Capítulo 44
1474palabras
2022-08-22 15:00
Leo una y otra vez el mensaje de Sam y me veo tentada a responderle que deje de informarme sobre lo que Alex y Mateo hacen o dejan de hacer. Pero no lo hago… porque saber que Alex también lo está pasando mal me da un pequeño atisbo de tranquilidad.
“Que se joda.”
Sigo revisando mi correo y le envió a mi madre el mensaje que le prometí. Es muy corto y directo. Solo dice “No te preocupes. Estoy bien.” Luego busco el mensaje del profesor Jose y su contenido es como una luz suave que me abraza en medio del invierno.

<He sido notificado de tu incapacidad y de todo corazón, espero que te mejores pronto.
El presente es para notificarte que hace un par de días me tome el atrevimiento de enseñarle tu extraordinario trabajo a una exalumna que hoy en día es una exitosa productora y directora fotográfica en la industria del cine. Tal vez la conozcas. Su nombre es Brenda Sáenz. Y como todos, quedo impresionada por tu talento.
Brenda quiere ponerse en contacto contigo, pero no quise brindarle tu información personal sin primero consultártelo.
Quedo atento a tu respuesta.
Cuídate.

Decano Jose Herrera.>>
“Brenda Sáenz quiere hablar conmigo…”
“Mierrrdaaaaaa.”
Respondo el correo de inmediato.

<Gracias por sus buenos deseos.
Claro que sé quién es Breada, soy seguidora de su trabajo y estoy muy emocionada porque ella conozca el mío. No se imagina cuanto se lo agradezco.
En este momento no tengo celular, pero puede decirle que me escriba a esta dirección de correo electrónico. Yo voy a estar muy pendiente de su mensaje.
Nuevamente, muchas gracias por creer en mí.
Un Abrazo
Iv.>>
El intercomunicador de la casa suena y el portero me avisa que llego mi pizza.
La idea de que muy pronto voy a hablar con Brenda Sáenz abre mi apetito y como gustosa la cena.
No puedo creer que uno de mis ídolos conozca mi trabajo.
Camino de un lado al otro mientras como e imagino todo lo que quiero preguntarle.
Esa mujer vive el sueño de mi vida. Es una fotógrafa excepcional, además de directora de cine, también es escritora y productora. Pero el trabajo por el que más es reconocida es por su dirección fotográfica en películas nominadas a diferentes premios internacionales.
A las personas que les he confesado mis sueños, me han dicho que con mi físico debería ser modelo o actriz, pero siempre les respondo que si no sé mentir mucho menos voy a saber actuar. Además, me gusta tener el control de las cosas, no soy muy paciente siguiendo indicaciones y básicamente ese es el trabajo de un actor.
Me arrepiento de haber tirado mi teléfono. En este momento quisiera llamar a alguien para compartir esta felicidad.
“Alex… de todos él sería el que más me entendería.”
Dilan y Sam ni siquiera sabrían quién es Brenda. Ellos son, como la mayoría de mortales, que solo ven una película para entretenerse y deciden si es buena o no basándose en cuentas veces se rieron o lloraron o en el caso de mi amigo, cuanta sangre hubo. Mis amigos no se fijan en los detalles, en como cada elemento de la película tiene un significado. Cada luz, cada sonido, todo hace parte de una gran obra de arte… y ese tipo de cosas solo las puede entender otro artista.
“¿Por qué me tuviste que hacer esto? ¿Por qué tenías que ser igual a todos los demás?”
Y ahí están las lágrimas otra vez y las dejo correr sin pena. Dejo que salgan todas mientras me prometo a mí misma que cuando salga por esa puerta y vuelva a mi vida normal, no voy a derramar ni una más. No por él. No por alguien que no me quiere ni valora que lo quieran.
El resto de mis compras llegan y las organizo en la cocina.
En su mayoría es comida chatarra. Frituras, helado, comida congelada y vino, El único licor que me gusta.
Me sirvo una copa, cojo un paquete de papas, enciendo el televisor y el resto de la noche me la paso viendo la primera temporada de Friends.
Bebo, como y río hasta que sale el sol.
Y así se termina el martes, pasa el miércoles, llega el jueves y yo aún sigo enfrente del televisor viendo mi serie favorita, tomando vino y comiendo chatarra.
Solo me he despegado de la pantalla para ir al baño, ducharme y revisar mi correo.
Me percato de que mi mamá esté tranquila, compruebo si Brenda ya me escribió, y respondo los correos de mis maestros que gracias al cielo me tienen en buena estima y comprenden que no estoy en capacidad de estudiar ahora, así que me dan una prologa para ponerme al día cuando me encuentre mejor.
Los mensajes de Sam son los que más me inquietan y he de ser sincera, los que más espero.
Me cuenta que Alex sigue acosándola. Que va hasta la facultad a buscarla y le ruega que le diga dónde estoy. Confiesa que incluso está empezando a sentir pena por él y me pide que lo llame.
También me escribe emocionada, describiéndome como le fue en su primera cita con el psicólogo. Dice que al principio estaba muy reacia, pero que ahora se arrepiente de no haberlo hecho antes.
“Es como si hubiera estado viviendo en el fondo del mar sin darme cuenta, pero alguien me tiende una mano y puedo respirar otra vez”
Me llena de emoción y orgullo leer sus palabras y saber que mi amiga va a estar bien.
Pero el mensaje que más me sorprende es que el que envió hoy.
<< Iv…
Juan se fue.
Y cuando digo que se fue… es que en serio se fue.
Dejo la universidad. Sus padres le dijeron a mi madre que cogió algunas de sus cosas y se fue a algún país en África… pero eso no es todo.
Ni siquiera se despidió de ellos. Su madre está destrozada porque les aviso por mensaje de texto cuando ya se había subido al avión. Al parecer solo dejo una carta y es para ti… Así que, ahora también los padres de Juan se suman a la lista de personas que te están buscando y que yo ya no sé qué más decirles.
¿Cuándo vuelves?
Te extraño.>>
Una carta de Juan… No sé si vaya a leerla, pero la idea de que puedo caminar por la universidad y la unidad residencial sin el temor de encontrármelo en cada esquina me tranquiliza muchísimo.
Los ojos me arden y pesan por todo el tiempo que llevo delante de la pantalla, pero me niego a dormir.
No quiero arriesgarme y ver a Alex en mis sueños.
Dios… lo extraño tanto que estoy segura de que mi traicionero subconsciente se encargaría de revivir cada beso, cada caricia, y al despertar solo me quedaría el amargo sabor en la boca de que todo fue mentiras.
Tomo una nueva botella de vino, pero esta vez no lo sirvo, sino que bebo directamente de ella. Prendo el reproductor de música y le doy play una canción que me queda como traje a la medida y dejo todos mis sentimientos en el espejo mientras canto simulando que el pico de la botella es un micrófono…
“Él me mintió
Él me dijo que me amaba
Y no era verdad
Él me mintió
No me amaba
Nunca me amó
Él dejó que lo adorara
Él me mintió
Él me mintió
Era un juego y nada más
Era solo un juego cruel de su vanidad
Él me mintió”
Las lágrimas se unen al show y con voz desgarrada intentando imitar a la grandiosa Amanda Miguel, y dejo reflejado todo el dolor que siento en el coro.
“Con el corazón destrozado
Y el rostro mojado
Soy tan desdichada
Quisiera morirme
Mentiras todo era mentira
Palabras al viento
Tan solo un capricho que el niño tenía
Él me mintió
Él me dijo que me amaba
Y no era verdad
Él me mintió
No me amaba
Nunca me amó
Él dejó que lo adorara
Él me mintió
Él me mintió
Era un juego y nada más
Era solo un juego cruel de su vanidad
Él me mintió
De todo el amor que juraba
Jamás hubo nada
Yo fui simplemente otra más que lo amaba
Mentiras todo era mentira
Los besos las rosas
Las falsas caricias que me estremecían
Señor tú que estás en los cielos
Y que eres tan bueno
Que no quede huella
En mi piel de sus dedos…”
Repito la canción una y otra vez. Termino una segunda… o ya tercera botella de vino y las piernas comienzan a fallarme, así que me acomodo en el sofá y sigo cantando y llorando hasta que siento una hoguera en la garganta…
—¿Qué es todo esto?