Capítulo 31
2228palabras
2022-08-09 10:17
Punto de vista de Dina.
Estaba enamorada de Levi Stone.
El cómo, cuándo, por qué y qué diablos no tenía respuesta; pero sabía que lo amaba.
Me hizo sentir feliz, segura y apreciada. ¡Me sentía amada! No me importaba lo que su lobo fuera; ni mucho menos que fuera un alfa. No me importaban sus fallas y defectos porque lo amaba a pesar de sus problemas de ira, su naturaleza inquietante y su aura siniestra. El poder y el peligro que irradiaban de él eran suficientes para hacer temblar a los más poderosos, pero a pesar de todo eso, era simplemente humano.
Y eso es lo que me encantaba de él.
Que comprendía.
Sabía lo que era ser un ser humano defectuoso; ser imperfecto y estar roto. Comprendía sentirse aplastado bajo el peso de las expectativas y las normas no llegaban a definir quién eras. Entendía el aspecto más humano del ser humano: que en el fondo, nadie es perfecto.
Lo había visto pelear y sabía que, cualquier persona en su sano juicio, se alejaría sin dudarlo. Sin embargo, permanecí sentada y observé con asombro lo que hizo. Al fin y al cabo, no podía culparlo; su lobo era sediento de sangre. Dudo que Levi estuviera en control en aquel momento.
Así que me encontré admirándolo. La forma en que luchó parecía tan fuera de control; lleno de rabia, ira y dolor. Sin embargo, todo en lo que podía pensar era en cuánto trabajo debía costarle mantener su vida cotidiana bajo control. Para ser capaz de controlar a un lobo así, no es de extrañar que tuviera la reputación de estar loco. Debe ser increíblemente agotador y difícil.
Cuando mató el último vampiro, el lobo escupió un pedazo de carne, que ni siquiera quería adivinar qué era. Entonces, permaneció durante mucho tiempo inmóvil, mirando perdido a la oscuridad y respirando pesadamente. Sus ojos todavía estaban rojos como la sangre y no podía distinguir quién de ellos tenía el control.
Sin embargo, no lo pensé demasiado y bajé del auto y lo llamé. Honestamente, no sabía lo que estaba pensando; solo quería asegurarme de que estaba bien. De que ambos estaban bien, en más de un sentido de la palabra.
Escuché a su lobo lloriquear; como si me tuviera miedo. Asustado de lo que me había permitido presenciar. Pero, mi propia loba respondió; no quería que él estuviera triste o asustado. Deseaba que estuvieran a salvo.
Y ahí fue cuando lo supe.
¡Este era su compañero!
Había elegido el lobo del hombre que amaba para que fuera su compañero.
No podría estar más feliz de eso.
Y, al mismo tiempo, aterrorizada.
¡No había forma de que alfa Levi Stone alguna vez se fijara más de un segundo en alguien como yo! Yo no era nadie… Apenas terminé el pensamiento, cuando recordé sus palabras: para él, yo era alguien. ¿Qué quiso decir con eso? ¿Que me consideraba su amiga? ¿Una doncella muy importante? ¡Probablemente no! Pero, ¿Alguna vez me consideraría como algo más?
— Tienes suerte.— le dije, después de inspeccionarlo. — No te mordieron. Tratar el veneno de vampiro está un poco fuera de mi alcance.
Tomé un trapo limpio, lo rocié con un poco de alcohol y comencé a limpiar sus heridas, aunque, no fuera necesario. Siendo un alfa y todo eso, sus heridas ya habían comenzado a sanar. Pero solo quería una excusa para tocar a nuestro compañero…
—Alguna vez has curado a tu hermano, ¿Supongo?— preguntó.
—Dylan puede arder en el infierno por lo que a mí respecta.— me burlé y arrastré mi silla más cerca de él. — ¡No puedo creer que ese bueno para nada, traidor, hijo de...— Levi hizo una mueca cuando el alcohol entró en contacto con su herida fresca y me alejé un poco. — Lo siento.— murmuré rápidamente, mientras trataba de ser más cuidadosa.
—Recuérdame no hacerte enojar. — siseó con una expresión que cruzaba entre una sonrisa y una mueca de dolor. Sonreí y continué a limpiar sus heridas.
—Veía a mi mamá curar a mi padre.— expliqué, sin saber muy bien por qué. Probablemente estaba cansado y no necesitaba mis divagaciones, pero no pude contenerme. Me encantaba cómo sus ojos permanecían fijos en mí; como si yo fuera la única persona en el planeta. —Era un rastreador y luego un Elite, ¿Recuerdas? —Le expliqué cuando me hizo un gesto inquisitivo.— Era un buen luchador, pero de vez en cuando regresaba a casa magullado y moretoneado.
—Suena genial.— comentó con sarcasmo.
—En realidad, lo era.— , no pude evitar sonreír, al recordar las disputas y risas de mis padres cuando mamá tuvo que coserlo. — Mamá solía decir que le recordaba al día en que se conocieron. Pero nunca me contaron toda la historia.— sonreí. — Teniendo en cuenta que mamá era una pícara y papá un rastreador, supongo que debía ser una gran historia.
—¿Cómo eran tus padres?— preguntó para mi sorpresa.
—Como la mayoría de los padres, supongo.— me encogí de hombros, pero decidí que este era un buen momento para pensar en ellos y recordar. — A mi papá le encantaba su trabajo. Cada vez que llegaba a casa, tenía la sonrisa más grande en su rostro; le encantaba ayudar a mantener a salvo a la manada y a su familia. Y mi mamá... Dios, ¿Qué puedo decir de ella?— tuve que contener una risa. —Ella era tan vivaz.— sonreí. — Siempre riendo y sonriendo. Era luchadora de la manada antes de tener hijos; una de las mejores por lo que me dijeron, pero nunca la vi en acción. Se retiró una vez que nació Dylan y se convirtió en interrogadora.
Mi corazón dio un vuelco al pensar en ellos. Tenía tantas cosas que quería preguntarles, especialmente ahora…
—¿Los extrañas?— Por un segundo, sus ojos tristes se encontraron con los míos.
—Todo el tiempo.— confesé y respiré hondo, sintiendo las lágrimas acercándose. Rápidamente traté de desestimar aquella congoja y cambié la conversación hacia Levi. — ¿Qué hay de ti?
La pequeña sonrisa que había estado en sus labios desapareció y sus ojos se posaron en el suelo. Mi corazón dio un vuelco y mi loba gimió. El dolor en sus ojos lo decía todo...
—Mi mamá era la asistente de la tía Sally.— confesó. —Eran amigas de la infancia y por eso me acogieron, después de…— hizo una pausa, apretando los dientes. — El incidente.
Mordí el interior de mis mejillas. Sabía las historias sobre alfa Stone; que él mató a sus propios padres. Pero sabía que eso no era cierto. Levi defendió a su familia adoptiva, se enfrentó a un pícaro para proteger a las personas que amaba y mató a una horda de vampiros que me estaban buscando.
Esas no son las acciones de un hombre que mataría a sus padres.
—¿Qué sucedió?
Por un segundo, parecía que no iba a decírmelo; se movió incómodo en la silla, rechinando los dientes. Sin embargo, luego, respiró hondo y me dejó entrar.
—Mi papá era un ejecutor hasta que se rompió la columna vertebral en una misión.— comenzó, tragando saliva nerviosamente. — Quedó cojo de la pierna izquierda, lo que lo obligó a jubilarse y tomar un trabajo menos prestigioso en la prisión. Odiaba su puesto y empezó a beber; se mantenía alejado la mayor parte del tiempo, pero una vez que llegó a casa…— suspiró.— Le daba una paliza a mi madre y a mí.— Un suspiro superficial salió de mis labios y mi corazón se apretó. Su papá tenía...?— Empeoró con el tiempo, cuando aprendió algunas cosas de su trabajo en la prisión.— Podía ver su mano subiendo y bajando por sus brazos. Como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo de que realmente no había nada allí. —Su castigo favorito sería abrirme y derramar plata en mi sangre para torturar a mi lobo.— Mi corazón cayó a la boca de mi estómago. ¿Cómo podría alguien hacer eso? ¿A un niño, además? Mi cuerpo dolía físicamente solo de ver el dolor en sus ojos. ¡Y entonces sentí rabia! Mi loba enseñó los dientes. ¿Cómo podía alguien ser tan cruel? ¿Hacer daño a un niño? ¿Cómo podría un padre hacer eso? ¡Dios, esperaba que ese bastardo infeliz ardiera en el infierno!
—No me había transformado, pero podía sentir que mi lobo sufría de todos modos.— continuó Levi; su pulgar todavía acariciando su brazo. Respiró hondo antes de continuar: — Una vez, mi madre recuperó el conocimiento mientras me torturaba y trató de detenerlo. Pero él se dio la vuelta y usó el cuchillo con ella en su lugar.— su mandíbula se apretó. — La apuñaló 27 veces; no tuvo ninguna posibilidad.
Traté de respirar, pero solo salió como un jadeo superficial. Las lágrimas amenazaban con brotar y mis labios temblaban. Su madre había sido asesinada, ¿Por su propia pareja?
—No puedo recordar mucho más de ese día. Excepto que una vez que vi la sangre, algo dentro de mí se rompió.— Tomó un respiro profundo. —Cambié.— ahora, su voz era áspera y ronca. Tragué saliva con dificultad. Eso explica por qué su reputación no era más que sangre y asesinato. Cuando un hombre lobo cambia demasiado joven, el lobo tensa la mente hasta un punto que algunos se vuelven locos y se quitan la vida. Y si, además, ese lobo había sido torturado...
Vacilé cuando me di cuenta que así es como Levi se convirtió en un lobo sediento de sangre.
—Tenía 8 años cuando mi lobo destrozó a mi padre.— sonrió y sacudió la cabeza. — Y nunca me he sentido más feliz.— Lo miré a los ojos y había una sonrisa triste pero honesta en sus labios. Sin embargo, su sonrisa desapareció rápidamente y fue reemplazada por vergüenza. Bajó la mirada y movió nerviosamente las manos, sin saber qué hacer.
Me dolía en el alma saber que había pasado por todo eso; solamente imaginar lo solo y asustado que debe haber estado. Todo lo que quería hacer en ese momento era acercarme a él, abrazarlo y decirle que no tenía nada de qué avergonzarse. ¡Su vida debe haber sido un largo calvario! Y, sin embargo, salió adelante; sobrevivió e hizo algo con su vida. No comprendía bien, pero mi pecho se hinchó de orgullo y tristeza por mi compañero.
Había pasado por todo eso y quedo destrozado, pero más fuerte. Había caído, pero aún tuvo fuerzas para ponerse de pie.
—Lo siento mucho.— me escuché decir antes de darme cuenta. Puse mi mano sobre la suya y disfruté de las chispas que suavemente cosquilleaban en mi piel. Me recordó la conexión especial que esperaba que compartiéramos.
—No te preocupes.— Desestimó. —Era un hijo de puta y se lo merecía…
Negué con la cabeza.
—Estaba hablando de tu lobo.— lo interrumpí antes de que tuviera más ideas estúpidas y lo miré a los ojos. Bajo esta luz, parecían un mar tormentoso; algo hermoso y totalmente anti natural. — Lamento que haya tenido que pasar por eso.
—Tú...— Su expresión era de confusión e incredulidad. —¿Le tienes pena?
—Más bien tristeza, pero también orgullo.— confesé, sintiendo una sonrisa dibujarse en mis labios—. ¿Mi alfa podría matar a un hombre lobo adulto a la edad de 8 años? ¿Para proteger a su madre? Ese es un lobo temible.
Parpadeó un par de veces. Boquiabierto como un pez, teniendo dificultades para creer lo que escuchaba.
—¿De verdad piensas eso?— su voz era profunda, ronca y apenas por encima de un susurro.
—¿Qué otra cosa podría pensar?
—Que fallé.— dijo, bajando los ojos; su hombro se tensó de nuevo. —Que mi madre no sobrevivió, ni mi hermano por nacer tampoco.
Quería llorar. ¿Realmente lleva la carga de la muerte de su madre y su hermano a cuestas? Cuando todo lo que hizo en verdad fue acabar con el verdadero monstruo de esta historia.
Negué con la cabeza.
—No les fallaste, Levi —dije con severidad. Me miró con atención; no podía determinar si la sorpresa en su expresión se debía a mis duras palabras o al hecho de que usé su nombre. Pero mi loba ya no me permitía llamar a nuestro compañero alfa. Además, tenía que hacérselo saber. — ¡Tu padre le falló a su familia! ¡Eras un niño y era su trabajo protegerte! ¡Él falló!— Las lágrimas picaban contra mis párpados. — ¡Tu lobo salió para proteger a tu madre y a tu hermano, a pesar de que había sido torturado! Lo llamaste y él vino por ti. Eres leal, fuerte y valiente; proteges a tu familia, a tus amigos y a tu manada y nunca te rindes, pase lo que pase. Si no fuera cierto, no habrías intervenido cuando la vida de Michael estuvo amenazada, no te habrías enfrentado a ese pícaro y no serías el alfa de la manada más poderosa del mundo.— Tomé una breve bocanada de aire antes de continuar. — Aún ante todo eso que enfrentas, nunca pierdes la voluntad y el coraje de hacer lo correcto.— Sus ojos nunca dejaron los míos mientras el asombro se apoderaba de ellos, palabra a palabra. Una pequeña sonrisa se deslizó por mis labios. Con suerte, entendió el punto.
—Eso es quien eres para mí, Levi Stone.
Antes de comprender qué sucedía, él cruzó la distancia que quedaba entre nosotros; sus labios se estrellaron contra los míos y exigieron mi completa y total rendición.