Capítulo 53
1511palabras
2022-12-23 16:30
Tras seis largas y terribles horas, sin contar el almuerzo, por fin terminamos el entrenamiento. Me parecía que cada músculo de mi cuerpo gritaba de dolor. Necesitaba una ducha y tres días de descanso antes de siquiera poder pensar en volver a hacer esto. El hecho de que fuera un alfa debería haberme ayudado con el dolor, pero Cassidy sabía cómo dirigir una sesión de entrenamiento. Me sentía mal por el resto de la manada. Sin embargo, para mi mala suerte y la de la manada, el entrenamiento seguiría al día siguiente, esta vez a las once.
Primero, Cassidy nos hizo correr alrededor del perímetro del territorio de la manada, un total de cuarenta y cinco kilómetros, lo que nos llevó unas buenas tres horas. Luego nos dividió en pares y nos enseñó a defendernos de manera apropiada. Ella trabajó con Riley. Luchamos en nuestras formas humanas, y después uno en su forma humana y el otro como lobo. Nos dijo que el entrenamiento de lobo contra lobo tendría que ser otro día porque había mucho trabajo que hacer en esta área.
Sonaba divertido, ¿verdad? Pues, no lo era.

Me las arreglé para llegar a la cocina de la casa de la manada, donde presencié la última cosa que necesitaba ver en este momento. Mi compañera estaba en los brazos de otro hombre, besándolo. Cassidy debió haber notado mi presencia porque se separó de su chico bonito y me mostró una expresión que me decía que no quería que yo hubiera visto esto. Salí de la habitación a toda prisa para mantener toda la distancia posible entre nosotros. La escuché llamarme desde atrás, pero la ignoré. Ahora sabía cómo ella se había sentido cada vez que me había visto besar a otras chicas. Me dolía demasiado. Mi corazón se apretó dentro de mi pecho, mi lobo gemía de dolor y quería arrancarle la cabeza a ese sujeto por haberse atrevido a tocarla. Incluso pude sentir que una parte de mí moría. Ya había pensado que lo más probable era que ellos dos estuvieran juntos, pero verlos así fue distinto a tan solo suponerlo.
Este día, me había dado cuenta de algunas cosas. Primero, que era un imb*cil, pero ya lo sabía, ¿o no? Segundo, necesitaba hablar con Cassidy para que entendiera por qué la había rechazado. Tercero y último, debía dejarla ir. Tenía muchas ganas de luchar por ella, pero estaba claro que no me quería. ¿Quién era yo para interponerme en su camino? Supuse que siempre podía enterrarme en mi trabajo y en mis deberes como Alfa para quitarme algo de dolor.
Punto de vista de Cassidy
Nunca quise que Damen nos viera a Riley y a mí besándonos. Era tan solo que me había dejado llevar por el beso… Había estado imaginando, con mucha culpa, cómo sería besar a mi compañero. No sabía si podía seguir engañando a Riley de esta manera… Yo era una persona terrible. Al parecer, no podía luchar contra mis sentimientos por Damen sin importar lo que me hubiera hecho en el pasado. Adoraba a Riley, pero no estaba enamorada de él. El único hombre que tenía mi corazón era el mismo que lo había roto dos años atrás. No podría recuperar mi corazón por mucho que lo intentara porque estaba destinado a ser suyo.
Había descubierto esto hoy cuando lo vi con Briella. Sin importar lo que él hiciera, siempre lo querría. Podía intentar tanto como quisiera ser feliz con Riley, y tal vez incluso acabaría siendo feliz, pero nunca sería como lo que podría tener con el id*ota de mi compañero. Esta mañana, estaba en contra de siquiera pensar en estar con él, pero algo cambió en mi interior cuando escuché su pequeña discusión con Jake. Bueno, había escuchado partes. Damen sonaba como si nunca fuera a rendirse y, cuando mi hermano le dijo que tal vez no tendría otra opción, mi compañero pareció ponerse furioso, como si hubiera perdido el control. Su lobo también parecía enojado, pero su lado humano vio que Jake tenía razón. Luego, durante todo el entrenamiento, no dejó de mirarme triste cuando pensaba que yo no podía verlo, era como si hubiera llegado a la conclusión de que tenía que renunciar a mí. ¿Yo quería que lo hiciera? Había pensado que sí, pero cuanto más lo reconsideraba, menos lo quería.
Odiaba todo lo que me había hecho, pero estaba en el pasado, ¿no? ¿Debía aferrarme a esta ira para siempre? ¿Podría seguir engañando a Riley y tratar de ser feliz mientras pensaba en lo que podría haber tenido con Damen? ¿Podía hacer algo así? No creía que fuera posible. En algún momento pronto, iba a tener que decidirme.

Todo esto me estaba produciendo un gran dolor de cabeza.
“¡Damen, espera!”, le grité. Ver su rostro desconsolado fue suficiente para que afectara a mi loba. Ella había construido muros a su alrededor para intentar mantenerse enojada con él y tratar de amar al lobo de Riley, pero verlo así la quebró. Ella no podía soportar verlo sufriendo, al igual que yo. Sentí que mi corazón también se rompió un poco. Sabía que él merecía sufrir por todo lo que me había hecho pasar, pero no me atrevía a disfrutar de que se sintiera así. No quería que nadie sintiera el mismo dolor que yo había sentido y, ahora, yo era la que le estaba causando el mismo sufrimiento.
“Oh, deja que se vaya”, dijo Riley y giré para verlo.
“No seas un id*ota. Eso fue tan doloroso para él como lo fue para mí verlo besar a tu p*ta esta mañana”.

Los ojos de Riley se oscurecieron cuando mencioné a su compañera. Su lobo no debía estar contento con el insulto que acababa de decir. “No digas ese tipo de cosas”, respondió entre dientes. “Lo que hacen es su problema. ¿Y qué si vernos juntos le causa un poco de dolor? Él te hizo mucho daño antes”, dijo con desdén. Estaba muy segura de que su lobo seguía en completo control, o en su mayoría, porque este no era el Riley que conocía.
“¿Cómo puedes ser tan id*ota? ¿Por qué dijiste eso? Tú no eres así, Ri. Tienes que hablar con tu lobo, ordenar tus pensamientos y averiguar qué harás respecto a tu compañera. No te desquites conmigo”, le advertí.
“¿Por qué te preocupa tanto tu compañero? Eres mi novia. ¡Dijiste que no lo querías!”, añadió.
Ya no me pude contener. “Porque, Riley, ¡te guste o no, es mi compañero! ¡No seré la persona que le cause el mismo dolor que yo tuve que soportar! Nadie debería pasar por todo lo que yo pasé, así que intentaré limitar su sufrimiento tanto como pueda. Tal vez merezca algo de lo que le está pasando, pero ¿eso hace que sea correcto?”, pregunté, sacudiendo la cabeza.
“¡Creo que, si está justificado, entonces sí!”. El lobo de Riley seguía haciendo acto de presencia. No podía hablar con él cuando estaba así.
“No lo creo, Riley. Mira, dame a mi hija y sal a correr. Desahógate un poco y vuelve cuando te sientas mejor. Toda esta situación te ha estado carcomiendo y necesitas enfrentarte a la realidad, igual que yo”, dije, tomando a mi hija de sus manos. “Voy a ver si está bien. Sal a correr, estaré aquí cuando vuelvas”, le ordené, dejando salir un poco de mi voz de Luna. No creí que fuera a funcionar con él porque era parte de otra manada, pero asintió y se marchó en dirección al patio trasero.
Respiré hondo y subí las escaleras. Caminé por el pasillo en dirección a mi habitación y acosté a Evangeline para que tomara su siesta. Después, tomé una ducha rápida y me vestí. Me puse unos pantalones que me llegaban a la mitad de las pantorrillas y me volví a recoger el cabello en un moño. Luego, antes de perder el valor, caminé a través de la casa de la manada y subí otras escaleras hasta la habitación de Damen.
Llamé a la puerta. “Damen, ¿estás ahí? Pensé en venir a ver si estabas bien”. No esperé una respuesta y entré. Entonces, me encontré con otra escena desgarradora y me fui a toda velocidad. Dentro, estaba Briella en lo que asumí era una de las camisas de Damen y de nuevo estaba entre los brazos de mi compañero.
Pensé que por fin podría derrumbar mis muros y dejar entrar a Damen, pero al parecer, estaba equivocada. Él no me quería en lo absoluto. La quería a ella después de todo este tiempo e incluso después de lo que me había dicho en la cocina. Me había confesado que me quería. Supuse que eso también había sido una broma cruel. Damen suplicó que le dejara explicarse, pero lo ignoré y bajé corriendo las escaleras. Me crucé con Charlie en mi camino y le pedí a toda prisa que vigilara a Evangeline de nuevo, a lo que él aceptó.
Me dirigí directo al bosque y me transformé sin pensarlo dos veces, destrozando mi ropa.
¿Mi vida nunca se volvería más fácil?