Capítulo 25
1462palabras
2023-02-08 10:02
Al día siguiente, Qi fue a trabajar, en los últimos tiempos el té con leche caliente se había puesto de moda, y tenía que atender sin respiro a los clientes hasta la una de la tarde.
Cuando se dispuso a almorzar, metió la comida en el microondas y, mientras esperaba que se calentara, vio a varias de sus compañeras señalar la puerta.
Se acercó con curiosidad para echar un vistazo y vio un llamativo Lincoln edición limitada estacionado entre dos BMW a unos metros de allí. De estos últimos bajaron varios guardaespaldas de forma organizada, y luego un hombre que parecía ser el mayordomo. Este desplegó un paraguas y abrió la puerta del Lincoln con delicadeza para que bajara con absoluta parsimonia un anciano que se ayudaba de un bastón.
Qi observó la situación con perspicacia y tuvo un mal presentimiento.
¿Por qué había ido el Maestro Bo hasta allí?
No tenía duda de que no estaba de paso, de que había ido a verla a ella. Pero ¿qué diablos pretendía? ¿Quería sobornarla para que se mantuviera alejada de Yanxi? ¿Pretendía darle dinero para quedarse con el bebé?
Mientras continuaba elucubrando, Bo Haodang ya había entrado rodeado de guardaespaldas a la casa de té con leche, caminó con entusiasmo hacia ella y le tomó la mano.
"Qi, ¿qué haces almorzando aquí? Ese mocoso no sabe cómo cuidar a las personas. ¿Por qué no vienes a la antigua casa de la familia conmigo?".
Ni en sus sueños, habría pensado que le diría algo así, en verdad no entendía lo que sucedía.
"Qi, tu coeficiente intelectual es muy alto", le explicó con amabilidad.
"Tuve suerte, nada más". Todavía no era consciente de lo que había logrado y no podía mostrar más que modestia. El guardaespaldas acercó una silla para que el anciano se sentara.
"Qi, es un día muy caluroso, ¿por qué sigues trabajando? ¿Te falta dinero? Si te falta dinero, dime. Deposítale una buena suma ahora mismo", le ordenó al mayordomo. Un mensaje que decía "Se ha enviado 1 millón de yuanes a su cuenta" llegó al teléfono celular de la muchacha de inmediato.
"Gracias, Sr. Bo, pero no me falta dinero, es mi pasatiempo trabajar", titubeó sonrojada.
"Oh, comprendo. Mayordomo, compre esta tienda de té y póngala a nombre de la señorita".
Al parecer, Haodang había encontrado la solución, Qi seguía sin saber qué decir.
"Eh... Esta es una cadena de tiendas comerciales...", le explicó la chica.
"Entonces compraremos la marca. Dale tu identificación al mayordomo y él hará los trámites necesarios".
"Sr. Bo, gracias por su amabilidad. Solo diga lo que quiere decir", susurró Qi para que dejara de dar rodeos.
"Ya deja de trabajar, lo más importante es cuidar bien al bebé y dar a luz a un niño saludable e inteligente para nuestra familia", le pidió Haodang amable pero serio mientras miraba el abdomen de la muchacha con una sonrisa.
La actitud del Sr. Bo para con ella cambió de un momento a otro debido al alto puntaje que había obtenido.
"Bueno, es posible que no lo sepas, pero a pesar de que somos ricos, nuestros antepasados fueron paletos. Mi bisabuelo nació en una familia pobre, nunca fue a la escuela, y cuando logró hacer dinero, nadie pudo cambiar sus malos hábitos. Luego, generación tras generación, los hombres de nuestra familia siempre fueron ricos, mujeriegos e imprudentes. Algunos se han ido a 'estudiar al extranjero', pero en realidad es solo una manera más de gastar dinero", susurró Haodang en un tono triste.
"De ninguna manera, el señor Bo se ve muy culto". Qi no podía creer lo que escuchaba.
"Yanxi parece correcto, pero al fin y al cabo, sigue siendo un matón... Me disculpo, un irresponsable. Tengo hijos y nietos, pero nunca recibí un elogio de la escuela, por el contrario, las veces que me pidieron que me presentara fue para regañarme. Los otros padres muestran con orgullo las calificaciones de sus hijos, y yo lo único que puedo ostentar es la riqueza y el poder de mi familia".
El tono de tristeza en la voz de Haodang era cada vez más lastimoso, y daba la impresión de que en ese ámbito trataban de ver quién superaba a quien.
"Sr. Bo, no exagere. El médico dijo que es bueno para mí mantenerme activa, puedo trabajar como lo hice siempre. Además, el gerente se preocupa mucho por mí y mis compañeras también son muy amables. Estoy bien."
"Entiendo". Haodang le guiñó un ojo al mayordomo, que de inmediato sacó una pila de paquetes rojos y los repartió uno por uno entre los empleados de la casa de té. El gerente recibió dos de ellos.
"Gracias por cuidar de nuestra señorita. Gracias por su amabilidad", les dijo con sinceridad.
¿Acaso no era un tanto ostentoso? A Qi le dio tanta vergüenza que quería cubrirse la cara.
"Yanxi, ese mocoso, deja que traigas comida precocinada al trabajo. Vamos, te llevaré a comer algo bueno". En realidad, el señor Cao y la señora Zhang habían insistido en enviarle comida casera en un comienzo, pero ella se negó porque no quería molestar, así que compraba el almuerzo todos los días.
Haodang la acompañó hacia la puerta sin mucho más que decir, y Qi ya no pudo negarse.
Después del espectáculo, no podía seguir en la casa de té, lo único que podía hacer era seguirlo.
Media hora después, llegaron al hotel más lujoso de Yu City.
"Traigan todos los platos aptos para embarazadas que tengan".
Haodang se mostraba muy generoso, amable, y hasta parecía estar muy orgulloso.
"Dime que quieres comer, no importa lo que sea, si lo quieres y no lo tienen, enviaré a alguien a comprarlo de inmediato. Mayordomo, esté atento a cualquier antojo".
Qi se quedó sin palabras, estaba muy agradecida, pero solo quería ser una persona como cualquier otra.
......
En el Grupo Bo
Después de almorzar, Yanxi pasó por el sector de oficinas y vio que uno de los supervisores repartía invitaciones y dulces a sus compañeros. El empleado tenía unos cincuenta años y se lo notaba feliz y orgulloso.
"Este fin de semana celebraremos que mi hijo ingresó a la universidad y brindaremos un banquete, están todos invitados".
"Señor Sun, ¿en qué universidad admitieron a su hijo?", preguntó con curiosidad uno de los empleados que no conocía la situación.
"En la Universidad Huaxia", anunció complacido, y todos lo miraron con envidia.
Aunque la mayoría de los empleados en Grupo Bo se graduaban de instituciones prestigiosas, la Universidad Huaxia era la mejor del país.
Yanxi, que se había detenido a escuchar, quedó impresionado al escuchar en dónde habían admitido a ese estudiante.
"¡Vamos! ¡Vamos! ¡A comer dulces!". El señor Sun, continuó repartiendo golosinas a los presentes.
"Dicen que la capacidad de una persona no lo es todo, que debe intervenir la suerte. Así que va a ser mejor que le recuerde a su hijo, señor Sun, que tenga cuidado, no va a ser cosa que gaste toda la suerte en un examen", vociferó con sarcasmo un compañero con el que nunca se había llevado bien y que no soportaba verlo tan contento.
"La suerte también es un don", interrumpió Yanxi con una expresión sombría.
El empleado que acababa de hacer el comentario quedó atónito, y se puso tan nervioso que comenzó a sudar frío.
Aunque Bo Yanxi era joven, cuando se hizo cargo de la empresa, reemplazó a dos tercios de los ejecutivos y, en un mes, logró asumir el puesto que tenía su tío segundo como presidente. Todo eso en un lapso de un año. El hombre que había ofendido a su compañero, ni siquiera sabía dónde estaba parado.
"La suerte también es un don", le repitió Yanxi tajante.
"¡Vamos! ¡Vamos! ¡A comer dulces!". El señor Sun, continuó repartiendo golosinas a los presentes.
"Dicen que la capacidad de una persona no lo es todo, que debe intervenir la suerte. Así que va a ser mejor que le recuerde a su hijo, señor Sun, que tenga cuidado, no va a ser cosa que gaste toda la suerte en un examen", vociferó con sarcasmo un compañero con el que nunca se había llevado bien y que no soportaba verlo tan contento.
"La suerte también es un don", interrumpió Yanxi con una expresión sombría. El empleado que acababa de hacer el comentario quedó atónito, y se puso tan nervioso que comenzó a sudar frío.
Aunque el señor Bo era joven, cuando se hizo cargo de la empresa, reemplazó a dos tercios de los ejecutivos y, en un mes, logró asumir el puesto que tenía su tío segundo como presidente. Todo eso en un lapso de un año. El hombre que había ofendido a su compañero, ni siquiera sabía dónde estaba parado.
"La suerte también es un don", le repitió Yanxi tajante.