Capítulo 73
1163palabras
2022-09-12 15:50
PDV Narrador.
Había pasado veinte días desde la inauguración de D´noir y cada viernes dos hombres se encontraban o bien en el aeropuerto de Frankfurt o en el de Madrid, esos eran Mario de las Casas y Luka Quant quienes venían a visitar a sus amadas.
Christine no se sentía bien con las náuseas, mareos y vómitos propios del primer trimestre de embarazo, así que no salía mucho del apartamento que había comprado recientemente con Luka, ambos vivían ahí en habitaciones separadas, porque Luka quería mantener su apartamento de soltero para cuando Isabel viniera de visita y además Christine también necesitaría de privacidad con Mario.

Ambos habían acordado que ese departamento se lo quedaría ella una vez se separaran, solo estaban a la espera de que los Albertch regresaran de un viaje alrededor de Asia que se planificaron ahora que Armin se había retirado para contarles. Los documentos de separación ya iban en camino, de hecho, esa tarde antes de irse de viaje los habían firmado así que le llevaba la sorpresa a Isabel.
Mario aprovechaba los viajes para hacer las diligencias de abrir un bufete, se asociaría con Pilar, quien ya estaba compartiendo la casa o mejor dicho el mini palacio en el que vivía Ajax, así que seguiría viviendo en Frankfurt.
Christine le ofreció que trabajara en la corporación Albertch pero, el prefirió tener su propio bufete y si podía trabajarles pero como un outsoursing, para así tener la libertad de tener mas clientes. Pilar estaba feliz, por fin iba a ser socia de un bufete y no trabajaría para otros.
Isabel se había convertido en una romántica empedernida, no sabía que le había hecho ese alemán, bueno si sabía, cada fin de semana era diferente, único y la llevaba a las estrellas y más allá, así como se había convertido en romántica también era una pervertida como le decía él, en la habitación de ella había ahora un cajón nuevo, con esposas, fuetes, látigos, aros constrictores, vibradores de diferentes tamaños, y otras cosas más que eran compradas por ella o por su maestro del SM favorito.
Ese viernes en la tarde le había llevado un globo de bienvenida al aeropuerto y él le había llevado una tanga estimuladora, como siempre corrió hacia él y el la recibió cargándola y así salían del aeropuerto.
–Te tengo una sorpresa – anunció él antes de bajarla para que se subieran a la camioneta de ella.

–Ah sí, ¿cuál? – preguntó ella con una sonrisa y los ojos brillantes.
–No es lo que piensas pequeña perversa – le dio un corto beso antes de cerrarle la puerta del copiloto e irse a dejar su pequeña maleta a la parte trasera, trayendo con él la copia de lo que quería mostrarle.
–Bueno digamos que te tengo dos.
–Termina de decir – le apremió ella.

–Léelo por ti misma – le entregó el sobre.
Isabel lo sacó rápidamente llena de curiosidad, no le bastó leer mucho, como abogada estaba algo familiarizada con los documentos de divorcio, aunque no era su fuerte, ya que ella se dedicaba al derecho mercantil, sin embargo, sabia de que se trataba y eso la llenó de felicidad.
–Te divorciaste, siiii – gritó ella, se quitó el cinturón de seguridad y se le lanzó encima a besarlo.
Luka la abrazó, era un gran paso que habían dado en poco tiempo, se dieron muchos besos hasta que por fin pudieron salir del estacionamiento del aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.
–¿Como está Christine, Aun con los malestares? – preguntó con interés, ella sabia que mientras no se establecieran con otra pareja Luka seguía viviendo bajo el mismo techo que su ahora ex esposa, mientras estuviera en estado, al fin y al cabo, era su mejor amiga y él era un hombre grandioso.
–Esta trabajando desde casa, contratamos una enfermera, bueno yo lo hice por precaución, la doctora nos dijo que ese cansancio, vómitos y nauseas eran normales en este periodo, pero no me acostumbro a verla así de débil. Lo bueno es que no para de comer y el bebe está creciendo sano.
–O sana – le bromeó Isabel porque siempre se refería al bebe como si fuera niño, el la miró de reojo y no dijo nada. – me gustaría visitarla la semana que viene.
–¿A Christine, a tu hombre no? – preguntó él pretendiendo estar serio.
–¿A mi hombre? – Isabel soltó una carcajada que fue interrumpida por el repique de su teléfono.
–Ay no – exclamó l ver de quien se trataba, ya sabia lo que le iba a pedir.
–¿Quién es? – preguntó él al escucharle es expresión.
–Mi madre. – contestó el teléfono.
–Hola madre… estoy muy bien ¿y tú?... ¿cómo esta papá?... si ya se, pero he estado ocupada, ya sabes… ¿hoy? – Isabel miró a su conductor.
Ella no quería decir nada aun de su relación por el tema del matrimonio de él, pero ya que estaba divorciado no le veía problema, a menos que Luka no quisiera.
–La verdad es que tengo visita, no se. – Isabel se separó el teléfono de la oreja del grito que pegó su mamá así que sus palabras se escucharon en todo el vehículo.
–¿Ocupada con el hombre que te visita cada fin de semana y no te deja venir a visitar a tus padres, cuando piensas presentarlo?
–Mamá y tu como sabes eso, ¿acaso me tienes vigilada?
–Soy tu madre no necesito vigilarte.
–Espera un momento por favor – pidió ella para dirigirse a Luka.
–¿Quisieras ir a conocer a mis padres?, en calidad de amigo.
–No – respondió el tajante. Isabel se sintió algo desilusionada, aunque era un poco lógico, no llevaban mucho tiempo saliendo.
–Esta bien – dijo ella tragando fuerte antes de retomar la llamada.
Luka se apresuró a culminar su oración.
–No en calidad de amigo, tú eres mi mujer – Isabel soltó el aire y le miro mal, lo había heho a propósito.
–Esta bien mamá, iremos esta noche a cenar a tu casa. Llevaré a Luka.
–Me parece excelente, los esperamos a las ocho, suena interesante ese nombre, por cierto.
–Umju, nos vemos esta noche, adiós mamá.
Por suerte ese viaje Luka había decido traerle a Isabel par de botellas de Federweisser un vino espumoso muy famoso de su tierra, pero ahora serian para sus futuros suegros.
Llegaron al piso de Isabel, hicieron el amor mas de dos veces, luego se arreglaron para ir a la casa de los padres de ella. Como se lo esperaba Isabel su madre no solo le cayó bien Luka, parecía que la había enamorado, no dejaba de hacerle ojitos, su padre quedo encantado con el vino, la conversación fluyo y amenizó el ambiente, los padres de la abogada estaban felices de ver feliz a su hija, quien se veía radiante con un vestido color camel de mangas cortas que le llegaba por las rodillas.
Pero no era la vestimenta, tal parecía que el alemán la había conquistado.