Capítulo 61
1082palabras
2022-12-29 00:01
Punto de vista de Cassidy
Mi madre había aceptado romper el vínculo.
Ella quería una oportunidad de ser feliz, así que no me vería obligada a perderla también. Dejé escapar un suspiro de alivio. Demasiadas personas habían salido de mi vida y no podría soportar añadir otro nombre a la lista, sobre todo el de mi madre. Ella había estado a mi lado desde que tenía uso de razón. Estaba conmigo como mi hombro para llorar, como mi roca, era la única constante que tenía en mi vida. Perder a mi madre sería como perder un pulmón, la necesitaba para sobrevivir. No me sentía preparada para enfrentarme al mundo sin ella y no creía que lo estuviera durante mucho tiempo.
Mientras caminaba por el pasillo lejos de mi madre y de regreso al estudio de Damen, sentía como si me hubieran quitado un enorme peso de encima. Mi vida estaba comenzando a mejorar para variar. Por fin había cedido a mis instintos y había perdonado a mi compañero. Sabía que él estaba haciendo todo lo posible para compensarme y este pensamiento por sí solo hizo que las mariposas empezaran a batir sus alas en mi estómago. Entré en su estudio sin llamar antes. Lucía muy sensual en su camisa de vestir y pantalones, me tenía relamiendo mis labios con deseo. ‘¿Sería tan malo dejar que me hiciera suya aquí y ahora?’, me pregunté. Sacudí la cabeza, me dije a mí misma que me concentrara y me acerqué a él. Sabía que se había dado cuenta de mi presencia, pero no había levantado la vista del documento que tenía en la mano, así que caminé alrededor del escritorio y me paré detrás de él para llamar a su atención. Rodeé sus hombros con mis brazos y me incliné sobre él para comenzar a besar su cuello. En el momento en que mis labios tocaron su piel, sentí que un escalofrío recorrió su cuerpo, lo que me hizo sonreír de satisfacción.
“No deberías hacer eso”, susurró con voz ronca.
“¿Por qué?”, pregunté entre besos.
Lo siguiente que supe era que estaba sentada sobre su escritorio, atrapada entre sus brazos, sin ningún espacio por donde escapar, aunque de todos modos no quería hacerlo. “Porque…”. Comenzó a hablar, inclinándose para que sus labios rozaran mi oído. “Tal vez no sea capaz de controlarme”. Esta vez era mi turno para estremecerme de placer. ¿Qué me estaba pasando? ¿Cuándo me había convertido en una chica tan fácil? Culpé a mi loba por esto.
“¿Y quién dijo que quiero que te detengas?”, le pregunté, pero salió en un susurro.
Fue todo lo que necesitó escuchar para presionar sus labios contra los míos. Estaba segura de que nunca me cansaría de besarlo. Su boca encajaba a la perfección con la mía, sus labios estaban hechos para ser míos. Este pensamiento por sí solo me hizo sonreír y acercarlo más a mí para profundizar nuestro beso. Nuestras lenguas lucharon por el control, era una batalla que no me molestaba perder. Las chispas salían de dondequiera que nuestra piel se tocara, haciéndome desear sentir todo su cuerpo presionado contra mí. Poco a poco, estaba perdiendo el control de mi loba. Ella quería completar el proceso de apareamiento y pronto me encontré tratando de desabrochar los botones de su camisa. Esto llamó la atención de Damen, haciendo que se pusiera tenso.
“Espera, espera”, dijo, sujetando mis manos, “Por mucho que me gustaría continuar con esto, no es el momento ni el lugar adecuado…”, agregó mientras se quedaba sin aliento.
Asentí. No podía negar que estaba un poco decepcionada, pero tendría mi oportunidad en el futuro. “Lo sé, pero ¿puedo recibir al menos un beso más?”, supliqué con mis ojos de cachorro.
Gruñó. “¿Cómo puedo decirte que no cuando haces eso?”.
Sonreí. “No puedes”. Tiré de su cuello y volví a pegar sus labios a los míos. Enredé mis dedos entre su cabello, lo que me hizo soltar un gruñido lleno de lujuria. Ahora que lo tenía justo donde quería, me alejé de repente y bajé de su escritorio, sonriendo para mí misma mientras me sentaba en una silla frente a él.
Se quedó aturdido un instante antes de murmurar: “Coqueta”.
Me reí para mis adentros. “En fin…”. Sonreí. “Mi madre aceptó romper el vínculo”.
Su expresión se tornó seria de inmediato. Me dieron ganas de decirle lo sensual que lucía.
“¡Cassidy!”, Damen medio me gritó.
Levanté la vista y me encontré con sus ojos. Fue entonces cuando vi lo negros que se estaban volviendo, me estaba mirando con tanta lujuria que pude saber al instante que me había atrapado con las manos en la masa pensando en que nos apareáramos.
“Si no dejas de mirarme así, no tendré más remedio que dejar que mi lobo tome el control y se aparee contigo”. Noté que su lobo estaba muy cerca de salir a la superficie.
“Lo siento…”, respondí, tratando de controlar mis hormonas, pero era muy difícil cuando lucía tan delicioso como para comerlo… ‘¡Contrólate!’, me regañé a mí misma. Respiré hondo y añadí: “Vale, ¿qué tenemos que hacer para preparar la ruptura de su vínculo?”.
“Bueno, no pediré el consentimiento de tu padre porque no se lo merece. Por lo que escuché, nunca se preocupó por tu mamá, así que ¿por qué debería molestarle ahora que ya no tendrá que fingir que le importa? Solo tendremos que preocuparnos por las repercusiones con su lobo. Es obvio que su lado humano la rechazó, pero dudo mucho que su lobo lo haya hecho. Si rompemos ese vínculo, no creo que su lobo sobreviva”, afirmó.
“¡Mi madre lo necesita, Damen! ¡Si no, lo más probable es que muera!”. Las lágrimas se acumularon en mis ojos. “No puedo perderla a ella también”. Me ahogué en mi llanto. M*lditas hormonas. Damen se apresuró a ponerse a mi lado y tiró de mí a sus brazos. El simple hecho de que me consolara me tranquilizó casi al instante.
“Entonces, no hay nada más que pensar”, dijo, plantando un beso en la parte superior de mi cabeza y luego apoyó su mejilla en el mismo lugar. “Lo haremos esta misma noche”.
Asentí y me acurruqué más en su abrazo. “Gracias”, dije en voz baja.
“Haría cualquier cosa por ti, Cass. No hace falta que me agradezcas”. Me acercó más a él y se aseguró de sentarme en su regazo.
No estaba segura de cuánto tiempo estuvimos así, pero podría haberme quedado en esta posición por el resto de mi vida.