el hombre, quien estaba charlando con Lana, se puso de pie y se acercó a la chica para darle un bofetón, tan fuerte que resonó por toda la habitación.
"Hannah, como tu padre me he esmerado en darte la mejor crianza posible y ahora que nuestra familia está en problemas deberías estar dispuesta a cooperar para que nuestra situación mejore. ¿No te has dado cuenta de que tienes que ser agradecida? ¿Es así como pretendes pagar nuestros cuidados y atenciones?", rugió Davis mirando fijamente a su hija.
Lana, quien estaba sentada a un lado, vio a la chica tambalearse con la sangre goteando de las comisuras de la boca. A decir verdad, la escena puso una sonrisa en su rostro, pero fingiendo ser una buena madre, ella levantó las cejas y con tono complaciente intervino para hablar con ella. "El procedimiento médico ha tenido éxito y si no das a luz a este niño, me temo que nuestra situación será desesperada. Tu papá tendría que cerrar la empresa y todos nosotros nos quedaríamos sin hogar. ¡Estaríamos condenados!".
Mientras hablaba, se acercó para acariciar la espalda de Hannah, tratando de reconfortarla: "No hay de qué preocuparse, porque mientras des a luz a un niño sano, te proporcionaremos todo lo que pidas, ¿de acuerdo?".
La mirada de la chica vagaba entre su padre y la mujer, entonces recordó lo que escuchó ese día en el hospital y el miedo brotó en su corazón.
Si ella no daba a luz a ese niño, sería la perdición de su familia.
"Entonces, dame un millón. Eso es lo que deseo".
"¡¿Un millón?!", preguntó Lana, sorprendida. "¿Para qué quieres tanto dinero?".
"Ese no es asunto tuyo. Ya que están ofreciendo veinte millones, esa cantidad es insignificante, ¿o no?". El comportamiento de la familia Porter estaba enloqueciendo a Hannah y por primera vez, gritó de manera audaz. "Si no me das el dinero, este niño no nacerá".
"¡Tú!", gritó David señalándola. Estaba tan enojado que quiso volver a abofetearla.
Al verlo, Lana lo detuvo de inmediato y asintió sonriendo. "Está bien. Te daré lo que estás pidiendo, no es la gran cosa".
Después de todo, un millón no era nada comparado con la cantidad que les habían ofrecido, por ello pensó que solo un tonto se negaría a estar de acuerdo con eso. Además, posteriormente, ella podría encontrar la manera de recuperar ese dinero, solo tendría que esperar a que naciera el niño.
"¿Por qué la estás consintiendo?", gruñó Davis, mirando a su mujer con descontento.
"No te exaltes, todo estará bien. Después de todo, ella es nuestra hija y, finalmente, se merece ese dinero". Al terminar de hablar, la mujer sonrió y abrazó a Hannah. "Ven, te llevaré de vuelta a tu habitación para que descanses. Vamos".
La chica desvió la mirada, pero permitió que la mujer la ayudara a subir las escaleras, aunque, sin que nadie se diera cuenta, poco a poco empuñó las manos con frustración.
....
Ocho meses después, el fuerte llanto de un bebé resonó en la sala de partos del hospital.
"¡Déjenme verlo!".
Aunque ella nunca quiso tener un hijo, ¡era su bebé! Después de todo había pasado casi cuarenta semanas en su vientre, ¿cómo podía ser indiferente?
Sin embargo, el médico no le dio la oportunidad de mirarlo, ya que, tan pronto como nació se lo llevó una enfermera.
"Solo déjenme echarle un vistazo, por favor".
Hannah luchó por levantarse, al mismo tiempo que trataba de agarrar a la enfermera que cargaba al bebé, pero el médico la empujó para impedir que lo hiciera y advirtió con tono despiadado: "¡Cálmate! Ese no es tu hijo, ¿para qué lo quieres ver?".
"Doctor, ¿fue varón o niña?".
"Eso no es asunto tuyo. ¡Quédate quieta!".
Como no estaba dispuesta a darse por vencida, ella siguió intentando levantarse, pero estaba agotada después de pasar tantas horas en la labor de parto, así que gradualmente cayó desmayada.
....
Cinco años después, en la mansión del presidente, el timbre de la puerta sonaba con insistencia.
"¡Hannah, date prisa! Él ha regresado".
"¡¿Eh qué?!", exclamó ella, atónita, a la vez que miraba a todos los empleados que iban saliendo uno por uno. Ese era su primer día de trabajo.
"No te quedes ahí parada. El señor Scott ha regresado y todos tienen que formarse en la entrada para darle la bienvenida".
"¡Oh, está bien!".
Sin tiempo para pensar, antes de correr hacia la entrada de la planta baja, Hannah se encontró con Bella Campbell, quien había sido la líder de su grupo en la universidad.
La sala de traducción estaba en el tercer piso, así que ella tuvo que bajar dos plantas y, cuando llegó, casi todos estaban parados en la entrada vestidos de traje. De tal manera que se formaron muy erguidos en dos filas, para esperar al presidente.
William Scott era el mandatario más joven y prometedor en la historia de Lecharia. A los veintisiete años, se convirtió en el CEO de Scott Group y a los treinta y dos, él fue elegido presidente del país. Ahora, tenía treinta y tres años y se había convertido en el dirigente con mayor popularidad y respaldo en la historia de la nación. Asimismo, era uno de los presidentes con mayor prestigio en el mundo.
"¿Dónde está el señor Scott?".
"¡Shh!", dijo Bella poniéndose el índice en la boca, antes de girar la cabeza para mirar hacia afuera y susurrar: "Mira, ya viene".
Siguiendo la vista de su compañera, Hannah vio un desfile de autos negros, discretos pero lujosos, que entraban lentamente a través del extenso jardín. A ambos lados del sendero estaban apostadas las tropas del ejército, quienes observaban con respeto la entrada del jefe de la nación, mientras ejecutaban el saludo militar.
Antes, ella podía verlo en la televisión, por lo que era una figura inalcanzable. En cambio, ahora lo estaba viendo de cerca. Por eso, estaba nerviosa y emocionada, ya que William no solo era el presidente más admirado, sino que también era un hombre encantador. Naturalmente, todas las mujeres anhelaban casarse con él.
A medida que la caravana se acercaba, el corazón de Hannah empezó a latir con fuerza. Nunca había estado tan nerviosa, ni siquiera un año atrás, cuando Bruno Jones, el ministro de Relaciones Exteriores, visitó Prouria. En ese entonces, ella, como representante de los estudiantes internacionales, se ofreció como voluntaria para auxiliar de manera temporal al ministro, debido a una situación inesperada de su intérprete oficial.
Debido a ese incidente, la chica fue admitida en el Ministerio de Relaciones Exteriores y se convirtió en intérprete. Después de obtener una maestría, ingresó en la mansión del presidente para proporcionar sus servicios y se convirtió en miembro regular del departamento de interpretación.
Todo esto era lo que ella siempre había soñado, desde que era una niña. Aun así, en ese momento sentía que nada de eso era real, pues no podía creer que su sueño era al fin una realidad.
"¡Señor, bienvenido!".
Mientras Hannah reflexionaba, los autos se detuvieron frente a la puerta en una fila. En ese momento, la puerta de un automóvil se abrió y un brillante zapato de piel apareció a la vista de todos. Luego un hombre con unos pantalones azul marino, impecablemente planchados, bajó del coche.
Hannah miró a una mujer, que estaba parada frente al auto del presidente. "Esa es la secretaria del señor Scott, Annabel Clark", susurró en su oído Bella, quien estaba parada al extremo de la fila.
El maquillaje de Annabel era exquisito, perfectamente diseñado para destacar su rostro ovalado, sus grandes ojos y su piel tan clara como la nieve. Envuelta en un traje muy bien ajustado, su cuerpo curvilíneo lucía muy bien delineado. Sin lugar a duda, era una belleza. Un momento después, los ojos de Hannah viajaron hasta el hombre que estaba saliendo del auto.
Aunque lo había visto en la televisión innumerables veces durante el último año, le parecía asombroso mirarlo allí mismo frente a ella; no podía creer que estaba ante sus ojos.
Durante los cinco años que estudió en Edros, ella trabajó muy duro para poder viajar a una gran cantidad de países, aprovechando las vacaciones. Por lo tanto, había visto a muchísimos hombres guapos, por lo que creía que ya nadie la sorprendería. Sin embargo, cuando vio a William, le resultó difícil quitarle los ojos de encima.
Además de su rostro tan atractivo, él tenía un aura sobresaliente. Cuando salió del auto, se produjo un silencio estremecedor.
"¡Buenos días, señor presidente!", lo saludaron al unísono. El sonido de sus voces hizo que Hannah volviera a la realidad, y rápidamente bajó la cabeza.
William miró a su alrededor con ojos agudos y asintió levemente.
"¡Ay, cariño, ten cuidado!", dijo Annabel, quien corrió a ayudar al niño de alrededor de cinco años que bajó del auto detrás de William.
Sin embargo, el chico la miró con disgusto, haciéndose a un lado para evitar que ella lo agarrara. De pie junto a William, miró a la mujer, para advertirle: "No soy tu cariño. No estamos relacionados de ninguna manera, así que no vuelvas a llamarme así".
A pesar de tal respuesta, Annabel no se avergonzó, sino que sonrió dándole la razón. "Está bien, lo recordaré y te llamaré por tu nombre en el futuro".
Tommy Scott resopló con disgusto mirándola, antes de correr brincando hacia la puerta, al tiempo que arrastraba por el suelo la mochila que llevaba colgada del brazo.
"¡Camina bien!", se oyó una firme voz varonil, antes de que el niño pudiera dar otros pasos.
El pequeño, quien inicialmente iba alegre, hizo un puchero y se detuvo congelado. Luego, cargó su mochila en la espalda, juntó los dedos y colocó las manos a ambos lados de su cuerpo. Luego, como un soldado, comenzó a marchar dando pasos de ganso.
Mirando al niño, quien caminaba marcialmente y llevaba el pelo cortado en forma de tazón, Hannah soltó una carcajada.
En medio del profundo silencio, ella atrajo inmediatamente la atención de Tommy, así que buscó de dónde venía la risa y la vio de pie al final de la fila, por lo que corrió hacia ella.
"Oye, ¿tú eres nueva aquí? ¿Por qué usas ese vestido tan anticuado? ¡Es muy feo!".
La chica se quedó atónita mirándolo, ya que se había detenido justo enfrente de ella, y se dio cuenta de que ese gracioso pequeñito no le llegaba ni a la cintura. Sin embargo, durante un momento ella no se dio cuenta de lo que estaba pasando.
No muy lejos de ahí, los ojos agudos de William se posaron sobre la chica, ya que él había seguido la diminuta figura de su hijo. El presidente frunció las cejas, largas y estrechas, mientras una tenue luz brillaba en sus profundos ojos negros.
"Así es, yo soy nueva. Este es mi primer día de trabajo". Una vez que ella se recompuso, se levantó los grandes anteojos de montura negra y dijo con una sonrisa: "Soy Hannah Porter. ¡Encantada de conocerte!".
Levantando su cabecita redonda y sus ojos brillantes, Tommy la evaluó durante un momento antes de concluir: "Esos anteojos no te quedan bien. Afectan tu belleza, ¡no los uses mañana!".
Pero, ella no supo qué contestar.
Cuando Tommy la vio muda y perpleja, se rio alegremente corriendo hacia adentro de la mansión.
Acto seguido, William caminó detrás de su hijo y cuando pasó junto a ella, Hannah se estremeció.
....