Capítulo 31
2285palabras
2022-08-09 01:22
Por algunos segundos nos mantuvimos sumergidos en la pasión de ese beso que nos hizo olvidarnos de que el lugar estaba repleto de personas a nuestro alrededor.
-Ki... Kiram- Intente interrumpir separándome un poco de sus labios. -¿Porque hiciste eso delante de todos?- Vi a los lados con vergüenza.
Como temía, llamamos la atención de todos que nos observaban curiosos y expectantes.

-Era necesario, debía marcar territorio- Explicó sonriente.
-¿Territorio?- Enarqué una ceja.
-Si, de esa forma ningún buitre se atreverá a acercarse a una mujer que ya tiene dueño-
Una carcajada disimulada salió de mí. -¿Hablas en serio?... Ahah si hablas enserio- Termine por decir con más seriedad al ver que no había ni atisbo de juego en su expresión.
-Pobre la chica de la que te llegues a enamorar, si en una relación falsa eres así, no me quiero imaginar lo posesivo que serás en una verdadera- Bufé con diversión.
-Dudo que eso ocurra algún día- Dijo con seguridad.

-¿Que?- Pregunté para asegurarme.
-Que me enamoré un día- Respondió.
-¿Estás seguro de eso?- Pregunte al levantar la expresión de mi ceja.
-Así es, no tengo el tiempo para eso- Volvió a afirmar seguro.

-Ja todo puede cambiar, por más imposible que te parezca en este momento- Asegure confiada. -Y por cierto, ¿es tan importante para ti marcar supuesto territorio?- Pregunte volviendo al tema anterior, pues no dejaba de rondar mi cabeza.
-Por supuesto, solo eres mía, al menos mientras esto dure- Dijo con excesiva confianza.
"Si claro mientras dure" Pensé con pesadez.
Y es que no entendía porque tal afirmación que ya tenía más que clara me hacía sentir esa extraña e incómoda sensación en el pecho, por otro lado estaba ese sentimiento cuando afirmó que era suya, era un sentimiento que al contrario me hacía sentir bien, este hombre en definitiva últimamente podía volver mierda mi cabeza con pocas palabras.
-Tuya de mentira habrás querido decir- Repuse sarcástica.
-Lo se- Soltó con lo que parecía ser una mueca de desagrado.
-No me digas que a veces lo olvidas- Me burlé.
Por alguna razón vi seriedad en su rostro, pero esta era diferente a su seriedad habitual, no sabía cómo definir la expresión en él era como si mis palabras le molestaran, pero aunque en el fondo era como si quisiera pensar eso, entendía que era básicamente imposible.
-Necesito ir al baño- Dijo y sin esperar a que yo pudiera decir algo se soltó de mí, abandonándome allí ya que segundos antes seguíamos tambaleándonos de un lado a otro al ritmo de la música.
Me dejo allí a mitad de la pista sola, vi a los lados como las mujeres que no dejaban de acosar a Kiram con la mirada me veían con una pisca de diversión en el rostro, y como no, de seguro parecía idiota parada en medio del lugar, comencé a caminar fuera de allí, sentía que necesitaba aire en los pulmones, debido al enojo que recientemente se había acentuado en no llegaba el aire, todo gracias a la actitud absurda e inesperada de Kiram.
Al fin llegué al área de la piscina gracias a Dios no había nadie en el lugar, decidí quitar mis tacones, me subí un poco el vestido y me senté al borde de la piscina metiendo mis pies en ella para refrescarme, se sentía el agua muy fresca.
Me quedé meditando durante unos segundos, sin embargo, no pasó mucho más cuando sentí el tintineo de unos tacones acercándose a mí, volteé con fastidio para ver de quien se trataba, no tenía ganas de ver a nadie en ese momento.
-Bella hija ¿qué haces aquí tan sola?-
Se trataba de Amanda que hablo mientras venía caminando hacia mí.
-Amanda eres tú... Solo necesitaba algo de aire- Volví mi vista al agua en la piscina.
-¿Pudo hacerte compañía?- Preguntó.
-Estaría encantada- La vi con una sonrisa. -Pero quizás no quieras mojarte- Pase mi vista por mis pies en el agua.
-Hija cuando nos hacemos viejos muchas cosas dejan de ser importantes y en cambio otras comienzan a tomar mucho más valor- Repuso al tiempo que la vi quitarse sus tacones y sentarse a mi lado metiendo al igual que yo sus pies al agua.
-El agua está deliciosa- Suspiro cerrando sus ojos, como deleitándose.
Sonreí por su espontánea y encantadora forma de ser, esa mujer tenía un aura muy agradable y genuina.
-Bella sé que aún no tenemos tanta confianza, pero si necesitas hablar, se escuchar- Me miro de lado.
De seguro había visto la escenita con Kiram en la pista de baile.
-Gracias Amanda, pero estoy bien- Fingí una sonrisa para reforzar la seguridad en mis palabras.
-Está bien, entiendo… Pero debes saber que estas arrugas me han regalado algo de experiencia, y se cuando alguien no está totalmente en paz- Aseguró. -Aun así, no quiero presionar, pero a mi si me gustaría decir algo. No sé si mi hijo te hizo sentir mal, pero lo conozco, y sé que no es nada fácil de llevar, lo dice su propia madre- Se señala así misma con algo de diversión.
Antes de continuar hablando tomó aire el cual luego expulsó con suavidad, su vista estaba puesta en la tranquila agua de la piscina.
-Desde que él era pequeño solía ser un niño alegre, aunque sea difícil creerlo ahora- Acepto. -A medida de que fue creciendo, su padre le fue exigiendo demasiado por ser su único sucesor y quien llevaría el mando de las compañía más adelante, Kiram comenzó por irse volviendo más serio, perfeccionista con todo lo que hacía, se encerró en el mismo con una actitud algo fría hacia los demás, en ese tiempo yo era una mujer muy tonta, aunque me daba cuenta de todo, no solía intervenir en nada- Se quedó en silencio un instante.
Yo solo la miraba y escuchaba atenta algo sorprendida de que ella estuviera contándome esta historia que formaba parte del pasado de su hijo y por ende de su intimidad, algo que sé que ni en mil años el mismo Kiram me hubiese contado.
-Luego cuando se volvió un joven adulto, tenía mucha presión su padre le exigía cada vez más, nunca nada era suficiente para él, y sé que mi hijo sentía el peso en sus hombros… demasiado pesado. Deje que su padre influyera en su vida de una forma negativa, no estoy diciendo que no le enseñó algunas cosas buenas, solo que en las que yo debía intervenir, no lo hice y de eso siempre me voy a arrepentir- Contó con decepción de ella misma.
-Está siendo muy dura con usted Amanda- Trate de consolar.
Ella volvió su mirada a mi e hizo una media sonrisa en sus labios como dando un gracias a mi consuelo brindado.
Podía sentir la aflicción por ese pasado que ya no podía cambiar en sus palabras, en su mirada mientras decía cada palabra con amargura.
-¿Sabes porque su padre y yo nos separamos?- Pregunto.
Ladee mi cabeza en negativa.
-Cuando conocí a ese hombre alto, guapo, varonil… trabajador, pero lo que más llamó mi atención en ese entonces, era que podía hacer todo para hacerme sentir bien a su lado, yo no pude evitar enamorarme de él en muy poco tiempo- Contaba viendo al abismo como reviviendo esos momentos en sus recuerdos. -Con el tiempo cuando ya me tenía, fue mostrando otra cara muy distinta, una de la de un hombre ambicioso, despiadado en sus negocios, su corazón se volvió frío incluso en nuestro hogar, yo no entendía nada, aun así me dije que era cuestión de ablandarlo con amor y cuidados, es por eso que continúe dando todo de mí, más tarde llegó Kiram, eso nos alegró pensé que las cosas con el cambiarían, pero nada cambió, luego vino Sara y todo siguió igual, con el tiempo, pasó de ser un hombre frío a distante, claro que me frustraba, a ese punto me sentía muy infeliz a su lado, solo mis hijos me daban la felicidad y me hacían reunir paciencia para mantenerme a su lado pues pensaba que el sacrificio de mi felicidad era necesario para mantener una familia unida. Un día llegó un paquete a casa, y para mi sorpresa era fotos de mi esposo, pero no cualquier fotos, eran unas en las que él mantenía relaciones con diferentes mujeres, fue hay que descubrí que él me estaba engañando, y que yo jamás había sido suficiente para él- Me miró a los ojos con pesar. -Ver eso me partió el corazón, pero esa fue la gota que rebosó el vaso para mí, ya no seguiría permitiendo tanta humillación en silencio, ya había sufrido mucho a causa de él, así que le pedí el divorcio, él puso resistencia durante muchos años, pero era más por su reputación y no porque me quisiera, por supuesto debido a su poder yo no podía hacer mucho para presionarlo, hasta que finalmente terminó cediendo ante mí insistente petición. Cuando todo acabó, me sentí libre y eso fue debido a que sabía que lo había dado todo, que no había algo que no hubiera hecho en esa relación, aunque todo hubiera sido en vano. Por supuesto más adelante Kiram y Sara se enteraron de todo pero sin tantos detalles, Kiram se encargó de averiguarlo todo luego por sus medios, no era mi intención que supieran todo el mal comportamiento de su padre para conmigo, pero al final ya eran lo suficientemente grandes como para entender, y de hecho, el chico me hizo hablar confirmando todo lo que con antelación ya sabía- Terminó por decir con una sonrisa de amargura.
Estaba algo desconcertada por todo lo que había tenido que pasar esa mujer, no podía creer que ese hombre hubiese sido tan mierda y haberle hecho pasar tan malos momentos, siendo ella una mujer tan estupenda, tan única.
-Siento que hayas tenido que pasar por todo eso- Hable con dolor.
-Tranquila mi niña ya quedó en el pasado.. ¿Sabes porque en realidad te cuento todo esto?- Volvió a preguntar.
-No- Negué.
-Porque todo eso a quien más le afectó fue a Kiram- Hizo una mueca de dolor.
-¿Como?- Pregunté por lo bajo.
-Bella él cree que es igual a su padre por haber sido su padre quien lo moldeó como quiso a lo largo de su vida, él no me habla del pasado, pero lo sé, soy su madre y lo conozco bien. Ese chico no se da la oportunidad de amar jamás, se cierra a la sola idea, yo sé que él no es para nada como su padre lo sé, estoy segura, sé que él tiene un buen corazón, porque a pesar de mi error de permitir todo a su padre, yo también lo crie y yo influí en su vida, de eso estoy segura, pero creo que él se ha creído tanto todo lo que su padre metió en su cabeza, que está muy convencido de quién es y de cómo sería incluso antes de permitirse vivir- Explicó.
Escuchar sus palabras hizo que golpearan en la boca de mi estómago, ahora entendía que ese hombre en ocasiones frio y que se cerraba a toda costa a los sentimientos no era así solo porque un día se levantó y se dijo que sería un mierda, no, ahora entendía el trasfondo de su solitaria vida, y si, creía las palabras de su madre cuando decía que detrás de todo eso había un buen hombre, porque a pesar de todas nuestras malas experiencias juntos, yo había conocido también cosas buenas en Kiram, él podía ser cálido, podía ser cariñoso si lo deseaba, tener detalles, era cierto porque debajo de toda esa coraza de empresario poderoso que quería mostrar ante los demás, había alguien que si creía menos en esas terribles enseñanzas de su padre, quizás podía permitirse amar libremente.
-Ten paciencia con el hija, no te des por vencida, he observado cuando él te mira, y nunca lo había visto mirar a alguien como lo hace contigo, o tan solo proteger a alguien como a ti, él está muy interesado, quizás aún no te demuestra su amor como es debería, pero sé que tú puedes ir derritiendo ese témpano de hielo que fabricó en su corazón, y por experiencia te digo que, no sería en vano- Sonrió esperanzada.
No pude disimular abrir mis ojos de par en par, ¿que el sentía algo por mí? Justo en este momento me cuestionaba algunas cosas, sé que ella era su madre y lo debía de conocer bien, pero justo ahora es cuando creía que podía estarse equivocando, creo que ambos habíamos actuado muy bien nuestro papel, eso debía ser, tan bien que Amanda incluso comenzó a ver sentimientos que no existían en realidad. Por otro lado, por primera vez me sentí mal de haber aceptado entrar en esta mentira, pues la mujer me aconsejaba de una manera tan insistente y tan llena de esperanzas que si supiera la verdad de todo, me odiaría.
"Creo que estoy algo jodida, en serio muy jodida" Pensé.
-Gracias Amanda por todo- No sabía qué más podía decir.
-Gracias a ti por escucharme Bella- Me sonrió. -¿Podría toda esta conversación quedarse como nuestro secreto?- Hizo una leve mueca de súplica.
-No lo dudes- Afirme.
-Ya se estarán preguntando por mí, así que me iré- Dijo levantándose.
Yo asentí, y a los pocos segundos, se fue. Me quedé allí divagando un poco sobre nuestra conversación, procesando toda esa información. Al menos ahora entendía muchas cosas, solo que no tenía idea de qué hacer con eso, o quizás era que solo no debía de hacer nada con eso, si fuese su novia real, claro que lo podría usar a mi favor, pero no era así.