Capítulo 21
921palabras
2024-01-09 00:23
—Tienes cinco minutos para decirme lo que sea —asintió la mujer.
—En primer lugar, le ruego que no despida a ningún miembro del personal de cocina. Han trabajado arduamente para ofrecerle lo mejor. Aunque lo ocurrido fue un error, puedo enmendarlo —explicó Nora.
—¿Y cómo lo harás? —quiso saber Ágata, mirándola fijamente.
—Voy a preparar su platillo favorito. Si le agrada la comida, nadie será despedido. Pero si no...
—¿Si no...? —repitió Ágata, interesada en lo que Nora tenía por decir.
Aunque era consciente de que estaba poniendo en riesgo su empleo, Nora se atrevió a proponer.
—Si la comida no cumple con sus expectativas, estoy dispuesta a renunciar al hotel. Seré la responsable de no satisfacer su exigente paladar —la influencer la examinó detenidamente, considerando lo interesante que sonaba esa oferta.
—Está bien, acepto el desafío —respondió la joven, aceptando —. Pero déjame advertirle que tengo un gusto muy refinado y hasta ahora ningún chef ha logrado complacerme por completo. Así que espero que comprenda lo positivo que sería para el resto de sus compañeros, aunque usted también saldría perjudicada.
—Lo entiendo perfectamente. Estoy consciente de ello.
—¿Y aún así quieres hacer esto? —preguntó Ágata.
—Puede que no entienda por qué lo hago, pero en el corto tiempo que he estado trabajando aquí, he sido testigo del arduo esfuerzo y dedicación que mis compañeros ponen en su trabajo. Me sentiría mal si fueran despedidos por un pequeño error. Es injusto que su labor no sea valorada... —expresó Nora con sinceridad.
La influencer reflexionó sobre sus palabras, aunque no lograba entender completamente los motivos de Nora.
—Es cierto, no comprendo del todo por qué te sacrificas por los demás. Cada uno debería velar por sí mismo —encogió los hombros con indiferencia mientras colocaba sus gafas sobre su cabeza—. Pero admiro tu sinceridad y determinación. Te deseo mucha suerte.
Comenzó a caminar hacia el elevador dejando a Nora en medio del pasillo. Las puertas del ascensor se abrieron y Jeremiah y Ágata al fin se vieron.
—Hola, Jeremiah —saludó la joven.
—Me han informado del incidente hace minutos atrás, le ofrezco mis disculpas por este error cometido por parte del personal —habló el director y la joven solo se limitó a mirar sus uñas desinteresadamente —. Pero también me parece que debió avisarnos de su alergia, y esto tal vez no hubiera pasado.
Ágata levantó su mirada y soltó una risa seca.
—¿Estás insinuando que ha sido mi culpa? —se señaló a sí misma mientras le dedicó una mirada desafiante.
—Creo que has entendido muy bien lo que he dicho. Pero solo para que te quede claro, no tengo por qué soportar tus caprichos ni mucho menos hacer lo que te venga en gana simplemente porque se trate de ti —dijo Jeremiah manteniendo la serenidad en su semblante —. Que disfrutes tu estancia.
—¡Oye...! —lo llamó pero él la dejó allí plantada.
Se alejó de ella caminando por el amplio pasillo donde se encontró con Nora. Esta se hallaba sumergida en la pantalla de su móvil, mientras intentaba elegir la mejor comida para prepararle a la influencer. Había buscado en su cuenta, pero no había logrado conseguir alguna pista que le sirviera de ayuda.
—No me digas que también eres otra admiradora de Ágata... —la voz de Jeremiah hizo que Nora diera un respingo asustada.
Provocando que su móvil callera al suelo y la pantalla se rompiera debido al golpe.
—¡Oh, no! —se apresuró a recoger el aparato entre sus manos —. Lo que faltaba...
Bufó.
Jeremiah se agachó para recoger los restos de cristal del celular de Nora.
—Lo siento, no fue mi intención... —dijo Jeremiah sintiéndose mal por haberle dañado el celular.
—Tranquilo, no pasa nada —interrumpió ella aunque el daño era evidente.
—De verdad lamento haberlo tirado. Déjame al menos pagar por la reparación o comprarte uno nuevo... —propuso el director pero Nora negó.
Le sonrió, agradecida con su consideración sin embargo no era para tanto. Solo se trataba de un simple celular.
—No tiene que hacer eso, de verdad. Fue un accidente, señor. Además, mi celular ya estaba un poco viejo y en cualquier momento pasaría esto —respondió con amabilidad mientras enseñaba el aparato roto.
Jeremiah asintió, aunque se aseguraría de pagar por el daño. Ambos continuaron caminando por el pasillo en dirección al lobby del edificio.
—Oye, por cierto... ¿qué estabas buscando en la cuenta de Ágata? —preguntó Jeremiah con curiosidad.
Nora rió nerviosamente. No sabía si era correcto decirle lo que tenía en mente. Pero después de unos segundos pensó que Jeremiah debía estar al tanto, al fin y al cabo era el director y tenía todo el derecho.
—Bueno, la verdad es que me he ofrecido para preparar una comida especial para ella. Quería encontrar alguna pista sobre sus gustos culinarios, pero no tuve suerte. Parece que es una chica reservada respecto a su vida personal —explicó mientras miraba con pesar su móvil dañado, y lo guardaba en el bolsillo de su falda.
Jeremiah asintió.
—No te preocupes por complacerla, Ágata nunca estará satisfecha con nada.
—Pero quiero hacerlo, creo que... no, estoy segura que si le damos lo que pide el hotel se verá beneficiado al tener una buena opinión de una influencer como ella —sugirió Nora y el director consideró sus palabras.
—Es una excelente idea, sin embargo aún no estoy seguro que puedas complacerla —siguió diciendo pero ella parecía confiar en sí misma puesto que le aseguró con confianza.
—Haré todo lo posible para hacer una comida memorable para Ágata —afirmó determinada.