Capítulo 59
1161palabras
2022-06-17 00:00
Desde esa perspectiva, Ronnie solo alcanzaba a distinguir a una mujer abrazando a un hombre alto. Él la estaba besando y, aunque no podía ver sus rostros, se notaba que la mujer se sentía cómoda.
Seguramente se trataba de unos amantes muy enamorados.
Ronnie dudó por un momento, pero desvió la mirada y siguió caminando rápidamente hacia el baño.
Al estar seguro que se había ido, fue que Jamie dejó de besar a Lexi.
La miró con fuego en los ojos, como si se estuviera conteniendo.
Incluso después de que la soltó, la chica todavía se sentía débil. Apenas se lograba estabilizar sosteniéndose de él. Su mente era un caos.
'Debo estar borracha. De lo contrario, ¿por qué no me puedo parar después de que Jamie me besó?' pensó.
El hombre sintió el suave cuerpo de Lexi, el deseo que ardía dentro de él se hacía más y más intenso.
"Te llevaré a un lugar", le dijo.
Su voz era sexy pero sonaba peligrosa.
La tomó de la mano y caminaron hacia el ascensor.
Lexi inconscientemente pasó su brazo alrededor del cuello de Jamie. Con eso, sus rostros quedaron muy cerca, como si fuera a besarlo.
El corazón de la chica estaba en estado de caos y rápidamente desvió la mirada.
"¿A dónde vamos?"
"A un lugar muy agradable".
Jamie frunció los labios y comenzó a sonreír un poco.
Estando tan cerca, Lexi lo notó.
Abrió los ojos con sorpresa pues nunca había visto a un hombre que pudiera verse tan bien con una sonrisa. Fue extremadamente encantador.
Sin mencionar que era la primera vez que lo veía sonriendo.
Siempre tenía cara de póquer, pero Lexi supo al fin que Jamie podía sonreír.
El corazón de la chica latía muy rápido y solo podía pensar en el hombre que tenía frente a ella. Se había olvidado por completo de por qué quería regresar a su habitación.
Jamie la llevó a la terraza del hotel.
Cuando llegaron, sopló un viento fresco que la hizo sentir muy cómoda.
Aunque en la azotea no había nada instalado para uso comercial, había flores por todas partes. El lugar no se veía nada mal.
Entre las plantas, había una sillón.
Jamie gentilmente la acercó para que tomara asiento.
Inmediatamente Lexi se tendió sobre el sillón. Cuando miró hacia arriba, pudo ver el cielo despejado.
Era obvio que le gustaba mucho ese lugar.
Estaba disfrutando el momento cuando Jamie la sorprendió sentándose a su lado.
Su cuerpo hacía que el sillón pareciera más pequeño.
La distancia entre ambos se redujo significativamente, uno al lado del otro.
Lexi se puso nerviosa y rápidamente se enderezó . "¿Por qué te sentaste aquí?", le preguntó.
Cuando Lexi se enderezó, se hizo más espacio y Jamie, naturalmente, se acostó en el sillón.
Respondió con naturalidad: "Bueno, es que solo hay una tumbona".
Lexi no le creyó. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que, de hecho, solamente había un sillón.
Ella guardó silencio por un momento y de repente dijo: "Entonces puedes quedártelo".
Mientras se estaba poniendo de pie, el hombre la tomó de la cintura y la jaló hacia atrás.
Ella cayó encima de él, quedando recostada sobre su pecho.
Todo lo que podía sentir era el cuerpo fornido de Jamie, sus largos brazos y su aroma encantador.
Lexi se puso tensa y trató de quitarse. "Jamie, ¿qué estás haciendo?"
"Solo hay una tumbona. Sentémonos juntos".
Jamie se apoyó en el respaldo y abrazó a Lexi cómodamente. Sus ojos ardían de pasión, pero su voz sonaba tranquila.
Solo había una silla. Tenía sentido que se sentaran juntos, pero...
¿Era aceptable que un hombre y una mujer se acurrucaran así?
Lexi estaba en estado de shock. "Señor Barrett...".
Con voz aun más baja, Jamie cambió el tema abruptamente.
"Mira el cielo", le dijo.
Lexi miró hacia el cielo confundida. Se sorprendió al verlo lleno de estrellas. Brillaban como diamantes sobre una seda negra.
Era extremadamente hermoso.
Mataque era una ciudad grande y generalmente la calidad del aire no era muy buena, por lo que no se lograba ver un cielo tan despejado. Por eso, ver tantas estrellas, llamó la atención de Lexi.
"Es increíble...".
No pudo evitar suspirar.
Jamie estaba mirando hacia el cielo cuando volteó a ver su carita y respondió en voz baja: "Sí".
La brisa soplaba muy refrescante. Le aclaró un poco la mente.
La chica se dio cuenta de que estaba acurrucada en los brazos de Jamie. Su postura era tan cómoda, como si fueran un par de amantes.
Sus mejillas ardían y su corazón latía salvajemente. Sin embargo, sería demasiado pretencioso levantarse en este momento.
Después de un momento de vacilación, decidió hacer como que no sabía que estaba acostada en sus brazos.
De todos modos, había bebido esa noche. En el peor de los casos, podía echarle la culpa al alcohol.
Jamie la había estado mirando todo el tiempo. Al ver la expresión en su rostro, casi podía adivinar en qué estaba pensando.
No le dijo nada, pero su sonrisa se hizo más grande.
¿Cómo se volvió esta chica tan atractiva?
Mientras Lexi miraba el cielo estrellado, un pensamiento no la dejaba en paz. Solo deseaba que el tiempo pasara lentamente. No supo a qué hora se quedó dormida.
Al día siguiente, cuando abrió los ojos, vio el techo impecablemente blanco y...
¡Al hombre que dormía junto a ella!
Sus ojos aún no estaban abiertos. Sus gruesas pestañas cubrían su noble temperamento. Lucía callado y tranquilo, particularmente guapo.
Lexi lo miró sin entender. Si fuera un hombre común y corriente, ella tendría las agallas para acercarse a él.
Pero...
Claramente era imposible que pudieran estar juntos. ¿Por qué estaban otra vez en la misma cama?
Lexi se estaba volviendo loca.
Se levantó en silencio y se vistió rápidamente.
Tan pronto como la puerta se cerró, los ojos de Jamie se abrieron lentamente.
Miró hacia la puerta con un brillo burlón.
Lexi se fue a toda prisa, pero su corazón latía con fuerza y su mente estaba llena de imágenes de la noche anterior.
¿Había cruzado la línea?
Después de calmarse en su habitación, Lexi finalmente apaciguó sus emociones.
Cuando sacó su celular, se sorprendió al ver decenas de llamadas perdidas de Ronnie. También tenía algunas de números desconocidos.
Ella había puesto en silencio su teléfono durante el banquete, pero se le olvidó encenderlo.
Ronnie debía estar preocupado. Rápidamente le marcó.
Tan pronto como entró la llamada, la voz ansiosa de Ronnie se escuchó del otro lado.
"¿Lexi, cómo estás? Ya no te vi anoche. ¿Estás bien?".
"Si... Estoy bien".
Estaba a punto de encontrar una excusa para explicarle, cuando Ronnie la interrumpió con impaciencia.
"¿Dónde estás? Estoy buscándote".
"Estoy en mi habitación".
Inmediatamente colgó el teléfono. Unos segundos después, llamaron a la puerta.
Lexi sonrió impotente. No esperaba que Ronnie viniera tan rápido.
Se acercó y abrió la puerta. "Adelante...".
Antes de que Lexi pudiera terminar sus palabras, Ronnie la abrazó con fuerza.