Capítulo 19
1419palabras
2023-10-27 14:24
A pesar de que era fin de semana, el pasatiempo de Graham era levantarse temprano e ir al gimnasio. Sin embargo, quería salir a correr. Así que primero fue al baño e hizo su rutina matutina.
Después de eso, se puso un traje de entrenamiento. Simplemente se cepilló su cabello con los dedos y sacudió la cabeza, tomando una toalla de mano blanca y limpia del armario.
Era primavera, las flores estaban en plena floración. Los cerezos estaban alineados en ambas aceras tiñendo el suelo de rosa con sus pétalos.
La gente de la zona se ocupaba en sus asuntos diarios. Algunos tomaban café mientras charlaban en una cafetería cercana, otros paseaban a sus perros, mientras algunos hacían ejercicio como él.
Debido a su aura carismática, algunas mujeres se acercaban a él mientras corría, pero se negó porque solo quería ejercitarse tranquilamente antes de comenzar el día.
Escuchando música en su teléfono, trotaba sintiendo el ritmo mientras su jadeo aumentaba.
Iba a sentarse en un banco del parque cuando de repente apareció una figura familiar a unos veinte metros de donde estaba.
Elvira vestía un traje de entrenamiento rosa claro, su cabello rizado estaba recogido en una cola de caballo y llevaba su nuevo modelo de zapatillas de su marca favorita.
También estaba trotando por el parque al igual que Graham. Él se detuvo mirándola desde lejos mientras tenía las manos en la cintura. Todavía estaba recuperando el aliento.
Más temprano, Elvira fue al apartamento de Graham para acechar... otra vez. Cuando lo vio salir por la puerta de cristal con su traje de entrenamiento, ella fue inmediatamente a una boutique sobornando al dueño para que abriera su tienda y le diera un conjunto de ropa de entrenamiento. Como el dueño la conocía, no tuvo más remedio que ceder. Sacudía su cabeza mirando a la mujer que se reía como una adolescente frente a un espejo de cuerpo entero.
Para que no fuera obvio, esperó a que Graham descansara un poco y cuando vio que terminó de correr, rápidamente emergió como un fantasma no muy lejos de él.
Estaba ansiosa esperando que Graham se acercara a ella, pensando en cómo reaccionaría si este de repente le tocara el hombro.
"¿Debería darme la vuelta? ¡No! Demasiado obvio. ¿Debería fingir que estoy sorprendida? ¡Mejor!" Hablaba consigo misma reflexionando sus pensamientos.
'Elvira, si fueras actriz, probablemente ya habrías ganado el Oscar,' pensó mientras sus ideas iban cada vez más lejos en la realidad.
Siguió corriendo y estaba a punto de darse por vencida cuando alguien le tocó el hombro desde atrás.
"¡Lo sabía, no puede resistirse a mí!" ella sonreía emocionada fingiendo estar sorprendida, pero al dar la vuelta quedó completamente estupefacta.
"¡Oye, preciosa! ¿Puedo acompañarte mientras corres?" Un hombre de unos veintitantos años se acercó a ella, era guapo y parecía amigable.
Antes de responder, escaneó rápidamente atrás del hombre pero no encontró a nadie en el parque excepto ellos. Ella tuvo vergüenza de rechazar la oferta, así que le sonrió y asintió.
"Por cierto, soy Damen, acabo de mudarme aquí el otro día ¿Y tú?" Su sonrisa y voz eran encantadoras para Elvira.
"Mi nombre es Elvira, no vivo aquí, pero mi amigo sí y a veces visito su apartamento," Respondió amablemente.
"¿Amigo? ¿Tu amigo es un chico? ¿No es tu novio?" Damen la siguió de cerca mirándola de reojo mientras corrían.
"Sí, es un hombre, pero no mi novio," Elvira le dijo la verdad.
Estaba pensando en Graham cuando dijo "amigo". No sabía si mentirle al hombre que acababa de conocer o simplemente decirle la verdad, así que eligió lo último.
Estaban charlando alegremente y trotando cuando Elvira bajó su ritmo. "¡Uf! ¡Espera! Necesito recuperar el aliento ¡Es muy difícil cuando corres mientras hablas!" Ella se quejó poniendo las manos en la cintura y estaba jadeando por respirar.
Damen soltó un risita, le dio unas suaves palmaditas en la espalda para hacerla sentir mejor. A Elvira no le importó su gesto aunque se acababan de conocer.
"Hay un banco allí ¡Sentémonos un rato!" Damen señaló el banco junto al cerezo.
Cuando se sentaron juntos sus figuras parecían arte de una dulce pareja sentada bajo un cerezo, cuyo pétalos caían lentamente sobre sus cabezas. Algunas personas no pudieron evitar echarles un vistazo.
Siguieron charlando olvidándose de la hora, hablando sobre de cualquier cosa bajo el sol; sobre sus trabajos, sus cosas favoritas y de sus gustos.
Graham aún no había regresado a casa. Estaba sentado afuera de la cafetería mirándolos atentamente, tomando su café, miró su reloj y había pasado casi una hora desde que se sentaron allí.
Sus ojos se oscurecieron con molestia. Inmediatamente tomó algunos billetes dejándolos sobre la mesa y se dirigió apresuradamente hacia ellos. Al estar hablando alegremente entre ellos, no vieron una figura alta frente a ellos. Por lo que Graham tuvo que toser para llamar su atención.
Cuando miraron hacia arriba, vieron un rostro sombrío de ojos penetrantes mirándolos. Elvira se levantó inmediatamente.
"¡Thiago! Hola, Ahm, ¿Qué estás haciendo aquí?" Preguntó tímidamente viéndolo dulcemente su rostro severo.
Damen vio su expresión levantándose al tiempo y le sonrió torpemente a Graham.
"Este debe ser tu amigo". Le comentó Damen interrogativamente, mirándolo fijamente.
Graham se limitó a mirarlo tomando la mano de Elvira sin previo aviso, para arrastrarla fuera del parque.
Damen quedó atónito boquiabierto de inmediato mientras contemplaba a las dos figuras que se marchaban apresuradamente.
Elvira no tuvo más remedio que seguir a Graham. "¿Podrías caminar despacio? ¡Estoy tan cansada de trotar y me duelen las piernas!" Ella se quejó haciendo pucheros.
Pero en el fondo ella estaba encantada con su acción. Desde el momento en que pensó que él había abandonado el parque, no sabía que él la había estado observando desde lejos.
El rostro frío de Graham la miró fijamente. "No puedes caminar ¿eh?" Se burló.
"¡No! ¡Mis piernas se están adormeciendo!" Ella estaba actuando como una niña mimada.
"Creo que no puedo caminar por un tiempo, Corrí durante mucho tiempo en el parque. Ahora me duelen mucho los músculos. Thiago, ¿crees que debería ir al hospital y hacerme un chequeo?" Su voz realmente irritaba los oídos de Graham y sus expresiones eran una molestia para él.
"¡Quédate aquí!" Ordenó Graham mientras sacaba su teléfono del bolsillo, yendo a la esquina susurrándole algo a la persona que estaba al otro lado de la línea.
"No voy a ir a ninguna parte. ¡No te preocupes!" Elvira sintió que muchas mariposas volando alrededor de ella.
Al cabo de unos minutos llegó una ambulancia y se dirigió directamente hacia ellos. Las personas en los apartamentos se sorprendieron al ver a algunos paramédicos correr hacia la puerta de cristal. Incluso Damen, que acababa de llegar, también estaba ansioso.
"Thiago, ¿alguien tuvo un accidente en tu edificio? ¿Por qué vienen tantos paramédicos?" Elvira estaba nerviosa, sintiendo su corazón acelerarse.
Entonces, de repente, una enfermera habló con Graham. "Señor, ¿Quién es el que quedó paralizado por trotar excesivamente?"
Elvira se quedó estupefacta ¿Estaban hablando de ella? Cuando Graham la miró, la enfermera entendió de inmediato, y le ordenó a dos paramédicos que trajeran la camilla llevándola a la ambulancia. Antes de que pudiera siquiera hablar, la puerta ya estaba cerrada y el vehículo se alejaba.
Dentro de la ambulancia, Elvira intentaba explicarles que hubo un pequeño malentendido pero no la escucharon. En cambio, continuaban revisando sus piernas y presionando sus pantorrillas; a lo que ella gritó de dolor.
El médico la miró boquiabierto aconsejándole que permaneciera sentada en una silla de ruedas durante varios días. Estaba mortificada, odiando a Graham hasta la médula.
Mientras tanto, Graham regresó a casa silbando caminando directamente a su habitación. Intencionalmente llamó a una ambulancia para Elvira por su propia seguridad, porque él se iba de viaje de negocios por dos días y nadie la cuidaría.
Cuando Elvira se quejaba de sus "calambres en las piernas" incluso si él sabía que no existían, de repente se le ocurrió la idea de llevarla al hospital y dejarla quedarse allí por un tiempo. Ya había hablado con los médicos y paramédicos sobre su situación, estando de acuerdo de inmediato. Le prometieron a Graham que la protegería mientras él no estuviera presente.
Así por tercera vez, Graham la cuidó sin que este último se diera cuenta. La primera, fue cuando estuvo internada por fiebre alta. luego siguió, cuando estaba preparando algunas modelos para sesiones fotográficas de revistas en el suburbio. Y lo tercero, sería durante los próximos dos días mientras estuviera en un viaje de negocios.