Capítulo 19
1386palabras
2024-03-29 11:23
La expresión en la mirada de Michael no dejaba de complicarse cuando vio el aspecto que tenía ella, como si estuviera a punto de morir.
A la fuerza, nada salía bien. Le soltó la mano con poco ánimo y espetó con desdén: "Es repugnante tener lágrimas y mocos en la cara".
El hombre abrió la puerta del auto y la condujo hacia afuera. Exclamó: "¡Sal de aquí!"
De pronto, Layla recuperó la libertad y enseguida salió disparada del vehículo con su bolso. Estaba tan alterada que por poco se cayó. Intentó mantenerse en pie con la ayuda de un árbol del borde de la carretera, temblorosa y jadeante.
Con el ruido del motor, el deportivo desapareció ante ella en un instante. Layla se puso en cuclillas y abrazó con fuerza la ropa que llevaba sobre el pecho.
Su llanto atenuó el punzante dolor. Entonces abrió los ojos, se levantó con dificultad del suelo y se limpió las lágrimas con un pañuelo.
Aún quedaban unas horas para celebrar el cumpleaños de Camron. Tenía previsto felicitarlo exactamente a medianoche.
Se limpió las lágrimas que tenía en el rostro y tomó un taxi para volver a la casa de la familia Walsh con el pastel. Los criados le dijeron que su esposo había permanecido en el estudio todo el día.
Layla se acercó de frente a la puerta del estudio y tocó la puerta con una dulce sonrisa. Declaró lo siguiente: "Camron, ¿estás ahí? Ya va a ser medianoche. ¿No quieres ir a la cama?"
Al cabo de un rato de espera, no obtuvo respuesta de nadie en el estudio. Volvió a mirar el reloj. Faltaban poco para las doce.
Tras pensárselo mucho, optó por tocar de nuevo a la puerta. Preguntó: "Camron, ¿podrías abrir la puerta? Hay algo que tengo que decirte".
Entonces la puerta del estudio se abrió.
Él estaba junto a la puerta, apoyado en su bastón y con un traje negro. Una fuerte sensación de opresión lo embargaba por completo.
"¿Qué pasa?", preguntó.
Layla se puso muy nerviosa, sin embargo se armó de valor para sonreír y contestar: "Volvamos primero al dormitorio, ¿sí?"
Camron fue incapaz de rechazarla al ver la expectación en su mirada. La siguió hasta su habitación.
Por poco, esta regresó corriendo. Cuando entró a la habitación, destapó la caja del pastel y observó a su esposo con felicidad.
Al llegar la medianoche, se oyó el ruido de la cerradura de la puerta de la habitación. Se apresuró a encender las velas.
En cuanto la puerta se abrió, la joven se puso a cantar la canción 'Feliz Cumpleaños'.
"Camron, te deseo un feliz cumpleaños. Ansío lo mejor para ti en el futuro", le confesó.
Al ver la tierna escena que tenía delante, Camron se quedó estupefacto.
Bajo la cálida luz del fuego, su cara era hermosa, igual que una muñeca de porcelana tallada. Todo el mundo se enamoraría de ella a primera vista.
Le temblaban los labios. Recordó que cuando cumplió 15 años, su abuelo murió en medio de las llamas para protegerlo. A partir de entonces, no había vuelto a celebrar un cumpleaños.
No obstante, esta chica tenía el pastel en sus manos con cuidado, como si sostuviera el mundo entero. Sin importar lo insensible que fuera Camron, sus acciones lo ablandaban.
Layla lo acercó al pastel y le espetó con alegría: "Vamos, pide un deseo y sopla las velas".
Camron mantenía una expresión tranquila y no era posible saber si estaba contento o enfadado. Prendió la luz con indiferencia y al parecer no iba a soplar las velas.
Se sintió un poco desilusionada. Al fin y al cabo, aquello era una sorpresa minuciosamente preparada, aunque no podía decir nada.
Pese a todo, se recompuso y sopló las velas por Camron. Con una sonrisa, le dijo: "Entonces voy a pedir un deseo para ti. Me gustaría que no enfermaras y que no ocurriera ningún desastre en el futuro. Tu salud mejorará y seremos una pareja feliz".
En el momento en que se pronunció la palabra 'pareja', su pequeña cara se puso roja.
Como por arte de magia, sacó de su espalda una elegante caja de anillos. Tras abrirla, aparecieron el par de alianzas que compró en la joyería la última vez. Declaró lo siguiente: "Camron, hace tanto tiempo que estamos casados, pero hasta ahora no hemos tenido argollas de matrimonio..."
Luego, prosiguió: "Por eso, aquel día, cuando pasé por la joyería, me fijé en este par de anillos y me encantaron. Te los quería comprar como regalo de cumpleaños".
A medida que hablaba, Layla agarró su mano con timidez.
La herida que tenía Camron en la mano era terrible, pero a ella no le importaba lo más mínimo. Hasta le colocó el anillo de hombre en su dedo anular y comentó contenta: "¡Te queda muy bien!"
Ella se puso el anillo de tamaño femenino en el dedo y juntó sus manos. De verdad parecían una pareja. Layla estaba tan contenta que le brillaban los ojos.
Ella siguió declarando: "Llevar una alianza nos hará sentir como si estuviéramos casados. Cuando los demás vean el anillo en mi mano, entenderán que soy una persona casada. Según dicen, los dedos están conectados con el corazón. Gracias a este aro, yo también estaré en tu corazón".
Después de oír eso, Camron notó que, de repente, el anillo que llevaba en el dedo anular le pesaba. No se trataba solo de una promesa de matrimonio, sino también de una responsabilidad.
"Camron, con esta alianza de boda, no nos separaremos el resto de nuestras vidas, ¿sí? Deseo ser siempre tu esposa", afirmó.
En el rostro de Layla se dibujaba una sonrisa llena de esperanza ante el futuro.
Fue ella quien decidió tomar la mano de Camron y le sujetó los dedos. De forma muy directa, le confesó que su compañía era la mejor forma de expresarle su afecto.
Ella siempre creyó que bajo el aspecto frío de Camron había un corazón deseoso de calor. Como ella.
Camron observó a la chica que tenía delante. Le agarró la mano con fuerza y le acarició la palma.
Por muy lento que fuera, percibía la sinceridad de su esposa.
Hasta tuvo deseos de estrecharla entre sus brazos y así Layla sabría lo emocionado que estaba.
Los brillantes ojos de Layla eran de muy bellos. Tan hermosos que uno no podía apartar la vista de ellos. Camron empezó a acariciarle las mejillas con suavidad y cada vez se le hacía más pesada la respiración. Sin poder evitarlo, la rodeó con sus brazos.
De repente, el bastón cayó al suelo. Layla se sobresaltó por el golpe y exclamó apenada: "¿Camron?"
La temperatura de su cuerpo aumentaba sin cesar, como si fuera a quemarla. Ella empezaba a sudar por la frente.
Por t*nta que fuera, podía percibir el deseo en los ojos de su esposo...
En su interior estaba tranquila. Se alegraba de que hubiera nuevos progresos entre ellos. Layla no quería arruinar los avances que tanto le había costado conseguir por cobardía.
Por eso, a pesar de lo asustada que estaba, no fue capaz de huir.
Sacó coraje y abrazó la cintura de Camron. Su pequeña cara rozó la cálida palma de la mano de él. A pesar de que tenía las orejas rojas de vergüenza, espetó: "Estoy deseosa de entregarme a ti. Estoy ansiosa por darte todo lo que quieras con tal de que podamos estar juntos para siempre".
El ambiente se había vuelto muy tenso. Si no aprovechaba la ocasión, se arrepentiría de su esfuerzo.
Agachó la cabeza y se mostró tan tímida que ni siquiera se atrevió a ver a Camron a los ojos.
"Mi seudónimo es Sunshine. Mi madre me puso este nombre con la esperanza de que mi vida siempre estuviera iluminada por el sol. A excepción de ella, nadie me ha llamado así. Esto te lo cuento a ti y solo a ti. Nadie más lo sabía", afirmó.
Dado que el hombre que tenía delante era su esposo, le tenía una confianza incondicional.
Se mostró deseosa de dárselo todo a Camron y hacerle saber su sinceridad.
De pronto, Camron recordó que en el auto, Layla miró a 'Michael' con una expresión de que preferiría morir antes que hacerle caso. Entonces le preguntó sin poder evitar suavizar el tono: "¿De verdad no te da miedo mi cara?"