Capítulo 11
921palabras
2022-12-14 18:44
Abrió la puerta para mí y caminé al frente a través del bosque. Una vez que llegamos al pequeño pueblo, Logan comenzó a llevarme hacia el bar. Este lugar parecía uno de esos pueblos antiguos que salían en las películas viejas. Era tranquilo, encantador y había tienditas familiares a ambos lados de las calles entre las tiendas de cadenas más grandes. Mi favorita era una tienda de antigüedades llamada “Matilda's Keepsakes antique shop”, que estaba al lado de “Joe's Family Diner”. Tenían un poco de todo; ropa, muebles, joyas, incluso un pequeño puesto de comida.
Logan me llevó por la calle hasta un callejón apartado. Debía admitir que era muy espeluznante, pero era una loba, así que podría protegerme, sobre todo porque contaba con el entrenamiento de papá. Aceleré un poco el paso para alcanzarlo y miré alrededor del callejón. Parecía desierto, y habría pensado que era así si no fuera por el fuerte olor a lobo y la música a todo volumen que provenía de algún lugar cercano. De repente, Logan se detuvo frente a una puerta que yo no había notado. Casi choqué contra él, pero me detuve a tiempo gracias a mi entrenamiento. Había valido la pena entrenar tanto. “Claro que sí”, me dijo en mi mente con un tono pretencioso. Lo miré. “¿No se supone que tú eres el adulto aquí?”, pregunté también en mi mente. Él tan solo me respondió con una risa y me indicó que lo siguiera dentro.
Parecía un club elegante, pero informal. Había una barra circular en un lado y un escenario en el otro, que conectaba con una pista de baile frente a él por medio de unas pequeñas escaleras. También noté algunas mesas y cabinas alrededor de la pista de baile. Lo que más llamó mi atención fue que todos aquí eran lobos. ¡No podía oler a un solo humano en ninguna parte!
“¡¿Qué es este lugar?! ¡¿Y por qué no me habías traído antes?!”, le grité a Logan para que me escuchara en medio de la música alta.
“Se llama Wolf Cave y no sabía si te gustaría”. Se encogió de hombros.
“¿Cómo es que me dejaron entrar? Todavía no tengo veintiún años”, pregunté con duda.
“No, pero ya eres mayor de edad para un hombre lobo. Eso es todo lo que te piden para entrar. Además, solo admiten hombres lobo, nada de humanos”, explicó.
Asentí. “¡Entonces, iré por algo de beber!”. Di media vuelta y caminé hacia la barra.
“¡Sin alcohol, señorita!”, gritó muy paternal.
“¡Sí, sí, sí! ¡Ya lo sé, viejo!”, grité por encima del hombro mientras seguía caminando hacia la barra. Cuando llegué, vi a un hombre muy atractivo que resultó ser el camarero. Llevaba el cabello recogido, y tenía una apariencia sensual y soñolienta. Sus ojos de color verde pálido contrastaban con su cabello castaño claro y tenía unos músculos que llenaban su camiseta a la perfección. Además, no parecía ser mucho mayor que yo.
“¿Qué te sirvo?”, preguntó con un acento británico que me hizo temblar las rodillas.
“Emm… ¿Un Shirley Temple?”, lo dije más como una pregunta. ‘Contrólate, Cassidy. Lo último que necesitas es un apego emocional’, me dije a mí misma mientras él preparaba mi bebida.
Me entregó el vaso y preguntó: “¿Eres nueva por aquí? No te había visto antes”.
Asentí. “Sí, se podría decir que me acabo de mudar con mi papá”. Intenté dar una respuesta imprecisa. Bueno, al menos no era una mentira del todo.
“Bueno, bienvenida al pueblo…”. Hizo una pausa porque era obvio que no sabía mi nombre.
“Cassidy”. Terminé su oración.
“Yo soy Riley. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en preguntarme”. Me preguntaba por qué me había ofrecido su ayuda. Después de todo, era una renegada y era obvio que él podía saberlo por mi olor. Además, su aura olía como la de un lobo de alto rango, lo más probable era que se tratara del Beta de alguna manada que estaba cerca de aquí. “Ahora que eres parte de mi manada, ya no olemos a renegados, por eso no nos ven como una amenaza”, dijo Logan a través de nuestro enlace mental. Sonaba lógico.
“Te veré luego, Riley”, me despedí y volteé para buscar a Logan.
Punto de vista de Damen
No habíamos tenido suerte durante estos dos últimos meses. No teníamos un solo rastro de ella, ni pistas, ni siquiera un indicio. ¡Nada!
Estaba comenzando a perder la esperanza, me quedó claro que ella no quería que la encontráramos. ¿Por qué me molestaba en buscarla? “¡Porque la necesitamos!”, me gritó mi lobo. Era la primera vez que me hablaba en dos meses.
Volví a mirar el mapa de las áreas circundantes. Ya habíamos buscado en un radio de ciento sesenta kilómetros. ¿Cómo podía haber llegado tan lejos tan rápido? No era una metamorfa, así que debería haber necesitado algún tipo de transporte y, por lo que habíamos comprobado, no se había subido a un avión ni a un autobús, ni siquiera había tomado un taxi. ¿De verdad se había ido tan solo corriendo? ¡No, era imposible!
Habíamos llamado a las manadas vecinas para preguntar si la habían visto, pero hasta ahora, estaba fuera del radar, por así decirlo.
¡La necesitábamos de regreso! Ese día hace dos meses, le iba a explicar todo en cuanto llegara a casa de mi escuela. Estaba seguro de que, si tan solo se hubiera quedado el tiempo suficiente para escucharme, no se habría ido.
Sin importar que, no iba a dejar de buscarla.
Ni ahora ni nunca.