Capítulo 71
1847palabras
2022-09-08 11:51
NARRADOR OMNISCIENTE.
Tiempo después...
Como cada mañana desde hacía un año y seis meses, Bella se encontraba sentada detrás de su escritorio trabajando con plena concentración, resulto que Kiram en ese entonces consiguió la propuesta perfecta de trabajo para su novia, se trataba de hacerse cargo de aquel museo de artes que en algún momento estuvo destinado a ser derrumbado, parte de su proposición, era que lo transferiría a nombre de la chica, encargándose él, de solo ser el inversionista principal, al principio ella demostró estar en total desacuerdo con tal propuesta de su novio que le resultaba extravagante a sus ojos, aunque la idea de hacerse cargo de lugar la emocionaba de una manera desorbitante, no deseaba ser la única dueña de ese lugar por el que ella no había puesta tan siquiera un centavo; por supuesto, como todo el hombre de negocios que era Kiram, no le dio más opciones que aceptar, ya que en el caso contrario le expreso, claro que dramatizando un poco, que no podrían conservar el lugar sin ponerlo a funcionar, ya que estaba en un sitio muy central por lo que se les exigía ponerlo en funcionamiento sin importar de que se tratara el negocio, con eso en mente, Isabella se imaginó los mil panoramas donde el lugar era tomado por cualquier capitalista más, y terminaría siendo destruido.
Finalmente terminó por aceptar encantada, pero también tenía sus condiciones, y una de ella era que todo el personal que había perdido su trabajo cuando el museo cayó en quiebra, lo pudieran recuperar, Kiram por supuesto aceptó complacido, después de todo esas personas tenían años de veteranía en el área y podrían ayudar a su novia a crecer en experiencia, y efectivamente así sucedió.
Bella había decidido llevar el lugar junto a su antiguo dueño, Richard Peterson, un anciano de 70 años de edad, quien había sido un hombre apasionado como Isabella por la historia, uno que durante este tiempo le había ayudado a la chica a enriquecer su conocimiento y experiencia en cuanto al negocio. También contaba con la ayuda de su mejor amiga Anna, y claro, algunos otros amantes y expertos del arte a los cuales había logrado recopilar.
-Hija, ya deberías irte a descansar, mañana es tu gran día- Dijo el anciano asomándose por la puerta de la oficina de la chica.
Bella estaba tan sumergida en los libros en su escritorio, que no lo había oído entrar hasta que hablo.
-Richard, no lo escuche entrar- Sonrió. -Solo estaba investigando un poco sobre las pinturas que llegaron ayer, es impresionante la historia que se puede encontrar detrás de algo que parece ser tan simple- Repuso con pasión mientras veía el libro.
El móvil que se encontraba a un extremo de la enorme mesa, sonó.
-Bueno, iré a descansar, mañana debo estar temprano para recibir a los organizadores, contesta tu llamada tranquila, que descanses hija- Se despidió.
Ese anciano se había vuelto en muy poco tiempo más que un mentor para ella, por la dulzura, el respeto y la confianza que emitía, lo sentía tan cercano como el abuelo que ella nunca había tenido, de verdad le había tomado mucho aprecio.
-Que descanses Richard y gracias- Volvió a sonreírle. -Yo cerraré todo bien – Dijo en despedida del anciano, para luego tomar el móvil y contestar.
LLAMADA
-¿Hablo con la mujer más hermosa de mi vida?- Hablo el hombre del otro lado de la línea.
-Disculpe creo que está equivocado- Fingió divertida.
-En lo absoluto, con tu voz jamás me confundiría- Ambos rieron. -Mi vida ¿aun sigues trabajando? antes solías regañarme porque trabajaba a todas horas, y ahora alguien más es la que se queda a deshoras, incluso un día antes de nuestra boda, ¿no era que a este punto las mujeres demostraban estar más locas por los preparativos y todo eso? - Reprochó.
-Lo siento cielo, sabes que no soy una mujer normal- Rio. -Nos vemos pronto en casa ¿sí? ya estoy saliendo-
-Lo sé, fue por eso que me enamoré de ti- acepto. -Te espero en casa, Te amo- Afirmo con amor.
-Y yo más a ti- Respondió de vuelta.
...
La chica paró de todo lo que estaba haciendo y sacó de su mente todo lo que ocupaba su cabeza, pasó solo dejar un pensamiento en ella.
-Mañana me caso- Mencionó en la soledad del lugar al tiempo que soltaba un resoplido.
Hasta ese momento, realmente había caído en cuenta de que el día siguiente sería su gran día, con el hombre de sus sueños, pensar en ese hombre la hizo esbozar una sonrisa tan enorme que la hacía sentir que no cabía en su propia emoción, recordaba que apenas y hacía un año que Kiram le había pedido matrimonio, resultó que todo el tiempo que él pudo soportar para pedirle que fuera su esposa luego de que antes la hiciera su novia con aquel anillo de diamantes de corazón azul celeste, fueron apenas seis escasos meses, solo seis meses de estar juntos fue lo que pudo soportar para pedírselo, él deseaba de todas las formas tenerla a su lado, y desde el instante en que se enamoró de ella, se propuso no parar hasta que ella aceptará ser suya de todas las formas humanamente posibles.
Finalmente ella aceptó encantada, su única condición fue que se llevaría a cabo la boda luego de haberse graduado de la carrera, para ese momento, ella estaba a escasos meses de recibir su diploma profesional. Ya habían pasado seis meses desde que por fin eso sucedió, y en ese tiempo entre Amanda, Emma, y Sara se habían estado encargando de los preparativos, claro que con la opinión de ambos novios.
Claro que a la chica le interesaba su boda, aunque lo que más le llamaba la atención de todo el proceso, era el final, cuando por fin se llevara a cabo convirtiéndose en la esposa de su gran amor, es por eso, que en lo único que había decidido interferir con gran hincapié y sin dejar más opciones a las mujeres, era en que deseaba que su boda se llevará a cabo en el museo, ya que lo consideraba un lugar mágico y antiguo tal y como se había comenzado a imaginar su boda, el lugar poseía áreas al aire libre en la parte trasera perfectas para llevar a cabo una hermosa ceremonia, Kiram quien estaba de acuerdo en absolutamente todo con su prometida, no le importo si se casaba debajo de un puente siempre y cuando fuera con ella.
Saliendo del mar de pensamientos en el que se encontraba, recogió sus cosas y fue a cerciorarse de haber dejado todo en completo orden antes de retirarse, se despidió de los guardas de seguridad y se adentró a su auto, una que exitosamente le había dado su prometido tiempo atrás, con la excusa perfecta de que era para que ella pudiera movilizarse con mayor comodidad para cosas del trabajo, ella era más que consciente de que solo invento esa excusa tonta para que pudiera aceptarlo y que él pudiera al fin comprarle el auto que quería darle ¿porque quien daba un auto deportivo y de lujo para tal cometido? En ese caso, sería mejor proporcionar una furgoneta o cualquier auto espacioso y de menor gama ayudaría más, autos espaciosos con los que ya contaban también gracias a que su gran inversionista había pensado en absolutamente todo.
...
De entrada, al que se había vuelto su hogar permanente, hacía ya un año que se había mudado oficialmente con su prometido, prácticamente el hombre la había raptado y reclamado lo que aún no era suyo oficialmente pero que estaba por serlo, apenas días luego de haberle pedido matrimonio.
Al adentrarse a la sala de estar, con lo primero que se consiguió en ella, fue con su enorme hombre postrado en el mueble, al acercarse confirmó que se había dormido con su laptop abierta a un lado. Le dio extrema ternura verlo de esa manera vulnerable en que ya lo había visto innumerables veces, se acercó para quitar la máquina, cerrarla y ponerla a un lado de la mesita que estaba en medio de esa sala, luego en una línea disponible que aún quedaba en el enorme sofá, se recostó quedando frente a él, y en esa posición más cómoda comenzó a acariciar su cabello con extrema suavidad al tiempo que observaba el rostro tranquilo de su prometido, de solo verlo sentía que se enamoraba más, como si eso fuese posible, pensó ella, en ese momento, Isabella se siento lo mujer más afortunada por haber conocido a un hombre como el que tenía frente a ella, uno que no era perfecto pero que, aun así, podía ver su gran esfuerzo diario en serlo para ella, tanta fortuna, la mujer no creía merecerla, pero la vida había sido tan buena con ella por habérselo permitido.
-Llegaste- Susurro su prometido mientras parpadeaba, signo de estar despertando.
-Hace apenas unos minutos, parece que alguien se quedó dormido mientras aún trabajaba- Dijo dulcemente.
Él la recostó en su pecho, y esta vez fue él quien comenzó a acariciar su largo cabello.
-¿Estas lista para mañana?- Preguntó.
-Si, muy lista- Aseguro. -¿No te estarás arrepintiendo?- Bromeó la chica.
-Si así fuera tuve un año entero en el que pude hacerlo ¿no crees? En cambio, fue todo lo contrario, conté los días con mucha impaciencia para hacerte por fin mi esposa, creo que jamás me había costado tanto amarrar a una mujer a mí -Considero al final.
Y era cierto, si fuera por él, se hubiese casado desde el día uno en que supo que estaba enamorado de ella, él tenía claro que jamás sentiría tanto amor por alguien más en su vida, se hubiese saltado incluso eso del noviazgo, si así hubiese pasado, ya tuvieran dos años como esposos, que era el tiempo que tenían juntos, quizás hasta ya fueran por su primer hijo, pero no, muy en contra de como hubiera querido actuar, entendió y respetó la juventud de la chica, y que sería mejor para ella si iban un paso a la vez, a pesar de que a veces se olvidara se su entendimiento adquirido y se apresurara en ciertas cosas, como pedirle matrimonio antes de lo previsto, por ejemplo.
Algunos pensarían que seis meses no era suficiente para pedir matrimonio a su novia, pero él no era cualquier hombre que no estaba seguro de lo que quería, por el contrario, para él había sido el año más tortuoso en espera de su vida.
-Eso es porque solo había mujeres a tu alrededor desesperadas por llamar tu atención – Repuso enarcando una de sus cejas.
-Quizás eso sea cierto, pero quiero pensar que, con el tiempo, conseguí que mi prometida se desespere por mi- Dijo con picardía.
-En definitiva, me declaro culpable, también caí ante el encanto de la bestia, también me siento desesperada porque llegue mañana para hacerte totalmente mío- Declaró con atisbo de lujuria en sus ojos.
-Ya soy todo tuyo, desde el día uno en que te conocí- Acepto Kiram besándola en los labios.