Capítulo 58
1897palabras
2023-01-17 09:30
“Si queréis, puedo preguntarle de nuevo al médico que hizo los resultados de la prueba, por si a alguien le queda aún alguna duda.”, afirmó Carson. Hacía tan solo un día que había acudido a dicho especialista para recoger los reveladores resultados. Se las había arreglado para conseguir un mechón de pelo cabello de Amanda y de Luke. En el caso del chofer no le fue más difícil solo porque fuera hombre, dado que este tenía el cabello largo y recogido con recato a altura de la nuca.
A Kimberly no le quedaban ya mentiras a las que recurrir, se había quedado sin cartas en su juego favorito. Le tembló la barbilla al mirar a Carson, para luego dirigirse hacia él con frenetismo e impetuosidad. “¿Por qué haces esto, eh? ¿Por qué?", inquirió, aunque ya se imaginaba la respuesta. Pero de todos modos quería confirmar si a lo mejor le había ofendido a él o algún miembro de su familia, quería saber cuál había sido su error no previsto.
“Porque es necesario, porque has intentado matar a mi mujer y porque eres una criminal.
"¡¿Cómo?! ¡Yo no soy ninguna criminal!”, gritó ella.
"¿Por qué querías asesinar a Elissa entonces?", le planteó él, con los ojos entornados, aunque se esperaba que la mujer no respondiese. Poco importaba, puesto que él ya sabía el motivo, y era algo que lo abrumaba sobremanera.
Waverly le dio un leve empujón a Luke para que hablara más, sacarle hasta la última gota de verdad. “La hija del alcalde… está en esta ciudad, viva. Fue todo una argucia de Kimberly, sobornó al orfanato para que la declarase muerta."
“¿Está en esta ciudad, de verdad? ¿La conoce?", lo apremió el padre, apurado. Había estado intentando rastrearla por activa y por pasiva, pero daba igual que moviese todo cielo y toda tierra, que no consiguió ninguna pista relevante.
Luke asintió, con el cuello tiznado de sudor por el costado. "Está aquí.", corroboró, para luego volverse en dirección a Elissa. A esta se le cortó la respiración, porque lo que iba a salir de la boca de ese hombre estaba a punto de cambiar su vida. El corazón le latía tan fuerte que poco le faltaba para salirle por la boca. “Elisa Williams es su hija, alcalde, suya y de Rune."
En ese momento se le vino el mundo encima. Aquello no podía ser... Aunque, ciertamente, ahora tenía sentido el hecho de que la primera esposa del alcalde le recordase a ella misma en apariencia, y por qué sentía un extraño sentimiento de comodidad en compañía de su recién descubierto padre, cuando ni siquiera sabía que lo era. Se clavó las uñas en el interior de las manos, tratando de controlarse a duras penas. ¿Gabriel Hayes, el alcalde de la ciudad... era su padre?
Elissa desvió la mirada hacia él, quien también la enfilaba con los ojos, pasmado. Veinticinco años. Durante casi veinticinco años había pensado que su hija estaba muerta... Elissa comenzó a dar pequeños pasos hacia el alcalde, y este la correspondió, con lágrimas corriéndole por la cara.
El excelso hombre no necesitaba mayor confirmación que la que le había dado el chofer, ya que su corazón ya le había dado multitud de presentimientos al respecto desde que la vio por primera vez. Era calcada a su mujer, y siempre le dolía el pecho cada vez que la joven aparecía ante él. Ahora que sabía a ciencia cierta que aquella chica, Elissa, era su hija, lo invadió una oleada de euforia por haberla encontrado finalmente.
“Elissa...”, musitó, pero esta alargó la mano hacia él para que dejara de hablar.
"No diga nada, por favor.", dijo, con voz temblorosa y plagada de emociones contrapuestas. No le era fácil asimilarlo, no después de haber vivido más de veinte años con la noción de ser huérfana. Para ella, resultaba incierto cómo reaccionar, si debería estar triste, enojada o feliz. Sus padres adoptivos se la llevaron del orfanato, y creció asumiendo que ellos eran los de verdaderos, en vista de que su ascendencia biológica la abandonó como un desecho prescindible. Su primera reacción fue la furia, rabia por que el alcalde la hubiese abandonada. ¿Lo hizo porque no la quería, porque era un estorbo en su vida?
“Lo sabía, algo dentro de mí estaba seguro de ello. Te pareces tanto… a mi Rune...”, expresó el alcalde, con un tono soñador. "He puesto tanto empeño en encontrarte, hija mía, y al fin se han cruzado nuestros destinos."
"Me dejaste.”, lo cortó Elissa, ahogada por sus emociones. Su infancia estuvo repleta de dificultades, tanto económicas como sentimentales. Sus padres adoptivos eran pobres y no gozaban de muy buena salud, así que se vio obligada a ganarse el dinero que le costaba la matrícula para sus estudios trabajando hasta dejarse los higadillos. "Me abandonaste."
“No, claro que no, Elissa... Es que...” El alcalde no sabía qué decir, puesto que, en efecto, sí que la había abandonado. Lo hizo siguiendo el macabro consejo de Kimberly, sí, pero lógicamente se arrepintió de haberlo hecho durante el resto de su vida. Cuando escuchó la noticia de que su hija había muerto, no pudo perdonarse a sí mismo, pero ahora que la había encontrado... jamás la dejaría separarse de él. “Te abandoné..., pero no tuve otra opción. Fui manipulado por esta arpía.”, enfatizó, oteando de reojo a Kimberly con rabia. “Pero lo entiendo... Entiendo que albergues odio hacia mí en tu corazón, pero por favor... Si puedes hacerlo, te ruego que me perdones; perdona a tu padre."
“Tú no eres mi padre. Dejaste de serlo en el momento en que decidiste deshacerte de mí.2, replicó ella.
“No digas eso…”, suplicó el alcalde. Su cuerpo temblaba y lloraba en silencio. Sabía que se lo merecía, pues la joven no mentía ni exageraba. Sin embargo, había un dato que aún se guardaba para sí, y es que en su día pensó que Rune había tenido un amorío con alguien, el cual engendró como resultado a ella, a Elissa. Tras una lóbrega pausa, el alcalde decidió contarlo: “Rune… tenía un amante. De hecho, tuvo el accidente cuando iba de camino a verle. No puedo expresar el suplicio que me causaba amarla con locura y que ella me traicionase de aquella manera... La pagué contigo, te envié a un orfanato en un arrebato de despecho e ira."
“No fue un accidente.”, intervino Luke mientras miraba a Kimberly, quien le suplicaba con la mirada que no se fuera más de la lengua. Pero tenía que hacerlo, si no quería que Carson le arrebatara la vida justo como hizo con el dúo de secuestradores.
"¿Cómo dices?", preguntó el alcalde, con el gesto tensado a más no poder. Kimberly dio un paso hacia delante para llamar la atención y menoscabar la validez del reciente comentario del chofer, pero Gabriel la enfocó con una mirada fiera, al tiempo que le gritaba: "¡Tú cállate!”
“Fue un asesinato.", continuó Luke. "Kimberly mató a Rune, lo planeó todo. Su mujer nunca tuvo ningún amante, solo se veía con un amigo, y no eran nada más que eso.
El alcalde sintió una horrenda punzada en el pecho, al borde de un infarto. Todos estos años había pensado que Rune murió sin amarle... Maldijo su propia estupidez, por haber creído en todos los mezquinos embustes de aquella mujer enviada por el demonio.
Elissa tenía lágrimas en los ojos, consciente del dolor de su padre además del suyo propio. Al igual que a él, le costaba respirar a la vista de la gravedad del panorama. Hacía tiempo ya que desistió ante la vana idea de conocer a sus despreciables padres biológicos, pero ahora que estaba más puesta en lo que realmente había sucedido y tenía a su padre a escasos metros... no sabía qué hacer ni qué esperarse.
Los ojos de Hera estaban al borde de salirse de sus cuencas. Aunque aquel descubrimiento cambiase toda la situación y Elissa pasase a ser la hija del alcalde, lo cierto es que a la mujer no dejaba de caerle mal la otra. Volviendo a la realidad tras un pequeño lapsus de estupor, decidió que ya tenía sentido estar en el lugar de una boda que no se iba a celebrar, así que se acercó a Carson y le instó: “Deberíamos irnos, hijo; poco pintamos ya aquí."
“Todavía no, madre. Elissa...”
“¡Que vengas conmigo ahora mismo, Carson!”, lo apremió la madre. De repente, Amanda se secó las lágrimas y se le ocurrió un último y desesperado recurso, por lo que acudió a Hera y la agarró del brazo: “Suegra… Sé que he hecho algunas cosas horribles, pero no miento cuando digo que amo a Carson con locura. Por favor, no me hagas esto…., no puedo vivir sin él.”
“Te lo he dejado bastante claro ya, Amanda; no te quiero, mi corazón es de Elissa.", reiteró el hombre.
“¡Pero si es tu hermanastra! ¡No puedes casarte con ella, Carson!", gritó Amanda. El otro apretó las mandíbulas, al tiempo que incrementaba instintivamente la fuerza con la que agarraba al cuello de Luke.
"En eso sí que tiene razón esta, hijo.”, intervino Hera, y luego se dirigió a la susodicha con mal tono y mal gesto: "¡Pero tú a mí no te me vuelvas a dirigir como 'suegra', jamás de los jamases!"
Elissa no entendía nada de lo que estaban hablando ahora. "¿Cómo que 'hermanastra'?"
"¡Sí, lo que oyes! ¡Estás hecha una incestuosa de mi*rda!”
“Eso es imposible... y absurdo. ¿Cómo estás tan seguro de eso?, le preguntó Elissa a Carson, casi encarándolo. Mientras lo pensaba, más llegaba a la impresión de que era por ese motivo por el cual Carson decidió divorciarse de ella. "¿Por eso me dejaste, entonces?"
Carson asintió lentamente, devolviendo la mirada de sus ojos inquisitivos. "Así que lo que vi ese día... era... "
“Un montaje, sí. No me atreví a contártelo, así que lo preparé todo para que pareciera que te había puesto los cuernos.", confesó, sintiéndose culpable por dentro.
"Oh, dios mío..." Elissa enmudeció, asqueada solo de imaginarse que en su momento se caso con sangre de su sangre.
"Bueno, ya que me ha tocado a mí desvelar secretos a diestro y siniestro...", terció Luke una vez más. "Te diré esto también, Elissa: no eres su hermanastra."
Carson lo miró boquiabierto. "¿Qué?" No tuvo que hacerse demasiadas preguntas, puesto que su mente viajó rápidamente a las antagonistas del momento: ellas dos. En realidad no iba desencaminado. “Kimberly y tu madre te mintieron, porque no querían que te juntaras con Elissa."
Carson se giró hacia Hera, y casi le imploró: “¿Lo sabías...? ¿Todo este tiempo me has estado engañando?" Hera lo miró de reojo desde abajo, avergonzada. Hasta su propia madre lo había traicionado... Pocas cosas había más dolorosas que aquella, y poca gente le quedaba ya en quien confiar.
Elissa no daba crédito ante la estupidez de su ex-marido por creerse a pies juntillas algo tan rocambolesco, y soltó un aspaviento burlesco. ¿Por algo tan simplón es por lo que decidió pulverizarle el corazón hacía tres años? Todavía lo recordaba todo, tan nítidamente...
“Vete a casa, mamá.”, la urgió Carson, en voz baja pero peligrosa. Hera lo miró preocupada, temiendo que si añadía algo más, su hijo estallara. “Por favor, vuélvete a casa, mamá. Ahora." ”
Hera se mordió el labio y, tras asentir con reticencia, se dio la vuelta para salir de la estancia, acompañada de Lin.