Capítulo 22
2601palabras
2022-11-14 10:22
En el Valle de Mirídia, al ver que la chica se perdía entre las colinas; Yurik regresó a la cueva procurando mantener su fogata encendida, ya que aquél refugio era muy frío, activó su celular que aún indicaba 2 rayitas de batería, éste indicaba las 18:00.
-El Sol ya debe de estar cayendo sabroso sobre el valle y yo sin poder salir de esta méndiga cueva, y si al menos tuviera un game boy o ya de últimas unas canicas, seguro que la estaría pasando mejor y si me pongo a jugar con los jueguitos del teléfono, en menos de una hora se agotaría la pila; ¡Diablos, que vida tan aburrida tengo!
Trató de tranquilizarse tocando unas notas en la armónica, pero a las 2 horas ya caminaba desesperado dando de vueltas alrededor de la fogata, la cual ya se estaba empobreciendo porque se le habían consumido los maderos y no se atrevía a salir por más, estaba temeroso de pensar que afuera podría estar esperándolo otro tornado.

-Este deberá ser más grande y más fuerte y la verdad no creo que me envíen al mismo, ésta vez por lo menos serán 2, y en serio que ni siquiera sé cómo pude ganarle al primero, además estará Júpiter, aunque eso todavía ni lo acepto ni lo creo. –decía hablando sólo como era una rara costumbre en él. -Al menos eso dijo Raiza, aunque ya no sé ni qué creer porque Júpiter fue el dios del trueno de los griegos o algo así. 
-No; Júpiter era el de los romanos y Zeus el de los griegos pero nunca existió, tan solo es una mitología de los antiguos, el único dios que existe es mi Dios, el padre de Jesucristo, aunque aún no recuerdo su nombre, ahora sé que existe y estoy más que seguro.
Y mientras veía como su fogata se apagaba quedando tan sólo unas pavesas de los maderos consumidos, tomó la espada que estaba ensartada en el suelo, colocándola en la funda de su espalda, efectuando su clásico y acostumbrado ritual de revisar sus bolsillos, checando que nada le faltara, salió de la cueva con el hacha en la mano, su intención era conseguir más leña para reabastecer la fogata y así seguir esperando en la cueva el regreso de la Princesa, remontó una pequeña colina que tenía en su cima, algunos restos de un árbol caído y algo llamó su atención en el horizonte, allá en la distancia se distinguía algo de color azul, como un bosque o selva lejana, al observarla con detenimiento se dio cuenta que era algo así como una ciudad que parecía estar rodeada por una gran muralla y altas torres, haciendo guardia alrededor de un palacio que no por lejano, dejaba de ser impresionantemente bello.
-Exquisitamente hermoso. –pensó. -¿Será ese el palacio de mi Princesa?
Y sin más, atoró el hacha en su cinturón emprendiendo la marcha, caminando con rumbo directo hacia aquél palacio azul y como a la media hora de viaje, encontró un grupo de árboles de naranjas, ágilmente se trepó a uno y ya bien acomodado en una de sus ramas se dispuso a cortarlas, pelarlas.
Beber su jugo y comerlas con todo y bagazos, nunca sabría si fue por hambre, sed o sólo el sabor de las frutas pero devoró más de 20, como si su cuerpo supiera que iba a necesitar una gran cantidad de proteínas por la batalla que se avecinaba, la suave brisa y la agradable sombra le estaban causando una leve somnolencia, cuando a lo lejos observó que sucedía una vez más el acontecimiento tan temido, una vez más se alineaba una enorme mancha en la pradera pero ésta era mucho más extensa, mesándose los cabellos como lamentando los acontecimientos, siguió observando los movimientos de aquél ejército que parecía estarse dividiendo en 1, 2, 3 formaciones independientes.

-Ahora serán tres los tornados. –pensó preocupado. -¡Tengo que detener esto!
De un ágil salto bajó del árbol de naranjas que tan bien lo había tratado, y corriendo se dirigió a las formaciones militares que ya se alineaban en la pradera, su intención era dialogar una tregua ya que no quería tener que librar esa batalla, corría a una velocidad increíble, dejando una línea muy marcada en los pastizales como firma de su trayectoria, cuando observó que empezaban a aparecer las nubes de tormenta por encima de los ejércitos, sin aflojar el paso y tratando de acelerarlo, continuó su loca carrera por la paz, pero la meta aún estaba muy lejos, alcanzó a escuchar el grito de batalla de los ejércitos y al estallar un relámpago en el cielo, las formaciones nubosas empezaron a caer como arena desplomándose, devorando a las formaciones militares de extraños soldados que se convertían en tornados, el maratonista no pudo llegar a su meta.
Y al ver que la tétrica coleta espiral de los tornados ya empezaba a bajar de las nubes, dijo, hablando en voz alta y moviendo la cabeza de un lado a otro como un león enfurecido, para retirar sus despeinados cabellos que le tapaban la visibilidad:
-¡Pero qué gente tan terca por Dios! Ni modo, pero venderé cara mi derrota.

Corriendo remontó la colina más cercana y al estar en la cima, sacando la espada de la funda gritó, sosteniéndola en guardia alta y haciendo la señal de la cruz, como si persignara al cielo.
-¡EN EL NOMBRE DEL PADREEE, DEL HIJOOO Y DEL ESPIRITU SAANTOOO!
Logrando así activar una vez más, los aún desconocidos poderes de la Espada del Destino, los tres tornados ya perfectamente formados, haciendo un tétrico sonido de viento enfurecido empezaron a separarse uno se quedó en el mismo lugar enfrente de él, mientras los otros dos empezaban a flanquearlo, uno por la derecha y el otro por la izquierda; Yurik observaba atento, calculador y desafiante, sosteniendo en guardia alta a la brillante espada, parado en la cima de la colina en medio de aquellos despeinados pastizales, uno de los tornados, el más grande permanecía enfrente de él sin avanzar, mientras los otros dos lo rodeaban y al observarlos se dio cuenta que no eran iguales, su color y consistencia eran diferentes, el que se quedó enfrente de él pardeaba en tonalidades café-grisáceas, el que en ese momento pasaba por su derecha tenia tonalidades azules, y el de la izquierda brillaba en tonalidades platinadas y transparentes. 
Mientras los tornados se alineaban los vientos azotaban cada vez más fuertes; Yurik los observaba sosteniendo sus lentes de seguridad con la mano diestra, para proteger sus ojos mientras blandía la espada con la mano siniestra.
-¡Diablos me están rodeando! Lo bueno es que por aquí no se ven montones de piedras redondas, de seguro pretenden cerrarse sobre mí para levantarme por los aires y luego dejarme caer.
Empezó a moverse corriendo en diagonal hacia adelante e izquierda, como intentando romper la formación de cierre que preparaban aquellos furiosos tornados en un esfuerzo que parecía inútil, porque eran muy grandes como para poder ganarles corriendo y de pronto, un relámpago retumbó salido de la única nube de tormenta que había quedado en el cielo tras la formación de los tornados, el relámpago alcanzó al tornado de en medio, y fue como el detonante para que éste acelerara la velocidad de sus giros, dirigiéndose hacia aquél ya desesperado corredor que se seguía moviendo rápidamente con la espada en las manos, tratando de escapar de la furia de los tornados y mientras corría, sentía como si miles de granos de arena y piedritas lo golpearan.
-¡DIAABLOOOOOOS!
Gritó mientras seguía corriendo y buscando un escondite, ruta de escape o agujero en el suelo, para protegerse del tornado café-grisáceo, que ya estaba muy cerca de él y parecía ser el que iniciara el ataque, de repente, un estruendo lo ensordeció a sus espaldas y mientras corría desaforado. 
La Espada del Destino se soltó furiosamente de sus manos, interceptando y absorbiendo la fuerza de un relámpago que había sido lanzado por el tornado azul, el hombre detuvo su carrera azorado y molesto, al comprender que había sido atacado a traición, y tomó la espada que permanecía flotando en el aire, dispuesto a regresar el relámpago como ya lo había hecho anteriormente, pero ésta vez no tuvo tiempo de contratacar, el tornado café-grisáceo ya estaba casi sobre de él, y podía ver entre la tela de sus desgarradas mangas, como sus antebrazos y manos sangraban por los rayones de la arena y piedritas que arrastraba en sus giros aquel tornado que ya lo tenía a su merced.
-¡Es como una tormenta de arena que me está desgarrando la piel, estoy perdido!
Gritó mientras ensartaba la espada en el suelo, tratando de sostenerse de ella y ahí postrado de rodillas trataba de cubrirse el rostro con sus manos, aferrándose con todas sus fuerzas de la cacha de la espada, que había clavado en el suelo ya dándose por muerto, cuando de algún lugar alcanzó a escuchar entre el estruendoso sonido de los tornados, un hermoso canto celestial en la voz de un soprano perfecto:
-AAAVEE MARIIIIIIIAAAAAA.
Y sí, era otro recuerdo que su corazón oportunamente le devolvía a su cerebro.
-¡Santa Madre de Dios! ¿Alguien cantando el Ave María en un momento como éste? ¡Yo sabía que al momento de morir!
-¡La vida de uno pasaba ante sus ojos como una película, pero no que los ángeles cantaran el Ave María! A menos que… ¡SIIII! ¡Eso es! ¡El ave María es como un canto de protección y lo puedo usar como escudo! –y abrazándose con todas sus fuerzas a la espada gritó:
-¡AAAAAVEEE MARIAAAAA PURISIMAAAAA!
-¡Soing!
Escuchó de repente un peculiar sonido que mitigó el estruendo de los tornados, también dejó de sentir el azote de los fuertes vientos, mientras miraba aterrado que el tornado ya estaba pasando encima de él, trató de aferrarse más a la espada, tratando de evitar ser levantado y nada sucedía, el tornado estaba ahí furioso girando sobre su propio eje sobre de él, como si el dedo de Dios quisiera aplastarlo, y a la vez parecía que no estaba, y retirándose los cabellos de su rostro se atrevió a mirar hacia arriba, el tornado ya se había pasado y alejado unos 50 metros, sin lograr levantarlo ni despedazarlo con la fuerza de la tierra, arena y piedras que llevaba entre sus vientos; Yurik levantó una mano abriendo sus dedos ensangrentados, como tratando de medir la fuerza del viento y nada, estaba en eso cuando el tornado azul le aventó otro relámpago repentinamente, que lo hizo realizar un movimiento instintivo de protección con su brazo, pero ésta vez la espada no se movió y el relámpago no llegó ni a tocarlo, maravillado observó como una media esfera transparente lo rodeaba protegiéndolo como una cúpula.
-¡Diablos!
-¡Es como el escudo protector que utilizaban las naves alienígenas de El día de la independencia y los trípodes de la guerra de los mundos (1)!
Pensaba mientras veía como miles de explosioncitas flasheaban, -de arena o piedritas que se desintegraban, al chocar con aquella cúpula que lo protegía.
-¿Así que la santísima trinidad activa los poderes de la espada y el Ave María activa la protección? ¡Bieeen!
Y diciendo esto, levantó la espada con las 2 manos en guardia alta, y gritó con toda la fuerza de su garganta.
-TORNADOS DE MIRIDIAAA; ¿QUERIAN PELEAAA? ¡PUES PELEA TENDRAAAAN! AAAAAAAAMEEENN…
Y haciendo un swing hacia el frente, de la hoja platinada de la espada, surgió un relámpago que se conectó con el tornado que sabía había pasado sobre de él, éste absorbió la fuerza de la tremenda descarga eléctrica haciéndolo desaparecer entre sus giros.
-¡Queeee! ¿Y ahora qué pasa? ¡Al primer tornado lo desarmé con un solo ataque! ¿Y a éste no?
Dijo mientras pensando a mil por hora observaba los movimientos de los tres tornados, que ahora estaban alineados enfrente de él, una vez más un relámpago salió de la nube de lluvia que ahora estaba encima de él, el tornado café grisáceo comenzó a ralentizarse hasta casi detener su giro.
-¡Bieeen! 
Exclamó mientras esbozaba satisfecho su media sonrisa.
-Al parecer si le dolió.
Pero no, el tornado no estaba deteniendo su giro, empezó a girar de arriba abajo en dirección contraria, cambiando su movimiento de succión ascendente a expulsión descendente, provocando así que un chorro de arena y piedras cayeran sobre él, tratando de romper su burbuja de protección.
-¡AGUANTAAA AVE MARIA!
Decía mientras veía como la burbuja transparente soportaba la lluvia de piedras y tierra.
-¡AGUANTA UN POCO MAS, MIENTRAS DESCUBRO LA DEBILIDAD DE NUESTROS ENEMIGOS!
-¡Diablos! Uno de los tornados parece que es de tierra, el plateado debe de ser una tromba de agua y el azul debe de ser de puro viento, cada uno está formado por un elemento diferente.
Trataba de fijarse en todos los detalles, mientras la burbuja que lo protegía soportaba toneladas de arena y tierra que lo golpeaban.
-¡Creo que ya lo tengo, recuerdo que los magos guerreros de Final Fantasy atacaban a sus enemigos de fuego con agua, a los de agua con tierra y a los de viento con fuego, cada elemento tiene su elemento contrario, un tornado es de agua y el grande es de tierra, si logro mezclarlos entonces los convertiré en lodo! Eso será muy fácil para mí. 
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-Porque llevo la mitad de mi vida haciendo lodo.
Y sintiéndose sumamente contento por haber encontrado la posible debilidad de sus enemigos, gritó:
-¡AGUANTA UN POCO MÁS, santísima trinidad!
Y haciendo continuos movimientos circulares con sus brazos, arriba-atrás-abajo-adelante, con la espada en la diestra continuó gritando:
-¡PADREEE, ACTIVA LA ESPADA DEL DESTINO CON EL PODER DEL AGUA!
La espada comenzó a brillar con tonalidades platinadas, como emulando los colores de la tromba, y dando un swing de derecha al centro apuntó al tornado café grisáceo, dando el grito que le faltaba.
-¡AAAAAAMMMEEEEN!
Y de la punta de la espada comenzó a manar agua formando una enorme burbuja acuosa, que al ir creciendo lo obligó a verticalizarla, sosteniéndola sobre su cabeza, una gran esfera de agua que debería de pesar varias toneladas, pero él la sentía tan ligera como una gota, y de un movimiento de atrás hacia adelante sobre su cabeza, la lanzó a la base del tornado de tierra, tomándolo por sorpresa e inundándolo, ralentizándolo a la vez hasta detener su giro, transformándolo así en una inmensa torre de lodo, que se fue derrumbando cual si fuera un helado derritiéndose, al ver que su idea había funcionado.
Sonrió satisfecho y volvió a gritar.
Haciendo los mismos movimientos girando su brazo, pero ahora con la espada en la mano siniestra.
-¡HIIIIJOOO, ACTIVA LA ESPADA DEL DESTINO CON EL PODER DE LA TIERRAAA!
Y la espada volvió a cambiar sus tonalidades de color, emulando a las del atascado tornado de tierra y haciendo el mismo swing, ahora de izquierda a derecha, dirigido hacia la tromba de agua, una vez más dio el grito que le faltaba.
-¡AAAAAAMEEEEEN!
Una extraña acumulación de tierra en medio de una nube de polvo tomó al tornado de agua por la base, como abrazándolo con tentáculos de barro ralentizándolo igual hasta que lo detuvo, haciéndolo derrumbarse como otra torre lodosa, el guerrero se concentró ahora en el tornado azul, que solo estaba ahí, ya sin atacar como desconcertado y sin saber qué hacer y Yurik lo apuntó con un dedo, como diciéndole:
-¡Es tu turno! –y volvió a gritar:
-¡EEESPIRITUU SAANTOOO, ACTIVA LA ESPADA DEL DESTINO CON EL PODER DE LA ESPADA FLAMEANTE DE ASRAEL, EL ARMA QUE LO CONSUME TODO!
Ahora haciéndola girar con las 2 manos sobre su cabeza.