Capítulo 38
1170palabras
2024-04-22 11:02
"Me quedaré más tiempo," informó Layla a Emma, quien se quedó sorprendida.
En este momento, Emma estaba doblando su ropa y la de Levi. "¿Por qué?"
"Quiero darle su merecido a esa p*ta…" Emma arrojó su ropa a la cara de su amiga. "¡M*ldición, Emma!" se quejó mientras le arrojaba la blusa de vuelta.
"Dos días son suficientes y no quiero ser un problema..."
"¿Disculpa?" preguntó Layla y movió la mano como si estuviera escribiendo en el aire. "Si quiero, puedo quedarme una semana entera."
"Levi no aceptará…"
"¿Y por qué no?" replicó mientras continuaba ayudándola a doblar la ropa.
"¿No te diste cuenta? No te dio la bienvenida, ni siquiera su amigo Adan. ¿Y ahora cómo se supone que vas a convencerlo de que te deje quedarte...?"
"¿Disculpa? ¿Yo?" Layla se señaló a sí misma. "¿Tengo que pedirle permiso cuando esta también es tu casa?" Se golpeó la frente. "Dios mío, Emma. No sé cuál es tu problema, parece que tienes miedo de que algo pueda pasar... Espera, ¿Levi te golpea? Dime, ¿es abusivo? ¿Es cruel contigo?"
Emma suspiró mientras doblaba otra prenda. Miró a Layla a los ojos y sacudió la cabeza. "No, pero debes trabajar, Layla. Podrías quedarte si trabajaras cerca, pero no. Trabajas en Nueva York. Estoy bien," aseguró, sin apartar la mirada de su amiga en ningún momento.
"Sé que no estás bien, pero ¿qué más puedo hacer?" Layla suspiró y volvió a ayudarla a doblar la ropa. No dejó de soltar suspiros profundos y pesados, lo que ya estaba incomodando a Emma.
"¿Por qué no me crees?" le preguntó.
Layla la miró. "¿Cómo podría creerte cuando ya me mentiste? Te escondes y justificas el modo en que Levi te trata. Soy tu amiga, al menos dime la verdad para poder ayudarte como pueda. No quiero que experimentes una crisis nerviosa, depresión, estrés, ni nada parecido."
Emma la golpeó con otra prenda. "P*rra, no pienses demasiado y no seas tan paranoica. Si Levi me lastimara, deberías poder ver moretones en mi cuerpo, pero mira..." Extendió los brazos. "No tengo nada."
Layla se cruzó de brazos y enarcó una ceja. "¿Segura?"
Emma asintió con una sonrisa.
"Por fin me mostraste una sonrisa."
Emma puso los ojos en blanco y continuó doblando la ropa. Acomodó la ropa de Levi en una canasta y guardó la suya en su armario.
"Oye, espera," la interrumpió Layla.
"¿Qué pasa?"
"Dame eso." Le quitó la canasta de las manos. "Yo le llevaré esto…"
"¡No!" Emma se la arrebató.
"Dame eso." Layla se la volvió a quitar.
Emma se pasó la palma de la mano en la cara. "Qué terca. Está bien, ve." Miró su reloj de pulsera. "Pero vuelve de inmediato, tenemos que preparar la cena..."
"¿La cena? Pero si todavía son las cuatro. Vamos a nadar…"
"No... No puedo nadar," respondió Emma. Layla frunció el ceño mientras apoyaba la canasta al lado de su cintura. "¿Por qué?"
Layla no debía ver el moretón en su espalda. Si bien era uno pequeño, su piel era demasiado blanca e incluso los golpes más ligeros dejaban una marca.
"Pero si te encanta nadar."
La chica se acercó a Layla y la llevó en dirección a la puerta. Luego la abrió y la empujó hacia afuera. "Estoy con mi período..."
"Yo igual nado aunque esté con mi período…"
"Yo no."
Layla frunció el ceño, confundida con las reacciones de Emma. No obstante, después de unos segundos mirándose la una a la otra, dejó escapar un suspiro. Estaba a punto de irse cuando recordó que no sabía dónde estaba la habitación de Levi.
"Acompáñame, p*rra. Llevémosle esto a tu esposo, que está durmiendo con su amante…"
"Layla…" Emma abrió los ojos como platos, en señal de advertencia.
"¿Qué? Solo digo lo que es obvio..."
"Como sea, camina y cállate," le ordenó Emma, quien parecía enojada.
Se dirigieron al ala este mientras Layla no dejaba de observar todo a su alrededor. "¿Qué es esa habitación?" De repente, señaló la puerta negra que daba a la sala de juegos de Levi.
"Es la habitación de Levi. No sé qué hay dentro porque la puerta está llena de seguros, como puedes ver." Emma mintió.
Suspiró aliviada cuando Layla asintió y no volvió a hacer ninguna pregunta al respecto. Siguieron caminando hasta que se detuvieron frente a la puerta de la habitación de Levi.
"¿Debería tocar o tan solo entramos?"
"Es más que obvio, Layla. No podemos entrar porque está cerrado con llave. Por supuesto que tenemos que tocar," murmuró Emma con los ojos en blanco.
"¿Una o tres veces…?"
"Cien veces, Layla, cien," respondió su amiga con sarcasmo. Apenas se disponía a tocar y estaba a punto de hacerlo cuando Layla la detuvo.
"No lo hagas," susurró como una tonta.
"¿Qué?" Emma articuló con la boca.
"Primero, escuchemos a ver si están cogien…"
Layla no terminó su oración cuando Emma la golpeó en la nuca. La chica movió la cabeza hacia adelante y su frente golpeó la puerta, lo que provocó un sonido. "¡Ay!" Layla gimió de dolor. "M*erda, m*erda, m*erda," maldijo y miró a su mejor amiga.
Emma se limitó a articular la palabra "perdón" e hizo un signo de paz con la mano.
Layla estaba a punto de golpearla, pero la puerta se abrió de repente y su mano quedó en el aire.
"¿Qué hacen ustedes dos aquí?" preguntó Gianna, quien solo llevaba un conjunto de ropa interior.
Layla enarcó una ceja mientras miraba a la chica de pies a cabeza. Emma se quedó a un lado, tan solo observando.
"¿Qué haces tú aquí?" Layla le respondió con otra pregunta.
La mujer en la habitación se rio con sarcasmo. "Estábamos pasando un buen rato en la cama, pero ustedes dos vinieron y un sonido en la puerta nos interrumpió."
Layla estaba hirviendo por la ira, pero se contuvo. "¡Oh! Entonces, lo sentimos," se disculpó. "Solo vinimos para darte esto." Le arrojó el cesto de la ropa con la ropa de Levi. Gianna se echó hacia atrás cuando lo atrapó entre sus manos. "Y, ah..." Layla miró a Emma, lo que hizo que esta última enarcara la ceja. Sin embargo, sus pensamientos se desvanecieron al notar que Layla estaba mirando detrás de ella. Emma se dio vuelta y jadeó al ver a Levi, que caminaba en dirección a ellas.
"Hola, Levi. Tu ropa ya está adentro," le informó Layla antes de girar hacia Gianna, quien ahora se estaba encogiendo por la vergüenza. "¿Pasando un buen rato en la cama? ¿En serio? ¡Dios mío! Qué lástima me das," dijo y se llevó a Emma lejos de este lugar.
El hombre se quedó confundido al ver como Layla se reía mientras pasaba a su lado. No dejó de observarlas para ver si Emma también estaba riendo, pero ella tan solo golpeó a su amiga, sin esbozar una sonrisa. Tras esto, ambas entraron en su habitación.
Cuando el par de amigas regresan a la habitación de Emma, ambas subieron a la cama de un salto y se rieron a carcajadas.