Capítulo 14
1317palabras
2022-05-09 14:14
Parker
Habían pasado un par de días desde mi noche con Skye y hacía todo lo posible para no pensar en ello, aunque sin demasiado éxito, porque era lo único en lo que podía pensar. Y había pensado mucho al respecto. También había tratado de evitar a Skye en la medida de lo posible. No me había metido a escondidas en la cama con ella. Había dormido solo y, aunque no era algo que me agradara mucho, sabía que era lo mejor.
Probablemente no era la mejor manera en la que podía manejar las cosas, pero tenía que mentalizarme al respecto. Ella era la mejor amiga de mi hermana y era casi diez años más joven que yo. Eso era mucho en un momento dado. Y aunque había sido fácil evitarla con Amy cerca, o con Skye en el trabajo, el día de hoy no iba a ser tan fácil.
Amy estuvo trabajando todo el día y luego habría de pasar la noche con su “amigo”, y Skye, por su parte, no iría a trabajar aquel día. De modo que seríamos Skye y yo, solos en casa por la noche. Podría desaparecer, pero no tenía ningún lugar a dónde ir. Y esconderme en mi habitación habría sido inmaduro de mi parte.
Amy se había marchado ya y yo permanecía acostado en mi cama, mirando al techo. Llevaba ya una hora despierto y sabía que debía levantarme de la cama, sin importar lo mucho que no quisiera hacerlo. Suspiré y, sacando mi trasero de la cama, me puse unos pantalones de chándal y una camiseta antes de seguir adelante. Necesitaba café.
Cuando llegué a la cocina me encontré a Skye bailando con los auriculares puestos. Vestía unos pantalones cortos y una camiseta, sacudiendo el trasero y balanceando las caderas. Me recosté en el marco de la puerta para observarla, disfrutando del espectáculo. No cabía duda de que Skye parecía estar en su elemento.
"Oh, buenos días", se rio, quitándose los auriculares.
"Buenos días, señorita energética", me reí.
“Oye, no hay mejor manera de comenzar el día que bailando”, dijo alegremente, y agregó: “Deberías probarlo alguna vez.”
"No gracias. Yo no bailo, ¿recuerdas?”, dije riendo.
“Sí, dijiste eso la última vez y mira cómo te fue”, sonrió ella.
“Eso fue diferente. Había estado bebiendo”, repuse.
“Sí, sí; excusas”, rio y agregó: “Estoy preparando huevos revueltos. ¿Te apetecen? ¿O planeas continuar evitándome un poco más?”
Tenía su mano en la cadera y levantó una de sus cejas al preguntármelo. Hmm. Así que ella ya se había dado cuenta. Aunque, por otra parte, no era algo que yo estuviera ocultando demasiado bien.
“Entonces ya te diste cuenta de eso, ¿eh?”, pregunté, mientras frotaba la parte posterior de mi cuello.
“Fue difícil no hacerlo, Parker”, respondió. “¿Por qué has estado evitándome? Creí que habíamos dicho que las cosas no se volverían raras entre nosotros”, añadió.
“Lo sé, Skye, y lo siento. No quería que lo fueran”, respondí.
“¿Por qué dejar entonces que lo sean? Tuvimos una aventura de una noche. No es gran cosa”, dijo, encogiéndose de hombros.
“No lo sé. Supongo que se debe a que eres la mejor amiga de Amy y a que eres más joven que yo; casi diez años más joven”, le dije.
“Entiendo todo lo que tiene que ver con Amy, pero en cuanto a la edad, se trata solo de un número”, dijo.
Sabía que solo se trataba de un número, pero nunca he sido uno de esos que buscan mujeres más jóvenes que yo. Heidi tenía la misma edad que yo, y las mujeres antes de ella, que no fueron muchas, también habían sido de la misma edad que yo o un par de años mayores, cuando mucho.
“Lo entiendo”, le dije, “pero, por lo general, no busco mujeres más jóvenes que yo.”
“Sé que no lo haces; y yo, por lo general, tampoco busco a los hermanos mayores de mis amigas”, dijo Skye, dibujando una sonrisa descarada en sus labios.
Su elección de palabras hizo que riera a carcajadas. Un punto a su favor. Ambos habíamos hecho algo que no era normal para ninguno de nosotros y esto ayudó a aligerar los ánimos.
“Cierto, pero eso es porque ninguno de ellos es tan apuesto como yo”, dije, riendo entre dientes.
“No, no lo son”, sonrió Skye y agregó: “Tú eres el más sexy.”
Skye me dirigió un guiño antes de darse la vuelta para continuar preparando el desayuno. No voy a mentir: Una parte de mí quería ir detrás de ella, envolver su cuerpo con mis brazos y hacerla mía una vez más. Pero no podía. Había sido algo solo de una noche y aquello habría hecho que las cosas se volvieran raras de nuevo.
Me adelanté para buscar un café, pero, al hacerlo, mientras Skye se daba la vuelta para preguntarme algo, se detuvo directamente junto a mi pecho, haciendo que mi brazo la envolviera de manera automática.
“Eh, tranquila, hermosa”, le dije.
Aquellas no eran las palabras que se suponía que debían salir de mis labios.
“Lo siento”, dijo riendo, y apoyando su mano en mi pecho preguntó: “¿Quieres tocino?”
“Hmm…, sí, por favor,” respondí.
Skye asintió, pero ninguno de nos pareció moverse. Nuestros ojos estaban conectados, sin que ninguno de los dos dijera una palabra. Me encontré con que mis ojos se posaban en sus labios y luego volvían a subir. No, Parker, no puedes ir ahí de nuevo. Es una mala idea.
Me di una sacudida a mí mismo y me alejé de ella con rapidez. Fui a preparar café para ambos, tardando más tiempo del necesario en hacer dos cafés para tratar de evitarla.
“Yo pondré la mesa”, le dije.
Cogí un par de platos y los cubiertos y puse la mesa, mientras Skye traía la comida y la servía. Y entonces el silencio se instaló entre nosotros mientras comíamos, uno de esos silencios incómodos.
“De acuerdo, esto tiene que parar. No hay necesidad para la incomodidad.”, dijo Skye de pronto. “Así que vamos a salir. No sé lo que vamos a hacer, pero ya encontraremos algo”, añadió con determinación.
“¿Vamos?”, pregunté.
“Así es. No me gusta esta extrañeza desarrollándose entre nosotros, y es algo que tiene que parar. Vamos a salir y buscaremos algo divertido que hacer. Y no aceptaré un no por respuesta”, dijo.
Sabía que lo mejor era no discutir con ella al respecto.
“Sí, señora”, le respondí.
"Bien. Ahora, deja de actuar como un bicho raro y come tu desayuno", dijo Skye.
"No estoy actuando como un bicho raro", resoplé.
“Sí, lo estás haciendo”, rio ella.
Le dirigí una mirada fulminante, tratando de actuar enfadado, pero no iba a funcionar. Estaba demasiado ocupado riéndome. Skye me ofreció una sonrisa radiante antes de meterse un trozo de tocino a la boca. Moví la cabeza con gesto negativo y riendo entre dientes hice lo mismo.
No tenía idea de lo que haríamos aquel día, pero ella tenía razón; aquello sería bueno para nosotros. Podíamos salir, divertirnos, y esperar que la rareza entre nosotros desapareciera.
“Pido ser la primera en la ducha”, dijo ella entre bocado y bocado.
“Oye, soy un caballero “, le dije. “Te habría dejado ir de primero de todos modos, no tienes por qué pedirlo”.
“Si insistes”, dijo Skye.
“Siempre y cuando no te tardes una eternidad en ella. De lo contrario, entraré y te arrojaré agua fría”, dije riendo.
“Inténtalo y terminarás muerto”, dijo, apuntando su dedo hacia mí.
"Bueno, entonces no tardes una eternidad, y nos evitaremos ese problema", sonreí.
Skye me hizo un gesto, terminando su desayuno antes de salir corriendo hacia la ducha. Me reí viéndola irse, pensando en que me gustaba la facilidad con la que había sido capaz de cambiar mi estado de ánimo y había hecho que las cosas volvieran a estar bien entre nosotros.
Estaba deseando que pasáramos el día juntos, haciendo lo que fuera.