Capítulo 56
1276palabras
2022-09-02 15:00
El domingo temprano voy con Carlos a poner la denuncia. Luego me deja en mi casa y Sam llega a hacerme compañía.
Todo el tiempo hablamos de Julián. Me pregunta cosas sobre él, pero no es mucho lo que puedo decirle.
Mi amiga está emocionada porque encontró a su igual. Alguien con quien puede hablar todo el día sobre novelas literarias.

—¿Ya entraste a su cuarto? —le pregunto a Sam.
—Claro que no. Aunque me invito a su casa a cenar, pero yo lo he evadido. No sé… creo que lo hace con una segunda intención.
—Puede ser. Pero también existe la posibilidad de que lo haga porque no le gusta comer en la calle. Creo que deberías aceptar. Solamente se clara Sam. No puedes tener miedo ni vergüenza de decir que no. Y si él no lo entiende, pues que se joda.
—No quiero que píese que soy una mojigata.
—Amiga. No puedes empezar una relación con miedo a lo que piensen sobre ti. Te lo digo por experiencia. Yo ya pasé por todo eso y te prometo que lo que mejor funciona es ser tu misma. Si la versión real tuya no le gusta, no hay nada que hacer, porque fingir termina siendo muy agotador y tarde o temprano lo que intentas esconder sale a la superficie.
El resto de la tarde no la pasamos viendo la tele y haciendo maratón de Los Juegos del Hambre. El único momento en que me siento mal es cuando mi teléfono comienza a sonar y la palabra mamá aparece en la pantalla.

—¿No vas a contestarle?
—Carlos, me lo prohibió. Dijo que él iba a hablar con ella y le explicaría por qué yo no estoy en la casa.
—¿Si sabes que cuando no te encuentre, comenzara a acosarme?
—Sam. Perdón. Intenta evitarla.

—No te preocupes. Si me la encuentro sé exactamente lo que voy a decirle. —dice muy segura de si, y temo un poco por mi madre.
Sam se queda a dormir conmigo y al otro día nos vamos juntas a la universidad.
“Por fin llego el día… Voy a conocer a Brenda Sáenz.”
En la mañana asisto a clases y puedo decir que, después de varios días, me siento medianamente normal. Logro prestar atención, tomo apuntes y me pongo al día con la materia. En el receso voy a tomar un café con Sam, y luego vamos juntas a la segunda clase, donde hago exactamente lo mismo que en la anterior.
“Mi vida de siempre.”
De vez en cuando, mi mente divaga entre recuerdos que amenazan con volverme a hundir, pero me aferro a la expectativa de mi futuro como si fuera un salvavidas.
“Sé que todo va a estar bien. Solo debo vivir un día a la vez y hoy promete ser uno bueno.”
Apenas término mi última clase, salgo rápido a mi apartamento para comenzar a organizarme.
Busco un outfit que me haga ver profesional, pero sin parecer disfrazada o perder mi estilo.
Mientras me visto mi teléfono suena y leo el mensaje de Sam.
Sam:
Qué bueno que te fuiste. Tu mamá vino a buscarte.
Gracias a Julián, logre evitarla, pero se veía muy molesta.
Ten cuidado…
Le envió un mensaje a Carlos para contarle todo y me responde inmediatamente.
Charli:
Voy a arreglarlo.
Leo las palabras contundentes de mi hermano y volteo los ojos.
“¿Qué le cuesta demostrar un poco más de emoción? Si sigue así, nuca va a tener novia.”
Y no es que mi hermano no haya salido con mujeres. Pero ellas no soportan mucho. Se dejan atraer de su perfecta aparecía física y su éxito profesional. Pero la venda se les cae de los ojos cuando lo conocen y se estrellan contra el témpano de hielo llamado Carlos Ferrer.
“Pobres chicas.”
Hago mi teléfono a un lado y me terminó de maquillar.
“Olvídate de todo y de todos. Este es tu momento.”
Y con esa idea en mente salgo a mi cita con Brenda Sáenz.
*****
Mi primera impresión de Brenda es que se ve más bajita de lo que imagine.
Tiene una sonrisa amable y un estilo descomplicado, pero cuando habla es bastante contundente. Se nota que tiene un carácter fuerte y supongo que es necesario si su trabajo es dirigir un equipo de producción.
—Ivana. ¿Cómo estás? —Me saluda de forma cordial.
Ya estaba en el café cuando llegue y eso me avergüenza porque yo quería llegar primero y no hacerla esperar.
—Wow. Hola… Emmm —los nervios de tener a mi ídolo en frente me juegan una mala pasada, pero a ella parece divertirle— Estoy bien, gracias.
—Siéntate. ¿Quieres beber algo?
—Café está bien.
Brenda hace una señal para que le traigan dos cafés y luego se sienta frente a mí.
—Muy bien Ivana. No tengo mucho tiempo, así que voy a ir al grano.
—Iv… —digo aún nerviosa— Dime Iv.
—Muy bien Iv. La cuestión es que me gusta tu trabajo, además estás muy bien referenciada por el profesor Jose y otros maestros de la universidad. Busco a alguien con tu perfil, que esté comenzando su carrera y que en realidad quiera crecer en la industria del cine, para ser mi aprendiz.
—Okey… —mis pulmones dejan de recibir oxígeno y mi corazón se detiene ante la expectativa que me generan sus palabras.
“¡Oh my god! ¡OH MY GOD!”
—El trato es el siguiente. Te mudas a Los Ángeles a trabajar conmigo, pero también debes seguir estudiando. Tengo entendido que La INNEM tiene convenio con varias universidades allí. Puedes buscar el que más te convenga y cambiarte de universidad.
—¿En serio? —estoy en shock.
“Sabía que los dioses no me habían olvidado y que tanta oscuridad era necesaria para poder disfrutar de la luz que ahora me alumbra.”
—Ya sé que serían muchos cambios. Pero el profesor me dijo que quieres ser directora. Y Cariño, el cine requiere muchos sacrificios. Si de verdad quieres esto, es mejor que lo entiendas de una vez.
—No. No lo digo por eso. Es que no lo puedo creer. Tú, eres una de las personas que más admiro y estás aquí dándome la oportunidad de hacer posible mis sueños… Justo ahora… es lo que necesito.
—Muy bien. Supongo que eso es un sí.
—Si… Si… claro que sí. ¿Cuándo empiezo?
—Eso me gusta… —dice sonriendo—. Pasión. Aférrate a ella porque la vas a necesitar niña. Esto va a ser todo menos vacaciones. Pero no hay prisa. Yo estoy finalizando un proyecto. Va a tomarme casi todo el verano. Así que vas a tener los próximos meses para organizar tus cosas, pero al final de agosto te espero en mi oficina. Dame tú número de celular. Vamos a estar en contacto.
Hago lo que ella me dice y guardo su número telefónico en mi teléfono. Contemplo su nombre en mi pantalla como si fuera oro.
“No puede ser que esto esté pasando.”
—Gracias Brenda. Te prometo que no te vas a arrepentir.
—Eso ya lo veremos. Todo el mundo ama el cine, aunque no todos logran lidiar con la creación del séptimo arte. Pero tienes talento y pasión, para mí, eso es un buen comienzo. Confió en que vamos a trabajar muy bien juntas.
Brenda abandona el café porque su vuelo se adelantó y yo me quedo un rato más asimilando lo que acaba de pasar.
La vida me puso en frente la oportunidad de cumplir mi más grande sueño. Y ahora que lo tengo tan cerca, agradezco todo lo que tuve que pasar para estar en este preciso instante.
La frase cliché “Todo pasa por algo” entra en mi sistema como un shot de oxígeno.
“Vas a estar bien.”