Capítulo 2
969palabras
2022-10-31 14:21
"Hola conejita, ¿me extrañaste?"
Lo ignoré, y traté de pasarle por un lado, pero me agarró tan fuerte por el brazo, que casi me lo parte en dos. Sentí unas ganas incontrolables de borrarle esa estúpida sonrisa, que aún tenía en la cara.
"¿Qué te pasa? Suéltame que me estás lastimando", grité, forcejeando con él, para soltarme, pero me apretó aún más fuerte.
Aunque me hubiera escuchado, no mostró la menor señal de haberlo hecho.
"¡Pero qué bien! La conejita finalmente decidió hablar", dijo él, con tono de burla.
Lo miré con ganas de matarlo, pero no se inmutó.
"Suéltame ya", repetí, haciendo mi mejor esfuerzo, para sonar convincente, pero desafortunadamente, no lo logré.
"¿Quieres que te suelte? Pero si regresé precisamente por ti. Debo admitir que me hiciste mucha falta, todo este tiempo", respondió él, y luego me vio con detenimiento, de arriba a abajo, antes de mirarme de nuevo a los ojos.
"Después de dos años, debo decir que estás más alta, pero sigues igual de fea que antes", añadió.
Por más que trataba de que sus palabras no me hicieran daño, de igual manera me afectaban. Mis ojos se humedecieron, y en ese instante, salí corriendo, para no sufrir la humillación de llorar en su presencia.
"Suéltame, Hayden", dije entre dientes, tratando de empujarlo con todas mis fuerzas, pero él no se movió, y más bien se carcajeó más fuerte.
"¿Y si no te suelto, qué vas a hacer? Me causa mucha gracia, verte con tantas agallas", afirmó riéndose a carcajadas. Sin embargo, de pronto su risa despareció, y me miró fijamente, mientras se inclinaba, para susurrarme algo al oído.
"Porque esta vez, voy a disfrutar mucho, fracturándote poco a poco, pero en esta oportunidad, lo haré una y otra vez", añadió.
Me había repetido hasta el cansancio, que ya no era esa chica débil, que se dejaba intimidar, y acosar por los demás....
En ese momento, debía mostrarme segura, porque de lo contrario, estaría a su merced, durante mi último año en la escuela.
Entonces, ¡le di una cachetada!, y por un momento, ambos quedamos desconcertados.
Realmente no era mi intención, le dije disculpándome, y en tan sólo segundos, quedé atrapada entre la pared y él. El resto fue .....
La expresión de sorpresa en su rostro no tenía precio...
Parecía que había un cronómetro entre los dos, contando uno...dos...tres..
De repente, me sujetó con fuerza por los hombros, y exclamó levantando su brazo: "¡Me la vas a pagar!"
En ese momento, cerré los ojos, resignada a recibir un golpe, pero transcurrió el tiempo, y no sentí nada.
Abrí los ojos lentamente, lista para ver los suyos de color verde bosque. Sin embargo, había un brillo tan fugaz en su mirada, que apenas pude descifrar qué era.
"¿Gracie?", escuché una voz que nos sacó de ese trance. De inmediato, él me soltó, y se alejó.
"¿Por qué no has entrado a clase? Ya el profesor lleva varios minutos explicando", comentó Lyn. Sin embargo, ella se quedó intrigada, por la manera como Hayden se había retirado.
"¿Estás bien? ¿Por qué te estaba sujetando así, esta vez?", dijo preocupada.
"Estoy bien. Vámonos a clase, que no pasó nada", le dije.
Parecía que ella quería insistir en el tema, pero asintió con la cabeza, aunque no estaba muy convencida.
Yo seguía pensando en lo que había sucedido, mientras nos dirigíamos a la siguiente clase.
¿Qué había querido decir con que regresó solo por mí? Aún retumbaba en mi mente su amenaza: "Te las iré fracturando poco a poco, una y otra vez".
¡Habían transcurrido dos años! Por qué tenía que haber regresado, justo cuando yo empezaba a recuperar mi vida?
Y lo peor de todo, era que seguía obsesionado con hacerme daño.
Respiré profundo, y exhalé con fuerza, porque ese último año no iba a ser fácil, ya que tendría que hacer de todo, para mantenerme alejada de él. Aunque era consciente de ello, sabía que sería muy difícil.
**************
Afortunadamente, no tuvimos ninguna otra clase juntos ese día, y cuando terminaron las actividades, miré con cuidado hacia los lados, antes de subirme el auto de Lyn. Hayden estaba hablando con un grupo de deportistas, y con los chicos populares de la escuela. En ese momento, me pregunté si me había visto salir, pero no me importó mucho, pues me sentía segura, dentro del vehículo.
"¡Adiós!", le dije a Lyn, cuando me bajé, frente a mi casa.
Coloqué mi bolso en el piso, y me tiré en el sofá, a descansar.
"¿Ya regresaste?", preguntó mi mamá, mientras bajaba las escaleras.
"Sí", le respondí, controlando el impulso de voltear los ojos, pues aunque me estaba viendo llegar, insistió en preguntarme, si había vuelto a casa.
Papá trabajaba como periodista, y viajaba con frecuencia, mientras que mamá era enfermera en un hospital. Por ende, yo pasaba gran parte del tiempo con ella, y por supuesto, con mi "encantadora" hermana Ashley.
"Preparé el almuerzo, pero tengo guardia esta noche, así que ya me voy. Adiós cariño", me dijo, besándome en la mejilla.
"Cuando regrese tu hermana, por favor asegúrate de cerrar todas las ventanas, y las puertas. Ya sabes que..."
"Sí, ya sé", la interrumpí, antes de que comenzará con su largo sermón, sobre lo inseguro que era nuestro vecindario, y otras cosas por el estilo.
Después de una ducha rápida, bajé las escaleras para almorzar, pero por más que intentaba pensar en otra cosa, mi mente seguía rebobinando, lo que había pasado ese día en la escuela.
Aún no podía creer que lo había abofeteado, aunque sabía que se lo merecía. Sólo me quedaba rezar, para que me dejara tranquila de una vez por todas, a partir de ese momento.
Dejé escapar un suspiro, mientras fregaba los platos, y como Ashley no había llegado, me dispuse a hacer mis tareas.