Capítulo 17
777palabras
2023-11-07 16:04
Cha soportó el dolor de su brazo y miró a su padre como si fuera un extraño.
Ella era la hija mayor de la familia Chu y nunca había acompañado a Aiguo a un evento importante, ni a una cena en un hotel de lujo.
En su opinión, solo existían Dehua y Sisi.

Incluso en su casa, no tenía muchas oportunidades de comer con ellos. La mayoría de las veces lo hacía con el personal.
Aquella noche era la primera vez que su padre le había pedido que fuera a cenar al hotel Yue Hua, ¡y quería que atendiera a aquel hombre viejo y feo!
¡Qué triste y ridículo!
¿Así que para su padre solo era una simple acompañante que atendía a la gente?
El Sr. Fang la miró con deseo. Se levantó y rodeó su cintura con su gordo brazo. "Srta. Chu, venga, siéntese a mi lado".
No esperaba que ese viejo despreciable, tuviera una hija tan hermosa.

Había gastado diez millones de dolares a cambio de una bella y joven esposa, ¡lo que suponía un beneficio añadido realmente enorme!
¡Su cintura, su cara y sus largas piernas eran lo que más le gustaba!
Se preguntaba cuántas veces podría aguantar su p*rversión. Esperaba que no muriera como sus otras esposas.
¡Eso lo decepcionaría mucho!

Cha retrocedió dos pasos con disgusto, evitando aquella asquerosa mano.
Parecía que One-dólar tenía razón. ¡Su padre realmente quería enviarla a la cama de ese apestoso hombre!
Al ver que su hija esquivaba al viejo, Aiguo pellizcó su brazo con fiereza. "¡Compórtate! ¡Sonríe! ¡Hazlo amablemente! ¡Si no, puedes venir a recoger el cadáver de tu madre!"
Deliberadamente se había llevado a Jingyi para obligarla a presentarse.
Como el matrimonio entre la Familia Qi y la Familia Chu no se había concretado y el Grupo Chu se enfrentaba a una crisis financiera, no era fácil para él conseguir la inversión del Sr. Fang. Por supuesto, tenía que complacerlo hasta la saciedad.
A este le encantaban las bellezas, así que Aiguo le había enviado a Cha, que era lo único que le quedaba por aportar a la familia.
Al pensar en ello, sonrió halagadoramente al Sr. Fang. "Es un honor para ella que a usted le guste. Vamos, deje que beba con usted".
Puso un vaso de vino en la mano de su hija, para luego empujarla hacia el anciano.
Dehua entrecerró los ojos y sonrió muy hipócritamente. "Cha, no tengas miedo. Él es el marido que tu padre encontró para ti. Acaba de perder a su mujer el año pasado. ¡No sabes cuánta gente te envidia por casarte con él!"
Conteniendo su disgusto, Cha se dio la vuelta y la fulminó con la mirada. "Sra. Sun, si es un matrimonio tan bueno, ¿por qué no deja que su hija se case con él?"
Ella hizo una mueca de desprecio y luego añadió: "Es mejor ser la suegra del Sr. Fang que una amante, ¿no le parece?"
La cara de Dehua se endureció ligeramente. Deseaba poder arrancarle la boca, pero aun así se hizo la ofendida.
"Sé que todavía estás enfadada con Yue y Sisi, pero no hay otra solución. Él ama a mi hija. Deberías superarlo. ¡El Sr. Fang es un hombre excelente! Si te casas con él, no tendrás que preocuparte por nada el resto de tu vida. ¡Qué agradable!"
"Oh, ya que le gusta tanto, ¿por qué no se casa con él? Tienen más o menos la misma edad". La cara del Sr. Fang se ensombreció al oír aquello. "¡Sr. Chu, su hija no solo es hermosa, sino también muy elocuente!"
Aiguo se inquietó al ver que el otro se enfurecía.
Ese hombre era su salvavidas. Si se enfadaba y se marchaba, ¿qué pasaría con su empresa?
"¡Cha, cállate! ¡Creo que necesitas una lección!" Le dio a su hija una fuerte bofetada.
Ella se cubrió la cara hinchada y dolorida, se rio sí misma y en voz baja dijo: "¿Dónde está tu conciencia? Soy tu hija. ¿Cómo puedes venderme así por dinero?"
Él se molestó y le dio una patada. "¡Cómo te atreves! ¡Déjame decirte esto! ¡Hoy debes atender bien al Sr. Fang! ¡Es tu bendición que le gustes! ¡Si quieres decir tonterías, pediré a alguien que desconecte el tubo de soporte vital de tu madre!"
Cha se cubrió el bajo vientre y tiró al suelo el vaso que tenía en la mano. "¡No lo beberé! Te lo advierto, ¡libera a mi madre de una vez! Si no, llamaré a la policía... Buaaaa..."
Antes de que pudiera terminar de hablar, su padre la agarró del pelo, tomó la copa de vino de la mesa y se la vertió en la boca.