Capítulo 76
1773palabras
2022-09-08 11:57
5 AÑOS DESPUÉS....
-Ari, pero que te dieron tus abuelitas de comer- Dije intentando aguantar la reparación por el olor que desprendía el pañal de la pequeña.
Me encontraba cambiando el pañal de mi segundo hijo Aria, apenas la niña tenía un añito de edad, y gracias a que su par de abuelas se la pasaban haciendo recetas para la bebé, que según ellas eran altas en nutrientes y ayudarían a su crecimiento, esa pequeña hacia monstruosidades en sus pañales, incluso, más grandes que ella, de esa manera, interrumpiendo mí tiempo de relajación que tenía en la playa, claro, porque las abuelitas le provocaba aquello pero luego no se hacían cargo de las consecuencias que dejaba su nietecita adorada, aunque a decir verdad, si lo hacían muy a menudo.
Como ya lo había mencionado, nos encontrábamos en unas cortas vacaciones en la playa, específicamente, en el hotel familiar.
-Eso es pequeña traviesa déjate limpiar- Hablaba mientras ella me observaba con esa carita juguetona.
Si comparaba a esta pequeñita con su hermanito Jacob, aquel había terminado siendo un pequeño ángel, mientras que la niña a su corta edad, sí que tenía un carácter bien marcado, tal parecía que la pequeña Aria había salido más a mí, al menos eso decían todos los demás y en especial Kiram innumerables veces. La verdad, no pensé poder tener más niños luego de mi primer embarazo el cual al final resultó complicándose, digamos que este segundo fue una especie de milagro.
Kiram y yo nos habíamos enterado al mismo tiempo de mi segundo embarazo, el doctor me dio la opción de interrumpirlo, a lo que Kiran inmediatamente estuvo de acuerdo, no es que él no quisiera a esa vida que estaba formándose dentro de mí, era solo que no estaba dispuesto a volver a pasar por la posibilidad de perderme, pude ver el terror en su mirada, en su cuerpo, cuando le dije que seguiría mi embarazo, que deseaba tener al bebé que ya estaba creciendo en mi vientre.
En ese entonces logré convencerlo, o al menos hice que hiciera de mi decisión también suya, ese era un trabajo en equipo, solo que interrumpirlo para mí no era una opción; el doctor dijo que a pesar de que una mujer presentara preeclampsia en su primer embarazo, no quería exactamente decir que fuera a suceder en los demás, aunque siempre existiría la posibilidad, es por ello que los cuidados con Aria habían sido mayores y diferentes al primer embarazo, en cuanto al tipo de vitaminas y medicamentos que tuve que consumir para minimizar riesgos.
Kiram como siempre había sido extremadamente protector incluso más que en el primer embarazo, si, sé que era casi imposible serlo, pero así había sido, de hecho, tuve que armar el triple de paciencia dentro de mí ser para poder sobrellevarlo con más aguante, porque para esa ocasión, entendía que su miedo era más tangible que antes.
Limpia y con un pañal nuevo, todo estaba mejor.
-¿Quieres ir con tu hermano y papá mi pequeña?- Hablaba consentidora, en respuesta, ella no paraba de balbucear.
-Supongo que es un si-
Era tan bella que moría de amor, sus ojitos, eran igual a los de su padre, la verdad ambos niños se parecían más a su papá, aunque en sus facciones había una que otra parecida a mí.
Por fin bajamos de regreso a la playa, ahí es donde estaban Kiram y Jacob, también habían venido nuestros amigos y familiares, se suponía que era un viaje que teníamos pendiente para pasar tiempo de calidad todos juntos.
Al llegar, a los primeros que visualice fue a mi esposo que tenía a nuestro hijo de 5 años montado en una pequeña tabla de surf, lo sostenía con cuidado para que no se fuera de lado mientras el niño parecía estar muy emocionado haciendo la actividad con su padre. Se veían realmente hermosos, Kiram era un padre ejemplar, comprensivo, disciplinado, y muy involucrado en la crianza de nuestros hijos, en algunas ocasiones, también era consentidor, no era perfecto, yo tampoco lo era, de hecho, si me ponía a contar en voz alta todas las metidas de pata que tuvimos con nuestro primer hijo, creo que moriríamos de la vergüenza, más tarde entendí, que era algo sumamente normal, ningún padre era perfecto, pero jamás dejábamos de intentar ser mejores para ellos.
Ojee a mí alrededor, mi madre estaba acostada junto a Camila, mi hermana y Amanda tomando el sol, por otro lado, estaba Sara con Nicolás y sus gemelas haciendo castillos de arena, las niñas apenas tenía 3 añitos, y ya poseían una hermosura total. Al otro extremo estaban Anna y Liam con su hijito Lucas, ese era otra hermosura de niño que no se podía negar, era el hijo de mi mejor y alocada amiga. Se suponía que Mass llegaría mañana con su novia Lisie, ese hombre no había querido sentar cabeza aún, aunque para mi sorpresa, si se le veía algo enamorado por esa chica, “al fin” pensaba cada vez que los veía. En el caso de Zack, en algún momento había terminado con la que era su novia Olivia, por un tiempo y aunque no lo dijera, se veía que realmente estaba sufriendo, no sabíamos qué pasó exactamente pero luego de ese hecho, no había vuelto a tener novias, al menos no oficiales, ya veríamos qué depararía el futuro para el hermano menor de los Williams. Quien también llegaría al otro día y junto a su esposa Abigail, era Ethan, hacían una linda pareja juntos, el hombre había demostrado ser un buen esposo para ella luego de que a la mujer se le complicara tener hijos, los dos estaban en tratamientos de fertilización para poder concebir.
Todos habíamos crecido, madurado, hecho nuestras propias familias, pero lo que era aún más sorprendente, era que, aunque antes solo éramos mi mamá, mi hermanita y yo, de un momento a otro y sin esperarlo, nos convertimos en una familia mucho más amplia, donde no todos compartíamos la misma sangre, pero sí historias que nos unían, todos los antes mencionados y algunos más formaban parte de mis seres queridos, parte de mi vida y la de mi pequeña familia.
....
Me recosté a tomar el sol, aprovechando que mi madre se había llevado a Aria, a lo lejos, vi a Kiram venir hasta donde yo estaba, desde allí, no puedo evitar pasar mi mirada por todo su cuerpo, ese hombre que ya estaba en sus cuarenta y tantos seguía estando como para chuparse los dedos, era como si el pasara por los años y no los años por él.
-¿Te interesa algo de lo que vez?- Llegó coqueto, al parecer, había dejado en evidencia mi mirada lujuriosa.
-De hecho, me interesa todo lo que veo- Respondí con descaro.
Se sentó al borde de la silla donde estaba recostada, tomó el bloqueador que estaba a mi lado, se unto un chorro en la mano y comenzó a untarlo por todo mi cuerpo, sus manos pasaban con suavidad masajeando, sabía claramente cuál eran sus intenciones, se lo que trataba de hacer y lo estaba logrando con éxito porque aquella debilidad por ese hombre seguía latente en mí.
-Kiram van a ver- Observe a los lados avergonzada.
Gracias al cielo todos estaban concentrados en lo suyo.
-¿Que van a ver, a un esposo poniéndole bloqueador a su hermosa y sexy esposa? – Repuso con picardía y descaro en su mirada.
-¿Te parece si subimos un momento?- Propuse insinuante. -Es que de pronto recordé que olvidé algo arriba- Alcé una de mis cejas.
-En ese caso, creo que puedo acompañarte- Dio un beso en mis labios.
Nos levantamos, los niños estaban con sus abuelas, y ellas eran felices cuando los tenían encima jugueteando, nos acercamos para decirles que volveríamos en un momento, a lo que ellas sin poner mucho cuidado asintieron felices de la vida.
...
En la habitación…
No había terminado de entrar y Kiram me cargó en brazos sin parar de besarme, luego, me depositó en la cama con cuidando de no ser demasiado brusco, se montó encima de mí y acto seguido comenzó a besarme sin reparo por todo el cuerpo, segundos luego, el traje de baño de dos piezas que antes tenía, ya no existía en mi cuerpo.
Ese hombre con los años parecía haber ganado tanta experiencia en mi cuerpo, que lograba hacer que me mojara sin mucho esfuerzo. Comenzamos a disfrutar el cuerpo del otro sin pizca de vergüenza, al poco tiempo, aquella habitación se había llenado de gemidos por doquier, era la misma habitación en la que nos habíamos quedado la primera vez cuando fingí ser su novia, esa habitación había quedado clausurada para los demás, pero abierta para que cuando estuviéramos allí, se desencadenaran llevando a cabo lo actos más carnales que solo los dos podíamos realizar con pasión y lujuria.
Que iba a pensar aquella joven de 20 años, que después de aceptar aquella mentira planeada e iniciada con premeditación, en realidad estaba aceptando algo más grande para su vida, sin imaginarse que iba terminar sus días con ese hombre que apenas lograba tolerar para ese momento, felizmente casada y con dos hermosos hijos. Cada vez que pensaba en eso, me causaba una risa llena de ironía que terminaba en sensación de felicidad.
No todo había sido perfecto, ¿qué matrimonio era? aun así, Kiram y yo habíamos logrado salir adelante a pesar de todas las dificultades y pruebas en el camino, decidimos por sí solos que nunca perderíamos nuestra esencia, la misma de la que nos habíamos enamorado del otro en principio, manteníamos nuestros valores, con el tiempo habíamos aprendió tanto de la vida y del otro, que solo quedaba agradecer.
Observando determinadamente a ese hombre que tanta alegría había dado a mi corazón, podía decir con seguridad, que no podría ni quería existir en una vida diferente a la que había compartido junto a él
Volteo un poco su rostro para mirarme mejor, quedando uno frente al rostro del otro, sosteníamos nuestras miradas, que como eran la ventana del cuerpo, decían todas las cosas que las palabras no alcanzaban a expresar.
-Te amo- Pronuncio viéndome como si a un diamante mirara.
-También te amo… Gracias- Susurre al final.
-¿Porqué?-
-Por la hermosa vida juntos- Afirme, cada palabra la decía desde la profundidad de mi corazón.
-Gracias a ti por mi hermosa familia, desde que llegaste a mi vida realmente supe que era vivir- Agradeció con sinceridad.
No seguimos hablando, nuestras miradas lo hicieron por nosotros, nos decían cuánto amor sentía el uno por el otro, sin más nos adentramos a un profundo y dulce beso.
FIN.