Capítulo 28
1363palabras
2023-02-08 10:52
Yanxi quedó paralizado ante la sonrisa radiante y genuina de la dulce muchacha.
Le agradaba que una mujer tan encantadora lo estuviera esperando en su casa. Bueno, no era eso solo lo que le gustaba, también que fuera su hermosa esposa y el mejor promedio en el examen de ingreso a la universidad.
"Ya comí". Le hubiera gustado llegar a casa temprano para celebrar con ella, pero había tenido que asistir a una cena importante esa noche.
"Entonces coma algo de fruta". Qi lo acompañó hacia el sofá y se sentaron. Luego tomó una cereza y la puso en la boca de Yanxi.
Él no estaba acostumbrado a ese tipo de comportamiento tan íntimo, pero no quería negarse, por lo que abrió la boca de mala gana y comió la cereza.
"Deliciosas, ¿o no?". Los ojos de la muchacha estaban llenos de expectativa, y Yanxi asintió en silencio.
"Qué es lo que me quieres decir".
"¿Cómo supiste que tengo algo que pedirte?". Qi parpadeó con inocencia.
"¿Y tú qué crees?", respondió inexpresivo.
Esa chica se veía sencilla y encantadora, pero era fuerte y obstinada; no era el tipo de chica que se rebajaría para complacer a los demás. Aunque disfrutaba mucho la situación, sabía que algo no andaba bien.
Qi sonrió con timidez y puso su rostro frente a él. Luego, le agarró la manga y la sacudió con delicadeza. "Señor Bo, gracias por comprarme tantas cosas".
¿Era por eso que actuaba como una niña malcriada?
Parecía que lo que se decía en línea era cierto, a las chicas les gustaba la ropa, las joyas y las carteras. Si la llenaba de regalos como esos todos los días, podría comportarse así de agradable con él todo el tiempo.
Qi continuó hablando e interrumpió sus pensamientos: "Sé que los artículos de lujo se pueden devolver, quisiera que los regresara a todos".
"Son una manera de felicitarte por convertirte en el mejor promedio del examen, son una recompensa".
"Pero son demasiado caros...". Qi sabía que eran un premio a su esfuerzo, pero aun así sentía que era inapropiado.
"¿El máximo puntaje del examen de ingreso a la universidad no es digno de tal regalo?", Yanxi la interrumpió.
"No es seguro salir a la calle llena de artículos de lujo". Se sintió un poco avergonzado y se cubrió la cara. Era solo un examen y no había necesidad de tal cosa.
"¿Tiene alguna queja sobre la seguridad pública de nuestro país? ¿Ha oído hablar de alguna mujer rica a la que hayan secuestrado?", le respondió quitándole seriedad al tema.
Qi se quedó sin palabras.
Él tenía razón, y casi lo asume en voz alta. Sin embargo, volvió al eje del asunto y refutó: "Aun así, no puedo aceptar regalos tan valiosos. ¿Qué tal si... me dice cuánto gastó y le devuelvo el dinero?".
Yanxi no entendía por qué quería darle el dinero si eran regalos, pero ¿quién diablos se creía esa chica?
"Qi, ¿quién soy yo para ti?". La expresión de Yanxi de repente se transfiguró, él le levantó el mentón con dos dedos y la obligó a mirarlo a los ojos.
Esa pregunta era fácil de responder, pero la expresión de Yanxi la hizo sentir tan culpable y no pudo evitar mirar hacia otro lado.
"Eres... eres el padre de mi hijo, y también eres mi... esposo ante la ley".
"Así que recuerdas que soy tu esposo, ¿eh? Y aun así quieres devolverme el dinero que gasté en la ropa". Yanxi entrecerró los ojos y levantó las cejas, su expresión era amenazante.
"Nos casamos por el bien del niño. Es mejor si no nos involucramos demasiado", le recordó Qi en un rapto de valentía.
"Ante la ley no existen los casamientos falsos. El matrimonio es el matrimonio en cualquier parte del planeta, es decir, tú eres mi esposa y yo soy tu esposo", aclaró con una vibra sombría.
"Nosotros... Acordamos un matrimonio falso, ¿no?", tartamudeó incrédula.
"Esas son ideas tuyas. Dije que me casaría contigo, nunca dije que íbamos a fingir un matrimonio. Te guste o no, estamos casados de forma legal", dijo con frialdad.
"¿Qué?". Qi quedó estupefacta.
Desde un comienzo pensó que casarse era solo una formalidad temporal para darle al niño un apellido y que cuando conocieran a alguien adecuado en el futuro, podrían divorciarse en cualquier momento.
Llegado el momento el niño, podría elegir con quién de los dos vivir. Tener padres divorciados siempre había sido una opción mucho mejor que ser un hijo no reconocido.
Pero quién lo hubiera pensado...
¿El señor Bo se lo había estado tomando en serio todo el tiempo?
Qi se quedó helada y no podía dejar de pensar en lo que el señor le había dicho.
Todavía permanecía ensimismada cuando con el fuerte brazo la envolvió por la cintura y la trajo hacia él.
Sonrojada, estaba a punto de decir algo, pero sus cálidos labios ya se habían posado sobre los de ella. La tomó tan por sorpresa, que se olvidó de respirar.
Él...
¿Cómo podría aprovecharse de ella de esa manera?
Había quedado claro que era un matrimonio fingido.
Yanxi estaba tan absorto en el beso que no la soltó hasta que Qi casi la dejó sin aliento. Luego, le pellizcó suavemente la barbilla con el índice y el pulgar para que no lo evitara.
"¿Entiendes ahora quién soy yo para ti?". Qi tomó una bocanada de aire fresco y se ruborizó.
"Señor Bo, usted... No puede hacer esto. Este matrimonio no es real".
"Déjame refrescarte la memoria, soy tu marido ante la ley y, como tal, soy el único en el mundo que puede hacerte eso. Si te quedan dudas, puedo explicártelo de manera más íntima". Lo dijo enfatizando "más íntima" y con una sonrisa pícara. "Parece que en verdad quieres que te lo explique mejor", Yanxi le susurró al oído y le lamió la oreja con suavidad.
El corazón de Qi latía a mil por hora, como si se le fuera a salir del pecho, y las orejas enrojecieron tanto que parecía que se prenderían fuego.
De inmediato, la muchacha se cubrió la cara, subió las escaleras corriendo y se metió en la cama. Permaneció bajo las cobijas unos cuantos minutos hasta que poco a poco se fue calmando.
Siempre había pensado que Bo Yanxi era viejo y anticuado, pero jamás hubiera creído que fuera tan bueno coqueteando.
Le preocupaba que él estuviera convencido de que en verdad estaban casados.
Aunque la edad legal para poder casarse en el País A era de dieciocho años, nunca había tenido intenciones de hacerlo tan joven, y mucho menos de vivir con él por el resto de su vida.
A juzgar por la actitud de él, no estaba dispuesto a divorciarse en absoluto. Además, para poder hacerlo, debían esperar un año de acuerdo con la ley nacional, y si daba a luz, tres.
En ese momento, Qi descubrió que se había entregado en matrimonio a Yanxi, y que tendría que esperar cinco años para poder divorciarse.
Esa noche, Qi no pudo dormir. Se acostó, pero dio vueltas y vueltas, incapaz de conciliar el sueño.
Cuando apareció en el comedor a la mañana siguiente, todos se sorprendieron al ver su apariencia. Yanxi la estaba esperando sentado y hojeando el periódico. Cuando vio cómo lucía se mofo: "¿Qué hiciste noche?".
Aunque la edad legal para poder casarse en el País A era de dieciocho años, nunca había tenido intenciones de hacerlo tan joven, y mucho menos de vivir con el señor Bo por el resto de su vida. A juzgar por la actitud de él, no estaba dispuesto a divorciarse en absoluto. Además, para poder hacerlo, debían esperar un año de acuerdo con la ley nacional, y si daba a luz, tres. En ese momento, Qi descubrió que se había entregado en matrimonio a Yanxi, y que tendría que esperar cinco años para poder divorciarse.
Esa noche, Qi no pudo dormir. Se acostó, pero dio vueltas y vueltas, incapaz de conciliar el sueño. Cuando apareció en el comedor a la mañana siguiente, todos se sorprendieron al ver su apariencia. Yanxi la estaba esperando sentado y hojeando el periódico. Cuando vio cómo lucía se mofo: "¿Qué hiciste noche?".