Capítulo 21
1384palabras
2023-02-06 17:20
Desde que se enteraron de que Qi había obtenido el mejor puntaje en el examen de ingreso a la universidad, los miembros de la familia Nan estaban totalmente desconcertados. Después de escuchar lo que la muchacha tenía para decir, de a poco fueron recobrando la calma.
"Es suficiente. ¿Cuánto tiempo más vas a seguir siendo el centro de atención?", se quejó la señora Nan, que no podía ocultar su disgusto, dio un paso al frente y agarró la muñeca de Qi.
La mujer se dio cuenta de que ella sabía que estaba entre los veinte primeros, que había hecho una apuesta con alguien y que estaba allí, en el banquete de celebración de Shengxia, solo para causar problemas. Y sintió que su hija Shengxia, la protagonista de la reunión, debía estar devastada por tanto desprestigio.
"¿No viste los chats? Zhao Wen me engañó para que viniera hasta aquí y así obtener el amuleto. Nunca fue mi intención vanagloriarme, ni siquiera tenía planeado asistir a esta fiesta. ¿Por qué te niegas a aceptar la realidad?", reflexionó Qi.
"¿No podemos hablar de esto en casa? ¿Por qué tenemos que hacer el ridículo aquí?". La señora Nan estaba cada vez más incómoda, lo único que quería era deshacerse de Qi lo antes posible.
"A pesar de que soy la alumna con el mejor promedio en el examen de ingreso a la universidad, te avergüenzo, ¿no es así?".
Qi por fin se dio cuenta y se echó a reír.
Los invitados presentes permanecían expectantes ante el entretenido espectáculo que estaba dando la rica y poderosa familia Nan.
"¿No te parece un bochorno desobedecer a tu madre en público? Shengxia nunca haría tal cosa", la regañó enfurecida la señora Nan.
"Mamá, no estaría aquí de no ser por ti y te agradezco de corazón que me hayas traído a este mundo".
Qi no estaba enojada, por el contrario, se puso en cuclillas frente a ella y siguió el ejemplo de sus antepasados: se arrodilló e hizo una sincera reverencia.
"No quiero que me agradezcas nada, solo que ya no me hagas hacer mala sangre", refunfuñó.
Qi se puso de pie complaciente y se arrodilló frente a su padre. "Papá, gracias por traerme de vuelta, por enviarme a la preparatoria Noah y por la pluma que me compraste".
Nan Jinhong, entre tanta turbación, extendió la mano y la ayudó a levantarse. Luego, la muchacha caminó hacia su hermano Qingfeng e hizo otra reverencia.
"Qingfeng, gracias por amarme, siempre recordaré el día en que me trajiste de regreso a la ciudad y, con empatía, me preguntaste si me gustaba la comida picante. Cuando me compraste golosinas de menta y pastillas para el mareo, y cuando me ayudaste con dinero apenas me escapé de casa".
"No es nada, es mi deber".
Nan Qingfeng estaba acostumbrado a cuidar a sus hermanos porque él era el mayor; sin embargo, nunca ninguno había reconocido lo que hacía por ellos ni le había dado las gracias con tanta sinceridad, mucho menos en público. Ni siquiera su hermana más querida, Shengxia, la cual lo único que quería era que él la consintiera.
En el caso de Qi, lo que había hecho por ella era insignificante y no esperaba que recordara cada detalle.
"Papá, de niña, viví tres años en tu casa, si multiplicamos 100 000 yuanes por cada año, da un total de 300 000. Después de que me encontraron, me dieron tanto techo como comida durante seis meses y pagaron la matrícula del preparatorio. Tengo una beca de 1 millón de yuanes, que es el doble del dinero que les debo, les pago ese monto ahora y la deuda por criarme queda saldada", le planteó a su padre con seriedad, el cual no terminaba de comprender por qué la muchacha le hablaba de deudas.
Nan Qi le entregó el váucher a Nan Jinhong; los invitados quedaron boquiabiertos, se miraban entre sí y comenzaron a cuchichear.
Por lo que había dicho la chica, daba la impresión de que iba a cortar los lazos con su familia.
Cuando menos se lo esperaban, Qi sacó de la cartera un brazalete de cuentas de oro enhebrado en un hilo rojo y se lo entregó a su madre.
"No puedo compensarte por el dolor que sentiste al parirme; sin embargo, tuve esta pulsera conmigo en todo momento cuando el traficante de personas me secuestró. Tiene tres cuentas, cada una de ellas representa un deseo y tiene grabada la palabra 'bendición'. Sé que me querías, y es momento de retribuirte ese amor. Tómalo, puedes pedir el deseo que quieras mientras sea ético y moral".
La señora Nan, confundida, tomó el brazalete y se olvidó del enojo por un momento.
Siempre había creído que su hija no estaba de su lado y no esperaba que conservara un brazalete roto ni que entendiera las buenas intenciones de una madre hacia una hija, pero quizá todo eso tenía que ver con el vínculo que las unía.
"Mamá, me voy. Cuídate mucho y presta más atención a las personas que te rodean. Tal vez pienses que el parentesco de sangre no significa nada, pero gracias a que tenemos esos lazos no te haré daño. No es fácil decir lo mismo de los demás". Tomó el micrófono y volvió al escenario.
"Soy Nan Qi, la hija biológica de Nan Jinhong y Lin Xiaodie. Me secuestraron y me vendieron cuando tenía tres años. Logré volver diecisiete años después, pero no pude integrarme a esta familia. Durante mi ausencia, adoptaron a una muchacha obediente y de buen juicio, así que, lejos de querer empañar la felicidad de mi familia y causarles problemas a sus integrantes, hoy les pagaré con este millón de yuanes la educación que ellos y la escuela me brindaron".
Ese banquete era la mejor oportunidad que iba a tener para abordar la situación, había intentado encontrar la oportunidad para poner las cosas en orden desde la última vez que Nan Hao la había acosado.
Ya no quería involucrarse con los Nan, quería empezar de nuevo, tener una vida normal sin que su familia la señalara.
"A partir de ahora, yo, Qi Nan, corto todos los lazos que puedan existir con la familia Nan de forma oficial, y ustedes son testigos de ello", comprometió al público en un tono firme y claro, y sus familiares quedaron estupefactos.
Nadie la había creído capaz de cortar el vínculo con ellos; pensaron que, a lo sumo, se mudaría de la casa o incluso que podría alejarse de todos, pero no creyeron que llegaría tan lejos. Aunque a Qi no le importaba lo que al resto le estuviera pasando por la cabeza.
"Señorita Zhao, póngase de rodillas y felicíteme", Qi le ordenó con gozo.
Recién ahí Zhao Wen se dio cuenta de que estaba frente al mejor promedio del examen de ingreso a la universidad y se enfureció tanto que se largó a llorar.
Sin embargo, Qi no tenía ni la menor intención de dejarla ir, así que dejó el micrófono, caminó hacia ella y le dijo: "Me gusta que la gente se haga cargo de lo que hace, tú ¿cuándo lo vas a hacer?".
"Sabes que estás entre los veinte mejores, y aun así quieres continuar con la apuesta. Eres muy cruel". Zhao Wen estaba al borde de un ataque de nervios.
"No tendré piedad, y lo sabes. Date prisa, ¿lo haces tú o quieres que te ayude?", la desafió Qi.
"Yo...".
"¿Qué? ¿No fuiste soberbia cuando me obligaste a aceptar la apuesta?", Nan Qi la riñó de forma implacable cuando la muchacha intentó responder.
Zhao Wen miró a su mejor amiga, Shengxia, pero esta no supo cómo actuar, se quedó paralizada. No tuvo más remedio que apretar los dientes, levantar la mano y abofetearse.
"No te oigo, hazlo más fuerte". Nan Qi se llevó la mano a la oreja como si no la escuchara, lo que hizo que Wen no soportara la humillación y se echara a llorar.
"Nan Qi, eres una maldita. Si te pones en mi contra, no te perdonaré".
"Te lo advertí en su debido momento. Si no hubieras actuado como lo hiciste, hoy no estarías pagando las consecuencias. ¿No fue idea tuya la apuesta? ¿Me invitas a participar del espectáculo y ahora estás afligida porque el desenlace no es de tu agrado?", se burló Qi.