Capítulo 59
1195palabras
2022-03-24 00:00
Después de que el médico le volviera a colocar el brazo en su lugar, volvió a envolver el brazo de Sheryl con otro vendaje.
—Señorita, recuerde no volver a lastimarse esta mano hasta que esté recuperada por completo.
—Gracias. —Asintió con la cabeza. El dolor había disminuido bastante y su pálido rostro al fin recobró su color.
En ese momento, el chef de la familia le sirvió un plato de sopa de pollo. Mientras colocaba el tazón en la mesa, le dijo de manera amable:
—Señorita, no había muchos ingredientes por la noche, por lo que solo pude hacerle sopa de pollo. Puede que sea un poco ligera, pero al menos le llenará el estómago.
Sheryl asintió y comenzó a tomar la sopa. El cocinero de la familia había metido el tazón de sopa en la nevera para que se enfriara más rápido. Su temperatura era perfecta, lo que la hacía muy sabrosa. Entonces Sheryl tomó unas cuantas cucharadas más y de repente, se oyeron pasos procedentes del pasillo de arriba.
—¿Por qué hay tanto ruido en mitad de la noche? ¿Cómo se supone que vamos a dormir?
Dos mujeres bajaban las escaleras. Eran la madrastra de Sheryl, Helena Zuckerberg, y su hermanastra, Erica Taylor. Ambas estaban muy molestas porque los ruidos las habían despertado. Sin embargo, se sorprendieron al ver a Sheryl sentada en el sofá.
—Todavía me preguntaba qué había causado todo el alboroto. Resulta que la señorita ha vuelto.
Helena llevaba a Erica con ella y se sentaron en un sofá. Luego, las dos mujeres escudriñaron a Sheryl de pies a cabeza y al ver su mano vendada, Helena no pudo evitar burlarse:
—¿Qué te pasa en la mano? ¿Has vuelto a causar problemas?
—No es de tu incumbencia. —Sheryl levantó la vista y puso los ojos en blanco con disgusto.
—¡Cómo puedes ser tan grosera! —Helena se sintió enfurecida por su refutación.
—¿No sabías ya que no tengo modales?
Sheryl resopló y siguió bebiendo su sopa de pollo. No podía molestarse en entretenerla por más tiempo. Al ver su mirada indiferente, Helena se sintió aún más irritada. Cada vez que veía a Sheryl, tenía que soportar su arrogancia.
—Por cierto, hace poco me enteré de que aún sientes algo por William. Sheryl, no quiero provocarte, pero ya no eres una niña. De hecho, ahora tienes tu propia familia. Espero que puedas reflexionar sobre tus errores en el futuro. No hagas nada que deshonre a la familia Taylor. —Las palabras de Helena estaban llenas de burla.
—¿Puedes callarte? —gritó Sheryl de repente, enfadada.
«¡William Gates! ¡Es él otra vez!». Sheryl se enfureció. Él había causado todos los malentendidos que habían tenido lugar en los últimos dos días. No sentía más que asco cada vez que pensaba en él. ¡No quería volver a oír su nombre en su vida! Helena se sorprendió por su repentino grito, pero enseguida se enfadó.
—Sheryl, no importa lo que digas, sigo siendo tu madre. ¿Así es como debes hablarme?
—Así es, Sheryl, no está permitido que le hables así a mi madre —dijo Erica, que estaba de pie a su lado.
—¿Mi madre? ¿Acaso están capacitadas? —se burló mientras miraba al dúo de hipócritas.
—¡Tú! —Helena estaba tan enfadada que sus mejillas y orejas se pusieron rojas.
—¿De verdad creías que la señora se convertiría en la reina? ¡En tus sueños! Será mejor que las dos se vayan a otro sitio, no digan sus tonterías aquí —dijo Sheryl con terquedad.
—¿Acaso dije algo malo? —Helena estaba agitada. Entonces empezó a parlotear—: Todos saben que estás loca por William cuando ni siquiera le gustas y; sin embargo, sigues aferrándote a él con tanta fuerza. Arruinaste por completo la reputación de la familia Taylor.
Enseguida Erica echó leña al fuego y asintió:
—Efectivamente, Sheryl, ¿no has causado suficientes problemas? Mi madre y yo solo decíamos la verdad. No tendríamos nada que decir si no hubieras hecho esas cosas vergonzosas.
¡Tanto la madre como la hija eran detestables! Sheryl no pudo resistirse a discutir en voz alta. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de hacerlo, Zelson bramó de repente con voz apagada:
—¡Basta! —habló con gran autoridad, enfatizando su papel de cabeza de familia. El resto se quedó en silencio al instante. Entonces miró a Helena con enfado y la reprendió—: Eres una madre. ¿Cómo puedes discutir con tu hija? ¿No es ridículo?
—Yo... —Helena se mostró agraviada de inmediato—. Yo no empecé primero. Mira a tu propia hija. Ella fue la que empezó.
—Incluso si ella fue la que empezó, fue solo porque tú hablaste de forma inapropiada en primer lugar. Como adulto, ¿en verdad necesitas replicar? Y tú, Erica, no sigas el ejemplo de tu madre. —La expresión feroz de Zelson no vaciló.
Al oír eso, las dos se sintieron contrariadas. Era obvio que el anciano estaba siendo parcial; pero incluso si lo era, no había nada que ellas pudieran hacer. Después de todo, él quería mucho a Sheryl.
—Erica, volvamos a dormir.
Al final, Helena subió con su hija a regañadientes. Zelson se volvió para mirar a Sheryl después de que los pasos desaparecieran poco a poco. No se atrevió a decir nada antes a Sheryl por culpa de ellas dos. Sin embargo, como solo estaban ellos dos, Zelson no pudo evitar empezar a reprender a su hija.
—Sheryl, aunque las palabras de tu madrastra no fueron agradables, algunas fueron bastante razonables. Ya que estás comprometida con Frederick, deberías dejar de ser tan imprudente. Deberías vivir una buena vida y alejarte de todas esas tonterías, ¿me entiendes? —dijo con seriedad.
Sheryl no quería que su padre se preocupara, así que asintió de manera obediente:
—De acuerdo, entendido.
Al ver que su hija se comportaba tan bien, Zelson se sintió aliviado. Conocía muy bien su carácter. Si la obligara a hacer algo que no le gustara, sin duda haría un berrinche. Él se había preparado mentalmente para que la familia Lance expresara su descontento después del compromiso.
Sin embargo, a pesar de haber pasado tanto tiempo, no hubo ninguna queja por parte de ellos. Cuando Zelson se había encontrado de manera inesperada con el señor Lance dos días antes, este incluso elogió a Sheryl y dijo que era una niña sensata. Zelson se alegró mucho al escuchar eso pues no esperaba que algo así sucediera dos días después. Mientras veía el brazo vendado de su hija, le dolía el corazón. Intentó contener sus emociones, pero no pudo evitar preguntar:
—Sheryl, dile a papá la verdad. ¿Quién te golpeó? ¿Fue Frederick?
Sin embargo, Frederick parecía una persona amable. No parecía alguien que golpeara a las personas.
—No, me caí por accidente cuando caminaba por la carretera. —Sheryl dio una respuesta casual para apaciguar las preocupaciones de su padre. De todos modos, no creía que tuviera sentido explicar los detalles de la lesión.
Entonces terminó el resto de la sopa de pollo de un solo trago, colocó el tazón sobre la mesa y justo en ese momento, el timbre de la puerta sonó.
—Papá, ¿quién vendría en mitad de la noche? —preguntó con curiosidad Sheryl.
Zelson se levantó entonces para decir:
—Debe ser Frederick. Voy a abrir la puerta.