Capítulo 81
1208palabras
2023-01-17 00:01
Punto de vista de Leera
Soy una metamorfo.
Y en siete días será la revisión de mi color de sangre.
Cuando un metamorfo se convierte en adulto, se le comienzan a tomar muestras de sangre con el fin de encontrarle una pareja, pero esta revisión no es solo para eso.
Después de todo, se puede ver el color de la sangre cuando es extraída, y para un metamorfo, entre más oscura, mejor.
Algunos padres se ponen tan ansiosos por saber el destino de sus hijos, que contratan médicos para que tomen muestras de la sangre de los pequeños, e incluso en algunos casos, los padres de clase alta abandonan a los bebés que no tienen un color de sangre lo suficientemente oscuro.
Se decía que era una vergüenza que un miembro de tu familia fuera de una clase baja.
Aunque la mayoría de las chicas quieren encontrar a su pareja rápido, yo no quiero una; solo me importa saber el color de mi sangre, así que me debo sacar una muestra.
Este era un día tan importante que tenía su propio nombre: Par Ordo Lux.
Soy huérfana, o lo era, porque ahora tengo 18 años, así que soy legalmente una adulta.
Por fortuna para mí, no tuve a nadie que tratara de tomar una muestra de mi sangre siendo apenas una niña.
Nadie conoció a mis padres, se decía que me 'dejaron' en la puerta de la casa de un extraño, sin nombre, y con solo un collar de plata.
¡Qué afortunada!
Estaba mirando por la ventana cuando vi al cartero dejar algo en mi buzón, así que me levanté.
Entonces caminé hasta la vieja puerta ornamentada.
Dando pasos de dos en dos, por fin llegué al nivel inferior de los apartamentos y abrí la puerta.
Miré hacia la calle y vi que había algunos niños jugando en el patio frente a mi apartamento.
Corrí al buzón, donde había un delgado sobre de color amarillo pálido asomado por la ranura.
No me molesté en abrir el buzón, sino que tomé el sobre de una esquina y le di un fuerte tirón, lo que hizo que los bordes se arrugaran un poco.
¡Ni modo!
Al final, me las arreglé para sacarlo y luego regresé a mi apartamento.
Me senté en la encimera de mármol de la cocina y le di la vuelta al sobre para ver el remitente.
'Consejo de los metamorfos'.
Sabía exactamente por qué había recibido esto.
¿Cómo no me había dado cuenta antes?, en estos días ya nadie enviaba un sobre amarillo pálido que parecía de los años 1700.
Sabía que ellos vendrían hasta mi puerta si no me presentaba en ese lugar.
Abrí el sobre de mala gana, e hice una mueca de dolor cuando me corté el dedo con los bordes ásperos, pero me curé rápidamente.
Al menos ser una metamorfo también tiene muchas ventajas, pensé suspirando dramáticamente.
Entonces desdoblé la carta que había adentro.
"Estimada señorita Leera Kayla Evans.
El motivo de esta carta es para informarle que ha llegado el momento de su Par Odor Lux.
Debe empacar sus pertenencias y dejarlas dentro de la habitación principal de su casa; es importante que no asegure la puerta para que nuestros hombres puedan llevar fácilmente sus pertenencias a donde su futura manada y su pareja.
No se preocupe por el mobiliario ni por la comida, su alojamiento tendrá todo lo que pueda necesitar.
Debe llegar a 'La casa de los lobos' en la avenida 34 Kase del estado de California a las 12:00 p.m. en punto del día 22 de diciembre del 2013, incluso puede llegar con dos días de anticipación.
Para el día 30 de diciembre, su lugar en la sociedad estará decidido y será enviada a donde su nueva manada y pareja.
Asegúrese de traer una maleta con ropa de repuesto y artículos de primera necesidad, sus pertenencias serán enviadas a la manada de su pareja tan pronto analizemos el color de su sangre.
Buena suerte en su futuro, y esperamos que tenga una vida feliz con su pareja.
Atentamente:
Consejo de los metamorfos.
5863 2954".
Volví a mirar la hoja, no se mencionaba lo que sucedería si no aparecía, ¿sería descalificada o algo así?
¡Eso esperaba!
Le di la vuelta a la carta y vi que había unas letras pequeñas en el reverso.
Me acerqué un poco para verlas mejor.
"Si no se presenta en la fecha y hora señaladas, asumiremos que no quiere venir.
Entonces enviaremos a nuestros hombres a su dirección y la traerán a la fuerza a California.
Así que asegúrese de llegar a tiempo".
Parecía que no quisieran que nadie viera esa parte de la carta, de lo contrario, la habrían puesto junto con el resto del texto.
Me dejé caer en mi cama mientras contemplaba la posibilidad de huir, pero una voz en mi cabeza me decía que simplemente me perseguirían.
El consejo tenía los mejores rastreadores de la sociedad de metamorfos, incluso podían encontrar personas después de años de haberse ido.
Me levanté y pensé que probablemente debía empezar a empacar, todos en mi vecindario eran metamorfos, porque los humanos se habían ido hacía mucho tiempo.
Me quejé de lo injusto que era esto, al tiempo que buscaba en mi guardarropa, ¿por qué el hombre no podía mudarse con la chica?
No, tenía que ser al contrario.
Ni siquiera sabía dónde iba a vivir.
Podría terminar en el desierto, rodeada de cactus, y no había nada que pudiera hacer para evitarlo.
¡Eso sería lo mejor que me podría pasar!
Respiré profundo, saqué mi maleta y puse en ella un montón de ropa al azar, pero dejando suficiente espacio para artículos de tocador y algo de dinero.
Recogí el resto de mi ropa y la coloqué en cajas, pensaba venir a buscarla después de que llegara a mi nueva manada.
Agarré algunos utensilios al azar y equipo de caza, y los coloqué con cuidado en otra caja que había llenado con bolitas de poliestireno.
Todavía no me había transformado en lobo, pero sabía que cuando mi pareja me mordiera el cuello, o me 'marcara', aproximadamente una hora después me transformaría.
Miré alrededor de mi apartamento vacío y me di cuenta de que prácticamente había terminado de empacar todo mientras estaba perdida en mis pensamientos.
Fruncí el ceño al pensar que tendría que dejar este lugar mientras jugaba con el collar en mi mano.
Sin embargo, no tenía otra opción.
Caminé hacia mi habitación pintada de rojo, y me acurruqué bajo las sábanas con la esperanza de dormir un poco.
Cuando abrí los ojos, parecían ser alrededor de las 9:00 a.m., ¿qué demonios...?
Ayer me había quedado dormida a eso de las 4:00 p.m.
Por lo general, no era capaz de dormir más de diez horas seguidas.
Fruncí los labios con frustración al ver la habitación tan vacía, aunque mis ojos todavía estaban medio abiertos porque apenas me había despertado, era j*didamente molesto saber que tenía que mudarme y literalmente dejar atrás todo por lo que tanto había trabajado.
El boleto de avión, que estaba sobre mi mesita de noche, me recordaba lo que estaba por venir.
Era como una especie de recordatorio de mi peor pesadilla, solo que esta en realidad no era la peor.