Capítulo 18
2564palabras
2023-03-24 07:44
—Tú nunca te has enamorado —le dijo Eva a Harry mientras lo observaba fijamente.
—No, no sé lo que es enamorarse de una persona —respondió—, pero veo que tú sí, tu mirada lo confiesa.
Eva tragó en seco y después mordió su labio inferior por unos segundos, volvió la mirada a la calle donde jugaban los niños.

—Al parecer enamorarte no resultó muy bien —soltó Harry—, ¿por eso evitas el volver a estar con un hombre? Tienes miedo de que vuelvan a lastimarte como lo hizo ese hombre.
—¿Podrías callarte? —gruñó Eva.
—Yo no le tendría miedo a que me rompieran el corazón varias veces —comentó el joven mientras se cruzaba de brazos y recostaba al espaldar del sillón—. Una de las cosas que me ha enseñado mi padre desde pequeño es que debes intentar el conseguir algo hasta que puedas obtenerlo.
—¿Cómo puedes comparar el enamorarte con algo material? —cuestionó Eva con tono irónico.
—¿Qué tanta diferencia hay entre enamorarte y algo material? El amor son como los negocios, hasta que no lo intentas, no sabrás si podrás ganar fortuna o perderla.
Eva volvió a verlo fijamente.

—El amor no lo puedes comparar con los negocios, son sentimientos, es algo… sumamente delicado. Cuando te rompen el corazón empiezas a morir de a poco, agonizas.
—¿Acaso cuando pierdes mil millones de dólares no sucede lo mismo? Una vez a mi papá le sucedió y le dio un infarto —comentó Harry con una sonrisa ladeada—. Pero después pudo recuperarlos, afortunadamente, porque habría muerto si no los hubiese recuperado. Pero sí, comenzó a morir de a poco después de eso.
Eva dejó salir un suspiro al comprender que él no podría entenderlo hasta que le sucediera.
—Cuando una mujer te rompa el corazón… dime qué sentiste, sería bastante interesante saber qué siente el hijo de un magnate cuando le destrozan los sentimientos.

La sonrisa de Harry se iba borrando de a poco, no le parecía tan gracioso que Eva se refiriera a sus sentimientos con tanto morbo.
—¿Y qué sentiste tú cuando te rompieron el corazón? —preguntó—. ¿Fue tu primer amor?
La mirada de Eva se oscureció, se tornó triste y su pecho empezó a doler.
Volvió la mirada al frente, la noche estaba oscura y ya los niños habían vuelto a sus casas, seguramente a cenar. Así que la calle se encontraba curioSebastiánente silenciosa, con el ladrido de algunos perros que se alteraban cuando pasaba alguna persona en bicicleta o en moto.
A la mente de Eva volvió el recuerdo de la notificación de la Universidad Nacional; estar en el centro de su habitación en el momento justo donde colgó la llamada; las lágrimas recorriendo sus mejillas ya maltratadas por tanto limpiarlas; el muelle gris con las olas salpicándole los pies; el viaje en bus donde podía apreciar las inmensas montañas bañadas en neblina…
—Antes de ingresar a esta universidad… yo había sido admitida en la Universidad Nacional —confesó Eva—, estudiaría administración de empresas en la capital, era mi mayor sueño.
—¿Estás intentando evitar mi pregunta? —cuestionó Harry. Pero, pudo notar la tristeza reflejada en el rostro de Eva.
—Afortunadamente dos días después me llegó la notificación que había ganado la beca en el Andes —soltó Eva, respiró hondo al comenzar a sentir el nudo crecer en su garganta.
—Sí, habría sido una pésima idea rechazar a la mejor universidad del país por irte a estudiar a una pública —expresó Harry.
—Pero la Universidad Nacional es la mejor entre las públicas.
—Y sigue sin llegarle a los pies al Andes, ¿no crees?
—No lo sé, nunca la he visitado, el examen lo hice aquí en la ciudad, solamente me quedó de recuerdo el lápiz con que hice el examen.
A Harry le parecía tan curioso escucharla hablar de aquellos recuerdos que era tan evidente que llegaban a lastimarla en gran manera.
—¿Y si has viajado a Bogotá?
—Sí, claro, fui dos veces, en el dos mil diecinueve y en enero de este año —respondió ella, volvió a verle y mostró una sonrisa—. Allí vive un amigo mío, lo visito cuando puedo en vacaciones. Espero algún día poder vivir allí, tener un apartamento grande y que exista una sede de mi empresa allí.
—¿Una empresa?
—Sí, obviamente fundaré una empresa y seré mi propia jefe.
—Hablas como si ya lo hubieras decidido.
—Hace muchos años lo hice —respondió Eva.
Ahora Harry se preguntaba qué tuvo que haberle pasado a Eva para que hablara con tanta seguridad sobre su vida y lo que era sufrir por amor. Sus ojos le expresaban que fue algo sumamente doloroso, justo como ella le explicaba que se sentía: morirse de a poco.
Muy dentro suyo se regañaba por pensar que sería divertido enamorarla y jugar con sus sentimientos, ahora creía que ella ya tenía suficiente con lo que pasó anteriormente, en esos años que tanto le traían tristeza.
—Dime que le rompiste la cara —dijo Harry.
Eva arrugó el entrecejo y después soltó una risita.
—¿De qué hablas?
—Del que te hizo daño, dime que le rompiste la cara. Pegas fuerte, así que tuviste que golpearlo muy fuerte.
La tristeza volvió a inundar el rostro de Eva.
—No hablemos de eso, por favor —pidió.
—No le rompiste la cara, ¿al menos te vengaste de él?
Eva puso los ojos en blanco, comenzaba a impacientarle la obstinación del joven.
—No quiero hablar de eso —gruñó.
—Me parece injusto que dejes así a ese hombre que te hizo tanto daño —insistió Harry—. Si al menos hubiera sido alguien que valiera la pena, pero no… fue un pobretón que no tenía nada que ofrecerte, y aun así te hizo daño.
—¿Cómo puedes decir eso si ni siquiera sabes lo que pasó entre nosotros?
—¿Fue un millonario? ¿Viene de una familia de poder?
—No, pero… era inteligente.
—¿Estudió en una universidad importante? Seguro y se graduó de la Nacional, por eso querías estudiar allí.
Eva abrió la boca de la impresión y el malestar que estaba teniendo en ese momento.
—Pe-pero… la Nacional no es una mala universidad…
—Pero es universidad de pobres, lo sabes… —replicó Harry—. Habría sido mucho mejor que lloraras porque tu novio el magnate te terminó, al menos eso puedes presumir, pero no, estabas llorando porque un chico pobre de la capital te hizo daño. Eso es humillante, necesitas subir tus estándares de calidad con los hombres.
—¿Estás diciendo que sería mejor que tú me rompieras el corazón?
—Pues soy muchísimo mejor que ese hombre que te hizo daño, no cualquier chica puede decir que su exnovio es un multimillonario.
—¡¿Disculpa?! —soltó Eva con ironía.
En ese momento Vanesa se acercaba con unos vasos de jugo, pero en vista que ellos estaban discutiendo, dio media vuelta y entró a la vivienda.
—Tu padre es el multimillonario, no tú —recalcó Eva.
—¿Qué? —soltó Harry indignado.
—Claro que sí, todos te llaman el hijo del magnate, porque saben que tú no tienes nada, lo que haces es despilfarrar la fortuna de tu papá. Cuando tengas algo que ofrecer que sea tuyo, bueno, ese día puedes decir que sí eres mejor que muchos más. De quien me enamoré sí era un hombre que valía la pena, se pagó sus estudios, consiguió trabajo y se mantiene por sí mismo. Así que sí, fue un hombre del cual puedo presumir, porque sabe cómo ser autosuficiente.
El rostro de Harry estaba rojo de la furia, a la vez que se sentía dolido por las palabras de Eva.
—¿Y eso de qué valió? Si lo que hizo fue jugar con tus sentimientos, ¿cómo puedes presumir de eso?
—Pero al menos no fue un hombre malcriado de papá y mamá que se cree más que los demás —gruñó Eva.
Harry abrió la boca y las palabras se acumulaban en su garganta. Rebuznaba del enojo y sentía la necesidad de golpear algo.
—¿Y tú quién te crees para hablarme así? —dijo entre dientes.
—Pues alguien que sabe trabajar y no va por la vida creyéndose mejor que otras personas.
—Pero me dices a la cara que soy un inútil y que no tengo nada de valor.
Aquello fue un golpe bajo para Eva, la hizo volver a la realidad. Tragó saliva e inspiró hondo para calmarse.
—Tú comenzaste con los insultos —soltó apenada.
El silencio los invadió por unos largos minutos. Y entre más tiempo pasaba, a Eva le dolía haber insultado a Harry, era como si él incentivara la parte más cruel de sus adentros que le facilitaba soltar insultos, sobre todo porque el joven, curioSebastiánente, era alguien que terminaba siendo amable con ella, por más cosas malas que le dijese.
—¿Por qué me buscas? —preguntó Eva.
—Porque me gustas —respondió Harry.
Aquello sobresaltó a la chica, estaba anonadaba por lo directo que podía ser.
—¿Y lo dices así? —cuestionó.
—No te creas mucho, me gustan muchas cosas —respondió Harry.
—¿Y para ti soy una cosa?
—No, pero eres rara, eso me gusta —respondió el chico, volviendo a enganchar en su rostro esa sonrisa coqueta que casi siempre llevaba cuando veía a Eva.
—Te estás refiriendo a mí como si fuera algo defectuoso.
—No, no me malentiendas, me pareces exótica —aclaró Harry—. Además, tienes buen trasero, no sé por qué lo escondes con esa ropa tan ancha que sueles usar.
—¿Y qué quieres de mí?
—Tener sexo, hacerte todo lo que se me ocurra en la cama —respondió él, acercando un poco su rostro a Eva—. Quiero cogerte en el baño de una fiesta, también en la playa, que te llenes de arena. Y por qué no… que duermas tantas veces en mi cama que ya quede con tu aroma impregnado.
—Tú sólo me quieres para sexo.
—Pues a ti no te interesa nada más, a mí tampoco, así que no creo que sea un problema —aclaró Harry.
—¿Y qué gano yo de todo eso?
—Bueno, puedes pedirme lo que sea que quieras, ropa, viajes, si quieres un auto para que no estés yendo siempre a todos lados en esos horribles buses.
—No necesito nada de eso —soltó Eva con decepción.
—¿Y dinero? —insistió Harry—. Puedo darte el dinero para que crees esa empresa que tanto quieres.
—No comenzaré mi empresa debiéndole favores a alguien como tú —gruñó Eva.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres de mí? Te daré eso que tanto quieres.
Eva lo observó fijamente, comenzando a interesarse en la propuesta de Harry.
—Quiero a tu padre —respondió con tono serio.
Harry abrió los ojos con evidente impresión.
—Harás que tu padre invierta en mi futura empresa —propuso Eva—. Él estará como jurado en el PICHT que realizará la universidad con los emprendimientos finales del diplomado de empresas e innovación. Si quieres un trato conmigo, harás que él se interese en nuestra propuesta de negocio antes de presentarnos ante él.
El joven soltó una sonrisa de satisfacción.
—Es cierto lo que dicen, sabes morder fuerte —soltó—. Pero ustedes serán una simple propuesta ante empresas que estarán allí, empresas ya consolidadas, es difícil que puedan competir ante ellas y mucho menos conseguir un inversionista. Estarán muy en desnivel con otras propuestas de inversión.
Eva inspiró hondo y sintió su piel erizarse por la impotencia. Harry acababa de decir lo mismo que muchos que estaban enterados que ellos iban por el premio mayor le comentaban a modo de consejo para que lo dejaran.
—Tu padre será el empresario más importante que tendrá el PICHT —insistió Eva—. Si él acepta invertir en nosotros, los demás lo harán y necesitamos esa inversión para crear a Gaba, lanzarla a lo grande para poder competir con la competencia.
—¿Gaba?
—Gaba será la primera red social con ventas integradas —explicó Eva—, nuestros usuarios podrán comunicarse con los vendedores, ver reseñas de otros clientes, así como también chatear con ellos para saber qué tan confiable son los productos que están comprando.
—Pero ya hay empresas de ventas online que hacen eso, como Mercadolibre —comentó Harry.
—No de la forma en cómo lo hará Gaba, nosotros permitiremos que las empresas que venden sus artículos expongan sus productos en una galería por la cual los clientes pueden navegar, echar al carrito sus productos, al mismo tiempo que puede leer las reseñas de otros usuarios que han consumido el producto, podrá chatear con ellos y además revisar las fotos de ese mismo usuario usando su producto.
—¿Los clientes también pueden tener galería?
—Sí, así como podrán tener un perfil donde se vean sus publicaciones, como lo hace Facebook.
—Solamente que esta aplicación además de ser red social, también tiene ventas integradas.
—Es una app para comprar productos, pero tiene un plus, es mucho más comunicativa —apuntilló Eva—. Nos parece injusto no poder tener tanta información de un producto que queremos comprar, únicamente tenemos a la mano las reseñas y la información que nos da el vendedor. Por esa misma razón muchas personas no se arriesgan a comprar de forma online.
—Es muy buena tu idea de negocio —comentó Harry—, además que el nombre es conciso y suena muy a empresa tecnológica. Pero… —Notó el rostro de decepción de Eva—. Es que, para que mi padre se interese, será muy difícil. Es una persona que le gusta invertir su dinero en negocios seguros.
—Nosotros seremos una empresa que va a crecer con rapidez, no será una mala inversión.
—¿Y qué puede asegurarlo?
—Tenemos una rentabilidad del ochenta por ciento —agregó Eva.
—Oh, vaya, es una gran cifra —soltó Harry—. ¿Con quién la vas a crear?
—Con Mariana, Vanesa y Sebastián.
—Esos son tus amigos de la universidad —comentó Harry—, y ninguno de ellos dispone del dinero para dar un capital que asegure al menos el inicio de la creación de la aplicación. ¿Tienen al menos al programador?
—Bueno, hemos consultado empresas de programación.
—¿Y? —Enarcó una ceja.
Harry sabía de negocios, eso era seguro, sabía oler dónde estaba la mejor propuesta, por lo cual entendía que no era una buena oferta el que su padre invirtiera en Gaba. Y ella lo sabía, en ese momento su proyecto solamente era una propuesta bonita que quería revolucionar las compras online.
—Entonces, si no podemos tener a tu padre como inversor, haz parte tú de Gaba —propuso Eva—. Conviértete en parte de nuestro grupo.
—¿Qué? —soltó Harry sin poder creerlo.
—Si estás dentro de nuestro grupo accionista, tu padre se interesará por conocer de nuestro proyecto.
—No quiero… —trató de oponerse.
—¿No quieres algo que sea tuyo? —preguntó Eva con seriedad—. ¿No quieres ser un verdadero empresario? Ya es hora de que empiecen a reconocerte por tus propios logros y no por ser el hijo del magnate. Sé que no te gusta que te digan que todo lo que tienes es de tu padre, no te gusta ser una sombra. —Lo barrió de pies a cabeza—. Por la conversación que acabamos de tener pude ver que tienes ojo para los negocios, así que no solo estás estudiando negocios internacionales porque tu familia se mueve en el mundo de los negocios, sino porque de verdad te gusta.
El rostro de Harry se mostraba por primera vez con una seriedad que nunca antes Eva pudo ver en él, así que esta vez tenía toda su atención, debía aprovechar la oportunidad.
—Crea con nosotros a Gaba y demuéstrales a todos que no eres simplemente el hijo de un magnate —dijo Eva—. Sino que eres todo un empresario que sabe innovar, demuestra que eres un visionario.