Capítulo 49
2553palabras
2022-08-27 15:00
Lo que dice tiene mucho sentido, y sí, es una idea viable, pero algo no se siente bien. Y no es solamente Alex. Soy yo. El problema es que ya no me siento la Ivana de la que se enamoró Mateo. Él me ha visto crecer y pasar por todo tipo de cambios, pero hay cosas más trascendentales que otras y nuestra separación fue algo trascendental para mí.
—Siempre voy a quererte. Eres mi mejor amigo y el primer amor de mi vida y por eso tienes un lugar permanente en mi corazón. Pero, a pesar de que fuimos engañados por alguien con malas intenciones, no podemos cambiar lo que paso. El dolor que sentimos fue real y nos llevó a tomar dediciones que nos hicieron cambiar. Tú ya no eres el joven inseguro que no sabía que hacer su vida, y yo ya no soy la adolescente romántica dispuesta a abandonarlo todo y hacer cualquier cosa por amor. Nos enamoramos de una versión de nosotros que ya no existe. —mientras expreso en voz alta mis sentimientos, toda la confusión que he sentido comienza a disiparse para darle paso a la claridad y automáticamente mis ideas se ordenan—. Ahora, sentimos un reflejo de ese amor, pero es solo eso. Ya no estamos enamorados de nosotros, estamos enamorados de la idea de lo que fuimos alguna vez. —El hombre a mi lado no entiende lo que estoy diciendo o, mejor dicho, parece que no lo acepta, pero yo sigo expresándome con la esperanza de que él pueda ver todo como yo lo hago—. No puedo retomar nuestros planes, he irme contigo, porque estaría haciendo lo mismo que hice cuando decidí quedarme aquí por Sam, poniendo los intereses de otra persona por encima de los míos. Y me odiaría si en unos meses, después de convivir con las nuevas versiones de nosotros, nos damos cuentas que ya no somos compatibles, pero por ese viejo amor que aún sigue latente, nos quedamos atrapados en una relación basada en aguantar. Mateo, retomar las cosas en donde las dejamos, es imposible. Yo no puedo volver a lo de antes. No puedo volver a ser tu novia. Y antes de que lo digas, la razón no es Alex, ni que ya no te quiera. Soy yo… Quiero vivir mi sueño, quiero sentir que tengo las riendas de mi vida y hacer las cosas por mí. Tú ya encontraste tu pasión y haces lo que amas. Yo siempre he sabido que es lo que quiero, pero sigo encontrando motivos para posponerlo, y todas las cosas que me han pasado estas últimas semanas me han ayudado a tomar la decisión de no hacerlo más. Voy a dejar de poner los intereses de los demás, sobre los míos. No sé a dónde me lleve este camino, pero quiero averiguarlo.
—Yo tengo claro lo que siento por ti. Te amo. —es la única respuesta que obtengo.

—Y yo también te amo… pero eso no es suficiente. Nuestras vidas están en lugares diferentes.
—Estoy dispuesto a ir a donde tú vayas… —Mateo sigue negándose a ver la realidad de las cosas.
—No. Yo no lo permitiría porque ya viví eso. Ya estuve en tu lugar y no soportaría que sintieras por mí lo que yo he sentido por Sam los últimos días. El amor no debe de ser una prisión. No puedo atarte a mí, ninguno de los dos debe renunciar a sí mismo para estar con el otro.
—Esa decisión es mía y estoy dispuesto a vivir con las consecuencias.
—No cuando las consecuencias me afectan también a mí.
No pienso dar mi brazo a torcer. En Australia no voy a encontrar lo que estoy buscando y no estoy dispuesta vivir con la culpa de que Mateo renuncie a algo que le costó tanto encontrar. Mi yo del pasado no lo hubiera meditado ni un segundo y con tal de estar con el hombre que ama renunciaría a cualquier cosa, incluso así misma. Pero ya no puedo hacerme eso, no cuando estoy consciente del daño tan profundo que genera renunciar a protagonizar nuestra vida y convertirnos en un personaje secundario en la vida de otro.

—Debo aceptar que, las cosas que me imagine que podrían pasar cuando por fin habláramos, todas terminaban con nosotros juntos otra vez —dice Mateo con la voz quebrada y los ojos inundados de lágrimas—. Fui un egocéntrico al estar seguro que al igual que yo, soñabas con el momento de nuestro reencuentro y aceptarías feliz la idea de retomar nuestra historia, pero de verdad has cambiado… Y me avergüenza admitir que incluso has madurado más que yo. Porque a pesar de que entiendo todo lo que me has dicho, tengo la necesidad de mandarlo todo al demonio, solo para estar contigo. Cualquier mujer pensaría que eso es un acto romántico, una prueba de que el amor es real. Pero algo me dice que, si decido ignorar tus palabras y me quedo aquí, ya no solo voy a perder tu amor sino tu respeto.
—No has perdido mi amor, es solo que ya no es el mismo, porque yo ya no soy la misma.
—Entonces déjame conocerte otra vez. Si por el momento tengo que conformarme con solo ser tu amigo, lo voy a aceptar, pero no me rechaces definitivamente. Aún tengo tiempo antes de que deba volver a Australia. Iv, yo te amo y no voy a renunciar a ti de nuevo. A menos de que me mires a los ojos y me digas que no me amas y que no existe ninguna esperanza para nosotros, voy a seguir intentándolo. Si al finalizar estos días nos damos cuenta que queremos estar juntos, vamos a encontrar la manera, algo que funcione para los dos, excepto volver a estar lejos. Tenemos todas las posibilidades del mundo para vivir nuestras vidas como queremos, aprovechemos eso. Por favor Iv, no renuncies a nosotros tan fácil.
Él tiene razón. Si los motivos que le doy es que ahora somos dos personas diferentes, la solución es volvernos a conocer. No puedo coger todo y botarlo a basura como si nuestra historia no fuera nada. Por lo menos nos debemos el uno al otro, intentarlo y tratar de rescatar lo que queda de nuestra relación.

—Okey… entonces conozcamos otra vez.
Mateo sonríe aliviado con mi respuesta y me envuelve en sus brazos mientras me besa.
—Lo siento… fue un reflejo por la emoción. —dice apenado por haberme besado, pero mi risa lo relaja.
—No seas ridículo. Nosotros no podemos ser solo amigos.
—Pero tampoco quieres ser mi novia.
—Creo que estamos por encima de las etiquetas. Somos dos amigos que intentas averiguar si pueden volver a ser novios. No nos compliquemos la vida con los protocolos a seguir. Solo hagamos lo que sintamos correcto y ya está.
—¿Estás segura? —pregunta con una sonrisa picará.
“Sí. ¿Estás segura? Porque esto de las relaciones inconclusas no se te da muy bien.”
“Esto no es lo mismo.”
“Si tú lo dices…”
—Estoy segura —y para reafirmar mi determinación, soy yo quien lo besa esta vez.
Ahora que todo está dicho y que las cartas están sobre la mesa, decido no cohibirme.
Si voy a hacer esto, lo voy a hacer bien, porque soy consciente y la razón no me deja actuar de otra forma. Mi relación con Alex no ha sido en realidad una relación, empezó estando destinada al fracaso… y fracasó, pero si con Mateo tengo una mínima oportunidad, pienso hacer todo lo posible para que funcione, y llegando al caso de que no sea así, por lo menos me queda la satisfacción de haberlo intentado.
El resto de la tarde nos la pasamos demostrándonos cuanto nos hemos extrañado y necesitado. Hacemos el amor un par de veces más, siendo tiernos y tomándonos nuestro tiempo para acariciarnos, adornos y contemplarnos.
Luego hablamos durante un largo rato. Nos contamos detalles sobre los acontecimientos de nuestra vida. Entendí su relación con Scarlett. En eso Juan no mintió, es como si fuera el nuevo mejor amigo de Mateo, su compañera de aventuras, su confidente y el único apoyo que ha tenido en todo este tiempo, porque su hermana al parecer tiene una severa obsesión con el trabajo. También me contó que sus padres están considerando volver a Australia. Ahora que su negocio está en el mejor momento, consideran dejar a un gerente y ellos volver a su país para ampliar la empresa. Ese siempre fue el sueño de su familia y ahora es el mejor momento para llevarlo a cabo. Lo que significa que, si no resolvemos nuestros asuntos, esta podría ser la primera y la última visita de Mateo. La historia con las dos chicas que salió fue lo que más trabajo le costó confesarme. Más de una vez le dije que todo estaba bien, pero su incomodidad lo llevo a ser muy superficial con los detalles.
—Fue algo sin importancia —dice sonrojado— la verdad no me enorgullece la forma en como maneje las cosas. A una de ellas la conocí poco después de terminar definitivamente contigo. Estaba ebrio, pero no borracho. En fin, tenía el suficiente alcohol en mi cuerpo como para ser imprudente, pero no para ser inconsciente. Esa fue la primera vez… ya sabes mi primera vez, y fue un desastre. Aunque ella insistió en que estuvo bien, yo me sentía como una mierda porque solo pensaba en ti, así que me fui y nunca la volví a ver. Unos meses después conocí a Roxi. Con ella lo intente, de verdad lo intente. Pasábamos juntos todo el tiempo que tenía libre, pero luego descubrí que de forma inconsciente comencé a llenarme de tareas para que ese tiempo fuera cada vez menor. Ella nunca se quejó, no le importaba ser siempre quien me llamaba, me buscaba, se percataba de que yo estuviera bien y que sacara tiempo por lo menos para comer. Fue la novia perfecta, cualquier chico estaría feliz de tener una así. Pero yo lo único bueno que hice por ella fue dejarla antes de que las cosas llegaran más lejos. Roxi siempre supo que yo amaba a alguien más y le dije que no podía seguir adelante, que me sentía muy mal porque ella entregaba mucho y yo no podía dar más de lo que ya daba. Insistió en que estaba bien y que podíamos seguir intentándolo, pero no tenía caso, era obvio que se había enamorado y yo jamás le iba a poder corresponder.
Su vergüenza y arrepentimiento por la forma en como trato a las chicas, me hace entender que Mateo no ha cambiado tanto como yo imagine. Sigue siendo sensible e incapaz de dañar a otros a apropósito. Y debo aceptar que después de escuchar su historia me dio un poco de ansiedad contarle la mía, pero como el trato es saber si podemos amarnos a pesar de todos los cambios, es indispensable la honestidad, así que yo también me sincero y le contó todo. Como comenzó y termino mi relación con Simón; no entro mucho en detalles específicos, pero también le confieso como fue mi primera vez y que, aunque no fue una experiencia horrible, soy consciente que de no haber estado tan dolida por lo que creía que él me había hecho, hubiera tomado decisiones muy diferentes.
Luego seguimos con el tema de Alex y me cuesta un poco más intentar explicar mi relación con él. Pero para mi sorpresa, se lo cuento todo. No los detalles sexuales, pero si la forma en como ha influido tanto y en tan poco tiempo en mi vida.
El tema abre las puertas para relatarle los problemas que he tenido con Sam y el cómo los hemos superado. Al hablar de él en voz alta, me hace más consiente del impacto tan grande que ha tenido en mí. Alex llego como un cometa que se estrelló con fuerza y en cuestión de segundos cambio todo mi mundo. Mi mente viaja unos días al pasado y me sumerjo en esos recuerdos, Mateo nota mi reacción y aunque lo duda por un momento, decide preguntarme si estoy enamorada de Alex.
—No te quiero engañar. El me trastorno. Con Alex me convertí en la persona que siempre he sabido que soy, pero a la que, por miedo al qué dirán, he mantenido encerrada.
—¿Conmigo te sientes encerrada?
—No. En este momento no es así. Ya nadie puede hacerme sentir atrapada. Y antes de que te fueras, no era consiente de eso. Fueron más bien los acontecimientos posteriores a tu viaje los que me hicieron dar cuanta que no tenía control sobre mi vida, y Alex me ayudo abrir los ojos y a enfrentarme a mis carceleros.
Mateo se toma un momento mientras analiza mis palabras.
—Pero no me has respondido ¿Estás enamorada de él?
—Para estar enamorado de alguien debes conocer su luz y su oscuridad y amar ambas partes. La luz de Alex es hermosa y fácil de amar, pero su oscuridad me trajo hasta aquí. Así que no. No puedo vivir con eso en mi vida.
—¿Por qué terminaron? Solo dime si me quieres contar. No quiero presionarte ni que sientas que todo esto es raro.
—Todo esto es más que raro —le confieso entre risas—, pero si queremos que funcione lo mejor es ser honestos, así que voy a contarte. Alex y yo discutimos. Para ser más específica. Dilan y Juan tuvieron una pelea en la universidad, Alex conoció los detalles de nuestra historia gracias a ese enfrentamiento y de alguna forma Juan termino involucrándolo en todo. Cuando me fui, le dijo cosas sobre mí y sobre ti y eso lo volvió loco. Se emborrachó y a partir de ahí comenzó a tomar una serie de decisiones que empeoraron la situación. Tuvimos una conversación honesta, sobre lo que queríamos y sentíamos, pero todo se salió de control y él puso en peligro su vida. A pesar de que antes le había suplicado que no condujera su moto estando ebrio, porque ya sabes lo sensible que soy con ese tema, a Alex le importo más su orgullo, y pase varias horas al borde del colapso porque no sabía nada de él. Al final resulto que estaba sano y salvo, además de muy bien acompañado, encerrado en la bodega de un bar con una chica con la cual, me había jurado, no tenía ninguna relación. Cuando los vi semi desnudos, supe que entre nosotros nunca hubo nada. No podía reclamarle que se acostara con otra porque nunca fue mi novio, pero tampoco estaba dispuesta a soportarlo, así que me fui y durante todos estos días me he dedicado a asimilar lo que paso, para poder superarlo y seguir con mi vida.
—Entonces, ¿No tengo de que preocuparme? ¿Cuándo volvamos a la ciudad y te lo encuentres, no vas a volver con él?
—No. Incluso si las cosas entre nosotros dos no tuvieran solución. Yo no podría estar con alguien que me trate así, no importa si no era su novia, entre nosotros había algo y él lo acepto, reconoció que era más que sexo y no le importo, rompió su promesa y se metió entre las piernas de la primera chica que le hizo ojitos lindos. No puedo confiar en ese tipo de personas, y sin confianza no puede existir ningún tipo de relación.