Capítulo 4
662palabras
2024-03-28 15:39
Camron la observó detenidamente. Las palabras de Layla no lo conmovieron. De hecho, le producían repulsión.
Aun así, la dejaría quedarse. Después de todo, ¿por qué iba a rechazar a una enfermera gratis?
Al ver que él no la contradecía, Layla se alegró de haber establecido su postura.

"Es tarde. Deberíamos descansar. Dormiré en la alfombra junto a tu cama, si es que estás acostumbrado a dormir solo. ¿Te parece bien?"
Camron rechazó la idea sin vacilar. "¿No puedes simplemente marcharte?"
Layla fingió no escucharlo. "Lo tomaré como un sí, entonces", respondió contenta.
Camron se sorprendió de su atrevimiento, aunque no la echó inmediatamente. Se limitó a apartarla con impaciencia.
Layla no era ajena a ese tipo de trato. Había crecido viviendo con gente que odiaba tenerla cerca.
Antes de casarse con él, había oído hablar del mal carácter de Camron. El hombre ya había dejado lisiado a uno de los criados, e incluso había echado personalmente a varios.

Pensó que sería difícil llevarse bien con Camron, pero por el momento las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaba.
Layla siempre había sido una persona complaciente. De lo contrario, no habría sobrevivido a todas las penurias que pasó viviendo con los Boyer.
Ya se había hecho cargo de los gastos médicos de su tío, y ahora que tenía un marido como era debido, no volvería a estar sola.
No tardó en asumir el papel de esposa, preparando el baño de Camron, tendiéndole la ropa de dormir e incluso dándole un vaso de leche.

Sus acciones demostraban su experiencia. Para ella, ser la segunda hija de la familia Boyer había sido en realidad el equivalente a ser su criada. Esas pequeñas tareas fueron todo lo que se le ordenó hacer durante años.
Cuando llegó la noche, su tenso cuerpo empezó a relajarse lentamente. Ahora tenía un lugar al que llamar hogar, y por fin podía valerse por sí misma, lejos de aquellos...
Layla se durmió sumida en esos pensamientos.
Al oír su respiración pausada, Camron la observó y le dio una patada al verla profundamente dormida.
Todavía sospechaba de aquella mujer.
Solo le permitió quedarse porque, si era una espía de Garrett, su tío volvería a enviar a otra después de echar a Layla. Y seguramente sería más peligrosa.
En lugar de que eso ocurriera, Camron se inclinaba por mantener cerca a esa 'espía' de aspecto inofensivo para observarla de cerca.
Apagó el incienso impregnado de sedantes que tenía junto a la cama, levantó la colcha y se dirigió al armario. Sus piernas se movieron con agilidad, y el bastón que había usado antes yacía inútilmente junto a la cama.
Layla durmió bien por la noche, mucho más a gusto que en casa de los Boyer.
Cuando se despertó, las cortinas seguían cerradas, por lo que la habitación estaba prácticamente desprovista de luz. Sin embargo, al mirar el móvil se dio cuenta de que ya eran las diez de la mañana.
La joven solía despertarse a las seis de la mañana para preparar el desayuno de los Boyer junto a los criados. ¡Pero ese día se había quedado dormida!
¿Qué le había pasado? Sus promesas de cuidar a Camron no servían de nada si ya se estaba quedando dormida en su segundo día en la mansión.
Afortunadamente, él seguía en la cama.
Layla arregló en silencio la alfombra y el edredón antes de ir al baño a lavarse. Luego se dispuso a preparar el desayuno para Camron.
En cuanto llegó a la planta baja, vio a un desconocido en la puerta.
"Así que esta es mi nueva cuñada". El hombre sonrió con malicia. "Eres la hija ilegítima de los Boyer, ¿verdad?"
El extraño miró a Layla con una expresión perversa. A ella le dio escalofríos, pero aun así se forzó a esbozar una sonrisa.
...
La mirada de aquel sujeto se detuvo en su pecho mientras se relamía. "Vaya, qué buen cuerpo tienes, ¿por qué no te hago pasar un buen rato?".