Capítulo 28
902palabras
2022-12-15 16:32
Punto de vista de Cassidy
Se decía que ves una luz brillante al morir, pero yo solo veía oscuridad. Estaba atrapada en un vacío sin nada. Me sentía sola y adormecida, aunque no estaba sola en realidad. Riley me visitaba todos los días. Me contaba lo que pasaba en el mundo, la manada, el club y su vida. Pero no me atrevía a responder a nada de lo que me decía o preguntaba. Me había suplicado en varias ocasiones que saliera de ese 'trance', como él lo llamaba. Yo sentía que ya no tenía motivos para seguir viviendo.
Había pasado un mes desde que ingresé al hospital de la manada de Phillip, y tres semanas desde que me desperté con un pequeño susto después del ataque.

El ataque.
El ataque que me había dejado destrozada a mí y tal vez muerto a Logan. Todo siempre era mi culpa. De alguna manera, todo lo que tocaba se estropeaba o lastimaba. Mi hermana me odiaba porque mi madre me prefería a mí. Mi hermano sufrió un duro golpe en su reputación porque yo me rehusé a confesar que tenía la habilidad de cambiar de forma, lo que terminó llevándome al rechazo. Ahora mi madre tenía que vivir con el dolor de estar separada de uno de sus tres cachorros. La separación era tormentosa para las madres. Y Riley saldría herido porque yo nunca podría amarlo como él me amaba. Quizás Damen era la única persona que no había lastimado; y si lo hice, no me arrepentía.
A veces tenía la sensación de que el mundo estaría mejor si yo no hubiera nacido. Pero cada vez que pensaba en suicidarme, cambiaba de opinión por algún motivo. Ya sea por la adoración en los ojos de Riley o Heather, porque pensaba que solo sería la salida más fácil, o porque temía la reacción de mi mamá.
Mi mamá.
Se me ocurrió que debía enviarle algo para darle a entender que seguía con vida, a pesar de que todos creían lo contrario. Es decir, ¿acaso esto era vida? Lo único que hacía era deprimirme en ese hospital, solo me sentaba en mi cama y caminaba de vez en cuando para que los músculos de mis piernas no se debilitaran mucho. Tenía prohibido irme hasta que me 'recuperara mentalmente'; en otras palabras, hasta que volviera a ser la de antes. No se daban cuenta de que jamás sería la chica que conocieron medio año atrás. Ella se había ido. Yo solo era el caparazón de la chica que conocieron, porque ella murió con Logan. Ya había estado muerta cuando su pareja la rechazó y le negó disfrutar de la patética vida que siempre había soñado. La chica que llevó el nombre de Cassidy Knightlock se había ido; y en su lugar, solo dejó a una chica rota.
Punto de vista de Riley

Había pasado un mes desde que Cassidy me aterrorizó con su muerte temporal. Aunque pudimos revivirla, parecía que una parte de ella se había ido. Era como si su alma ya no tuviera motivos para vivir. Apenas comía, así que siempre tenía que obligarla. Cada vez que dormía, se retorcía en sueños, como si sufriera una pesadilla. La luz que antes la envolvía había desaparecido. Desde que despertó, no había sonreído ni reído. Tampoco se había movido. Estaba más que preocupado.
Todos los días me aseguraba de que comiera y me tomaba el tiempo para estar a su lado. Cassidy necesitaba a alguien que la persuadiera a volver a ser la de antes. ¿Quién más lo haría? Todos los que intentaron terminaron dándose por vencidos. Pero yo no. Siempre estaría ahí cuando ella me necesitara, y este era el momento. Encontraría una manera de traer de regreso a la chica que había robado mi corazón sin siquiera saberlo.
Punto de vista de Damen
Había pasado un mes desde que Cassidy, mi pareja, falleció. Sentía que mi vida no tenía sentido. No me había acostado con más mujeres desde mi último error. No volvería a repetirlo.

Caminaba con un enorme vacío. Bebía mucho y tenía mal genio. Todos en la manada me miran con lástima; y mi madre, con decepción. Eso era lo peor. La había defraudado al maltratar a mi pareja. A decir verdad, las había defraudado a ambas. Si pudiera regresar el tiempo a mi decimosexto cumpleaños, lo haría.
Ese día, me había despertado extremadamente ansioso por encontrar a mi pareja. Toda mi vida había esperado ese momento. Había jurado tratarla como una princesa, consentirla y darle todo mi amor. Pasaría cada día de mi vida demostrándole cuánto significaba para mí, demostrándole lo mucho que la amaba. Ni siquiera la conocía y ya la amaba, quienquiera que fuera. Ya me tenía en sus manos, y haría cualquier cosa para complacerla. Con mucho gusto moriría por ella y ni siquiera conocía su identidad. Mi lobo estaba tan ansioso como yo por encontrarse con nuestra pareja.
Me vestí a toda prisa. Me puse una camisa con botones y pantalones caqui. Tenía la esperanza de impresionar a mi pareja si hoy lograba conocerla. Bajé corriendo las escaleras y entré a la cocina. Fue entonces cuando percibí el delicioso aroma de vainilla y bayas. ¿De quién era? Mi lobo me exigía seguir ese olor para encontrar a nuestra pareja. Sin embargo, en ese momento llegó mi padre y me apresuró a salir, alegando que llegaría tarde a la escuela.