Capítulo 24
1652palabras
2023-10-27 14:27
A la mañana siguiente, en la mansión de los Exposito…
Elvira se despertó con un fuerte dolor de cabeza y recordó que bebió demasiado alcohol en el bar durante casi toda la madrugada. También se acordó del extraño sueño en el que Graham la llevaba en su hombro.
"No puede ser, ¡de seguro me odia ahora!", exclamó a la par que se sujetaba las sienes. El dolor era tan insoportable que le daba la sensación de que su cabeza iba a explotar.
Al examinar su alrededor, vio que el dormitorio estaba decorado con un papel tapiz de diseño moderno y que en el techo se encontraba una lámpara de araña. Su cama de tamaño queen se hallaba en medio de la habitación y la cabecera estaba pegada a la pared detrás de ella. A sus pies había un sofá italiano de lujo con tres cojines cuidadosamente acomodados sobre el mismo.
El suelo tenía una amplia y espesa alfombra de pelusa blanca. Cerca de su cama se encontraba una ventana corrediza de tres vidrios con marcos de estilo colonial, y la cortina que la cubría tenía ondas largas y era bastante elegante.
Arriba del amplio sofá italiano estaba otro cuadro de Alessia. Esta vez, la pintura era de una familia abrazada y en la cima de la montaña se alcanzaba a ver el amanecer. La luz del sol los contemplaba, lo que hacía que la obra luciera realista y majestuosa.
Tras pisar la suave alfombra, vio un par de pantuflas de pelusa blanca cerca de sus pies, así que se las puso de inmediato. Dado que todavía le dolía mucho la cabeza, una de sus manos se mantuvo en su sien y la otra se aferró a su bata de dormir. Tambaleando, se acercó al cuadro y entrecerró los ojos al vislumbrar un rostro familiar.
"¡¿Es Lesath Exposito?!", exclamó.
Justo cuando estaba a punto de tocar la pintura, alguien llamó a la puerta y no tardó en ver al hombre que le hizo pasar un mal momento durante la noche anterior.
"Ah, ya despertaste", comentó en un tono casual mientras entraba a la habitación, y tan pronto como se dio la vuelta, vio que Elvira le daba la bienvenida con una mirada penetrante, por lo que él también la observó con intensidad.
"¿Quieres preguntar algo?", Graham rompió el silencio entre los dos. Pensaba que ella le preguntaría quién la trajo a la habitación o quién la cambió de ropa, pero se equivocó por completo.
"¿Esta es la habitación de Lesath Exposito?", Elvira preguntó con asombro.
Graham frunció el ceño y contestó: "¡No!".
"¿Ah, sí? ¿Y por qué Lesath forma parte de la pintura?", sin dejar de mirar la obra de Alessia, continuó insistiendo con sus interrogantes.
"No tengo idea. Si ya terminaste de preguntar tus tonterías, bajemos. ¡Nos están esperando!", Thiago le avisó con impaciencia.
Al cabo de unos minutos, Graham y Elvira bajaron por las grandes escaleras curvas. Si bien la señorita Hidalgo vivía en una mansión en China, jamás había visto un lugar tan lujoso como aquel. En la residencia se encontraban dos enormes salas que fueron diseñadas con un estilo europeo de diferentes épocas; una estaba inspirada en los palacios franceses y la otra era de tipo lago de ensueño.
La primera sala de estar era de un estilo francés clásico que databa de un período ligeramente posterior. Las paredes pintadas representaban columnas jónicas, medallones, guirnaldas, pájaros y figuras antiguas. Al verla, daba la sensación de haber viajado al pasado. A su ambiente nostálgico le sumaba un conjunto de sofás amplios y tradicionales, y una mesa de centro.
Por el contrario, la sala del estilo de lago de ensueño era más moderno, luminoso y despejado. Sus paredes eran hechas de cristal desde el suelo hasta el techo. Afuera se veía una piscina enorme acompañada de sofás seccionales al aire libre que ofrecían muchos asientos en el área.
Mientras se acercaban a otra ala de la vivienda, una magnífica lámpara de araña de cristal llamó la atención de Elvira. Debido a que estaba abrumada con todo lo que había en la mansión, no se percató de que sostenía la mano de Graham de forma inconsciente.
Thiago miró hacia sus manos y arrugó la frente. No obstante, en lugar de quitarle la mano, optó por entrelazar los dedos de ambos, lo cual provocó que ella se detuviera y permaneciera inmóvil.
"Hola, señorita Hidalgo, me alegra que hayas despertado", Naín se acercó y saludó a la joven que aún se hallaba en trance.
Como Graham vio que la mujer no reaccionaba, le dio un codazo, lo cual ocasionó que ella se sorprendiera y se quedara boquiabierta al ver el cautivador hombre de edad mediana que estaba cerca de ella.
"Hola, ¿señor…?", inquirió confundida, pues no sabía quién era.
"Él es el presidente Exposito de la empresa Alonso, ¡y esta es su mansión ancestral!", el joven Liu lo presentó al notar la confusión de Elvira.
"¡Ah, ya veo! Buenos días, señor Exposito. Soy Elvira Hidalgo, ¡muchas gracias por su hospitalidad!".
"No tienes por qué agradecerme. Mientras seas amiga del señor Zhang, siempre serás bienvenida a mi casa", estiró el brazo con intenciones de estrecharle la mano a la chica. Sin embargo, antes de que esta pudiera aceptar su cortés apretón de manos, Graham se aclaró la garganta a propósito.
"De seguro tienes mucha hambre, señorita Hidalgo. ¿Qué les parece si desayunamos primero?", el joven Liu propuso de inmediato.
Thiago sabía muy bien que era una exageración haber reaccionado de esa manera por un simple apretón de manos, así que le daba vergüenza dirigirle la mirada a su tío. Su tos falsa era su manera de decir: «¡No la toques!».
Naín se percató del comportamiento de su sobrino y se dio cuenta de lo que sucedía. Parecía que la razón por la que solo consideraba a Jacinta Ávila como su hermana era porque le gustaba la señorita Hidalgo. Entonces, el hombre sonrió al ver sus dedos entrelazados y luego pronunció mientras los escoltaba: "Vamos a desayunar entonces, la señorita Ávila nos está esperando".
"¡¿La señorita Ávila?!", Elvira inquirió con delicadeza y dirigió la vista a Graham, quien miraba hacia el frente.
"Sí, ella llegó con el señor Zhang anoche", Naín explicó en caso de que la señorita Hidalgo no estuviera al tanto. No obstante, ella lo sabía perfectamente.
De pronto, el recuerdo de lo que sucedió en el avión volvió a la mente de la mujer, por lo que empezó a dudar si debía comer con ellos.
Una vez en la mesa del comedor, Jacinta se le quedó viendo a Elvira por un rato, quien tenía la atención en la comida de su plato.
"Señorita Hidalgo, nos alegra haberte visto en el avión anoche. Thiago estaba muy preocupado por ti", la chica le comentó a propósito con la intención de hacerle sentir un poco de remordimiento.
Graham permaneció en silencio, y Elvira solo alzó la cabeza y le sonrió. La joven Hidalgo se había sentado a un extremo de la mesa, Thiago y Jacinta estaban uno al lado del otro, y Naín se encontraba en la silla principal.
"¿Por qué decidiste visitar Suecia?", la señorita Ávila le preguntó. Los hombres solo se dedicaron a escuchar, ya que no les gustaba entrometerse en conversaciones ajenas.
"¡Vine con la intención de visitar uno de los hoteles de mi familia!", Elvira mintió para ocultar la verdadera razón de su viaje. Al oírla, Graham no pudo evitar contemplarla y preguntarse si decía la verdad.
Jacinta pareció notar sus mentiras, así que levantó una ceja y se rio entre dientes.
"En vista de que están aquí, ¿qué les parece si dejan que el señor Zhang las lleve a unos de los lugares más hermosos de Suecia? Por cierto, ¿está bien si te llamo Elvira?", Naín inquirió para confirmar su forma de referirse a ella.
"Sí, señor, puede llamarme por mi nombre", ella asintió de manera respetuosa.
La señorita Ávila no estaba contenta con el buen trato que estaba recibiendo la otra mujer. Aunque ella llegó primero a la mansión, Naín seguía llamándola por su apellido.
"¿De casualidad hablas sueco?", el señor Exposito preguntó.
"Ja, jag pratar Svenska (Sí, hablo sueco)", Elvira respondió, haciendo que Graham y Jacinta se sorprendieran y la observaran al instante.
Naín sonrió. Si bien estaba consciente de que los hijos de Marcel Hidalgo hablaban el idioma con fluidez, quería poner a prueba la inteligencia de Elvira en caso de que algún día se convirtiera en su sobrina política.
"¡Bra! ¡Bra! (¡Muy bien!)", exclamó y la miró con satisfacción.
"¡Tack! Jag lärde mig det sedan jag var liten (¡Gracias! Lo aprendí desde que era pequeña)", añadió con distinción.
Jacinta se quedó sin palabras y se sintió derrotada. Pese a ser una pianista internacional, solo hablaba inglés. En cambio, Elvira hasta sabía chino gracias a su familia.
El señor Exposito aplaudió por su brillantez, mientras que Graham esbozó una leve sonrisa en admiración a su elegancia y sabiduría. Sin embargo, cuando el chico vio que ella miraba a su tío con un brillo en los ojos, su expresión cambió drásticamente y frunció el entrecejo.
"Lo lamento, pero me temo que no podré mostrarle la ciudad a la señorita Hidalgo, ya que Jacinta y yo ya tenemos planes", declaró de la nada.
Tanto Naín como Elvira se quedaron boquiabiertos, y Jacinta se puso muy contenta… ¡No podía creer que uno de sus deseos fuera a hacerse realidad!
"No te preocupes, señor Zhang. Como dije, no llegué a Suecia solo para visitar los lugares, ¡en verdad vine por la empresa de mi familia!", Elvira replicó con indignación.
Aunque el señor Exposito se estaba divirtiendo con la interacción de los jóvenes, no tardó en comprender la razón por la cual su sobrino actuaba con tanta indiferencia. ¿Acaso se sentía celoso por su culpa? ¡Eso era absurdo! Consideraba a Elvira como su hija, ¿cómo era que Graham se había vuelto tan infantil?