Capítulo 25
768palabras
2022-08-10 14:54
Cuando el auto llegó para recoger a Yvonne, ella y Sylvia se subieron y se dirigieron al hotel.
Por otro lado, Quentin no tenía prisa por ir a aquel lugar. Por tanto, sacó un cigarrillo, lo encendió y lo fumó lentamente.
Hoy era el segundo día divorciado de Eleonora, y ya estaba a punto de comprometerse nuevamente.
Se suponía que debía ser un día feliz, pero él no sentía nada más que pesadez en su corazón.
Si bien había pedido a los sirvientes que invitaran a muchos periodistas, lo único que él quería era difundir la noticia de su destacado compromiso para ver lo avergonzada que estaría Eleonora y que todo el mundo se riera de ella.
De repente, recordó su determinación cuando lo dejó y el hecho de que ni siquiera se llevó su ropa interior. "¡Maldita mujer, farsante!". El corazón del hombre se estremeció; entonces, apagó la colilla, se levantó y se fue de la empresa.
Eleonora sabía que hoy era la ceremonia de compromiso de Quentin con Yvonne, y que esta se celebraría al mediodía. Por lo tanto, durante esas horas, no habría nadie de la familia Lance en el hospital.
No obstante, con el fin de evitar algunos problemas innecesarios, llevó unos lentes de sol enormes y un gran sombrero.
Minutos más tarde, alquiló un coche y se dirigió al Great Love Hospital.
Cuando hubo llegado, se encaminó discretamente a la sala VIP donde estaba su suegro.
Miró dentro, y vio que solo había un guardia especial y que el señor estaba recibiendo un goteo intravenoso.
Después de revisarlo cuidadosamente, la enfermera salió de la sala; así que Eleonora pudo entrar.
Durante el último año, la mujer se había tomado el tiempo de visitar a su suegro cada semana.
Como solía ser la Joven Señora de la familia Lance, los médicos y los guardias especiales del lugar eran muy amables con ella.
Pero ahora era diferente, pues ya no formaba parte de la familia Lance y todo el mundo lo sabía.
Ella entendía perfectamente que ya no podía llegar allí casualmente, mas, hoy solo quería despedirse del señor.
Eleonora entró en la sala y, como él estaba despierto, parpadeó un par de veces cuando la vio.
La mujer se sentó frente a su cama y dijo en voz baja; "Padre, he venido para despedirme, pues creo que no es conveniente que siga visitándolo de ahora en adelante. Debe cuidarse mucho, ¿de acuerdo? Sé que mejorará y que mi culpa se verá aliviada gracias a eso. Le pido disculpas en nombre de él, aunque sé que para la familia Lance, y para usted ahora, mi disculpa es casi insignificante...", concluyó casi entrecortada.
Wilson miró a Eleonora llorando y, aunque se sintió extremadamente ansioso, no pudo decir ni una sola palabra. Quería extender su mano y consolarla, pero desistió después de pensarlo por un momento.
Hace más de un año, cuando se enteró de aquel incidente, Wilson había sufrido un duro golpe. Su estado físico no estaba bien en ese entonces, por lo que, tras ese gran impacto, quedó paralizado a causa de un grave derrame cerebral.
Desde ese momento, a excepción de su cerebro, el resto de su cuerpo quedó paralizado; y, si no hubiera tenido fe todo ese tiempo, Wilson no habría yacido como un zombi.
Como era de esperarse, la muerte también pasó por su mente; pero, cuando pensó en la dichosa pareja, él se enojó tanto que casi no pudo respirar. Sin embargo, tenía que vivir y soportar la humillación por el momento, pues no se podía permitir que la familia Lance cayera por su culpa. Entonces, aunque sus extremidades comenzaron a recuperarse un poco y pudieron moverse, Wilson tuvo que seguir fingiendo su parálisis.
De lo contrario, temía que lo hubieran matado hace tiempo.
El hombre sabía que Eleonora había sufrido mucho, y que, por su culpa, su hijo debía haber descargado todo su resentimiento en la inocente chica. Por consiguiente, al mirarla frente a él, sintió pena una y otra vez, mas, ahora no podía hacer nada.
Pronto, dos lágrimas brotaron de sus ojos al sentir culpa y dolor.
"Padre, no hablemos del pasado. Sé que tengo que pagar lo que él le debe, ya que como su hija, debo cargar con el crimen que cometió. Sin él, usted no estaría aquí inmóvil. Pero ahora, temo que ya no puedo venir aquí como antes. Solo le pido que se cuide mucho, y le prometo que vendré a verlo en secreto si tengo la oportunidad". Cuando terminó de hablar, la mujer tomó un pañuelo y secó las lágrimas de su suegro.