Capítulo 53
762palabras
2023-01-17 09:30
Eran casi las diez de la noche cuando Elissa fue a la casa rural de Carson. Se había quedado cuidando a Lia en el hospital todo el día. La niña estaba bien, pero todavía débil, y se quedaba dormida entre una conversación y otra. El médico dijo que debían operar pronto, a fin de mes, y era justo cuando expiraría su contrato.
Abrió la puerta principal y entró en la casa. Fue a la sala de estar, pero no había nadie. Pensó que él podía estar en su habitación, así que hacia allí se dirigió. Las luces eran tenues y se asustó al ver una figura sentada en una silla cerca de la ventana. Encendió las luces y le frunció el ceño a Carson, que estaba tomando vino tinto.
Casi con pereza, miró a Elissa, y el trazo de una sonrisa se formó en su rostro. "Llegas tarde".
"Dos minutos de retraso, Carson. Perdón”, puso los ojos en blanco. Luego lo miró, preguntándose si algo andaba mal, ya que lo veía raro y parecía molesto. Se paró frente a él y le preguntó: "¿Pasa algo?"
Él estiró la cabeza hacia arriba, con la mandíbula rígida, pero no dijo nada. Carson negó con la cabeza y se levantó, dejando la copa de vino. Se paró cerca de Elissa, le acomodó un mechón de cabello castaño rojizo detrás de la oreja mientras observaba su rostro.
"Tengo algo que decir", murmuró.
"¿Qué?"
Detuvo la caricia y la miró a los ojos. A Elissa se le revolvió el estómago de la ansiedad. “Me voy a casar la próxima semana”.
¿Había oído bien? Elissa parpadeó, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Pensó que había escuchado mal, pero sabía que no. "¿Qué?"
Carson se metió las manos en los bolsillos y respiró hondo. “Me voy a casar con Amanda la próxima semana y quiero que seas la dama de honor”. Lo dijo como si no supiera quién era ella, como si Elissa fuera una extraña para él y fue hiriente. El pecho le dolía cada segundo un poco más.
"¿Quieres humillarme?", preguntó con los dientes apretados, intentando controlar las lágrimas que se abrían paso.
Él se encogió de hombros. "No. Sería agradable, incluso Amanda estuvo de acuerdo.
"¡No iré!", gritó Elissa abriendo mucho los ojos mientras lo miraba.
Carson permaneció imperturbable, ni siquiera parpadeó. "Vendrás", afirmó dándolo por hecho.
"¡No asistiré a tu boda!"
"Si quieres el dinero para tu hija, vendrás", respondió provocando en ella una mirada horrorizada.
“¿Cómo… cómo lo sabes?”, murmuró sorprendida. Pero enseguida pensó: es Carson, podía obtener la información que quisiera. Aunque al invadir su privacidad excedió el límite. Cerró el puño, la ira se traslucía en su piel. "¿Cómo pudiste?", siseó.
“Dime tu respuesta, Elissa”, exigió, ignorando su pregunta.
¿Le quedaba alguna opción? ¿Cómo podía hacerle esto? ¿Podía ser tan despiadado como para invitar a su exesposa a su boda? Elissa había creído que Carson seguía siendo el mismo de hace tres años, pero se había equivocado. Estaba jugando con ella. Primero era tierno, y después la trataba con tanta frialdad que ella no sabía qué sentir.
"Iré". Las palabras salieron como ácido de su boca y las lágrimas caían de sus ojos. Se secó con el dorso de la mano y respiró hondo.
“¿Amanda sabe de nuestros encuentros? ¿Sabe que tenemos s*xo mientras planeas casarte con ella?"
"No".
“¡Qué jugador, Carson! ¿Engañas a tu prometida y ni siquiera te sientes culpable? ¿Puedes ser más cruel?”, lo acusó.
“No es de tu incumbencia. La boda será el próximo viernes; no tienes que comprar nada, tendrás todo lo necesario. Solo debes honrar la boda con tu presencia”, le dijo con una sonrisa que le dieron ganas de abofetearlo.
Sin poder controlar la ira que crecía en su interior, lo abofeteó. El sonido resonó dentro de la habitación. Su pecho subía y bajaba, pero no sentía culpa. "¡Te odio, Carson!", dijo mientras salía furiosa de la casa, sin mirar atrás.
Para empeorar las cosas, comenzó a llover, y su ropa se mojó. Dejó que se escurriera sola, y se dejó llevar por la lluvia. Lloró, su cuerpo temblaba y le dolía el pecho. Pensar que Carson se casaría con Amanda la hizo sentir miserable. No importaba cuántas veces se lo dijera a sí misma, no podía ni quería seguir adelante: lo amaba y lo seguiría amando, no podía evitarlo.
“El amor es veneno, es una t*rtura”.
Elissa siempre creyó que el amor era una emoción que unía a todos, lo más puro. Pero ahora, creía lo mismo que decía su hermano.
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