Capítulo 59
1472palabras
2022-12-27 00:01
Punto de vista de Cassidy
Pensaba que despertar y ver la cara de mi compañero durmiendo en paz a mi lado sería lo más sorprendente que experimentaría, pero abrir la puerta y ver a la compañera de mi hermano fue una sorpresa mucho más grande. ¡Era su m*ldita compañera! Nunca la había mencionado antes. ¿Alguien ya sabía que la había conocido? A juzgar por la mirada de sorpresa de Damen, diría que no.
La chica frente a mí tenía un aspecto impresionante. Llevaba su cabello rizado sujeto por lo que creía que era un lápiz, su ropa mostraba que era una persona práctica, pero no temía mostrar algo de su feminidad. Vestía una camiseta holgada, pantalones de yoga y sandalias. Cuando le eche un primer vistazo, no noté el anillo en su mano izquierda, pero cuando volví a mirarla, me llamó la atención al instante. Esta debió ser la razón por la que Jake nunca la había mencionado, ella ya estaba casada y debió haberlo rechazado. Ser rechazado no era algo que le desearía a nadie, bueno, quizás a Briella pero ¿quién podría culparme? Ser rechazado era uno de los peores dolores que un hombre lobo podía atravesar. Se sentía como si nos aplastaran el corazón dentro del pecho, como si nunca volvería a latir porque todo lo que sentíamos era el dolor ardiente del entumecimiento. Un lobo rechazado se sentiría hundido, como si nunca más fuera a sentir felicidad. El dolor disminuía si ambas partes aceptaban el rechazo y conseguían otros compañeros, tal vez humanos, porque esto rompía el vínculo de manera permanente. Sin embargo, si solo una persona rechazaba a la otra, el rechazado que se negaba a aceptarlo podía llegar a morir por la pérdida de su lobo. Muy pocos sobrevivían a que su lobo los abandonara, el único que conocía era Logan.
Antes de que pudiera regañar a la chica, porque iba a hacerlo muy duro, Damen me interrumpió al invitarla a pasar. Ella nos siguió sin decir una sola palabra mientras entrábamos en la sala de estar. Nos sentamos y fui directo al grano.
“Mira, no me gusta andar con rodeos. Ya vi el anillo en tu dedo, así que es obvio que rechazaste a mi hermano. ¿Por qué viniste ahora?”, dije con frialdad.
Parecía un poco perpleja. Ya sabía que era una loba por su olor, aunque no una metamorfa, así que no tenía ninguna posibilidad contra mí si llegaba a enfrentarme por alguna razón, cosa que no sucedería. “Sé que le pasó algo. Puede que lo haya rechazado, pero cometí un error. Planeaba dejar a mi prometido por él y venir, pero antes de poder hacerlo, sentí que algo muy malo había pasado. Como ambos aceptamos el rechazo, solo supe que algo andaba mal, pero no sé qué pasó con exactitud. Entonces, ¿dónde está Jake? ¿Puedo verlo?”. Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
Yo también sentí que mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Había perdido a demasiadas personas en mi vida. No sabía qué haría si perdiera a alguien más. “Jake murió”, dije en voz baja y sin emoción alguna. Luego me levanté del sofá y me dirigí a la antigua habitación de mi hermano porque necesitaba el consuelo de su aroma.
Detrás de mí, escuché que la tal Morgan sollozó, seguido de unos pasos que corrían y la puerta principal se cerró de golpe. Por mucho que me sintiera mal por ella, rechazar a tu compañero nunca terminaba en nada bueno. Siempre venía con un precio que pagar y, por lo que había notado, parecía que era la muerte. Yo había muerto de manera temporal y ahora Jake estaba muerto. ¿Cómo el destino podía ser tan cruel? ¿Por qué les quitaba a las personas la posibilidad de ser felices? ¿Por qué no les daba la oportunidad de solucionar las cosas? Era verdad que yo tenía una nueva oportunidad, pero estaría muerta si no fuera porque Riley fue por mí y me salvó. Debería estar muerta ahora, tal vez así Jake seguiría vivo. La vida era injusta.
Cuando llegué a la habitación de mi hermano, me subí a su cama y aspiré su reconfortante aroma. Él siempre había estado conmigo cuando éramos niños. No podía negar que nos habíamos distanciado cuando crecimos, pero en cierto modo, él había seguido conmigo todo este tiempo.
Oí pasos desde el pasillo y supe que eran de Damen. Su aroma pronto me envolvió mientras me acariciaba por detrás, haciéndome saber que estaba conmigo para apoyarme. Su toque me tranquilizó al instante. “Me duele”, susurré. “Es mi culpa que esté muerto. Si no hubiera huido…”. Me quedé sin palabras mientras las lágrimas y los sollozos sacudían mi cuerpo. Damen me dio la vuelta para quedar frente a él. Me secó las lágrimas de las mejillas y me apartó el cabello de la cara. Luego me besó en la frente y me abrazó hasta que mi llanto se calmó, entonces dijo: “No es tu culpa, es mía. Yo hice que te fueras, en más de una ocasión. Si hubiera sido el compañero que debería haber sido desde el principio, no habrías escapado”. Iba a interrumpirlo para decirle que no era su culpa, pero no me permitió hacerlo. “Sé que dirás que no es mi culpa, pero sí lo es. Y es una carga que tendré que soportar, no tú. Así que, por favor, deja de culparte, no tuviste nada que ver”, dijo, mirándome a los ojos. Podía ver todo el dolor que sentía en su mirada y tan solo hundí mi cabeza en su pecho, era mi turno para consolarlo. Después de un rato de estar sentados así, me dijo que debía ir a ver a mi madre.
Mi mamá…
¿Cómo había podido olvidar ir a ver cómo estaba? Ella necesita a alguien en este momento y la Diosa sabía que ni mi padre ni Briella estarían a su lado. Salí de la cama de un salto, besé a Damen en la mejilla y bajé corriendo a la habitación de mi madre.
Entonces, presencié lo que significaba tener un corazón roto. Mi madre estaba acurrucada en su cama, mirando una foto de mi hermano y llorando a mares. Hice lo mismo que Damen había hecho por mí. Me metí en la cama, y la abracé para hacerle saber que estaba aquí y que superaríamos esto juntas.
“No te preocupes, mamá. Todo estará bien, estoy aquí y no me iré a ninguna parte”, susurré.
No estaba segura de cuánto tiempo permanecimos así, pero escuché que la respiración de mi madre se calmó y supe que se había quedado dormida. Todo el llanto y el dolor debían haberla dejado exhausta. Me levanté de la cama y, antes de irme, me aseguré de taparla bien con las sábanas. Decidí que tenía que hacer algo por ella o nunca se recuperaría del todo de esto, sin contar que también tenía que lidiar con los incesantes engaños de mi padre. Me dirigí al estudio de Damen y entré sin llamar antes. Él estaba sentado detrás de su escritorio con un aspecto tan delicioso como siempre. ‘Concéntrate, Cassidy’, me regañé a mí misma.
“Damen”, dije para llamar su atención y me miró expectante. “Hay algo que creo que tenemos que hacer por mi mamá…”. Me quedé sin saber qué más decir después.
“¿Qué cosa?”, preguntó con el ceño fruncido.
“Creo que es hora de romper el vínculo entre mis padres. Mi padre no hace más que engañarla y eso está matando a la loba de mi madre poco a poco. No sobrevivirá mucho más tiempo ahora que también tiene que sufrir por la pérdida de su hijo”, dije mientras me dolía el corazón por mi pobre madre. Ella nunca mereció tener un compañero tan mujeriego y tramposo. Merecía a alguien como Logan. Si no hubiera muerto, los habría presentado. Pensaba que se hubieran llevado bien antes de ese día… Sacudí mi cabeza para ignorar estos pensamientos tan horribles y volví a mirar a Damen. “Sé que es posible, ¿crees que podemos hacerlo por ella? No se hace a menudo porque es muy doloroso, pero lo que ella ha estado soportando durante toda mi vida es mucho peor. ¿La ayudarás, Damen? Eres el Alfa, solo tú puedes hacerlo”, dije en tono de súplica.
“Nadie debería tener que soportar eso”, afirmó con tristeza. De seguro estaba pensando que él me había hecho algo igual de doloroso. “Por supuesto que la ayudaré. ¿Cuándo deberíamos hacerlo? Tenemos que avisarles y también pedir permiso al menos a uno de ellos”.
“Lo sé y cuanto antes mejor”, respondí.
Mi madre merecía una oportunidad de encontrar la felicidad, una vida sin ningún vínculo con mi padre. En teoría, sus engaños también merecían un castigo según la ley de la manada. Tal vez, solo tal vez, yo podría terminar con su sufrimiento para siempre…