Capítulo 21
1247palabras
2021-12-13 14:15
Jacobo Ye tomó la espada y le dio un suave empujón, provocando que las monedas de cobre cayeran inmediatamente al suelo.
"¿Cómo...? ¿Cómo hiciste eso? ¿Por qué pareciera que esas monedas solo te escuchan a ti?”, preguntó Carlos sorprendido.
En respuesta, Jacobo sonrió, diciendo: "Tienes que usar la Fuerza Delicada. Yo sé cómo hacerlo porque mi abuelo me instruyó sobre medicina tradicional china".
Admirados, ambos chicos le hicieron un gesto con el pulgar hacia arriba, en señal de aprobación.
El tiempo pasó muy rápido y pronto se hizo tarde, así que los tres amigos acordaron verse al día siguiente a las 10 en punto. Con una sonrisa lasciva, Julian le dijo a Jacobo: “Ahora puedes ir a ver a tu noviecita”.
El estudiante asintió, sabiendo que ya casi era hora de que Megan Lan se despertara. Una vez que se despidió de los dos chicos, regresó a la habitación de la mujer, quien efectivamente ya estaba despierta sobre la cama, con el edredón cubriéndole el cuerpo y la mirada perdida. Su aspecto era delicado y lleno de suavidad.
"Jacobo... yo…", comenzó a decir nerviosamente en cuanto vio a su salvador entrar en la habitación, sin saber por dónde empezar.
Pero él intentó calmarla: "No te preocupes. Todo ha terminado ahora. Será mejor que no regreses a este lugar, pues puede llegar a ser muy caótico. Te aconsejaría que, en vez de eso, te concentres en tus estudios”.
Megan asintió; a pesar de que todavía no recobraba la consciencia al 100%, seguía recordando todo lo sucedido con claridad. Al revivir la escena con Wyatt, se sintió demasiado avergonzada para mirar a Jacobo, así que prefirió bajar la cabeza, con la esperanza de evitar la incomodidad.
“No te preocupes y descansa bien. Mañana temprano vendré a ver cómo sigues”, dijo él al sentir su timidez.
"¡No te vayas!", exclamó ella. Asustada, rápidamente se sentó sobre la cama, olvidando que su vestido estaba desabrochado. Inevitablemente, el movimiento tan repentino hizo que una parte de su cuerpo quedara expuesta. Al darse cuenta de esto, rápidamente lanzó un grito y se cubrió con el edredón. "Tengo miedo… ¿podrías quedarte conmigo?", susurró.
Jacobo dudó por un momento. Le preocupaba que lo sucedido hacía algunas horas traumatizara a la chica, por lo que asintió y se sentó en la orilla de la cama.
Considerando que llevaban casi dos años sin tener ningún tipo de contacto, el hecho de sentarse juntos resultaba incómodo. Ninguno de los dos sabía cómo empezar una conversación.
"Y… ¿Cómo has estado estos últimos años?", Jacobo por fin rompió el silencio incómodo.
Megan respondió: "Bien, aunque a veces pienso en ti".
Esta declaración hizo que Jacobo se sorprendiera con un poco de amargura. Antes de que ninguno de los dos se diera cuenta, ya estaba amaneciendo. Megan Lan se quitó el vestido maltratado y se cambió la ropa para bajar a desayunar con Jacobo.
Ambos pasaron la noche anterior hablando, lo cual hizo que su relación se volviera más cercana. Si bien ninguno de los dos hablaba al respecto, resultaba obvio que algo estaba sucediendo entre ellos.
A las diez en punto, comenzó un evento de comercio de jade, cuyos participantes eran principalmente personas ricas o nobles. A pesar de que Jacobo ahora tenía más dinero después de lo sucedido la noche anterior, sabía que ni él ni Megan estaban vestidos adecuadamente para un evento así, por lo que decidió comprar ropa nueva.
Casualmente, había un centro comercial frente al Club Gloria que le pertenecía a Tyrell Corporation. Por supuesto, el chico hizo buen uso de la tarjeta dorada que Gavin Feng le había obsequiado y llevó a Megan directamente al departamento de ropa.
A todas las mujeres les encantaba ir de compras, y Megan no era la excepción. Ella quedó deslumbrada ante los atuendos tan elegantes en la sección de damas, pero sabía muy bien que no podía permitirse pagar precios como los que aparecían en las etiquetas de estos. Cada prenda costaba al menos diez mil yuanes, lo cual era casi equivalente a sus gastos de manutención durante un semestre. Obviamente, no podía darse el lujo de comprar nada.
Jacobo la descubrió admirando un vestido azul claro y le preguntó: "¿Por qué no te lo pruebas?".
"Ah, no, es demasiado caro", respondió ella, negando con la cabeza.
"¡Anda, pruébatelo! ¡Estoy seguro de que se te verá hermoso!”, la animó el chico.
Megan vaciló por un momento antes de tomar la prenda, pero una voz a sus espaldas la detuvo en el acto.
"¿Qué crees que estás haciendo?", preguntó una vendedora mientras se acercaba. Su tono revelaba cierto enojo.
Jacobo Ye frunció el ceño, nada contento con la actitud de la mujer, y replicó molesto: "Es obvio que ella quiere probarse el vestido, ¿no?”.
A la vendedora le tomó solo un par de segundos juzgar el estatus de sus potenciales clientes con base en lo que llevaban puesto, y decidió que solo eran unos estudiantes pobres. Por lo tanto, debían de estar aquí solo para divertirse probándose cosas que no podían pagar. Con esto en mente, la mujer comentó con frialdad: "No, la ropa aquí es muy cara, y no puedo permitirles siquiera tocarla".
"¿Qué has dicho?", Jacobo ahora estaba furioso.
"Olvídalo, ella tiene razón; esto es demasiado caro. Mejor vayamos a otro lugar a buscar algo", Megan rápidamente soltó el vestido y tomó la mano de su acompañante.
"Así es. Esto es Tyrell Corporation y solo tenemos productos de alta gama", argumentó la vendedora con arrogancia. Luego señaló hacia afuera: "Pueden ir a buscar algo en los puestos de la calle".
"Una vendedora no debería de tener ese tipo de actitud”, comentó Megan, sintiéndose humillada.
"¿Acaso me equivoco?”, respondió la altanera mujer.
"¿Dónde está su gerente? ¡Quiero que venga a hablar conmigo!”, Jacobo no pensaba tolerar que lo despreciaran de esa forma.
En ese momento, tenía casi 20 millones de yuanes en su cuenta de banco; ¿cómo se atrevía esta vendedora a hablarle así?
"Él no recibe a cualquier persona. ¡Fuera de aquí”, exclamó la mujer con desdén!
"¿Qué está pasando?", de pronto se acercó un hombre calvo de unos treinta años.
"Oh, tío”, la vendedora saludó al hombre con una amabilidad fingida. Luego lo tomó de la mano diciendo: "Hay dos estudiantes pobres que solo vinieron a ver cosas que nunca podrían permitirse pagar”.
"¿Cuántas veces te he dicho que no juzgues a los clientes?", la regañó el gerente. A pesar de que intentaba dar una apariencia profesional, no parecía disculparse por el comportamiento de su empleada.
‘No es de extrañar que esta mujer sea tan arrogante, si el gerente de la tienda es su tío’, pensó Jacobo para sus adentros. Luego, señaló el vestido azul claro y dijo: "Me llevaré ese vestido. Y ese de allá también. Quiero ambos”.
"Jacobo...", Megan lo sujetó, temiendo que actuara bajo influencia de su propia ira.
La ropa que el chico acababa de solicitar costaba más de 100,00 yuanes, por lo que el hombre se quedó atónito. Entonces, analizó a Jacobo y Megan, decidiendo que no había manera de que tuvieran dinero, por lo que respondió con una sonrisa profesional: "Por supuesto, ¿tarjeta o efectivo?".
Jacobo sacó la tarjeta que Gavin Feng le había regalado y dijo con una mueca: "Esta tarjeta me la dio su jefe, el presidente Feng. Según sus propias palabras, cualquier gasto que hiciera en sus tiendas podría ser pagado con ella”.
"¡Esto es una broma! ¿Cómo podrías conocer al presidente Feng?", dijo la vendedora con desdén.