Capítulo 20
1052palabras
2022-11-14 10:13
En el Valle de Mirídia, los grandes ojos zarcos de Raiza derramaban una lágrima, conmovidos por el sentimiento que le habían causado aquellas palabras, que su lindo caballero le susurrara muy cerca de sus oídos y le dijo:
-Yo lo amo mi lindo caballero y no quiero que peleé con mi gente, váyase de Mirídia y lléveme con usted. –al escucharla, Yurik sonrió y le dijo:
-¿De veras harías eso por mí?
-¡Claro que sí, lindo caballero! Lléveme con vos y huyamos juntos de Mirídia, que de cualquier lugar que sea yo quiero estar a su lado.
-Lo siento tanto mi pequeña y hermosa princesita, debes de amarme mucho como para dejar tu vida, tu gente y tu reinado por estar conmigo pero no puedo complacerte. –le contesta agachando la cabeza.
-¡Entonces no me quiere como dice porque no quiere llevarme con voz!
-Todo lo contrario; ¡Yo también te amo! Y por lo mismo no puedo condenarte a huir conmigo, además; ¿Huir de qué? Huyen los ladrones, los asesinos, los pecadores, los cobardes, yo no puedo huir por amarte, ni condenarte al destino incierto de un vagabundo que ni siquiera sabe de dónde es, a donde va y a que vino; ¡Vaya pues! Alguien que ni siquiera sabe porque está en tu mundo, además, no está en mi naturaleza huir; -¡Nunca lo he hecho! Ni en los peores momentos de mi vida y mucho menos lo haré por amor.
-Y si en alguna parte del universo en algún mundo perdido como éste, es considerado pecado o delito que un humano se enamore de una ángel, como yo me he enamorado de ti… –remata Yurik con acento de solemnidad. -Soy pecador pero me declaro inocente.
Raiza decidió no insistir más porque había muchas verdades en las palabras de aquél hombre extraño.
-Tengo que irme caballero, el tiempo pasa y el Sol se acerca a la mitad del cielo, le diré a mi padre que no es nuestro enemigo, haré todo lo que esté en mis manos para convencerlo, pero por favor usted no salga de la cueva, está bien, no huya pero ocúltese, hágalo por mí, tan solo por este día, escuche lo que escuche, por favor no salga de la cueva. –dice Raiza tratando de convencerlo.
-Ok Princesa, haré lo que me pidas, ojala puedas convencer a tu gente de que no soy un enemigo y de que vine aquí tan solo por amor, por ese amor que siento por ti desde la primera vez que te vi.
Raiza no dijo una palabra más y se alejó de la cueva, mientras Yurik se quedaba admirando el estilizado cuerpo de la chica, que se desplazaba levitando sobre los pastizales de las colinas.
-¡Diablos, que mujer! Digo… ¡Que ángel!
Dijo antes de verla desaparecer y la chica se deslizó sobre los pastizales rápidamente, quería llegar a Mirídia antes del plazo obtenido, resuelta a convencer por todos los medios posibles a su padre de que no lo atacara.
Al cruzar las puertas de la ciudad éstas se cerraron rápidamente y se dirigió al salón del trono del palacio de Cobalto, donde su padre y su madre la esperaban; Coballo al verla, contento la abrazó esperando recibir la noticia de que el visitante inesperado, considerado una amenaza inminente ya se había retirado.
-No padre, no lo convencí.
Comenzó a hablar Raiza de todo lo hablado con Yurik, dispuesta a convencer a su padre y a todo su reinado de que no atacarán al visitante inesperado.
-Él está dispuesto a morir enfrentando a los tornados antes que huir, es un valiente padre, tonto, pero valiente, no lo ataquéis, le pedí que me llevara con él con tal de convencerlo de retirarse, pero no aceptó, ni así, dice que me ama y que sólo por eso no tiene por qué huir, ninguna intención tiene de acceder al Templo de los Olvidados; ¡Ni siquiera sabe de su existencia! Ya te lo había dicho y se asombró mucho cuando le conté de Daro’s y sus dragones, no los conoce, hasta se arriesgó a pelear con un dragón por ayudar a un caballo que estaba siendo cazado, lastimándolo al defenderse, al igual que hizo con vosotros cuando lo atacaron; ¡Tan solo se defendió! Te lo digo padre, no es un enemigo, es un valiente y testarudo; ¡Madre! ¡Ayúdeme a convencer a mi padre! Un caballero así no merece ser asesinado por los tornados, no sé, déjenlo llegar aquí o espérenlo en el valle, dialoguen con él, platiquen, conózcanlo, os aseguro que en cuanto lo vean entenderán lo que les estoy diciendo.
-Mmm.
Pensó Coballo en las palabras de su hija y con la mano en la barbilla, después de buscar los ojos de la Reina para ayudarse a tomar una mejor decisión, le dijo:
-No sé por qué pero te creo mi querida niña, me has convencido, ya lo pensé bien y le daré una tregua al caballero que con tanto amor has defendido, le concederé el beneficio de la duda y espero por Júpiter que tengáis razón y no me esté equivocando.
Diciendo esto le indicó a la reina Rydia que avisara a los jefes de su ejército, que había decidido concederle una tregua al visitante inesperado; Raiza sonreía radiante por haber logrado convencer a su padre y cuando le decía:
-¡Gracias padre! Os juro que no se va a arrepentir y le aseguro que mi lindo caballero vagabundo es un buen hombre.
Retumbó una potente voz, que parecía venir de todos lados, en las paredes y el techo de aquel majestuoso salón del trono en el palacio de Cobalto, dirigiéndose al Rey.
-LO ATACAREMOS COBALLO, RECORDAD LA PROFECIA, PREPARAD LA MISMA ESTRATEGIA QUE UTILIZAMOS PARA DERROTAR A DARO´S Y SUS DRAGONES.
El Rey al escuchar esto cambió su faz y decidido se dirigió al auditorio de guerra para preparar el ataque y Raiza le gritó:
-¡No padre, no lo hagas, él no puede ser el guerrero del que habla la profecía, cometerás un grave error!
-Ya no está en mis manos querida hija; Júpiter lo ha ordenado.
Le dijo el rey a la Princesa y ya en el auditorio de guerra del Palacio de Cobalto, les ordenó a sus comandantes de batalla que esperaban su decisión.
-Atacaremos al medio día señores como estaba previsto, utilizaremos la estrategia de Júpiter.