Capítulo 54
1390palabras
2023-01-11 00:01
Me volteé y contuve la emoción, fingiendo que estaba calmada mientras miraba a Hayden.
Tenía las venas de la frente tan abultadas, que parecía que le iban a explotar de la rabia.
"¡Prometo colaborar contigo, pero debes borrar todas esas fotos ahora mismo!", dijo apretando los dientes.
No era tan tonta como él creía, pues yo sabía que esas fotos eran mi única arma para amenazarlo. Por ello, ¡jamás las borraría!
"Por supuesto que puedo borrarlas, pero lo haré sólo después de que haya concluido el proyecto", contesté yo.
Hayden se agarró el cabello frustrado y me miró con los ojos enrojecidos, y exclamó: "¡Muy bien! ¡Así será! ¡Ya te entregué toda la información pertinente pero puedes llamarme si tienes alguna duda!"
Su tono de voz destilaba la rabia que sentía, pero esa actitud no me sorprendió en lo absoluto porque sólo estaba pensado en que ¡al fin podría continuar con el proyecto sin problemas!
Volví a la oficina emocionada y tan pronto me senté en el escritorio, me percaté de que me estaban sudando las manos.
Aunque quería aparentar que estaba tranquila cuando me enfrenté a Hayden, mi cuerpo no podía ocultar lo que sentía en realidad. Afortunadamente, todo había salido como esperaba y había logrado que él se comprometiera a ayudarme.
Mientras pensaba en eso, no pude evitar echarme a reír de la felicidad.
Técnicamente hablando, ésta había sido la primera vez que había solucionado un problema complicado sin ayuda de otra persona, y en cierto modo, eso me había permitido madurar y adquirir más experiencia.
La tarde transcurrió sin inconvenientes en la oficina. De hecho, había logrado captar rápidamente lo que querían los patrocinantes y redactar un libreto razonable, con la ayuda de Hayden.
Estaba tan concentrada en el trabajo que me olvidé por completo de la hora. Cuando caí en cuenta, ya todo el personal se había retirado y la oficina estaba a oscuras.
El brillo de la pantalla de mi computadora era enceguecedor, y yo me sentía cansada. Por eso me masajeé los hombros y recogí las cosas para irme.
Cuando iba a cerrar la puerta de la oficina, recordé de pronto que el día anterior había dejado el desayuno en el refrigerador. Como ya había transcurrido más de 24 horas, supuse que lo habían echado a la basura.
Al pensar en el desayuno, me vino a la mente la imagen de Tony, quien había estado muy ocupado ese día y tampoco se había comunicado conmigo hasta ahora. Quizá había estado concentrado en su trabajo.
Pensando en eso, saqué mi lonchera rosada de la heladera.
El emparedado aún se veía fresco, y tras pensarlo bien decidí llevármelo a casa para cenar. Después de todo, lo había preparado con sumo cuidado y no quería que se perdiera.
Agotada por el arduo trabajo del día, iba caminando a paso lento hacia la salida. Sin embargo por alguna razón, la puerta que momentos antes estaba perfecta, se había atorado y me quedé encerrada en la cocina.
Como la pared de la despensa era de vidrio podía ver hacia afuera. No obstante, el pasillo estaba oscuro y sólo había una tenue luz al final del mismo.
Todo estaba en silencio y no había nadie a la vista, ya que era las siete de la noche y la mayoría del personal se había retirado.
Me sentía un poco nerviosa porque soy tímida y tenía miedo de presenciar una escena horrible. Parecía que estaba en una película de terror, ¡e incluso temía que apareciera una mujer sin cabeza detrás de mí en ese momento!
De repente, un escalofrío recorrió mi espalda y volteé para asegurarme que no había nadie detrás de mí. Respiré aliviada al ver que estaba sola.
"¿Hay alguien ahí? ¡Hola!", grité mientras giraba con fuerza la manija de la puerta. Sin embargo, nadie respondía a mis continuos llamados porque el recubrimiento a prueba de ruidos de las paredes era muy grueso.
Me apoyé sobre la puerta frustrada, sintiendo que debía darme por vencida.
Luego pensé: "¿Entonces tendré que pasar la noche aquí? Por supuesto que no, debo pensar en algo para salir de aquí".
En ese momento, pensé en Astepon. De hecho cuando tenía algún problema, él era siempre la primera persona que me venía a la mente desde que lo había conocido. Confiaba tanto en ese hombre, que creía que podía ayudarme con cualquier inconveniente que tuviera.
Saqué mi teléfono móvil y miré el nombre "Astepon" en la pantalla, pero no podía evitar sentirme un poco aturdida.
Olvídalo, tengo que mantenerme lejos de él. ¡Así que mejor no lo llames!
Tras esa reflexión, empecé a buscar en la lista de contactos y me topé con el nombre de Tony.
Para ser honesta, estaba un poco indecisa porque apenas había interactuado con él. De hecho, la única vez que lo habíamos hecho había sido en la fiesta hacía dos noches. Ese día, parecía estar interesado en mí, pero no se había comunicado conmigo desde entonces, y por ello no sé qué estaría pensando de...
Pero en ese momento, no tenía a quién más recurrir para pedirle ayuda. Por suerte, Tony estaba trabajando horas extras, y llegó rápidamente a la cocina tras recibir mi llamada.
Después de revisar la cerradura de la puerta, me consoló diciéndome: "No te preocupes, la puerta está atorada pero ya vengo a sacarte de aquí".
Desapareció al instante y regresó con una caja de herramientas.
Al verlo me sentí más tranquila y me recosté de la pared de vidrio, mientras lo observaba tratando de abrir la puerta.
Era la primera vez que veía de cerca sus facciones...
Tenía un carácter muy particular, ya que en la oficina era una persona seria, pero en el único encuentro que había tenido con él en el plano personal, había percibido que era un hombre divertido e interesante, y por ello me sentía relajada a su lado.
Sus facciones no eran muy finas, pero en conjunto le daban un aire firme y varonil. Las pestañas eran largas, las pupilas color miel y el cabello con la raíz marrón oscuro estaba perfectamente cortado al estilo militar.
Asimismo, la piel bronceada y su contextura fornida le hacían ver como un soldado de las fuerzas especiales. Sin embargo, la camisa blanca que llevaba puesta suavizaba un poco su apariencia masculina, dándole un aire fuerte pero delicado a la vez.
Para ser honesta, aún no podía creer que Tony se sintiera atraído por mí, porque hasta donde recordaba, sólo habíamos conversado unas cuantas veces y yo no era ni bonita ni atractiva. Por eso, no entendía por qué yo le había gustado.
"¿Por qué estabas trabajando hasta esta hora?", preguntó él sacándome de mis pensamientos.
Lo vi fijamente a la cara y lo atrapé sonriéndome, a través de la pared de virdrio.
"Sí", contesté hablando más alto para asegurarme de que me escuchara, y añadí: "Es que surgió algo a última hora que me tomó más tiempo de lo habitual, pero afortunadamente, todo se resolvió sin problemas".
"¿Sabías que... eres la primera persona en la empresa que se queda trabajando sobretiempo conmigo?"
Mi corazón me dio un brinco al escucharlo.
"¿Acaso era obra del destino?", me pregunté. Mientras desmontaba la cerradura, Tony se sonrió conmigo. "Quizá Dios había metido su mano para ayudarme, al ver que todo el tiempo estaba ocupado, y por eso había creado ese momento para que nos encontráramos", pensé en ese instante.
¡Vaya!, Debo aceptar que Tony se veía muy atractivo cuando me habló de esa manera, pero extrañamente, no sentía nada especial.
"¿O quizá sí?", me pregunté un poco apenada.
Tal vez por lo avergonzada que me veía, Tony decidió dejar de hablar y se concentró en arreglar la cerradura para que pudiera salir finalmente sin problemas.
"Gracias…" le dije un poco apenada.
Él estaba en cuclillas empacando las herramientas y me respondió: "Fue un placer servirle, señorita Meita".
Su tono de voz era jocoso y no experimenté ninguna incomodidad, muy por el contrario, me sentí relajada.
Acto seguido, me agaché para ayudarlo a guardar las herramientas, pero apenas agarré el destornillador, sentí su cálida mano sobre la mía.
Me quedé atónita por un instante, al ver esa mano ancha y gruesa sobre la mía y me olvidé de respirar por un momento.
Estábamos tan cerca, uno al frente del otro, ¡que podía sentir su respiración agitada!