Capítulo 64
1601palabras
2022-09-08 11:29
En un abrir y cerrar de ojos ya habían pasado tres días, era temprano por la mañana, en este día me sentía más pensativa de lo normal debido a que Kiram y yo no habíamos podido vernos tanto como nos gustaría, el lunes había pasado por mí a la universidad para llevarme de regreso a casa, posterior a ese día, no nos habíamos visto más en persona, solo nos habíamos tenido que conformar con cortas llamadas y algunos breves mensajes que nos enviábamos durante el día para saber cómo se encontraba el otro, para ser honesta, eso me entristecía un poco, si antes no paraba de extrañarlo y no lo tenía, ahora que sabía que mi amor por él era correspondido era simplemente tortuoso no poder estar pegada a él como un chicle cada día, aunque decir eso era un poco excesivo, estaba consciente de eso, más tomando en cuenta que no toleraba a ese tipo de mujeres que volvían la vida de su novio o esposo como la suyo misma
A pesar de extrañarlo tanto, entendía a la perfección que ambos estábamos llenos de responsabilidades que nos dejaba muy poco tiempo extra, diferentes tipos de responsabilidades y pudiera ser que el tuviera por largo muchas más que yo, pero existían, era por eso que yo Isabella Jonhson se me había ocurrido la brillante idea de ir por él, ya que mi turno era luego del mediodía y en esta ocasión no estudiaría esa mañana para poder llevar a cabo mi plan, solo esperaba que resultara siendo una buena idea.
Pero antes, necesitaba confirmar que él estuviera en su puesto de trabajo, o al menos en el edificio de su compañía para no perder mi viaje.

...
MENSAJES.
Bella: Buenos días mi amor, ¿cómo estás hoy, ya en la oficina?
Adjunte una foto mía que había tomado muy casualmente.
Al poco tiempo respondió…
Kiram: Buenos días cariño. Te ves tan hermosa.

Kiram: Estoy bien, pegado a la silla de mi escritorio con mucho trabajo por hacer, como siempre. Te extraño.
Bella: Yo también :(
FIN DE LOS MENSAJES
...

Luego de eso Kiram escribió otro par de cosas que yo no respondí, mi intención era la de solo confirmar que estuviera en su oficina y ya que lo sabía, me puse en marcha.
...
En corporaciones Adams…
Entré a la recepción y ahí se encontraba una joven mujer.
-Buenos días señorita, ¿a dónde se dirige?- Preguntó la mujer con profesionalismo.
-Hola buenos días señorita, a la oficina del señor Kiram por favor- Respondí amablemente.
Ella que antes había tenido una postura profesional, desfiguró un poco la expresión en su cara a una de escepticismo y sarcasmo, mirándome de pronto de arriba a abajo.
-¿Tiene alguna cita pautada con el CEO?- Preguntó con una de sus cejas un poco elevadas sin dejar de verme por encima del hombro.
Actitud que aunque me molesto, no preste mayor importancia.
-Mmm ¿cita?...-Masculle. -De hecho no- Negué.
-Siendo así, no creo poder ayudarla- Respondió con apatía.
“Lo que me faltaba, y así es como mi sorpresa se ve frustrada”
-¿Pudiera llamar a su asistente? Ella sabe quién soy- Pregunté con el entusiasmo de alguien a quien se le prende el bombillo de las ideas.
La mujer esta vez me lanzó una mirada de fastidio debido a mi insistencia.
-Señorita, ya le dije que sin citas no le puedo permitir el acceso, si quiere ver al dueño de todo esto- Señalo el lugar. -Deben aprobar una cita con antelación como es debido, y de una vez le digo que eso es casi imposible a menos que sea usted alguna empresaria y no lo sepa- Dijo con burla la mujer.
Me entraron unas ganas enormes de gritarle "no tengo que pedir cita para ver a mi novio" pero mierda, no podía hacer eso, sería un escándalo que no podía permitirme en esta ocasión.
-¿Es muy difícil para usted entender que soy una conocida del señor Kiram? ¿Le resulta muy complicado hacer su trabajo y llamar a su asistente para corroborar que lo que digo sea verdad?- Dije entre dientes, manteniendo el cuidado de no perder la calma.
-¿Sabe cuántas mujeres han venido diciendo lo que usted? Solo con la única intención de ver al ceo de la empresa- Replicó cruzada de brazos.
Mi entrecejo se frunció luego de oír su afirmación, ¿las mujeres en serio hacían ese tipo de cosas tan bajas solo para ver a un hombre? Digo, sé que mi hombre era simplemente irresistible, pero de ahí a actuar como una loca sin vergüenza para conocerlo, por los cielos que desvergonzadas.
“Aunque no las culpo demasiado” Pensé con diversión.
Puesto que mi “sorpresa” ya estaba arruinada, y ya había puesto todo de mi para que esa mujer me ayudara a llegar hasta él, y no lo haría porque era obvio que no moriría por ser la mujer más encantadora, amable y colaboradora hacia otros, ya no me quedaban más opciones que usar mi última carta, por lo que saqué mi móvil del bolsillo y llamé a Kiram,
LLAMADA
El tono apenas sonó unas cuantas veces antes de contestar.
-Hola Linda- Respondió del otro lado.
-Mi.. Hola Kiram, seré breve, quería decirte que estoy en la recepción de tu trabajo, podrías darme acceso por favor- Dije rápidamente y colgué antes de que pudiera decir algo en respuesta.
La mujer que estaba viendo cada uno de mis movimientos, me miraba dudosa, pasaron algunos segundos cuando el teléfono de la recepción sonó.
-Buenos días Señor- Respondió con una expresión incrédula.
Se quedó unos segundos en silencio escuchando del otro lado de la llamada.
-Si señor- Por fin hablo para luego poner con lentitud el teléfono en su sitio. -Puede ingresar señorita, el señor la está esperando, puede ir en el ascensor privado- Dijo con una expresión avergonzada impresa en su rostro al tiempo que señaló cuál era el ascensor privado.
-Muchas Gracias- Dije tratando de no reflejar tanto el “te lo dije” en mi cara.
-Es el...-
-Sí ya sé que piso es- La interrumpí anticipándome a lo que iba a decir.
Me adentré en el ascensor, marqué el número y subí. Una vez en el piso de la oficina de Kiram, las puertas del ascensor se abrieron, y frente a mí estaba su secretaria, por lo que parecía esperándome, quizás Kiram le había informado de mi visita.
-Buenos días señorita Isabella- Saludo con amabilidad.
-Hola, ¿Melani cierto?- Pregunté recordando su nombre.
-Así es, señorita Isabella- Respondió con una leve sonrisa en sus labios.
Esta chica me daba la espina de ser decente, hasta el momento había sido amable y educada conmigo, aunque habían sido, no estaba segura, quizás un par de veces que habíamos cruzado palabras, como por ejemplo esa vez donde me comunique con ella por lo de la deuda con su jefe.
-El señor la espera, solo que repentinamente alguien entró, quizás preferiría esperar a que termine- Informo con algo de duda en sus palabras.
-¿Esta en algún tipo de negocio?- Me atreví a preguntar, porque la duda en sus palabras se me hizo extraña.
-No, se trata de una amistad del señor- Respondió con la misma duda.
Instantáneamente luego de haber afirmado que se trataba de una amistad, se vino alguien a mi mente, no sé porqué, pero llamémoslo instinto de mujer.
-Entraré de una vez, gracias Melani- Dije encaminándome a la puerta del hombre.
Toque dos veces, pero sin esperar respuesta abrí, al adentrarme confirme mi sospecha, quien se encontraba con él era nada más y nada menos que la perra de Amber, quien se encontraba recostada del escritorio de Kiram mostrando su escote mientras él estaba detrás de su escritorio a una distancia prudencial de la mujer sin siquiera dirigirle la mirada; apenas Kiram subió su cabeza y se percató de mi presencia, su mirada se fijó en la mía cambiando su expresión antes seca a una más encantadora, el brillo que reflejaban sus ojos era tan radiante como dos hermosas estrellas, a pesar de la amargura que ya estaba sintiendo por la presencia de la descarada mujer, esa mirada suya por otra parte me había derretido por completo, a quien no si el hombre al que amabas te veía de esa manera.
-Bella mi amor- Se apresuró a llegar hasta donde estaba yo parada.
-Sorpresa- Dije con una sonrisa que dejaba ver mis dientes.
Me envolvió en un abrazo y beso mis labios con ternura, detrás de él, Amber se encontraba presenciando la escena, y no pudo evitar mostrar la ira en su expresión debido a la muestra de afecto, yo que aún estaba siendo abrazada, le regale una mirada tan congelada como un iceberg.
-Hola Isabella, tiempo sin verte- Interrumpió con mala cara la mujer.
-Amber, no diré que me quejo del tiempo que tengo si verte porque mentiría- Repuse sarcástica.
-Tan simpática como siempre- Sonrió con extrema hipocresía.
-Amber, como ya te había dicho, me encuentro algo ocupado- Dijo Kiram para que se fuera.
-Piensa lo que te dije ¿sí? nos vemos- Se acercó a él despidiéndose con un beso en su mejilla el cual él no correspondió pero tampoco se apartó.
“Dios mío, creo que la voy a matar, si eso hare” Me incline un poco para ir tras ella, pero Kiram que se dio cuenta de mi intención, tomó mi mano antes para que no lo hiciera. "Calma Isabella, respira profundo, aquí no puedes hacer esas cosas" Me dije una y otra vez.
-Adiós- Pasó por mi lado.
Hice una mueca en respuesta al tiempo que la sentencie con la mirada… Ella por fin salió dejándonos a solas.