Capítulo 79
1107palabras
2022-07-02 00:00
Frederick y Zoe se miraron, ambos se sintieron aliviados.
Le dieron una calurosa bienvenida a Jamie y conversaron con él. Sin darse cuenta, el tiempo pasó volando.
Lexi se sentó a su lado mirándolo de vez en cuando con desconcierto. No entendía qué estaba pasando y por qué Jamie visitaba su casa para charlar con sus papás adoptivos.
Que ella supiera, Jamie nunca tenía tiempo libre y no era fácil de tratar...
Hasta las 9:30 de la noche, Jamie dijo con calma: "Mamá, papá, ya me voy".
"Casi nunca vienes; sería bueno que te quedaras un rato más".
Zoe también le pidió con entusiasmo que se quedara.
Jamie respondió cortésmente: "No, gracias, se está haciendo tarde. Vendré a verlos muy pronto".
"Entonces te dejamos ir".
Frederick se levantó con una sonrisa y le dijo a Lexi: "Ven, acompáñanos a despedir a Jamie".
Después de conversar toda la noche, Jamie y Frederick ya se hablaban muy amistosamente.
Lexi forzó una sonrisa. Siguió a Jamie y ambos salieron de la sala.
Acababan de llegar a la puerta cuando una gotas cayeron sobre sus rostros.
"¿Está lloviendo?".
Frederick miró hacia arriba y frunció el ceño, aunque aun no estaba lloviendo tanto.
"¡Boom!" Un trueno retumbó, acompañado de un deslumbrante relámpago en el cielo.
"Glop, glop...".
Las gotas de lluvia se multiplicaron de repente, anunciando que se venía un aguacero.
"Parece que lloverá muy fuerte. Será peligroso que manejes así".
Zoe frunció el ceño, preocupada.
Con tono indiferente, Jamie dijo: "No se preocupen. Manejaré despacio".
"Eso no tiene nada que ver. Si te pasa algo en el camino, ¿cómo se lo explicaremos a la señora Dottie?".
Zoe movió la cabeza con desaprobación. Frederick parecía estar de acuerdo con ella. Entonces, el señor le preguntó: "¿Por qué no te quedas esta noche? Puedes irte mañana cuando haya dejado de llover".
"Mamá, no es una buena idea", Lexi dijo apresuradamente.
Su casa solo tenía tres habitaciones: una era de sus padres, otra de su hermana menor que estaba en la universidad y la de ella. No había espacio para Jamie en absoluto.
Además, el señor Barret tenía grandes exigencias para su estilo de vida.
Zoe refutó con firmeza las palabras de Lexi: "Están comprometidos. ¿Qué hay de malo en eso?". A la señora le parecía perfectamente normal.
La chica se atragantó con sus palabras sin saber cómo explicarle a su madre lo que estaba sucediendo. Inmediatamente, miró a Jamie.
'No se quedará en casa así tan casualmente, ¿cierto?', se preguntó en silencio.
Los ojos de Jamie cayeron sobre ella como si fuera telepatía. Su profunda mirada era un cúmulo de emociones.
Les dijo en voz baja: "Entonces espero no molestarlos".
"¿Se iba a quedar?".
Lexi lo miró en estado de shock. Estaba empezando a dudar si había oído mal.
Jamie estaba actuando demasiado extraño. No tenía nada que ver con su comportamiento habitual.
Al final, debido a su relación Jamie aceptó dormir en la habitación de Lexi. Ella, sin embargo, se quedaría en el cuarto de su hermana Lenny.
Su hermana, estudiaba en el campus y no regresaba por las noches. Esto significaba que Lexi podría dormir sola, estaría en una habitación diferente.
'Pero…', pensó ella.
Lexi miró el cuerpo de Jamie mientras estaba de pie en su habitación. Tenía una sensación indescriptible.
Aunque no dejaba de pensar en cómo este hombre dormiría en su pequeña cama...
Se sonrojó de mala gana y dijo en voz baja: "Señor Barrett, estoy al lado. Avísame si necesitas algo".
"¿Cualquier cosa que necesite?".
Jamie levantó las cejas y se burló.
Al tratarse de un invitado, Lexi no tuvo más remedio que asentir con la cabeza. "Pues mientras pueda ayudarte...".
"Bueno, lo que necesito es muy simple".
Jamie dio un paso adelante y se acercó a Lexi. Su cuerpo la presionaba como si fuera una enorme montaña.
Le dijo con voz profunda y seductora:
"Te deseo".
El fresco aroma del hombre envolvió a Lexi, dejándola maravillada.
Y esas palabras hicieron que su corazón se acelerara.
Dio dos pasos hacia atrás y dijo algunas palabras: "Señor Barrett, esto no es gracioso".
Jamie la miró con ojos pícaros. No estaba bromeando en absoluto; por el contrario, dio dos pasos más acercándose a ella.
"De todos modos no sería la primera vez que durmiéramos juntos, además estamos en tu habitación. Sería conveniente que te quedaras".
'¿Conveniente? ¿Conveniente para qué?', Lexi pensó para sí misma.
La chica estaba estresada. Miró a Jamie y sintió un peligro extremo.
No importaba cuán respetuoso fuera, Jamie era un hombre y también tenía ese tipo de necesidades.
La cara de Lexi se puso completamente roja al pensar en ello.
Ella tartamudeó: "Será me-me-mejor que descanses. Yo ya me voy".
Después de decir eso, no se atrevía a mirarlo más. Se dio la vuelta y salió rápidamente por la puerta.
Parecía estar en pánico como si algo la estuviera persiguiendo.
Jamie se puso de pie, con una leve sonrisa miró la espalda de Lexi mientras ella huía.
No le quitó los ojos de encima hasta que cerró la puerta de la habitación contigua.
Después de eso, Jamie revisó el pequeño dormitorio. Había una cama, un armario y un escritorio. Los muebles eran sencillos pero tenía un ambiente acogedor.
Sus sábanas, e incluso la mayoría de sus cosas, eran de colores claros; las rayas suaves resaltaban la ternura de una niña.
Tal como era ella.
De repente, a Jamie se le ocurrió una idea viendo las rayas afiladas de su habitación.
Lexi había cerrado con llave la puerta. En ese momento dejó escapar un profundo suspiro de alivio.
Esta noche, Jamie le había hecho ver lo atrevido que podía ser.
Afortunadamente, estaba sola. La noche por fin había terminado.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que cambiara esa sensación.
Su celular sonó; era Jamie.
Lexi desconcertada, contesto: "Señor Barrett, ¿qué pasa?".
La voz profunda y seductora de ese hombre vino del otro lado del teléfono. "¿Dónde están las toallas?".
Como se fue tan rápido, recordó que no le había dicho dónde estaban las cosas.
Rápidamente respondió: "Están en el tercer cajón del armario".
"Ven a darme una".
Le ordenó.
Lexi parecía angustiada: "Si abres el armario, las verás de inmediato".
"No puedo buscarla yo".
Jamie terminó de hablar e inmediatamente colgó el teléfono.
Lexi estaba angustiada. Ella no entendía qué le pasaba, pues no era complicado abrir su armario.
Aunque no estaba contenta, Lexi fue a su habitación a regañadientes.
Cuando entró, no vio a Jamie, solo vio que la puerta del baño estaba cerrada. Un débil sonido de agua se escuchaba desde el interior.
Ella se sorprendió por un momento. '¿Se está bañando?', se preguntó.