Capítulo 21
998palabras
2022-11-02 11:49
Golpe...
Golpe...
Continué dándole golpes fuertes a la bolsa.

Ese maldito b*stardo había vuelto, lo sabía porque siempre asignaba a gente para que vigilara su casa y me reportara si sucedía algo importante.
Volví a darle otro golpe fuerte a la bolsa.
Ni siquiera podía proteger a su propia hija de mí... de lo que todavía no le había hecho... Pero, de nuevo, ella ni siquiera era su hija y, aunque lo fuera, no podría nunca mantenerla a salvo y lejos de mí...
Su esfuerzo no haría una maldita diferencia, pero el imbécil ni siquiera lo intentaba porque era demasiado cagón como para hacerlo.
A veces se parecía tanto a su maldito hermano que sentía ganas de pegarle un tiro en la cabeza. Él lo sabía y por eso, muy sabio de su parte, se mantuvo lejos todos estos años.
Sin embargo, me preguntaba por qué había decidido volver, quizás pensaba que me había olvidado...

Estaba definitivamente equivocado.
Con una sonrisa cínica en mis labios, me pregunté cómo se sentiría mi conejita cuando supiera la verdad.
Mi pequeña conejita...
Sí, ella era bien mía.

La primera vez que la vi, años atrás, pensé que se veía como una conejita pequeña y tierna... Desde ese momento, siempre la llamé así.
Incluso en ese momento tenía ganas de verla, quería sentir sus labios rodeándome mientras me miraba con esos hermosos ojos...
Maldita sea.
¿Qué m*erda me estaba pasando? Ella me estaba jodiendo seriamente.
Mi boca entonces formó una línea rígida mientras otra vez le daba un golpe a la bolsa, tan fuerte que la empujé lejos.
"Eso sí que fue un golpe fuerte", escuché que decía una voz familiar detrás de mí.
Ni siquiera me molesté en darme vuelta para mirarlo.
"¿Qué m*erda te trae por acá?".
"Nada... Simplemente decidí venir a verte; ha pasado mucho tiempo".
En respuesta, resoplé fuerte y me preparé para dar otro golpe, pero sus palabras frenaron mi puño a mitad de camino.
"Papá te extraña".
Hice una pequeña pausa; sabía demasiado bien lo que quería decir entre líneas. Entonces, caminé hacia el perchero para agarrar una toalla, me sequé el sudor de mi cara y, luego, giré para mirarlo.
"Bueno, el semestre todavía no terminó, ¿no?".
Agradecido, acepté la cerveza fría que me ofrecía.
Una risita escapó de su boca antes de llevarse la cerveza a los labios...
Le lancé una mirada rápida e impaciente.
"¿Es ese el único maldito motivo por el que viniste? ¿Para decirme que papá quiere que regrese? Ve al grano".
Pero ignoró mi pregunta y recorrió la casa con la mirada.
"Es bastante tranquilo aquí, ¿no? Estoy seguro de que se siente realmente bien tomarse un descanso de toda la m*erda que pasa en el mundo de los negocios... Y sucede muy frecuentemente".
Le seguí la mirada. Esta había sido en un momento la casa de la familia... Pero ya no lo era.
Papá no había pisado esta casa luego del incidente con mamá y Jenny.
Supuse que no tenía ganas de recordar...
Y había veces en las que yo también deseaba no recordar...
Pero era realmente imposible.
Todavía tengo esas malditas pesadillas cada vez que cierro los ojos. Todavía veo los ojos de mamá sin vida... A Jenny en su charco de sangre...
Y no importaba cuánto lo intentara, no podía sacarme esas imágenes de mi cabeza... Por eso, había dejado de intentar.
"Escuché que la trajiste acá... dentro de esta casa".
Ante su declaración, elevé una de mis cejas. Realmente estaba bien informado.
"¿Me estás controlando?".
Nos miramos fijamente por un rato hasta que él decidió desviar su mirada.
"No tengo tanto tiempo libre... Fue idea de papá para asegurarse de que estuvieras bien. Vives solo y además, después de todo, eres su hijo".
Como no emití respuesta, continuó.
"Si realmente quieres venganza, se arregla con una simple bala en la cabeza... Se terminaría todo en un abrir y cerrar de ojos".
Sus palabras me dejaron helado. Cuando recuperé la compostura, bebí un gran sorbo de cerveza.
Pero fueron palabras que me revolvieron el estómago y que me dejaron un sabor amargo en la boca.
Ella era mía... No me dejaría tan fácilmente... Y nunca se libraría de mí.
"Gracias por la sugerencia, pero yo tengo mi propia forma de vengarme".
"Ya han pasado años y todavía no la dejas ir. No estás enamorado de ella, ¿no?".
Sus palabras me sorprendieron y levanté las cejas.
"Estás muy equivocado... No sé qué te hizo pensar eso".
"¿Lo estoy? Dejaste a papá y el negocio para volver aquí... Yo sé que volviste a este pueblo y a esta casa por ella... No creo que la odies como dices, yo diría más bien que estás obsesionado con ella".
Antes de mirarlo de frente, tiré la lata vacía al cesto de basura más cercano.
"¡La odio! ¡Y la estoy haciendo pagar a mi modo!", dije con mucha certeza.
"Lo que sea que sientas por ella, definitivamente no es odio. Pero lo que sí está claro es que tus sentimientos por ella no son saludables... para ti".
"Sé lo que estoy haciendo, no tienes que venir con toda esa mierda a querer explicarme lo que yo siento".
Nos miramos fija y apasionadamente y tiré la toalla que tenía sobre mis hombros.
No iba a discutir eso con él, pero cuando estaba por irme, habló.
"¿Ella sabe?".
Comencé a caminar más despacio hasta que me detuve; sabía perfectamente lo que me estaba preguntando.
"No".
"Solo espero que sepas lo que estás haciendo... Realmente lo espero, por tu propio bien. Me quedaré aquí por unos días".
"No tienes ningún derecho a juzgarme, hermano. Los dos sabemos que tú no eres mejor que yo".
Y con esas palabras, me fui y él me observó alejarme.
Sí tenía razón sobre algo, lo que fuera que sentía por Gracie, definitivamente no era saludable. Y lo sabía porque a veces me asustaba también a mí, pero sabía perfectamente lo que estaba haciendo.
Y lo que planeaba hacer después.