Capítulo 33
1350palabras
2022-06-01 17:11
La distancia entre ambos se redujo instantáneamente. El fuerte aroma masculino llegó directamente al rostro de Lexi y provocó que se le pusiera la piel de gallina.
Quiso retroceder inconscientemente, pero Jamie la atrapó.
Sus grandes manos solo usaron un poco de fuerza para que ella se lanzara involuntariamente a sus brazos.

Tenerlo tan cerca hizo que su pulso se acelerara sin control.
Estaba tan nerviosa que su rostro se puso rojo escarlata y extendió las manos para apartarlo. "¿Q-qué estás haciendo?".
"Responde a mi pregunta".
Jamie la miró fijamente y exigió una respuesta con voz profunda.
Su hermoso rostro estaba tan cerca del suyo que sus labios casi podían tocarse cada vez que hablaba.
Esta situación provocó que no pudiera ni pensar.

"Nosotros... estamos comprometidos...".
"¿Sigues creyendo que soy tu prometido?", Jamie la interrumpió.
Estaba mirando profundamente a los ojos de la chica, con un indicio de agresión en la mirada.
Lexi se sorprendió. De repente, se dio cuenta de por qué él estaba tan enojado.

Ella era su prometida y, aun cuando solo estuviera fingiendo ser la novia de otro hombre, dañaba su autoestima.
Entonces se disculpó: "Lo siento. Prometo que este tipo de cosas nunca volverán a suceder en el futuro. Prometo que seré una buena prometida".
Al escuchar esto, Jamie sonrió como si estuviera satisfecho con la respuesta.
Su voz profunda le dio un significado más profundo a sus palabras. "Recuerda lo que dijiste y haz tu parte como mi prometida".
En opinión de Lexi, su papel como prometida era cooperar con la actuación de Jamie y tratar con todo tipo de parientes y amigos durante este mes.
Eso era lo que se suponía que debía hacer, y no le dio mucha importancia. Pero después de lo que acababa de suceder, se sintió muy arrepentida, hasta el punto en que deseaba poder retractarse de sus palabras.
Cuando regresó a casa del banquete, Lexi se quitó el vestido y las joyas y las guardó cuidadosamente en una bolsa.
Siendo diseñadora, naturalmente reconocía las cosas buenas cuando las veía. Este vestido de noche era un artículo de lujo con un valor de millones y, por supuesto, tenía que devolverlo.
Ese día era fin de semana, por lo que llamó a Jamie temprano en la mañana.
Como era su número privado, él respondió rápidamente.
Lexi dijo cortésmente: "Señor Barrett, ¿te encuentras actualmente en casa?".
"Sí, aquí estoy".
"¿Será conveniente que vaya? Quiero devolverte el vestido que usé anoche".
Después de permanecer en silencio durante un par de segundos, la voz profunda y encantadora de Jamie finalmente respondió desde el otro lado de la línea: "Está bien".
Después de colgar el teléfono, Lexi tomó un taxi hacia el distrito de villas en Noble Oak Manor.
Los autos que no pertenecían a la zona no podían entrar allí, por lo que Lexi solo pudo bajarse en la entrada.
El área de la villa era muy grande y tendría que caminar bastante tiempo si no podía usar su auto.
Miró la hora y no se atrevió a hacer esperar demasiado a Jamie. Entonces, decidió hacer una pequeña carrera con la bolsa de ropa en la mano.
Sin embargo, el guardia de seguridad la detuvo.
"¿Es usted la señorita Lexi?", le preguntó.
"Sí, soy yo", ella miró al guardia confundida.
El hombre dijo con una sonrisa: "El señor Barrett nos pidió que preparáramos un automóvil para usted".
El guardia de mediana edad señaló hacia una lujosa limusina al costado mientras hablaba.
Lexi se sorprendió; no esperaba que Jamie fuera tan considerado.
Este gesto la hizo sentir bien y agradeció al guardia antes de subir al auto.
Lentamente, la limusina la llevo hasta la entrada de la villa de Jamie.
Lexi llegó hasta la entrada, miró la cerradura de la puerta y de repente recordó aquella noche en la que Jamie tomó su mano para registrar sus huellas dactilares.
Eso significaba que ahora podía abrir la puerta sin ayuda de nadie.
Un extraño cosquilleo creció en su corazón y al final terminó por tocar el timbre cortésmente.
"Ding-dong".
"Ding-dong".
El timbre sonó repetidamente, pero nadie acudió a abrir la puerta.
'¿Podría ser que Jamie no esté aquí?', pensó ella.
'¿O tal vez no me escuchó?'.
Esto la hizo sentir bastante molesta y, después de pensarlo un rato, terminó por abrir la puerta con su huella digital.
Una vez dentro, miró hacia el pasillo.
Este era espacioso, luminoso y lujoso, pero no había ni rastro de Jamie.
La chica no tuvo más remedio que dar unos pasos dentro mientras llamaba en voz baja: "Señor Barrett, ¿estás aquí?".
"Ven al patio trasero", se escuchó la voz ronca y encantadora de Jamie.
Lexi había estado aquí dos veces, pero siempre tenía tanta prisa que no le había prestado atención al lugar. Tanto así, que ni siquiera sabía que había un jardín trasero extremadamente grande.
Dicho jardín estaba cubierto de una hierba verde, la cual había sido cortada de forma limpia y hermosa. Parecía un parque de lujo privado.
Jamie estaba vestido con ropa de casa; informal pero elegante. A diferencia de su traje habitual y sus zapatos de cuero, que le daban una vibra más atractiva.
En ese momento, estaba parado frente a un parche de hierba verde, como si estuviera mirando algo.
Lexi caminó hacia él y le explicó cortésmente: "No respondiste cuando llamé a la puerta hace un momento. Pensé que tal vez no me habías escuchado, así que abrí y entré".
"Está bien. Registré tu huella dactilar para que pudiera entrar en cualquier momento".
Jamie se volvió para mirarla mientras respondía con un tono indiferente.
Lexi se sorprendió. Este tipo de sentimiento era un poco desconocido para ella.
Rápidamente, le entregó la bolsa a Jamie y dijo: "Aquí tienes el vestido de anoche".
Jamie miró el vestido, el cual no parecía importarle en absoluto.
Esa prenda le pertenecía a Lexi, ya que él se lo había regalado. Pero si ella seguía insistiendo en devolverlo, no la obligaría a quedárselo.
Naturalmente, le daría uno nuevo en el próximo banquete.
"Mira allí, Lexi. ¿No crees que está un poco vacío?", Jamie dijo mientras señalaba hacia un parche de césped frente a él.
La chica echó un vistazo. Parecía que el lugar había sido diseñado por un profesional; este era compacto y ordenado, muy agradable a la vista.
Ella preguntó: "¿Quieres plantar otras cosas, señor Barret?".
En esta situación, no había nada malo con el paisajista, pero el estándar estético del jefe de familia había cambiado.
Jamie se volvió para mirarla.
"¿Qué crees que sería bueno plantar aquí?".
"En realidad, no sé mucho sobre jardinería".
Lexi negó con la cabeza. Cuando vio que Jamie la miraba, no tuvo más remedio que agregar: "Depende de lo que prefieras. Si fuera mi jardín, plantaría algunas flores".
"¿Flores? No está mal. En ese caso, me acompañarás al mercado de flores más tarde".
Jamie frunció sus delgados labios y caminó hacia la villa a grandes zancadas.
Lexi se quedó allí, atónita. Ella nunca dijo que iría a recoger flores con él.
"Señor Barrett, tengo cosas que hacer más tarde...".
"Lexi, eres mi prometida", él se detuvo y la miró directamente, recordándole en un tono serio.
"Es tu deber cuidar los jardines por mí".
'¡¿Mi deber?!', pensó ella.
Las palabras de Jamie le recordaron lo que había dicho la noche anterior. Quería que ella recordara su deber como buena prometida.
Sin embargo, ella no se refería a este tipo de deberes.
Lexi estaba molesta y quiso defenderse, pero Jamie ya había entrado en la villa.
Después de un tiempo, el hombre salió con un traje.
Miró a Lexi, que todavía estaba en el jardín con una expresión confundida, y sus  labios sensuales se curvaron en una sonrisa.
Susurró: "El mercado de las flores está a al menos una hora de aquí. Si llegamos tarde, tal vez tengamos que pasar la noche allí".
Lexi no entendía por qué tendría que ir recoger flores con Jamie, y ahora mucho menos pasar la noche afuera con él. Ni siquiera se atrevía a pensar en eso.
"Vamos. Démonos prisa para regresar a casa rápido", lo apresuró.