Capítulo 65
1246palabras
2022-08-28 00:00
Mientras tanto, Yvonne se encontraba en el hotel con el número de teléfono de la villa en la mano. En ese momento, dudó una y otra vez. ¿Cómo hacer esta llamada? ¿Qué debía decir?
Su corazón estaba dolorido y sufría mucho, y Henric sufría tanto como ella.
Él sabía que Eleonora y Quentin se habían ido al extranjero, pero no podía hacer nada.
Estaba totalmente distraído, a pesar de que cuidaba a su padre en el hospital en ese instante.
Sheehan miró el triste rostro de su hijo y supo lo que estaba pensando.
Mas, a decir verdad, no entendía qué tenía de bueno la mujer que fue abandonada por Quentin.
Por otro lado, como él estaba en el hospital, no pudo ir a la cena de Pollard.
Henric se mantenía indiferente frente a la cama de su padre mientras pensaba en Eleonora con todo su corazón.
Definitivamente, este asunto fue un duro golpe para él.
Pero para Sheehan, ver el rostro amargo de su hijo solo hizo que se sintiera realmente enojado.
"Sheehan, ¿cómo te sientes?". La voz de Pollard se escuchó desde la puerta de la sala.
"¡Oh, vaya! ¡Obrien! Soy muy viejo e inútil. Ahora que estoy enfermo, no recordé la cita que teníamos pactada". El hombre se apresuró a hacerle un gesto a Henric para que lo ayudara a levantarse, con una mirada halagadora en su rostro.
"Sheehan, no te preocupes, la salud es lo más importante. Además, mi hija también viene a verte".
Desde luego, Henric vio a la chica junto a Pollard.
Su esponjoso cabello rizado estaba casualmente atado en una valiosa diadema de diamantes. Tenía el típico rostro ovalado, unos ojos grandes y brillantes, una nariz pequeña y recta, y unos labios sexys y atractivos. De hecho, no sería exagerado describirla como un ángel con una figura fantástica.
"Sr. Obrien, encantado de volver a verlo", lo saludó cortésmente el joven. Después de todo, Pollard no parecía ser tan molesto. Cuando fue al Euro-Asia International para buscar las grabaciones de video, fue él quien le permitió hacerlo. Por lo tanto, Henric le estaba agradecido.
"Obrien, no me digas que ella es tu hija. ¡Qué gran cambio! Henric, Rosy está aquí. ¿Por qué no la saludas?", dijo con una expresión en sus labios.
Ante esto, el chico asintió y saludó con una sonrisa forzada.
"¡Henric, el tiempo ha pasado muy rápido! Nos conocimos cuando éramos jóvenes!". La chica extendió su mano generosamente y sonrió dulcemente.
El joven frente a ella ya no era el niño travieso que solía ser. Ahora era tan brillante como la luz del sol.
Tenía la figura alta y erguida, un rostro claro y apuesto, unos ojos capaces de encantar a cualquiera y una fascinante sonrisa.
Al observarlo con atención, Rosy sintió que su corazón de repente latía más rápido.
Por su parte, cuando él le estrechó la mano, sintió lo suave y delicada que esta era.
La mujer sintió que su corazón estaba a punto de llegar a su garganta y que su rostro se sonrojó totalmente cuando lo saludó.
Sin embargo, el joven apartó la mano rápidamente unos segundos después.
En tanto, Pollard y Sheehan obervaron aquella escena y luego se miraron entre sí con una sonrisa.
El hombre conocía a su hija, así que podría considerar que Henric se arraigó en su corazón a primera vista.
"Sr. Obrien, espero pase un momento agradable hablando con mi padre. Subiré a ver a mi tío", dijo el chico como excusa para irse.
Mas, Sheehan arruinó el plan de su hijo de inmediato. "Oye, Henric, ¿no acabas de ver a tu tío? Mejor baja con Rosy. El aire en la sala no es bueno. Además, tengo algo que discutir con Obrien".
El hombre estaba muy indefenso, así que no le convenía negarse.
Por otro lado, Rosy bajó la cabeza y se sintió un poco avergonzada.
"Bueno, Srta. Obrien, bajaré con usted", dijo él a regañadientes.
"Está bien. Por cierto, puedes llamarme Rosy o Qingqing a partir de ahora". La chica levantó la vista y se encontró con los fríos ojos de Henric, los cuales no mostraban ninguna intimidad.
Por lo tanto, su corazón se estremeció.
¿Qué le pasaba a este chico tan guapo? ¿Acaso no le gustaba?
Para ser sinceros, mientras un hombre la viera así, no habría problema. Pero, ¿por qué vio cierta indiferencia en los ojos de Henric? ¿Estaba ignorando su belleza?
Pensar en esto, hizo que se pusiera de mal humor.
Sin embargo, ella se consoló creyendo que tal vez fue porque se acababan de conocer, quizá luego de hablar un rato, todo mejoraría.
Segundos más tarde, los dos salieron de la sala uno tras otro.
Rosy iba detrás de él, mirando su espalda ancha y su atractiva figura, y sintió una emoción en su corazón.
En esta época, las lilas del hospital estaba floreciendo a gran escala.
Henric la llevó a un pequeño parque en el patio trasero del hospital, donde la brisa soplaba suavemente.
Ella olió la fragancia de las flores por todo el patio y de repente se sintió alegre.
"Henric, ¡recuerdo que eras muy travieso cuando eras niño! ¿Te acuerdas que cuando papá y yo íbamos a tu casa, me llevabas a correr por todo el patio?". La mujer encontró un tema de conversación y trató de acortar la distancia entre ellos luego de todo el tiempo que se mantuvieron en silencio.
"¿En serio? Siendo sincero, lo he olvidado". Él no podía recordar claramente aquellas cosas. Tenía una ligera impresión, pero aún era demasiado vaga.
"Ja, ja, Henric, eres tan olvidadizo. ¡En aquel entonces, me llevaste a jugar a los novios!", dijo para luego bajar la cabeza con un poco de timidez.
"¡Oh, vaya! Tu memoria es realmente buena", respondió con una avergonzada sonrisa.
"Eso no es cierto. A decir verdad, soy muy olvidadiza. Solo que, siempre guardo en mi memoria a las personas o cosas especiales. Si te importa, lo recordarás. ¡Y si no, no lo harás!", dijo con cierta decepción.
Al escucharla, él solo atinó a sonreír con incomodidad.
"Henric, escuché de mi padre que estás haciendo tu pasantía en este hospital. ¿Es verdad?".
"Oh, sí, eso es cierto. Pero mi papá no está de acuerdo en que continúe".
"Bueno, quizás el Sr. Sheehan está haciendo esto por tu propio bien. Escuché que solicitaste una pasantía en China antes de terminar tus estudios en el Reino Unido. ¡Es probable que él esté enojado por eso! Siendo sincera, también siento que fuiste un poco caprichoso al hacer aquello".
Entonces, Henric la miró inexpresivo.
Todos pensaban que no valía la pena que regresara, pero tal vez no sabían que volvió por Eleonora.
Sin embargo, ella acababa de divorciarse de Quentin y se fue al extranjero con él a pesar de eso. En ese instante, cuando Henric recordó aquello, su corazón le volvió a doler.
"Bueno, no lo entenderías. Siempre hay una persona en este mundo que te hace estar dispuesto a renunciar a todo", dijo en voz baja.
Rosy no era tonta, por lo que, cuando lo vio triste, supo que se refería a algo más con lo que dijo.
No obstante, no quería preguntar de forma demasiado obvia.
No quería oír que la persona de la que acababa de enamorarse tenía a otra mujer en su corazón. Por lo tanto, cambió de tema al instante.
"¡Es verdad! Escuché que tu habilidad con las motos es de primera clase. ¿Cuándo tendrás tiempo para que me lleves a dar un paseo?".