Capítulo 14
1878palabras
2022-08-03 15:00
Espero la respuesta de Dilan, pero no llega.
Las manos me sudan, el corazón me palpita de forma anormal, el aire no llega a mis pulmones.
“Mateo va a volver.”

Mañana, muy probablemente a esta hora, él va a estar allí, a solo un par de metros de la puerta de mi casa.
No estoy prepara para esto. ¿Qué voy a hacer cuando lo vea? Porque no me puedo hacer la idiota. No puedo evadirlo para siempre.
“Y si, ¿cuándo nos encontremos me doy cuenta de que sigo enamorada?”
Desde que Mateo me bloqueo de su vida, guarde mis sentimientos por él en una caja fuerte, muy en el fondo de mi conciencia. Pensé que, si fingía estar bien, algún día estaría realmente bien.
Y funciono.
Con el tiempo, abrir los ojos y enfrentarme a un nuevo día se volvió más fácil.

Acepte que las cosas eran lo que tenían que ser; que mi vida no se terminaría; y que tal vez no lo volvería a ver en muchos años.
Pero ahora, su inminente regreso me cae como un balde lleno de cubos de hielo.
Escucho mi teléfono sonar y contesto inmediatamente.
Sam:

¿Estás bien?
Al ver el nombre de mi amiga y leer su mensaje simple, pero sincero, me permito llorar.
Ella no sabe toda la historia. Cree que rompimos porque tener una relación a distancia es muy difícil, pero nunca le perdono a Mateo que consiguiera otra novia solo un mes después.
Cuando él me bloqueo, mi sufrimiento fue tan abrumador, que incluso Sam dejo el suyo a un lado e intento consolarme como pudo. Ambas estábamos tristes, pero sabíamos que, en algún momento, tanto dolor, se tenía que terminar.
Yo:
Estoy asustada.
Sam:
¿Quieres hablar?
Este es el lado positivo de la “maternidad” de Sam, y por eso sigue siendo mi amiga. No importa lo enojada que este. O lo diferente que pensemos sobre algo. Cuando la necesito, hace su orgullo a un lado y está ahí, de manera incondicional.
Yo:
Si… eso estaría genial, necesito poner en orden mis ideas.
Sam:
Okey, pero vas a tener que venir, porque mamá está de turno y no puedo dejar a Katy sola.
Yo:
Llego en un momento.
No tiene caso seguir estudiando. Con esta noticia, jamás voy a poder recuperar la concentración.
Guardo el celular, en el bolsillo trasero de mi pantalón y me dispongo a salir.
No hay coches y no tengo ganas de usar la bicicleta. Con mi cabeza hecha un lío, lo más probable es que termine comiendo del pavimento.
Mi mejor opción es caminar.
*****
Al llegar a casa de Sam me abre la puerta Dilan.
—Hola —me saluda serio y algo avergonzado—. ¿Estás enojada conmigo?
—No. Hace tiempo les exigí que no me hablaran de nada que tuviera que ver con Mateo. Así que no tengo derecho a molestarme porque guardaras su secreto.
—Iv… Ustedes dos, nunca dejaron que opináramos sobre su relación —Dilan habla como si intentara acercarse a un león y temiera perder la mano en el proceso—, pero son la única pareja que me hacía creer en el amor. Tal vez, ahora que Mateo vuelve puedan hablarlo y…
—No —lo interrumpo porque no quiero siquiera considerarlo.
—Dilan, déjala en paz.
Sam llega al rescate, y el retrocede.
Los tres nos sentamos en la sala y guardamos silencio por un rato.
Sam es la primera en hablar.
—Entiendo que no quieras venir mañana, pero, eres consciente de que él vive al frente de tu casa. No lo vas a poder evitarlo siempre.
—Algo se me va a ocurrir. No creo que vuelva para quedarse.
Las dos miramos a Dilan esperando que nos dé una respuesta a la pregunta implícita que hice.
—He… No. Solo viene de visita. Según me dijo, tiene planeado quedarse dos meses.
“Dos meses… ¿En dónde me voy a meter durante dos meses?”
—Iv ¿Qué vas a hacer?
—No sé, Sam. De lo único que estoy segura, es que no quiero verlo.
—Que puta mierda —dice Dilan, sin poder creer lo que escucha—. Entonces estos dos meses va a ser como tener a tus padres divorciados, o estas con el uno o con el otro.
—No seas ridículo —Dilan me exaspera con sus comparaciones—. Por mí, Mateo puede quedarse con la custodia. Esto no es problema de ustedes. Yo soy quien no quiere verlo.
—Puedes hacer un esfuerzo. No estamos juntos de hace tiempo Iv. No digo que vengas mañana, sé que es demasiado pronto para asimilarlo, pero puedes pensarlo y encontrar una forma de que vuelvan a ser amigos. —Sam intenta conciliar conmigo, pero su tono es más como si en vez de pedir mi opinión, me estuviera dando una orden.
—Hacer un esfuerzo… —repito sus palabras, sin poder creer que me esté pidiendo algo así—. ¡¿Porque tengo que hacer un esfuerzo?! ¿A? Explícame Samara.
—Iv, cálmate —Dilan me mira advirtiéndome con su mirada, que no me pase de la raya.
—Llevo años intentando calmarme Dilan. ¿Por qué tengo que fingir que las cosas están bien cuando no es así? ¡No quiero ver a Mateo! ¡No quiero estar con él en el mismo lugar! Él fue quien literalmente me bloqueo de su vida. Tan fácil como apretar un botón —decir todo lo que siento en voz alta hace que las lágrimas germinen— Tú sabes muy bien Sam, que Mateo es el dolor más grande que tengo en la vida. Y no puedes pedirme simplemente que ignore mis sentimientos, para satisfacer esa ridícula ideología tuya de que somos “una familia feliz.”
—Ivana, cálmate. —Vuelve a repetir Dilan.
Sam está catatónica por mi explosión. Y Dilan la mira, preocupado. Pero el timbre suena y ella se levanta en silencio a abrir la puerta para dejar entrar a Juan.
“Lo que faltaba.”
Su presencia solo hace que mi rabia incremente y me brote por los poros. Lo miro y me duele. Los miro a todos y me siento tan… agotada.
—Su hubiera sabido que ella estaba aquí no hubiera venido. —saluda Juan con la mirada inyectada de desprecio.
—¡Entonces vete, ahí está la puerta! —le digo señalándole la entrada.
En el pasado, sus palabras me hubieran lastimado y aria cualquier cosa para solucionar el problema, pero ya estoy harta de darle prioridad a todos antes que mí.
—Y ahora a ustedes ¿qué les pasa? —pregunta Sam un poco angustiada.
—¿Qué? ¿A caso no les contó el espectáculo que hizo ayer? —la altanería de Juan está sobrepasando los límites de la poca paciencia que me queda.
—¿Él también te vio con el Rockero? —Y ahí está. Samara, la defensora personal de Juan.
—Si ¡Y que! —Le grito a Sam— Me vio, incluso antes de que ustedes lo hicieran —La cara de Juan se descompone. Tal vez porque comprende que mi pequeña aventura no termino en el camerino— Y ya estoy hasta los ovarios de que ustedes dos se crean con el derecho de hablarme y mirarme como si hubiera matado a un perro, cada vez que un hombre se me acerca. ¡Es mi puta vida! Y lo único que hice fue besar a un chico que me gusta. Dilan hace eso a diario, besa a una mujer diferente todos los días, y no los veo tratándolo diferente por eso —Intento tomar aire para continuar, por qué ahora que empecé a desahogarme, no pienso parar.
—Iv —Sam intenta hablarme con la voz entre cortada. Está a punto de llorar— Yo lo único que quiero es que todos estemos bien.
—¡Pero no lo estamos Sam! Y yo ya me harté de fingir que si —Las lágrimas de Sam brotan como una cascada y Dilan corre a su lado para trata de calmarla. Yo me siento un poco mal porque nos acostumbramos a tratar los sentimientos de Sam como si fueran de cristal. Pero no puedo detenerme. Luego miraré como lidiar con las consecuencias de mis palabras—. Y tú —ahora me dirijo a Juan—. Entiende de una maldita vez que ¡no soy tu novia! No tenías ningún derecho de hacerme la escena que hiciste ayer.
—Ja. Ahora yo te salí a deber.
—Si, me debes, porque me mentiste, y me traicionaste.
—Pero… ¿de qué carajos estás hablando?
—¡Tú me hiciste creer por años que somos amigos! Te di mi confianza absoluta; dejé que te acercaras a mí, que me conocieras de una forma que ni siquiera mi propia familia hace. Te conté mis secretos, mis miedos, mis sueños. Y te entregué mi corazón. Mi lealtad. Te volví una prioridad en mi vida, como también lo hice con ellos dos. —el aire comienza a faltarme y al ver la cara de los tres, entiendo que estoy marcando un precedente. Después de hoy, las cosas jamás van a volver a ser iguales—. Pero nunca fuiste sincero.
—Eso no es verdad, Iv, yo… —la actitud altanera y orgullosa de Juan desaparece y es remplazada por el asombro y la tristeza que se respira en la sala— Yo soy tu amigo.
—¡Mentira! Porque desde que me confesaste lo que sentías por mí, y te dije que no te correspondía, me has tratado como un pedazo de mierda. Me has manipulado emocionalmente, y lo único que eso significa es que todas tus acciones eran interesadas. Solo eras amable y caballeroso porque tenías un interés personal, no por la buena voluntad de tu corazón. Y lo peor, es cuando supiste que yo no sentía lo mismo, te dedicaste a castigarme. Si hablo con alguien, si tengo una cita, si me beso con chico; haces un berrinche de cachorro herido y luego ella me hace sentir como si fuera responsabilidad mía. Y no lo niegues, sé que lo haces a propósito porque eres consciente que Sam siempre va a ir en defensa de quien ella considere más frágil; y pobre de a los que nos toca aguantar su ira. Y para concluir, te haces novio de la Vampira.
—Lorena no tiene nada que ver…
—¡Lorena tiene todo que ver! Sabes que no la soporto. Ninguno lo hacemos. Comenzando por ti. Pero la metiste a fuerza en nuestra vida, solo para fregarme la existencia. ¿Qué creías? ¿Qué me iba a poner celosa porque comenzaste a salir con mi némesis? Pues que pena me da desilusionarte, porque mis sentimientos por Lorena siguen siendo los mismos que cuando estábamos en la preparatoria. Y no tienen nada que ver contigo.
—Iv, ya es suficiente. —Dilan me mira y me suplica que me detenga. Sam no para llorar y está comenzando a temblar.
—Sam… —hablo un poco más calmada porque de verdad quiero que me entienda y que algún día podamos arreglar las cosas—, por favor, por una vez en la vida porte en mi lugar. Respeta mi decisión ¡No quiero ver a Mateo! Y voy a hacer lo que tenga que hacer para evitarlo. Y tú —Le hablo de nuevo Juan—. Tú y yo terminamos, definitivamente.
—Iv, espera…
Juan intenta detenerme, pero no le doy tiempo de hablar y salgo de casa.
Al cruzar la puerta me encuentro con la cara de Lorena. Sus ojos se ven como siento que están los míos, rojos he hinchados de tanto llorar.
“Lo más probable es que haya escuchado todo.”
—Él no me quiere ¿verdad?
—No. —Respondo cortante. Aunque siento un poco de lástima por ella.